Nüwkülechi dungu ti trawün Taiñ Mongen ka Taiñ Amuldungukeel ti papel taiñ pepikawam mew
1-7 MARZO
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 7 KA 8
“Jewba küme adkünukefi tañi trokiñche”
it-1-S pag. 523 parr. 7
Congregación
En Israel, los “príncipes” solían actuar en representación de todo el pueblo. (Esd 10:14.) Así, los “principales de las tribus” hicieron sus presentaciones cuando se erigió el tabernáculo. (Nú 7:1-11.) Los sacerdotes, levitas y “cabezas del pueblo” también actuaron como representantes de la nación cuando se autenticó por sello el “arreglo fidedigno” en los días de Nehemías. (Ne 9:38–10:27.) Durante el viaje de los israelitas por el desierto, doscientos cincuenta de los “principales de la asamblea, los convocados de la reunión, hombres de fama”, se congregaron con Coré, Datán, Abiram y On en contra de Moisés y Aarón. (Nú 16:1-3.) En conformidad con la instrucción divina, Moisés seleccionó a 70 ancianos de Israel para que le ayudaran a llevar “la carga del pueblo”, demasiado pesada para él solo. (Nú 11:16, 17, 24, 25.) En Levítico 4:15 se habla de “los ancianos de la asamblea”; al parecer los ancianos de la nación, sus cabezas, sus jueces y sus oficiales eran los representantes del pueblo. (Nú 1:4, 16; Jos 23:2; 24:1.)
it-2-S pag. 874 parr. 1
Rubén
En el campamento de Israel, los rubenitas acampaban en el lado S. del tabernáculo, flanqueados por los descendientes de Simeón y de Gad. Cuando la nación se ponía en marcha, esta división de tres tribus encabezada por Rubén seguía a la división de tres tribus formada por Judá, Isacar y Zabulón. (Nú 2:10-16; 10:14-20.) Este fue también el orden en que las tribus presentaron sus ofrendas el día de la inauguración del tabernáculo. (Nú 7:1, 2, 10-47.)
w04-S 1/8 pag. 25 parr. 1
Puntos sobresalientes del libro de Números
8:25, 26. Para distribuir de manera conveniente los puestos de servicio de los levitas y por consideración a la edad, a los hombres mayores se les apartaba del servicio obligatorio. Sin embargo, podían ofrecerse para ayudar a otros levitas. Aunque en nuestros días no se jubila a nadie de su labor como proclamador del Reino, el principio implícito en esta ley nos enseña una valiosa lección. Aquel cristiano cuya edad avanzada le impida desempeñar ciertas obligaciones puede participar en otros aspectos del servicio que estén a su alcance.
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
it-2-S pag. 717 parr. 3
Primogénito
Puesto que los hijos primogénitos de los israelitas serían los cabezas de las diversas casas, representaban a la entera nación. En realidad, Jehová llamó a toda la nación su “primogénito”, por ser su nación primogénita debido al pacto abrahámico. (Éx 4:22.) Por haber conservado la vida a los primogénitos, Jehová mandó que le fuera santificado “todo primogénito varón que abre cada matriz entre los hijos de Israel, entre hombres y bestias”. (Éx 13:2.) De modo que todos los hijos primogénitos fueron dedicados a Dios.
8-14 MARZO
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 9 KA 10
“Jewba, ¿chumngechi adkünukefi tañi trokiñche?”
it-1-S pag. 403 parr. 6
Campamento
El traslado de este enorme campamento de un lugar a otro (Moisés menciona 40 de estos campamentos en Números 33) también fue una maravillosa demostración de organización. Mientras la nube descansaba sobre el tabernáculo, el campamento seguía en el mismo lugar, y cuando la nube se alzaba, el campamento partía. “Por orden de Jehová acampaban, y por orden de Jehová partían.” (Nú 9:15-23.) Dos trompetas de plata hechas de labor de martillo comunicaban estas órdenes de Jehová al campamento general. (Nú 10:2, 5, 6.) Toques especiales fluctuantes de trompeta indicaban que debía levantarse el campamento. La primera vez que esto ocurrió fue “en el segundo año [1512 a. E.C.], en el segundo mes, el día veinte del mes”. Con el arca del pacto a la vanguardia, partió la primera división de tres tribus, encabezada por Judá y seguida de Isacar y Zabulón. A continuación iban los guersonitas y los meraritas, que llevaban sus porciones asignadas del tabernáculo. Luego, la división de tres tribus, encabezada por Rubén y seguida de Simeón y Gad. Después de ellos iban los qohatitas con el santuario, y seguidamente la división de tres tribus de Efraín, por delante de Manasés y Benjamín. Por fin, en la retaguardia estaba la división encabezada por Dan, acompañada de Aser y Neftalí. De manera que las dos divisiones más fuertes y numerosas tomaron las posiciones de vanguardia y retaguardia. (Nú 10:11-28.)
