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  • La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo
La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo
1 Samuel

PRIMER LIBRO DE SAMUEL

1 Había un efraimita de Ramataim-Zofim,*+ de la región montañosa de Efraín,+ que se llamaba Elcaná.+ Era hijo de Jeroham, hijo de Elihú, hijo de Tohu, hijo de Zuf. 2 Y tenía dos esposas. Una se llamaba Ana, y la otra, Peniná. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno. 3 Todos los años, este hombre subía desde su ciudad hasta Siló para adorar a* Jehová de los ejércitos y ofrecerle sacrificios.+ Allí es donde Hofní y Finehás,+ los dos hijos de Elí, le servían de sacerdotes a Jehová.+

4 Cierto día, Elcaná ofreció un sacrificio y les dio porciones del sacrificio a su esposa Peniná y a todos los hijos e hijas de ella,+ 5 pero a Ana le dio una porción especial porque ella era la que él amaba. Sin embargo, Jehová no le había dado hijos a ella.* 6 Y la otra esposa, su rival, siempre se burlaba de ella para hacerla sentir mal porque Jehová no le había dado hijos. 7 Así es como la trataba año tras año. Cada vez que Ana subía a la casa de Jehová,+ era tanto lo que su rival se burlaba de ella que Ana acababa llorando y no comía nada. 8 Pero su esposo Elcaná le dijo: “Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás tan triste?* Me tienes a mí. ¿Acaso no soy yo mejor que 10 hijos?”.

9 Después de que terminaron de comer y beber en Siló, Ana se levantó y se fue. En ese momento, el sacerdote Elí estaba sentado en el asiento junto a la puerta* del templo*+ de Jehová. 10 Ana, profundamente angustiada,* se puso a orarle a Jehová+ y no podía dejar de llorar. 11 Y le hizo este voto: “¡Oh, Jehová de los ejércitos! Mira lo mucho que estoy sufriendo. Si te acuerdas de esta sierva tuya, si no te olvidas de mí y me das un hijo varón,+ yo te lo entregaré, Jehová, para que te sirva toda la vida. Y nunca se le cortará el pelo”.+

12 Ella estuvo allí orándole a Jehová un buen rato mientras Elí observaba cómo movía los labios. 13 Ana estaba hablando para sus adentros.* Sus labios temblaban, pero no se oía su voz. Por eso Elí creyó que estaba borracha. 14 Así que Elí le dijo: “¿Hasta cuándo seguirás borracha? Deja ya de beber vino”. 15 Ana le respondió: “¡No, señor mío! No he bebido ni vino ni ninguna otra bebida alcohólica. Es que estoy sufriendo mucho* y por eso le estoy abriendo mi corazón* a Jehová.+ 16 No me tomes por una mujer despreciable. Si he estado hablando así todo este tiempo, es porque siento una gran angustia y un profundo dolor”. 17 Entonces Elí le dijo: “Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido”.+ 18 Y ella le contestó: “Que esta sierva tuya tenga tu favor”. Entonces se fue y comió, y la tristeza desapareció de su cara.

19 Por la mañana, se levantaron temprano y, después de inclinarse ante Jehová, regresaron a su casa en Ramá.+ Elcaná tuvo relaciones sexuales con su esposa Ana, y Jehová se acordó de ella.+ 20 Ana quedó embarazada y, en menos de un año,* tuvo un niño. Lo llamó+ Samuel,* porque ella decía: “Fue a Jehová a quien se lo pedí”.

21 Más adelante, Elcaná subió con todos los de su casa a ofrecerle a Jehová el sacrificio anual+ y a presentarle su ofrenda de voto. 22 Pero Ana no subió,+ porque le dijo a su esposo: “Cuando deje de darle el pecho al niño, entonces lo llevaré para que se presente ante Jehová, y se quedará allí a partir de ese momento”.+ 23 Su esposo Elcaná le contestó: “Haz lo que te parezca bien.* Quédate aquí hasta que dejes de darle el pecho. Que Jehová cumpla lo que has dicho”. Así que ella se quedó en la casa y le siguió dando el pecho a su hijo hasta que lo destetó.

24 En cuanto dejó de darle el pecho, subió con él a Siló. También llevó un toro de tres años, un efá* de harina y una jarra grande de vino.+ Llegó con el niño a la casa de Jehová, en Siló.+ 25 Entonces mataron el toro y le llevaron el niño a Elí. 26 Ella le dijo: “¡Señor mío, discúlpame! Señor mío, tan cierto como que tú vives,* yo soy la mujer que estuvo aquí a tu lado orándole a Jehová.+ 27 Le oré a Jehová para pedirle este niño, y él me concedió lo que le pedí.+ 28 Y ahora yo se lo entrego* a Jehová. Será de* Jehová todos los días de su vida”.

Y él* se inclinó allí ante Jehová.

2 Entonces Ana hizo esta oración:

“Mi corazón está alegre gracias a Jehová;+

Jehová me da fuerzas.*

Mi boca se abre para responder a mis enemigos,

porque tus actos de salvación me hacen feliz.

 2 No hay nadie santo como tú, Jehová.

No hay nadie aparte de ti.+

No hay roca como nuestro Dios.+

 3 Dejen de hablar con orgullo.

Que no salgan de su boca palabras arrogantes,

porque Jehová es un Dios que todo lo sabe*+

y evalúa las acciones correctamente.

 4 Los arcos de hombres fuertes se hacen pedazos,

pero quienes son débiles* reciben fuerzas.+

 5 Los que tenían comida de sobra tienen que trabajar para ganarse el pan,

pero los hambrientos ya no pasan hambre.+

La mujer estéril ha tenido siete hijos,+

pero la que tenía muchos se ha quedado sola.*

 6 Jehová quita y da* la vida.

Él hace bajar a la Tumba* y él hace salir de ella.+

 7 Jehová empobrece y enriquece.+

Él humilla y él eleva.+

 8 Levanta del polvo al humilde

y alza del montón de cenizas* al pobre+

para sentarlos con príncipes

y darles un lugar de honor.

De Jehová son los cimientos de la tierra,+

y sobre ellos coloca el terreno productivo.

 9 Él protege los pasos de sus leales,+

pero a los malvados los hace callar en la oscuridad,+

porque el hombre no vence por su propia fuerza.+

10 Jehová hará pedazos a los que luchan contra él*+

y tronará contra ellos desde el cielo.+

Hasta en el último rincón de la tierra, Jehová juzgará.+

Le dará poder a su rey.+

Le dará fuerzas a* su ungido”.+

11 Luego Elcaná se fue a Ramá, a su casa. Pero el niño se quedó sirviendo a* Jehová+ bajo la supervisión del sacerdote Elí.

