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  • lfb yotaantsi 53 página 128
  • Te intsaroyeji saserote Joiara

Oka shiakaantsi te añeroji

Pinkabinsayena, opomerentsitimotakeri shiakaantsikika.

  • Te intsaroyeji saserote Joiara
  • Obametaantsipee timayetatsiri Bibiriaki
  • Oshiari kamantaantsika
  • ¿Paitakea ampinkatsatantyariri Yioba?
    La Atalaya anunciando el Reino de Jehová (Ashitoriatantyarori)—2023
  • Introducción a la sección 9
    Obametaantsipee timayetatsiri Bibiriaki
Obametaantsipee timayetatsiri Bibiriaki
lfb yotaantsi 53 página 128
El sumo sacerdote Jehoiadá presenta al joven rey Jehoás ante el pueblo

YOTAANTSI 53

Te intsaroyeji saserote Joiara

Jezabel tuvo una hija que se llamaba Atalía y que era igual de malvada que ella. Atalía se casó con el rey de Judá. Cuando él murió, su hijo empezó a reinar. Y, cuando su hijo murió, Atalía se quedó con el reino de Judá. Para que nadie le quitara el trono, trató de matar a los hijos del rey y a todos los que pudieran reinar en vez de ella. ¡Hasta mató a sus propios nietos! Por eso, todos le tenían miedo.

El sumo sacerdote, Jehoiadá, y su esposa, Jehoseba, sabían que lo que Atalía estaba haciendo era muy malo. Así que arriesgaron su vida para esconder a uno de los nietos de Atalía, un bebé llamado Jehoás. Lo criaron en el templo.

Cuando Jehoás tenía siete años, Jehoiadá reunió a todos los jefes de los guardias y los levitas. Les dijo: “Vigilen las puertas del templo. No dejen que nadie entre”. Luego, Jehoiadá le puso la corona a Jehoás para que fuera el rey de Judá. Entonces la gente de Judá gritó: “¡Viva el rey!”.

La reina Atalía gritando

La reina Atalía oyó el ruido de la gente y fue corriendo al templo. Cuando vio al nuevo rey, gritó: “¡Conspiración! ¡Conspiración!”. Los jefes de los guardias agarraron a la malvada reina, se la llevaron y la mataron. Ella había sido un mal ejemplo para la nación. ¿Qué pasaría ahora?

Jehoiadá ayudó a la nación a hacer un pacto con Jehová. Con ese pacto, ellos le prometieron a Dios que lo adorarían solo a él. Jehoiadá hizo que derribaran el templo de Baal y destruyeran los ídolos. Puso sacerdotes y levitas a trabajar en el templo de Jehová para que la gente pudiera adorarlo allí otra vez. También puso guardias a vigilar el templo para que no entrara nadie impuro. Luego, Jehoiadá y los jefes de los guardias llevaron a Jehoás al palacio y lo sentaron en el trono. La gente de Judá se alegró mucho. Por fin podían servir a Jehová, libres de la malvada Atalía y de la adoración a Baal. ¿Crees que Jehoiadá fue valiente? ¿Te das cuenta de que por eso ayudó a mucha gente?

“No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Más bien, teman al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en la Gehena” (Mateo 10:28).

Sampitaantsi: ¿Paita ayotantari te intsaroakaasanotyaroji Joiara pinkatsaro Atariia? ¿Arimpa irimatakaakempiro Yioba pojokero pitsaroi?

2 Reyes 11:1–12:12; 2 Crónicas 21:1-6; 22:10-12; 23:1–24:16.

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