w11-S 15/4 pag. 4 parr. 9, 10
¿Reconocemos el medio que Dios usa para guiarnos?
¿Cómo podemos demostrar gratitud por la guía de Dios? El apóstol Pablo nos da la respuesta: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos” (Heb. 13:17). Claro, esto no siempre es fácil. Para ilustrarlo, imagínese que usted es un israelita de la época de Moisés. Lleva días caminando por el desierto detrás de la columna. De repente, esta se detiene. “¿Por cuánto tiempo se quedará aquí? —piensa—. ¿Un día? ¿Una semana? ¿Varios meses?” Entonces se pregunta si valdrá la pena deshacer el equipaje. Por si acaso, saca solo lo imprescindible. Sin embargo, pasan varios días y se harta de estar buscando entre los bultos, de modo que decide sacar el resto. Pero cuando está acabando, la columna se levanta, ¡y usted tiene que volver a guardarlo todo! ¡Qué fastidio! Sin embargo, no le queda otra opción que partir “inmediatamente después”, igual que el resto del pueblo (Núm. 9:17-22).
¿Cómo reaccionamos hoy cuando Dios nos da su guía? ¿La seguimos “inmediatamente después” de recibirla, o continuamos haciendo las cosas como siempre? ¿Estamos al día con las últimas instrucciones, como por ejemplo, las relacionadas con los estudios bíblicos, la predicación a extranjeros, la adoración en familia, la conducta durante las asambleas y la colaboración con los Comités de Enlace con los Hospitales? Otra manera de agradecer la dirección divina es aceptando los consejos que se nos den. Por eso, al tomar decisiones importantes, no confiamos en nuestro propio criterio, sino que acudimos a Jehová y su organización. Y tal como un niño corre a sus padres cuando azota una tormenta, buscamos la seguridad que ofrece la congregación cuando azotan los problemas de este mundo.
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
it-1-S pag. 226 parr. 4
Asamblea
La importancia de las reuniones. La importancia de obtener beneficio pleno de las reuniones que Jehová provee para el enriquecimiento espiritual de su pueblo se puso de manifiesto en la observancia anual de la Pascua. Todo varón limpio ceremonialmente que no guardase la Pascua debido, no a haberse ausentado por hallarse de viaje, sino por desinterés, tenía que ser muerto. (Nú 9:9-14.) Cuando el rey Ezequías convocó a los habitantes de Judá e Israel en Jerusalén para la conmemoración de una Pascua, el mensaje que les envió decía en parte: “Hijos de Israel, vuélvanse a Jehová [...], no endurezcan su cerviz como lo hicieron sus antepasados. Den lugar a Jehová y vengan a su santuario que él ha santificado hasta tiempo indefinido, y sirvan a Jehová su Dios, para que la cólera ardiente de él se vuelva de contra ustedes. [...] Jehová el Dios de ustedes es benévolo y misericordioso, y no apartará de ustedes el rostro si se vuelven a él”. (2Cr 30:6-9.) La no comparecencia deliberada hubiese indicado fuera de toda duda que la persona le daba la espalda a Dios. Si bien es cierto que los cristianos no celebran fiestas como la Pascua, Pablo los insta a no abandonar las reuniones periódicas del pueblo de Dios, al decir: “Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Heb 10:24, 25; véase CONGREGACIÓN.)