12 Ahora bien, los hijos de Elí eran hombres muy malos,+ que no respetaban a Jehová. 13 En vez de quedarse con lo que les correspondía recibir del pueblo por ser sacerdotes,+ ellos hacían esto: cuando un hombre ofrecía un sacrificio, un ayudante del sacerdote llegaba con un gran tenedor de tres dientes mientras se hervía la carne 14 y lo metía en el recipiente, en la olla de dos asas, en el caldero o en la olla de un mango. Y el sacerdote se quedaba con todo lo que el tenedor sacaba. Eso se lo hacían a todos los israelitas que iban a Siló. 15 Además, antes de que se hiciera humear la grasa,+ un ayudante del sacerdote le decía al hombre que ofrecía el sacrificio: “Dale al sacerdote carne para asar. No aceptará carne hervida. Solo quiere carne cruda”. 16 Cuando el hombre le decía “Que primero se aseguren de hacer humear la grasa.+ Luego puedes quedarte con lo que quieras”, el ayudante le respondía “No, dame la carne ya. Si no, te la quito a la fuerza”. 17 El pecado de los ayudantes llegó a ser muy grave ante Jehová,+ porque trataban con falta de respeto la ofrenda de Jehová.

18 Aunque solo era un niño, Samuel servía+ delante de Jehová y llevaba puesto* un efod de lino.+ 19 Además, cada año su madre le hacía una pequeña túnica sin mangas y se la llevaba cuando subía con su esposo a ofrecer el sacrificio anual.+ 20 Y Elí bendijo a Elcaná y a su esposa. Dijo: “Que Jehová te conceda tener un hijo de esta esposa a cambio del que ella le entregó a Jehová”.+ Y regresaron a su casa. 21 Jehová se compadeció de Ana y ella pudo volver a quedar embarazada.+ Tuvo tres hijos y dos hijas. Y el pequeño Samuel siguió creciendo con Jehová.+

22 Elí era muy viejo, pero estaba enterado de todo lo que sus hijos le hacían+ a todo Israel. Y sabía que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la tienda de reunión.+ 23 Él les decía a sus hijos: “¿Por qué hacen esas cosas? Todo el pueblo me cuenta cosas malas de ustedes. 24 No, hijos míos. Lo que el pueblo de Jehová anda diciendo de ustedes no es bueno. 25 Si un hombre peca contra otro hombre, tal vez alguien le suplique a Jehová a favor de él.* Pero, si un hombre peca contra Jehová,+ ¿quién orará por él?”. Pero ellos no quisieron hacerle caso a su padre, pues Jehová había decidido quitarles la vida.+ 26 Mientras tanto, el pequeño Samuel seguía creciendo y era cada vez más apreciado, tanto por Jehová como por la gente.+

27 Y un hombre de Dios fue a decirle a Elí: “Esto es lo que dice Jehová: ‘¿Acaso no me di a conocer claramente a la familia* de tu antepasado mientras estaban en Egipto y eran esclavos de la casa del faraón?+ 28 De todas las tribus de Israel, él fue elegido+ para servirme de sacerdote. Él fue elegido para subir a mi altar+ a hacer sacrificios, para ofrecer incienso* y para llevar el efod en mi presencia. Y le concedí a la familia de tu antepasado todas las ofrendas hechas con fuego por los israelitas.*+ 29 ¿Por qué desprecian* ustedes mi sacrificio y mi ofrenda, que he ordenado hacer en mi morada?+ ¿Por qué sigues honrando a tus hijos más que a mí? ¿Por qué se engordan ustedes con las mejores porciones de las ofrendas que hace mi pueblo Israel?+

30 ”’Por eso las palabras de Jehová, el Dios de Israel, son estas: “Es verdad que yo dije que tu familia y la familia de tu antepasado siempre estarían a mi servicio”.*+ En cambio, ahora Jehová dice: “Eso para mí ya es impensable. Porque honraré a los que me honran,+ pero los que me desprecian serán tratados con desprecio”. 31 Así es, se acercan los días en que acabaré con tu poder y con el poder* de la familia de tu padre. Ningún hombre de tu familia llegará a viejo.+ 32 En medio de todo el bien que se le hará a Israel, tú tendrás delante a un rival en mi morada,+ y en tu familia nunca volverá a haber un hombre viejo. 33 Aquel hombre de los tuyos al que yo deje sirviendo en mi altar, ese hará que se te consuman los ojos y te causará mucha angustia.* Sin embargo, la gran mayoría de los de tu casa morirán por la espada de los hombres.+ 34 Y lo que les pasará a tus dos hijos, Hofní y Finehás, te servirá de señal: en un mismo día morirán los dos.+ 35 Entonces elegiré para mí a un sacerdote que sea fiel.+ Él cumplirá los deseos de mi corazón.* Le edificaré una casa* duradera, y él siempre estará al servicio* de mi ungido. 36 Los que queden de tu casa vendrán a inclinarse ante él para pedirle un sueldo y pan. Dirán: “Por favor, dame algún trabajo sacerdotal para tener un pedazo de pan que llevarme a la boca”’”.+

3 Mientras tanto, el pequeño Samuel servía+ a Jehová bajo la supervisión de Elí. En aquellos días ya no era común oír la palabra de Jehová ni eran frecuentes las visiones.+

2 Un día, Elí estaba acostado en su lugar acostumbrado (la vista le fallaba y no podía ver nada).+ 3 La lámpara de Dios+ todavía no había sido apagada, y Samuel estaba acostado en el templo*+ de Jehová, donde se encontraba el Arca de Dios. 4 Entonces Jehová llamó a Samuel, y Samuel contestó: “Aquí estoy”. 5 Y corrió hasta donde estaba Elí y le dijo: “Señor, me llamaste, aquí estoy”. Pero él le respondió: “No, yo no te llamé. Vuelve a acostarte”. Así que Samuel fue y se acostó. 6 Jehová lo llamó otra vez: “¡Samuel!”. Entonces Samuel se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: “Señor, me llamaste, aquí estoy”. Pero él le respondió: “No, mi hijo, no te llamé. Vuelve a acostarte”. 7 (Samuel aún no conocía a Jehová y todavía no había recibido ningún mensaje* de Jehová).+ 8 Y Jehová lo llamó por tercera vez: “¡Samuel!”. Entonces Samuel se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: “Me llamaste, aquí estoy”.

Ahí fue cuando Elí se dio cuenta de que era Jehová quien estaba llamando al niño. 9 Así que Elí le dijo a Samuel: “Anda, acuéstate, y si te llama de nuevo le tienes que decir ‘Dime, Jehová, tu siervo está escuchando’”. Samuel se fue y volvió a acostarse.