15-21 MARZO
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 11 KA 12
“Inayentulayafiyiñ pu israelche”
w01-S 15/6 pag. 17 parr. 20
No nos hagamos oidores olvidadizos
20 La gran mayoría de los cristianos no sucumben nunca a la inmoralidad sexual. Sin embargo, hemos de tener cuidado de no seguir un proceder que resulte en que nos hagamos murmuradores, lo cual nos acarrearía la desaprobación divina. Pablo nos da este consejo: “Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de [los israelitas] lo pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes. Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor” (1 Corintios 10:9, 10). Los israelitas hablaron contra Moisés y Aarón, sí, hasta contra Dios mismo, y protestaron porque solo tenían el maná que se les proporcionaba de forma milagrosa (Números 16:41; 21:5). ¿Ofendió menos a Jehová la murmuración que la fornicación? El relato bíblico indica que muchos murmuradores murieron mordidos por serpientes (Números 21:6). En una ocasión anterior se había aniquilado a 14.700 criticones rebeldes (Números 16:49). Por tanto, no pongamos a prueba la paciencia de Jehová tratando con falta de respeto lo que nos da.
w06-S 15/7 pag. 15 parr. 7
‘Hagamos todas las cosas sin murmurar’
7 ¡Cómo había cambiado la actitud de los israelitas! La gratitud que sintieron al principio, cuando salieron de Egipto y cruzaron el mar Rojo, los había impulsado a cantar alabanzas a Jehová (Éxodo 15:1-21). Pero, debido a las incomodidades del desierto y el miedo a los cananeos, sustituyeron la gratitud por el descontento. En lugar de estar agradecidos a Dios por haberlos liberado, lo culparon de lo que, equivocadamente, consideraban una privación. Sus murmuraciones demostraron que no agradecían como era debido lo que Jehová les estaba dando. No extraña que él preguntara: “¿Hasta cuándo tendrá esta mala asamblea esta murmuración que está llevando a cabo contra mí?” (Números 14:27; 21:5).
it-2-S pag. 855 parr. 2
Riña
Murmuración. La murmuración causa desánimo y es destructiva. Los israelitas murmuraron contra Jehová al poco de salir de Egipto, criticando la dirección que había provisto por medio de sus siervos Moisés y Aarón. (Éx 16:2, 7.) Posteriormente, sus quejas desanimaron a Moisés hasta tal punto que pidió morir. (Nú 11:13-15.) La murmuración puede poner en peligro de muerte a quien la practica. Jehová consideró aquella murmuración contra Moisés como una queja rebelde en contra de Su propio acaudillamiento. (Nú 14:26-30.) Muchos perdieron la vida a consecuencia de la crítica.
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it-2-S pag. 288 parr. 4
Maná
Descripción. El maná era “blanco como la semilla de cilantro” y tenía el “aspecto” del bedelio, una sustancia transparente, similar a la cera, con una forma parecida a la de una perla. Su sabor era comparable al de “tortas aplastadas con miel” o “una torta dulce aceitada”. Después de molerse en un molino de mano o machacarse en un mortero, se hervía, o bien se hacían con él tortas y se horneaba. (Éx 16:23, 31; Nú 11:7, 8.)
22-28 MARZO
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 13 KA 14
“Maneluwliyiñ Chaw Jewba mu, llükalayaiñ”
w06-S 1/10 pag. 17 parr. 5, 6
La fe y el temor de Dios nos infunden valor
5 Sin embargo, los otros dos espías, Josué y Caleb, estaban deseosos de entrar en la Tierra Prometida, de modo que dijeron: “[Los cananeos] son pan para nosotros. Su amparo se ha apartado de sobre ellos, y Jehová está con nosotros. No los teman” (Números 14:9). ¿Se trataba acaso de ciego optimismo? Ni mucho menos. Al igual que el resto de la nación, ellos habían visto cómo Jehová humillaba con las diez plagas al poderoso Egipto y sus dioses; y luego habían contemplado cómo ahogaba a Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo (Salmo 136:15). Es obvio que el miedo de los diez espías y de quienes les hicieron caso carecía de justificación. De ahí que Jehová expresara cuánto le dolía esa actitud: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos?” (Números 14:11).
6 Jehová señaló directamente la raíz del problema: la cobardía del pueblo se debía a la falta de fe. Ciertamente, la fe y el valor van de la mano; tanto es así que el apóstol Juan escribió lo siguiente acerca de la congregación cristiana y su lucha espiritual: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). En tiempos modernos, una fe comparable a la de Josué y Caleb ha permitido que los testigos de Jehová prediquemos las buenas nuevas del Reino, sin importar que seamos jóvenes o ancianos, fuertes o débiles. No ha habido un solo enemigo capaz de acallar a este ejército lleno de fuerza y valentía (Romanos 8:31).
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it-1-S pag. 740 parr. 1
La tierra que Dios le dio a Israel
LA TIERRA que Dios le dio a Israel era sin duda una buena tierra. Cuando Moisés envió espías delante de la nación para explorar la Tierra Prometida y obtener algo de su producto, llevaron higos, granadas y un racimo de uvas tan grande, que lo tuvieron que transportar dos hombres con una barra. Aun cuando se retrajeron de temor debido a su falta de fe, informaron que la tierra ‘verdaderamente manaba leche y miel’. (Nú 13:23, 27.)
29 MARZO–4 ABRIL
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 15 KA 16
“Mallmangelayaiñ”
w11-S 15/9 pag. 27 parr. 12
¿Me conoce Jehová?
12 Sin embargo, durante el trayecto a la Tierra Prometida, llegó un momento en que Coré creyó ver problemas en el modo como se dirigía la organización de Dios. Junto con 250 hombres destacados de la nación, trató de imponer ciertos cambios. Seguramente pensaban que contaban con el favor divino, y por eso desafiaron la autoridad de Moisés. Les dijeron a él y a su hermano Aarón: “Ya basta de ustedes, porque la entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos” (Núm. 16:1-3). ¡Qué muestra de arrogancia! Moisés se limitó a responder: “Jehová dará a conocer quién le pertenece a él” (léase Números 16:5). Al final del día siguiente, Coré y sus secuaces ya estaban muertos (Núm. 16:31-35).
w11-S 15/9 pag. 27 parr. 11
¿Me conoce Jehová?
11 Moisés y Coré eran dos hombres a los que Jehová no veía de igual modo. ¿Por qué? Porque habían manifestado actitudes completamente opuestas ante el orden que él había establecido y las instrucciones que había dado. Repasemos la trayectoria de Coré, levita de la familia de Qohat. Tuvo grandes privilegios, entre los cuales probablemente estuvieron presenciar la liberación de su pueblo en el mar Rojo, respaldar el castigo de Jehová contra los rebeldes en el monte Sinaí y ayudar a transportar el arca del pacto (Éxo. 32:26-29; Núm. 3:30, 31). Parece que fue fiel a Jehová por muchos años, lo que le ganó el respeto de buena parte del campamento israelita.
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
w98-S 1/9 pag. 20 parr. 1, 2
Dé prioridad a lo más importante
Jehová vio el caso con mayor seriedad. “Con el tiempo —dice la Biblia— Jehová dijo a Moisés: ‘Sin falta el hombre debe ser muerto’.” (Números 15:35.) ¿Por qué le pareció a Jehová tan grave la acción de aquel hombre?
El pueblo tenía seis días para recoger leña y encargarse de las necesidades relacionadas con el alimento, la ropa y el cobijo. El séptimo día había de dedicarse a sus necesidades espirituales. Aunque no era incorrecto recoger leña, era impropio hacerlo durante el tiempo que debía apartarse para adorar a Jehová. Si bien los cristianos no están bajo la Ley de Moisés, ¿no nos enseña este incidente una lección sobre lo necesario de establecer bien nuestras prioridades? (Filipenses 1:10.)
5-11 ABRIL
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 17-19
“Chaw Jewba turpu elkünulayaeiñmu”
w11-S 15/9 pag. 13 parr. 9
¿Hemos hecho de Jehová nuestra herencia?