10 Entonces Jehová se presentó y, como las otras veces, lo volvió a llamar: “¡Samuel, Samuel!”. A lo que Samuel respondió: “Dime, tu siervo está escuchando”. 11 Y Jehová le dijo a Samuel: “Mira, voy a hacer algo en Israel que dejará horrorizado* a cualquiera que lo escuche.+ 12 Ese día cumpliré todo lo que he dicho contra Elí y su familia,* de principio a fin.+ 13 Tienes que decirle que voy a condenar para siempre a su familia por el error que él ya sabe:+ que sus hijos están insultando a Dios+ pero él no los ha reprendido.+ 14 Y por eso le he jurado a la familia de Elí que ni sacrificios ni ofrendas podrán expiar jamás el error de la familia de Elí”.+

15 Samuel se quedó acostado hasta la mañana. Entonces abrió las puertas de la casa de Jehová. Le daba miedo contarle a Elí la visión que había tenido. 16 Pero Elí llamó a Samuel y le dijo: “¡Samuel, hijo mío!”. “Aquí estoy”, respondió él. 17 Y Elí le preguntó: “¿Qué fue lo que te dijo? No me lo ocultes, por favor. Que Dios te castigue severamente si me ocultas una sola palabra de todo lo que te dijo”. 18 Así que Samuel se lo contó todo; no le ocultó nada. Elí le dijo: “Es Jehová. Que haga lo que a él le parezca bien”.*

19 Samuel siguió creciendo, y Jehová estaba con él+ y no dejaba sin cumplir* ninguna de sus palabras. 20 Todo Israel, desde Dan hasta Beer-Seba, comprendió que Samuel había sido autorizado como profeta de Jehová. 21 Y Jehová siguió apareciéndose en Siló, porque fue en Siló donde Jehová se dio a conocer a Samuel mediante la palabra de Jehová.+

4 Y las palabras de Samuel llegaban a todo Israel.

En esos días, Israel salió a pelear contra los filisteos. Los israelitas acamparon al lado de Ebenézer, y los filisteos, en Afec. 2 Entonces los filisteos se colocaron en formación de batalla para luchar contra Israel. Pero la batalla se complicó, y los israelitas cayeron derrotados. Los filisteos mataron a unos 4.000 hombres en el campo de batalla. 3 Cuando los soldados regresaron al campamento, los ancianos de Israel dijeron: “¿Por qué dejó Jehová que fuéramos derrotados* por los filisteos hoy?+ Saquemos de Siló el arca del pacto de Jehová y llevémosla con nosotros+ para que nos salve de las manos de nuestros enemigos”. 4 De modo que enviaron hombres a Siló, y estos se llevaron de allí el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, quien está sentado en su trono sobre* los querubines.+ Hofní y Finehás,+ los dos hijos de Elí, también acompañaban el arca del pacto del Dios verdadero.

5 Tan pronto como el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todos los israelitas comenzaron a gritar tan fuerte que el suelo tembló. 6 Cuando los filisteos oyeron los gritos, dijeron: “¿A qué se deben esos gritos en el campamento de los hebreos?”. Al enterarse de que el Arca de Jehová estaba en el campamento, 7 a los filisteos les dio miedo. Decían: “¡Dios ha llegado al campamento!”.+ También decían: “¡Estamos perdidos! ¡Jamás había pasado algo así! 8 ¡Estamos perdidos! ¿Quién nos salvará de las manos de este Dios majestuoso? Es el Dios que castigó a Egipto en el desierto con todo tipo de matanzas.+ 9 Filisteos, sean valientes y pórtense como hombres. Si no, acabarán sirviendo a los hebreos tal como ellos les han servido a ustedes.+ ¡Pórtense como hombres y peleen!”. 10 Así que los filisteos pelearon, y los israelitas fueron derrotados,+ y cada uno huyó a su casa. Hubo una gran matanza: del lado de Israel cayeron 30.000 soldados de a pie. 11 Además, los filisteos se llevaron el Arca de Dios, y Hofní y Finehás, los dos hijos de Elí, murieron.+

12 Un hombre de la tribu de Benjamín se fue corriendo del campo de batalla y ese mismo día llegó a Siló con la ropa rasgada y tierra en la cabeza.+ 13 Cuando el hombre llegó, Elí estaba sentado en el asiento junto al camino. Estaba esperando, con el corazón muy inquieto por el Arca del Dios verdadero.+ Cuando el hombre entró en la ciudad y dio la noticia, toda la ciudad se puso a gritar. 14 Al oír los gritos, Elí preguntó: “¿A qué se debe tanto alboroto?”. El hombre corrió a darle la noticia a Elí. 15 (Elí tenía 98 años. Tenía la mirada fija hacia adelante y no veía nada).+ 16 Entonces el hombre le dijo a Elí: “¡Yo soy el que acaba de llegar del campo de batalla! Hoy mismo escapé de allí”. Al oír esto, Elí le preguntó: “¿Qué ha pasado, hijo mío?”. 17 Así que el mensajero le dijo: “Israel ha huido de los filisteos, el pueblo ha sufrido una gran derrota.+ También han muerto tus dos hijos, Hofní y Finehás,+ y los filisteos se han llevado el Arca del Dios verdadero”.+

18 En cuanto el hombre mencionó el Arca del Dios verdadero, Elí se fue de espaldas y se cayó del asiento, al lado de la puerta. Se rompió la nuca y murió, pues ya era viejo y pesaba mucho. Había juzgado a Israel durante 40 años. 19 Su nuera, la esposa de Finehás, estaba embarazada y a punto de dar a luz. Cuando supo que se habían llevado el Arca del Dios verdadero y que su suegro y su esposo habían muerto, se dobló porque de repente le vinieron los dolores de parto, y dio a luz. 20 Como se estaba muriendo, las mujeres que estaban a su lado le dijeron: “No tengas miedo, has tenido un hijo”. Pero ella no les respondió ni les hizo caso.* 21 Al niño lo llamó Icabod,*+ pues dijo: “La gloria se ha ido de Israel al destierro”.+ Dijo eso porque se habían llevado el Arca del Dios verdadero y por lo que les había pasado a su suegro y a su esposo.+ 22 Sus palabras fueron: “La gloria se ha ido de Israel al destierro, porque se han llevado el Arca del Dios verdadero”.+

5 Cuando los filisteos se apoderaron del Arca+ del Dios verdadero, la llevaron desde Ebenézer hasta Asdod. 2 Luego, los filisteos llevaron el Arca del Dios verdadero al templo* de Dagón y la pusieron al lado de la estatua de Dagón.+ 3 Los habitantes de Asdod madrugaron al día siguiente y encontraron la estatua de Dagón bocabajo en el suelo. Había caído delante del Arca de Jehová.+ Así que la recogieron y la pusieron de nuevo en su lugar.+ 4 Cuando madrugaron al día siguiente, allí estaba Dagón bocabajo en el suelo delante del Arca de Jehová. La cabeza de Dagón y sus dos manos aparecieron cortadas en el umbral. Solo la parte que tenía forma de pez* quedó intacta. 5 Por eso, hasta el día de hoy, ni los sacerdotes de Dagón ni ninguna persona que entra al templo de Dagón en Asdod pisan el umbral.