9 Pensemos de nuevo en la tribu de Leví. No había heredado ninguna tierra. Sin embargo, como su principal ocupación era el servicio sagrado, podía contar con el cuidado de Jehová, quien le había dado esta garantía: “Yo soy la parte que te corresponde, y tu herencia” (Núm. 18:20). Aunque nosotros no servimos en un santuario construido por el hombre, hacemos bien en mostrar la misma actitud que los sacerdotes y los levitas y confiar en que Dios nos dará lo necesario. Al ir acercándonos al fin, esta fe es cada vez más importante (Rev. 13:17).
w11-S 15/9 pag. 7 parr. 4
Jehová es nuestra herencia
4 Como vimos, la tribu de Leví no obtuvo ningún terreno; más bien, la “herencia” que le correspondió fue un valiosísimo servicio: “el sacerdocio de Jehová” (Jos. 18:7). Por eso él le dijo en Números 18:20: “Yo soy la parte que te corresponde”. Ahora bien, ¿estaban condenados los levitas a vivir en la pobreza por no poseer campos? El contexto muestra que no (léase Números 18:19, 21, 24). “En cambio por su servicio”, las familias de la nación les entregaban “toda décima parte en Israel como herencia”, es decir, un diez por ciento de las cosechas y de los animales que nacían. A su vez, los levitas reservaban la décima parte de lo que recibían —lo más selecto— para dársela a los sacerdotes (Núm. 18:25-29). Estos últimos también recibían “todas las contribuciones santas” que los israelitas llevaban al santuario. Sin duda, los sacerdotes podían confiar plenamente en que Jehová cubriría sus necesidades.
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
g02-S 8/6 pag. 14 parr. 2
La sal, un producto valioso
En el pasado, este producto también se consideraba un símbolo de estabilidad y permanencia. Por ello, en la Biblia, un pacto duradero recibía el nombre de “pacto de sal”, y ambas partes lo ratificaban tomando una comida con sal (Números 18:19). Bajo la Ley mosaica, los sacrificios que se ofrecían en el altar debían salarse, lo que probablemente representaba que estaban libres de corrupción o deterioro.
12-18 ABRIL
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 20 KA 21
“Müley taiñ ñom piwkengeal”
Ñom piwkengeaiñ ka ayüwülafiyiñ ta Jewba
19 Fente welulkalayaiñ. Ka ngüneduamaiñ ñi femün ta Moyse. Fentren tripantu kidu ñom piwkengefuy ka ayüwülfi ta Jewba. Welu epe aflu feychi 40 tripantu tañi miyawün pu israelche wellin mapu mu, Moyse ñom piwkengelay. Egipto mapu mu, Miriam peno kellufi ta Moyse tañi montual, welu fewla Miriam lay ka rüngaltukungey Kades mapu mu. Fey pu israelche ka wiño feypingün ñi nienon kom tañi duamnieel. Kafey weda dungufingün ta Moyse mülewenolu ta ko. Jewba dew kellufi ta Moyse fentren rupa ñi femal afmatun dungu ka kidu yeniey fentren tripantu ñi küme adniefiel engün, welu pu israelche amuley tañi fillpimeken. Kafey weda dunguyefingün ta Moyse, fey kulpantukufingün reke ñi mülenon ko (Núm. 20:1-5, 9-11).
Ñom piwkengeaiñ ka ayüwülafiyiñ ta Jewba
20 Rupalu kom tüfachi dungu, Moyse rume illkuy ka ñom duamngewelay. Jewba feypifi ta Moyse ñi dunguafiel tati kura maneluwün mu, welu kidu femlay, doy may weda dungufi tati pu israelche ka feypi ‘iñche llemay feman kiñe afmatun dungu’. Fey epu rupa trawawnakümfi ti kura, fey tripapay fentren ko. Tañi illkun ka mallmawün mu, Moyse fütra welulkay (Sal. 106:32, 33). Pichin mu müten Moyse ñom piwkengewelay, fey Jewba elulaeyew ñi konal ti Feypikünuelchi Mapu mu (Núm. 20:12).