6 La mano de Jehová castigó a la gente de Asdod y de sus territorios. Los devastó haciendo que les salieran hemorroides.+ 7 Cuando los hombres de Asdod vieron lo que estaba pasando, dijeron: “El Arca del Dios de Israel no puede seguir con nosotros, porque la mano de él ha sido dura con nosotros y con Dagón, nuestro dios”. 8 Así que reunieron a todos los gobernantes de los filisteos y les preguntaron: “¿Qué hacemos con el Arca del Dios de Israel?”. Ellos les respondieron: “Hay que llevar el Arca del Dios de Israel a Gat”.+ De modo que la llevaron allí.

9 Después que trasladaron el Arca allí, la mano de Jehová castigó a la ciudad, sembrando así el pánico. Castigó a toda la gente de la ciudad, a pequeños y grandes, y les salieron hemorroides.+ 10 Por lo tanto, trasladaron el Arca del Dios verdadero a Ecrón.+ Pero, en cuanto el Arca llegó allí, los ecronitas empezaron a gritar: “¡Nos han traído el Arca del Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo!”.+ 11 Entonces reunieron a todos los gobernantes de los filisteos y dijeron: “Saquen de aquí el Arca del Dios de Israel. Devuélvanla a su lugar para que no muramos, ni nosotros ni nuestro pueblo”. Pues todos en la ciudad estaban aterrorizados con la idea de morir. La mano del Dios verdadero los había castigado con dureza:+ 12 los que no murieron fueron castigados con hemorroides. La gente de la ciudad gritaba por ayuda, y sus gritos llegaban hasta los cielos.

6 El Arca+ de Jehová estuvo en territorio filisteo siete meses. 2 Los filisteos llamaron a los sacerdotes y a los adivinos,+ y les preguntaron: “¿Qué debemos hacer con el Arca de Jehová? Dígannos cómo enviarla de vuelta a su lugar”. 3 Ellos contestaron: “Si van a enviar de vuelta el arca del pacto de Jehová, el Dios de Israel, no la devuelvan sin una ofrenda. Asegúrense de mandarle a él una ofrenda por la culpa.+ Solo así podrán curarse y descubrir por qué la mano de él no ha dejado de castigarlos”. 4 Y les preguntaron: “¿Qué debemos mandarle como ofrenda por la culpa?”. Les respondieron: “Como los gobernantes de los filisteos+ son cinco, manden cinco hemorroides de oro y cinco ratones de oro. Porque cada uno de ustedes y de sus gobernantes ha sufrido el mismo azote. 5 Deben hacer imágenes de las hemorroides y de los ratones,+ que están acabando con el país. Y tienen que honrar al Dios de Israel. Quizás así su mano deje de castigarlos a ustedes, a su dios y a su tierra.+ 6 ¿Por qué tienen que ponerse tercos como hicieron Egipto y el faraón?+ Cuando el Dios de Israel fue duro con ellos,+ tuvieron que dejar que los israelitas se fueran, y los israelitas salieron de allí.+ 7 Así que preparen una carreta nueva y consigan dos vacas que tengan crías y a las que nunca les hayan puesto un yugo. Luego enganchen las vacas a la carreta, pero llévense las crías de vuelta al corral, lejos de sus madres. 8 Coloquen en la carreta el Arca de Jehová y pongan junto al Arca una caja con los objetos de oro que le envíen a él como ofrenda por la culpa.+ Después dejen que se vaya 9 y quédense mirando. Si sube por el camino que va a Bet-Semes,+ hacia su propia tierra, eso quiere decir que fue el Dios de Israel quien nos hizo este daño tan grande. Pero, si no va por ahí, sabremos que no fue su mano la que nos castigó, sino que todo pasó por casualidad”.

10 Los hombres hicieron lo que les dijeron. Consiguieron dos vacas que tenían crías y las engancharon a la carreta. Y a las crías las metieron en el corral. 11 Entonces pusieron en la carreta el Arca de Jehová y la caja con los ratones de oro y las imágenes de sus hemorroides. 12 Y las vacas se fueron derecho por el camino que va a Bet-Semes.+ Iban mugiendo sin salirse del camino en ningún momento, ni a la derecha ni a la izquierda. Y los gobernantes de los filisteos fueron caminando detrás de ellas hasta la frontera de Bet-Semes. 13 La gente de Bet-Semes estaba en la llanura* cosechando trigo. Cuando levantaron la vista y vieron el Arca, se alegraron muchísimo. 14 La carreta entró en el campo de Josué el betsemita y se detuvo ahí, cerca de una gran piedra. Entonces hicieron leña con la madera de la carreta y le ofrecieron las vacas+ a Jehová como ofrenda quemada.

15 Los levitas+ bajaron el Arca de Jehová y la caja con los objetos de oro, y las colocaron en la gran piedra. Aquel día los hombres de Bet-Semes+ le ofrecieron a Jehová ofrendas quemadas y otros sacrificios.

16 Al ver esto, los cinco gobernantes de los filisteos volvieron a Ecrón ese mismo día. 17 Las hemorroides de oro que los filisteos le enviaron a Jehová como ofrenda por la culpa fueron estas:+ una por Asdod,+ una por Gaza, una por Asquelón, una por Gat+ y una por Ecrón.+ 18 Y el número de ratones de oro era igual al total de las ciudades filisteas que pertenecían a los cinco gobernantes (las ciudades fortificadas y las aldeas del campo).

Y la gran piedra en la que colocaron el Arca de Jehová ha quedado como testigo hasta el día de hoy en el campo de Josué el betsemita. 19 Pero Dios mató a los hombres de Bet-Semes, porque habían mirado el Arca de Jehová. Mató a 50.070* del pueblo. Y el pueblo empezó a llorar su muerte, ya que Jehová los había castigado con una gran matanza.+ 20 Los hombres de Bet-Semes preguntaban: “¿Quién será capaz de estar delante de Jehová, este Dios santo?+ ¿A quién irá cuando nos deje a nosotros?”.+ 21 Así que enviaron mensajeros a los habitantes de Quiryat-Jearim+ para decirles: “Los filisteos han devuelto el Arca de Jehová. Bajen a buscarla y llévensela”.+

7 Así que los hombres de Quiryat-Jearim vinieron, se llevaron el Arca de Jehová y la subieron a la casa de Abinadab,+ que estaba en la colina. Y santificaron a su hijo Eleazar para que cuidara el Arca de Jehová.

2 Pasó mucho tiempo, 20 años en total, desde el día en que el Arca llegó a Quiryat-Jearim. Y todos los de la casa de Israel se pusieron a buscar a* Jehová.+ 3 Samuel les dijo a los de la casa de Israel: “Si con todo el corazón quieren volver a Jehová,+ desháganse de los dioses extranjeros+ y de las imágenes de Astoret,+ entréguenle por completo su corazón a Jehová y sírvanle solo a él.+ Entonces él los rescatará de las manos de los filisteos”.+ 4 Y los israelitas se deshicieron de los Baales y de las imágenes de Astoret, y se pusieron a servir solo a Jehová.+

5 Samuel entonces dijo: “Reúnan a todo Israel en Mizpá,+ y yo oraré a Jehová por ustedes”.+ 6 Por lo tanto, se reunieron en Mizpá. Sacaron agua y la derramaron ante Jehová, y ayunaron aquel día.+ Allí dijeron: “Hemos pecado contra Jehová”.+ Y Samuel empezó a servir como juez+ de los israelitas en Mizpá.

7 Cuando los filisteos supieron que los israelitas se habían reunido en Mizpá, los gobernantes de los filisteos+ subieron a atacar a Israel. Al enterarse de esto, los israelitas tuvieron miedo de los filisteos. 8 Por eso los israelitas le dijeron a Samuel: “No dejes de pedirle a Jehová nuestro Dios que nos ayude+ y nos salve de las manos de los filisteos”. 9 Entonces Samuel tomó un corderito y se lo ofreció a Jehová como ofrenda quemada.+ Samuel le suplicó a Jehová que ayudara a Israel, y Jehová le respondió.+ 10 Mientras Samuel presentaba la ofrenda quemada, los filisteos avanzaron para luchar contra Israel. Y aquel día Jehová hizo que tronara muy fuerte+ sobre los filisteos y sembró el caos entre ellos,+ y fueron derrotados ante Israel.+ 11 Entonces, los hombres de Israel salieron de Mizpá y fueron persiguiendo y derribando a los filisteos hasta un lugar al sur de Bet-Car. 12 Después Samuel tomó una piedra,+ la puso entre Mizpá y Jesaná, y la llamó Ebenézer* porque dijo: “Hasta ahora Jehová nos ha ayudado”.+ 13 Así fueron dominados los filisteos. No invadieron más el territorio de Israel,+ y la mano de Jehová siguió estando en contra de ellos todos los días de Samuel.+ 14 Y las ciudades que los filisteos le habían quitado a Israel volvieron a ser de Israel, desde Ecrón hasta Gat. Los israelitas recuperaron de manos de los filisteos los territorios de esas ciudades.

Además, Israel estuvo en paz con los amorreos.+

15 Samuel siguió juzgando a Israel el resto de su vida.+ 16 Cada año hacía el mismo recorrido. Iba a Betel,+ Guilgal+ y Mizpá,+ y en todos esos lugares juzgaba a los israelitas. 17 Luego volvía a Ramá,+ porque era donde estaba su casa, y allí también juzgaba a Israel. Y en Ramá le construyó un altar a Jehová.+

8 Cuando Samuel envejeció, nombró a sus hijos jueces de Israel. 2 Su hijo mayor se llamaba Joel, y el segundo, Abías.+ Los dos eran jueces en Beer-Seba. 3 Pero sus hijos no siguieron sus pasos. Buscaban riquezas de forma deshonesta,+ aceptaban sobornos+ y juzgaban de manera injusta.+

4 Con el tiempo, todos los ancianos de Israel se reunieron y fueron a Ramá para ver a Samuel. 5 Le dijeron: “Mira, tú ya te has hecho viejo y tus hijos no han seguido tus pasos. Así que nombra un rey para que nos juzgue, como lo tienen todas las demás naciones”.+ 6 Pero a Samuel le disgustó* que le dijeran “Danos un rey para que nos juzgue”. Entonces le oró a Jehová, 7 y Jehová le respondió: “Haz todo lo que el pueblo te ha dicho, porque no te han rechazado a ti. Es a mí a quien no quieren como rey.+ 8 Están haciendo lo mismo que han estado haciendo desde el día en que los saqué de Egipto. Siempre me abandonan+ y adoran a otros dioses.+ Y eso es lo que ahora te están haciendo a ti. 9 Así que hazles caso, pero tienes que advertirles seriamente las consecuencias. Diles lo que el rey que los gobierne tendrá derecho a exigirles”.

10 De modo que Samuel habló con la gente que estaba pidiéndole un rey y les comunicó todo lo que Jehová había dicho. 11 Les dijo: “Esto es lo que tendrá derecho a exigirles el rey que los gobierne:+ se llevará a los hijos de ustedes+ para ponerlos en sus carros de guerra+ y en su caballería,+ y algunos tendrán que correr delante de sus carruajes. 12 A otros los hará jefes de su ejército: jefes de mil+ y jefes de cincuenta.+ Y a otros los pondrá a arar+ y cosechar sus campos,+ a fabricar sus armas de guerra y el equipo para sus carros.+ 13 Se llevará a las hijas de ustedes para que sean fabricantes de ungüentos,* cocineras y panaderas.+ 14 Se quedará con sus mejores campos, viñas y olivares,+ y se los dará a los siervos de él. 15 Se quedará con la décima parte de lo que produzcan los campos de cereales y las viñas de ustedes, y se la dará a los funcionarios de la corte y a sus siervos. 16 Se llevará a los siervos y siervas de ustedes, sus mejores manadas y sus burros, y los hará trabajar para él.+ 17 Se quedará con la décima parte de sus rebaños,+ y ustedes se convertirán en sus siervos. 18 Llegará el día en que se lamentarán por el rey que han elegido tener.+ Pero, cuando eso pase, Jehová no les responderá”.

19 Sin embargo, el pueblo no quiso hacerle caso a Samuel y dijo: “¡No importa! ¡Queremos tener un rey! 20 Así seremos como todas las demás naciones, y nuestro rey nos juzgará, nos guiará y peleará nuestras batallas”. 21 Después de oír todo lo que dijo el pueblo, Samuel se lo comunicó a Jehová. 22 Y Jehová le dijo a Samuel: “Escúchalos y nombra un rey para que los gobierne”.+ Entonces Samuel les dijo a los hombres de Israel: “Que cada uno regrese a su ciudad”.

9 Había un hombre de la tribu de Benjamín que se llamaba Quis.+ Era hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afías. Este benjaminita+ era muy rico. 2 Tenía un hijo llamado Saúl,+ joven y atractivo. Ningún israelita era más atractivo que él. Y era tan alto que nadie le pasaba del hombro.