21 Ñi rupan ta Moyse, ¿chem kimeltukeeiñmu? Wüne, fill antü yafüluwaiñ ñi amuleal taiñ ñom piwkengen. Kuñiwtukuwnoliyiñ, pichin mu rume, mallmawafuiñ fey küme rakiduamlayafuiñ chem taiñ feypial ka chem taiñ femal. Epu, rupaliyiñ küdawngechi dungu mu küdawtuafuiñ taiñ ñom piwkengeal, feymu doy yafüluwaiñ taiñ femngechi chengeal chem dungu rupafuliyiñ rume.
w09-S 1/9 pag. 19 parr. 5
Un Juez que nunca pasa por alto sus normas de justicia
Primero, Dios no le mandó a Moisés que le hablara al pueblo, y mucho menos que los llamara rebeldes. Segundo, Moisés y Aarón no glorificaron a Dios. De hecho, Jehová los censuró por no haberlo santificado (versículo 12). Con la expresión “les sacaremos agua”, Moisés dio a entender que serían él y Aarón —y no Dios— quienes proporcionarían milagrosamente agua al pueblo. Tercero, el castigo divino estuvo de acuerdo con otras sentencias que Jehová había dictado en casos similares. Recordemos que también le había negado la entrada a Canaán a una generación anterior de rebeldes (Números 14:22, 23). Y cuarto, por ser los líderes de la nación, es natural que Dios exigiera más de ellos (Lucas 12:48).
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
w14-S 15/6 pag. 26 parr. 12
¿Vemos a los débiles como Jehová los ve?
12 En todas esas situaciones, Jehová pudo haber castigado a Aarón inmediatamente. Pero comprendió que, a pesar de sus errores, no era malo. Parece que Aarón se dejó llevar por las circunstancias o la presión de otros. Sin embargo, cuando se le expusieron sus faltas, enseguida las admitió y apoyó las decisiones divinas (Éx. 32:26; Núm. 12:11; 20:23-27). Jehová prefirió concentrarse en la fe y el arrepentimiento de Aarón. Siglos más tarde, a él y sus descendientes aún se les recordaba por ser personas temerosas de Jehová (Sal. 115:10-12; 135:19, 20).
19-25 ABRIL
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 22-24
“Maneluwküleaiñ rumel Jewba mu”
bt-S cap. 7 pag. 53 parr. 5
“Declaró las buenas nuevas acerca de Jesús”
5 Hoy, como en el siglo I, los perseguidores no logran detener el avance de la predicación. Con frecuencia, al obligar a los cristianos a trasladarse —sea a una prisión o a un territorio diferente—, lo único que consiguen es expandir el mensaje del Reino. Por ejemplo, durante la II Guerra Mundial se dio un extraordinario testimonio en los campos de concentración nazis. Un judío que conoció la verdad de este modo dijo: “La fortaleza de los testigos de Jehová que estaban prisioneros me convenció de que sus creencias se basaban en las Escrituras, de modo que me hice Testigo”.
it-2-S pag. 250 parr. 7
Locura
La locura de oponerse a Jehová. El profeta Balaam insensatamente quiso profetizar contra Israel a fin de recibir dinero del rey moabita Balac. Pero Jehová frustró sus esfuerzos. El apóstol Pedro escribió acerca de Balaam que “una bestia de carga sin voz, expresándose con voz de hombre, estorbó el loco proceder del profeta”. Para designar la locura de Balaam, el apóstol usó la palabra griega pa·ra·fro·ní·a, que transmite la idea de “estar fuera de juicio [razón]”. (2Pe 2:15, 16; Nú 22:26-31.)
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
w04-S 1/8 pag. 27 parr. 2
Puntos sobresalientes del libro de Números
22:20-22. ¿Por qué se encendió la cólera de Jehová contra Balaam? Jehová le había dicho al profeta Balaam que no debía maldecir a los israelitas (Números 22:12). Sin embargo, el profeta acompañó a los hombres de Balac con el firme propósito de desobedecer aquel mandato, pues quería complacer al rey moabita para que este lo recompensara (2 Pedro 2:15, 16; Judas 11). Pese a que contra su voluntad había tenido que bendecir a Israel en lugar de maldecirlo, todavía trató de ganarse el favor del rey proponiéndole que empleara adoradoras de Baal para seducir a los varones israelitas (Números 31:15, 16). Así pues, la cólera de Dios contra Balaam fue provocada por la codicia sin escrúpulos de aquel profeta.
26 ABRIL–2 MAYO
BIBLIA ÑI FALIN DUNGU | NÚMEROS 25 KA 26
“Kiñe che ñi femün, kümelkayafuy fentren che”
lv chillkatun 9 pag. 111 parr. 1, 2
‘¡Lefmawmün fillke pekan kudumuwün mu!’