3 Un día se perdieron los burros* de Quis, el padre de Saúl. Y Quis le dijo a su hijo Saúl: “Por favor, llévate a uno de los sirvientes y vete a buscar los burros”. 4 Ellos recorrieron la región montañosa de Efraín y la tierra de Salisá, pero no los encontraron. Pasaron por la tierra de Saalim, pero tampoco estaban allí. Recorrieron toda la tierra de los benjaminitas, y no había ni rastro de ellos.

5 Cuando llegaron a la tierra de Zuf, Saúl le dijo al sirviente que estaba con él: “Vamos, regresemos, no sea que mi padre empiece a preocuparse por nosotros en vez de por los burros”.+ 6 Pero el sirviente le dijo: “Mira, en esa ciudad hay un hombre de Dios, un hombre muy respetado. Todo lo que dice se cumple sin falta.+ Vamos a verlo. Tal vez nos pueda decir por dónde ir”. 7 Saúl le dijo a su sirviente: “Pero, si vamos, ¿qué le llevamos? Ya no queda pan en nuestras bolsas. No tenemos nada que darle al hombre del Dios verdadero. ¿Acaso nos queda algo?”. 8 El sirviente insistió y le dijo a Saúl: “Mira, tengo en mi mano un cuarto de siclo* de plata. Se lo daré al hombre del Dios verdadero, y él nos dirá por dónde ir”. 9 (Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, decía: “Vayamos a ver al vidente”.+ Porque a los profetas de hoy antes se les llamaba videntes). 10 Entonces Saúl le dijo a su sirviente: “Me parece bien. Vamos para allá”. Y se fueron a la ciudad donde estaba el hombre del Dios verdadero.

11 Mientras iban subiendo a la ciudad por la cuesta, se encontraron a unas muchachas que salían a sacar agua y les preguntaron: “¿Está el vidente+ en este lugar?”. 12 Ellas les contestaron: “Sí. Miren, está más adelante. Apresúrense. Acaba de llegar a la ciudad porque el pueblo va a hacer hoy un sacrificio+ en el lugar alto.+ 13 En cuanto entren en la ciudad, se lo van a encontrar. Vayan rápido, antes de que suba a comer al lugar alto. Porque la gente no empezará a comer hasta que él llegue y bendiga el sacrificio. Solo entonces podrán comer los invitados. Si suben ya, lo alcanzarán”. 14 Así que subieron a la ciudad. Y, cuando se dirigían al centro de la ciudad, vieron a Samuel, que venía a encontrarse con ellos para subir al lugar alto.

15 El día antes de que Saúl llegara, Jehová le había dicho* a Samuel: 16 “Mañana como a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín.+ Debes ungirlo para que sea el líder de mi pueblo Israel.+ Él salvará a mi pueblo de las manos de los filisteos. Porque he visto el sufrimiento de mi pueblo y sus lamentos han llegado hasta mí”.+ 17 Cuando Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: “Aquí está el hombre de quien te dije ‘Este es el que gobernará* a mi pueblo’”.+

18 Entonces Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad y le preguntó: “Por favor, ¿podrías decirme dónde queda la casa del vidente?”. 19 Samuel le respondió a Saúl: “Yo soy el vidente. Sube al lugar alto delante de mí. Hoy comerán conmigo+ y por la mañana podrán irse. Te diré todo lo que quieres saber.* 20 En cuanto a los burros que se perdieron hace tres días,+ no te preocupes por ellos, porque ya los encontraron. Además, ¿a quién le pertenecen todas las cosas valiosas de Israel? ¿Acaso no son tuyas y de toda la familia de tu padre?”.+ 21 Al oír esto, Saúl contestó: “Pero ¿no soy yo de Benjamín, la más pequeña de las tribus de Israel?+ ¿Y no es mi familia la más insignificante de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué me dices eso a mí?”.

22 Entonces Samuel llevó a Saúl y a su sirviente al comedor y les dio el lugar de honor entre los invitados. Había unos 30 hombres. 23 Samuel le dijo al cocinero: “Trae la porción de carne que te di y que te pedí que guardaras”. 24 Así que el cocinero trajo una pierna entera y se la sirvió a Saúl. Y Samuel dijo: “Aquí tienes lo que estaba reservado para ti. Come, porque se reservó para que lo comieras en esta ocasión, porque yo dije ‘Tengo invitados’”. De modo que aquel día Saúl comió con Samuel. 25 Luego bajaron del lugar alto+ a la ciudad, y Samuel continuó conversando con Saúl en la azotea* de la casa. 26 Al día siguiente se levantaron temprano. Cuando estaba amaneciendo, Samuel llamó a Saúl, que estaba en la azotea, y le dijo: “Prepárate, y me despediré de ti”. Así que Saúl se preparó y los dos salieron afuera. 27 Mientras bajaban a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: “Dile al sirviente+ que se adelante”. Y el sirviente se adelantó. “Pero tú —añadió Samuel— quédate aquí, que tengo que comunicarte un mensaje* de Dios”.

10 Samuel entonces tomó el frasco del aceite y se lo derramó a Saúl en la cabeza.+ Lo besó y le dijo: “Jehová te ha ungido para que seas el líder+ de su pueblo.*+ 2 Hoy, cuando me dejes y pases cerca de la tumba de Raquel,+ en el territorio de Benjamín, en Zelzá, te encontrarás con dos hombres. Ellos te dirán: ‘Los burros que buscabas ya aparecieron. Ahora tu padre ya no está preocupado por ellos,+ sino por ustedes, y anda diciendo: “¿Qué hago para encontrar a mi hijo?”’. 3 Tú sigue adelante hasta que llegues al árbol grande de Tabor. Allí te encontrarás con tres hombres que van subiendo a Betel para adorar al Dios verdadero.+ Uno llevará tres cabritos, otro tres panes y otro una jarra grande de vino. 4 Te preguntarán cómo estás y te darán dos panes. Tú acéptalos. 5 Después de eso llegarás a la colina del Dios verdadero, donde hay una tropa* de filisteos. Al llegar a la ciudad, verás a un grupo de profetas bajando del lugar alto. Ellos irán hablando como hablan los profetas, y delante de ellos irá gente tocando un instrumento de cuerda, la pandereta, la flauta y el arpa. 6 El espíritu de Jehová te llenará de poder,+ y tú también irás con ellos hablando como hablan los profetas. Te volverás una persona distinta.+ 7 Cuando hayan ocurrido estas señales, haz todo lo que puedas hacer, porque el Dios verdadero está contigo. 8 Entonces, baja a Guilgal+ tú primero. Allí me encontraré contigo para ofrecer sacrificios quemados y sacrificios de paz.* Espérame siete días hasta que yo llegue, y entonces te diré lo que debes hacer”.

9 En cuanto Saúl dio media vuelta para dejar a Samuel, Dios le empezó a cambiar el corazón para que fuera como el de una persona distinta, y ese día ocurrieron todas aquellas señales. 10 En efecto, cuando fueron desde allí a la colina, se encontró con un grupo de profetas. En ese momento, el espíritu de Dios lo llenó de poder,+ y él se unió a ellos y se puso a hablar como hablan los profetas.+ 11 Cuando los que conocían a Saúl de antes vieron que iba con los profetas y hablaba como ellos, se dijeron unos a otros: “¿Qué le ha pasado al hijo de Quis? ¿Acaso también Saúl es profeta?”. 12 Entonces un hombre de allí dijo: “¿Y quién es el padre de todos ellos?”. De ahí salió el dicho* “¿Acaso también Saúl es profeta?”.+

13 Cuando terminó de hablar como hablan los profetas, se fue al lugar alto. 14 Más tarde, el hermano del padre de Saúl les preguntó a él y a su sirviente: “¿Adónde fueron?”. Saúl le respondió: “A buscar los burros,+ pero, como no los encontrábamos, fuimos a ver a Samuel”. 15 El tío de Saúl les preguntó: “¿Y qué les dijo Samuel? Cuéntenme, por favor”. 16 Saúl le contestó a su tío: “Nos dijo que los burros ya habían aparecido”. Ahora bien, Saúl no le contó nada de lo que Samuel dijo sobre ser rey.

17 Samuel entonces hizo que el pueblo se reuniera delante de Jehová en Mizpá+ 18 y les dijo a los israelitas: “Esto es lo que dice Jehová, el Dios de Israel: ‘Fui yo quien sacó a Israel de Egipto y quien los rescató de las manos de Egipto+ y de todos los reinos que los oprimían. 19 Pero ahora ustedes han rechazado a su Dios,+ su Salvador, que los salvó de todos sus males y angustias. Han dicho: “¡No importa! Nombra un rey para que nos gobierne”. Y, ahora, ocupen sus puestos delante de Jehová por tribus y por clanes’”.*

20 Así que Samuel hizo que todas las tribus de Israel se acercaran una tras otra,+ y la escogida fue la tribu de Benjamín.+ 21 Entonces hizo que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia. Y la familia elegida fue la de los matritas. Finalmente, el escogido fue Saúl hijo de Quis.+ Pero lo buscaron y no lo encontraron por ningún lado. 22 Así que le consultaron a Jehová:+ “¿Ya está aquí ese hombre?”. Y Jehová les respondió: “Está allí, escondido entre el equipaje”. 23 Fueron corriendo a buscarlo y lo sacaron de allí. Cuando Saúl ocupó su puesto en medio del pueblo, vieron que era tan alto que nadie le pasaba del hombro.+ 24 Samuel le dijo al pueblo: “¿Ven al que Jehová ha escogido?+ No hay ninguno como él en todo el pueblo”. Y todos se pusieron a gritar: “¡Viva el rey!”.

25 Entonces Samuel le explicó al pueblo los derechos de los reyes,+ los escribió en un libro y puso el libro delante de Jehová. Luego les dijo a todos que regresaran a su casa. 26 Saúl también se fue a su casa, en Guibeá,* acompañado de los guerreros a los que Jehová les había tocado el corazón. 27 Sin embargo, unos hombres inútiles dijeron: “¿Cómo nos va a salvar este?”.+ Lo despreciaron y no le llevaron ningún regalo.+ Pero él se quedó callado.*

11 Y resulta que Nahás el ammonita+ subió con sus hombres para acampar y luchar contra Jabés,+ en Galaad. Todos los hombres de Jabés le dijeron a Nahás: “Haz un pacto* con nosotros y te serviremos”. 2 Nahás el ammonita les respondió: “Haré un pacto con ustedes, pero con una condición: sacarles a todos el ojo derecho. Así humillaré a todo Israel”. 3 Los ancianos de Jabés le dijeron: “Danos un plazo de siete días para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel. Y, si nadie viene a salvarnos, nos rendiremos ante ti”. 4 Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá+ de Saúl, le dieron la noticia al pueblo y todos se pusieron a llorar desconsoladamente.

5 Saúl venía del campo, guiando el ganado. Entonces preguntó: “¿Qué le pasa al pueblo? ¿Por qué están todos llorando?”. Así que le contaron lo que habían dicho los hombres de Jabés. 6 Cuando Saúl lo escuchó, el espíritu de Dios lo llenó de poder+ y él se puso muy furioso. 7 Agarró dos toros, los cortó en pedazos y envió los pedazos por todo el territorio de Israel con los mensajeros, quienes iban diciendo: “¡Esto es lo que le va a pasar al ganado del que no siga a Saúl y a Samuel!”. Con eso, el pueblo se llenó del temor de Jehová, y se pusieron en marcha como un solo hombre.* 8 Entonces Saúl los contó en Bézec: había 300.000 israelitas y 30.000 hombres de Judá. 9 Y les dijeron a los mensajeros que habían venido: “Díganles esto a los hombres de Jabés, en Galaad: ‘Mañana, cuando caliente el sol, se les va a salvar’”. Así que los mensajeros fueron y se lo dijeron a los hombres de Jabés, quienes se pusieron contentísimos. 10 Entonces los hombres de Jabés les dijeron a los ammonitas: “Mañana nos rendiremos y podrán hacer con nosotros lo que les parezca bien”.+

11 Al día siguiente, Saúl dividió a sus hombres en tres grupos. Durante la vigilia de la mañana,* se abrieron paso hasta el centro del campamento y estuvieron matando ammonitas+ hasta que calentó el sol. Los que sobrevivieron huyeron y se dispersaron tanto que no quedaron ni dos juntos. 12 Y la gente le dijo a Samuel: “¿Quiénes decían que no querían que Saúl fuera nuestro rey?+ Que los entreguen, para que los matemos”. 13 Pero Saúl dijo: “No se va a matar a ningún hombre hoy,+ porque hoy Jehová ha salvado a Israel”.

14 Más tarde, Samuel le dijo al pueblo: “Vayamos a Guilgal+ para reafirmar el reinado de Saúl”.+ 15 Así que todo el pueblo fue a Guilgal, y allí hicieron rey a Saúl delante de Jehová. Después le ofrecieron a Jehová sacrificios de paz,+ y Saúl y todos los israelitas celebraron la ocasión con gran alegría.+

12 Finalmente, Samuel le dijo a todo Israel: “Hice* todo lo que ustedes me pidieron y nombré un rey para que los gobierne.+ 2 ¡Aquí tienen al rey que los va a dirigir!*+ Yo ya estoy viejo y lleno de canas, y mis hijos están ahí entre ustedes.+ Los he dirigido a ustedes desde mi juventud hasta el día de hoy.+ 3 Aquí me tienen. ¿Alguna vez le he quitado a alguien su toro o su burro?+ ¿He estafado o maltratado a alguien? ¿He aceptado un soborno para hacer la vista gorda?+ Si es así, acúsenme delante de Jehová y de su ungido,+ y yo se lo compensaré”.+ 4 Le respondieron: “Nunca nos has estafado ni maltratado. Ni has aceptado nada de nadie”. 5 Así que él les dijo: “Jehová hoy es testigo, y su ungido también lo es, de que ustedes no tienen nada de qué acusarme”.* A lo que ellos contestaron: “Es testigo”.