TATI challwafe amukey chew tañi ayüel ñi challwayal chuchi tañi ayüniefiel ti challwa. Küme dullikey ti iyael ñi nüafiel, tukukefi ansuelo mu, fey wüla ütrüftukukefi ko mew. Fey ti challwa nülküwle ti ansuelo mew, fey wüla ti challwafe chumpolkefi ti taru mu, fey entufi ti challwa ñi nüfiel. Kidu ta ayüwküley, kimlu am ñi küme dulliel ti iyael ñi ngünenkafiel ti challwa.
2 Ka femngechi, 1473 tripantu mew petu ñi mülenon Jesus, kiñe wentru küme dulli chumngechi ñi ngünenkayal. Balaam pingekefuy, ka ayüy ñi ngünenkayafiel Chaw Ngünechen tañi pu che, mülelu Moab ñi rulu mapu mew, epe konkülefuyngün ti Feypikünuelchi Mapu mew. Jewba tañi pelon wentru femfaluwkefuy, welu kiñe weda wentrungefuy diñmatukelu, ka kullingey ñi malisiayafiel pu israelche. Welu Jewba eluñmay ñi kümelkayafiel müten pu israelche. Balaam rakiduamniefuy tañi llowal ñi kullitun, feymu afeluwlay. Rakiduami, ‘fütra kulpale pu israelche, feyke ta Chaw Ngünechen malisiayaeyew engün’. Feymu, ¿chumi tañi ngünenkayafiel pu israelche ñi kulpayal? Küpali tati pu üllchake domo rume küme ad nielu Moab mew tuwlu (Números 22:1-7; 31:15, 16; Apokalipsi 2:14).
lv chillkatun 9 pag. 112 parr. 4
‘¡Lefmawmün fillke pekan kudumuwün mu!’
4 ¿Chumngelu rume wedake dungu rupayngün tüfachi pu che? Fentren pu israelche weda piwke nierpuyngün, püntüwlu engün am Jewba mew ka ngoymayngün chumngechi ñi kelluetew: Chaw Ngünechen montuleyew engün Egipto mapu mew, ileltueyew engün ti wellin mapu mu, ka ngüyuleyew ñi küme puwal engün ti Feypikünuelchi Mapu mu (Ebrew 3:12). Ti apostol Pablo rakiduamniefuy tüfachi dungu mu, feymu wirintukuy: “Ka üñamyemekewkilmün [femmekekilmün fillke pekan kudumuwün eluñmakenolu Ngünechen ñi ley, TNM], chumngechi ta kisu engün üñamyemekewkefuy, feymew kiñe antü mew müten layey engün epu mari küla warangka che” (1 Korintio 10:8).
Küme kintuafiyiñ falinke dungu Biblia mew
it-2-S pag. 238 parr. 1, 2
Límite
Por consiguiente, parece que la distribución de la tierra se efectuó en función de estos dos criterios: por sorteo y conforme al tamaño de la tribu. Es posible que mediante el sorteo se determinase el lugar aproximado de la herencia que correspondería a cada tribu, bien al N., S., E. u O. de la tierra, bien en la región de la llanura costera o en la zona montañosa. Como la decisión procedía de Jehová, se evitaron los recelos y disputas entre las tribus. (Pr 16:33.) De este modo Dios también podía controlar el resultado del sorteo con el fin de que la asignación de cada tribu correspondiese con la profecía que el patriarca Jacob había pronunciado en su lecho de muerte y que se registra en Génesis 49:1-33.
Después de determinar por sorteo la ubicación geográfica de la tribu, había que delimitar sus fronteras, tomando en cuenta el segundo criterio: el tamaño de la tribu. “Y tienen que repartirse proporcionalmente la tierra como posesión, por sorteo, según sus familias. Al populoso deben aumentarle su herencia, y al escaso deben reducirle su herencia. A donde le resulte la herencia por sorteo, allí llegará a ser suya.” (Nú 33:54.) En consecuencia, si bien la decisión tomada por sorteo respecto a la ubicación geográfica era invariable, la extensión de la herencia se ajustaría al tamaño de la tribu. A eso se debe el que se redujese el territorio de Judá cuando se vio que era demasiado grande y se asignase una parte a la tribu de Simeón. (Jos 19:9.)