6 Entonces Samuel le dijo al pueblo: “Jehová, quien usó a Moisés y Aarón y sacó a sus antepasados de Egipto,+ es testigo de esto. 7 Y, ahora, ocupen sus puestos, que voy a juzgarlos delante de Jehová teniendo en cuenta todas las cosas buenas* que Jehová ha hecho por ustedes y sus antepasados.

8 ”Cuando Jacob entró en Egipto+ y los antepasados de ustedes le suplicaron ayuda a Jehová,+ Jehová envió a Moisés+ y Aarón para sacarlos de Egipto y traerlos a vivir aquí.+ 9 Pero sus antepasados se olvidaron de Jehová su Dios, así que él los abandonó*+ en manos de Sísara,+ el jefe del ejército de Hazor, y también en manos de los filisteos+ y del rey de Moab,+ quienes lucharon contra ellos. 10 Entonces le suplicaron ayuda a Jehová.+ Le dijeron: ‘Hemos pecado,+ Jehová, porque te hemos dejado y hemos servido a los Baales+ y a las imágenes de Astoret.+ Pero, ahora, libéranos de las manos de nuestros enemigos para que te sirvamos a ti’. 11 Y Jehová envió a Jerubaal,+ a Bedán, a Jefté+ y a Samuel+ para liberarlos de las manos de los enemigos que los rodeaban, para que ustedes pudieran vivir seguros.+ 12 Sin embargo, al ver que Nahás+ —el rey de los ammonitas— había venido a atacarlos, ustedes me insistieron una y otra vez ‘¡Queremos tener un rey!’+ cuando en realidad Jehová su Dios es su Rey.+ 13 Bueno, aquí está el rey que eligieron, el que pidieron. ¡Miren! Jehová nombró un rey para ustedes.+ 14 Si ustedes temen a Jehová,+ le sirven+ y obedecen su voz,+ y no se rebelan contra lo que Jehová manda, y si tanto ustedes como el rey que los gobierna siguen a Jehová su Dios, las cosas les irán bien. 15 Pero, si no obedecen la voz de Jehová y se rebelan contra lo que Jehová manda, la mano de Jehová los castigará a ustedes y a sus padres.+ 16 Ahora, ocupen sus puestos y vean lo que Jehová va a hacer ante sus ojos, una cosa extraordinaria. 17 Es la temporada de la cosecha del trigo, ¿verdad? Le pediré a Jehová que haga tronar y llover. Entonces sabrán y entenderán lo mal que se han portado a los ojos de Jehová pidiendo un rey”.+

18 A continuación, Samuel le rogó a Jehová, y Jehová hizo que tronara y lloviera aquel día, de modo que todo el pueblo sintió mucho miedo de Jehová y de Samuel. 19 Y todo el pueblo le dijo a Samuel: “Órale a Jehová tu Dios a favor de nosotros, tus siervos,+ porque no queremos morir, porque hemos añadido a todos nuestros pecados la maldad de pedir un rey”.

20 Así que Samuel le dijo al pueblo: “No tengan miedo. Es verdad que han hecho todas estas cosas malas. Pero, ahora, no dejen de seguir a Jehová.+ Sirvan a Jehová con todo el corazón.+ 21 No se aparten de él para ir en busca de cosas vacías,*+ que no sirven para nada+ y que no pueden salvar a nadie porque son vacías. 22 Por causa de su gran nombre,+ Jehová no abandonará a su pueblo.+ Porque Jehová ha decidido que ustedes sean su pueblo.+ 23 Y yo, por mi parte, no puedo dejar de orar por ustedes. Hacerlo sería pecar contra Jehová. Seguiré enseñándoles a ir por el camino bueno y recto. 24 Pero ustedes teman a Jehová.+ Sírvanle fielmente* y con todo el corazón. Recuerden las cosas tan maravillosas que él ha hecho por ustedes.+ 25 Ahora bien, si se empeñan en hacer lo que está mal, tanto ustedes como su rey+ serán destruidos”.+

13 Saúl tenía [?]* años cuando se convirtió en rey,+ y por dos años gobernó a Israel. 2 Resulta que Saúl seleccionó 3.000 hombres de Israel. De estos, 2.000 estaban con Saúl en Micmash y en la región montañosa de Betel, y 1.000 estaban con Jonatán+ en Guibeá+ de Benjamín. Al resto del pueblo le dijo que regresara a su casa.* 3 Luego Jonatán derrotó a la tropa de filisteos+ que estaba en Gueba,+ y los filisteos oyeron lo que pasó. Y Saúl hizo que se tocara el cuerno+ por todo el país y se dijera: “¡Que los hebreos oigan esto!”. 4 Y todo Israel escuchó la noticia: “Saúl derrotó una tropa de filisteos, y ahora los filisteos detestan a Israel”.* Así que se convocó a los hombres para que se unieran a Saúl en Guilgal.+

5 Los filisteos también se juntaron para atacar a Israel. Tenían 30.000 carros de guerra, 6.000 jinetes y un ejército tan numeroso como los granos de arena que hay a la orilla del mar.+ Subieron a Micmash, al este de Bet-Aven,+ y acamparon allí. 6 Y los hombres de Israel se vieron en apuros ante la gran presión del enemigo. Así que se escondieron en cuevas,+ en hoyos, en peñascos, en lugares subterráneos* y en cisternas. 7 Algunos hebreos hasta cruzaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad.+ Pero Saúl todavía estaba en Guilgal, y todos los que se quedaron con él estaban temblando de miedo. 8 Esperó siete días, hasta que se cumplió el plazo fijado por Samuel. Pero Samuel no llegaba a Guilgal, y sus hombres se le estaban yendo. 9 Finalmente, Saúl dijo: “Tráiganme los animales para el sacrificio quemado y los sacrificios de paz”. Y se puso a ofrecer el sacrificio quemado.+

10 Pero, en cuanto terminó de ofrecer el sacrificio quemado, apareció Samuel. Saúl entonces salió a su encuentro para saludarlo.* 11 Samuel le dijo: “¿Pero qué es lo que has hecho?”. Saúl le respondió: “Vi que la gente me estaba abandonando,+ y tú no llegabas en el plazo fijado, y los filisteos se estaban juntando en Micmash.+ 12 Y pensé: ‘Los filisteos bajarán a Guilgal para atacarme, y yo no he buscado el favor* de Jehová’. Así que me vi obligado a ofrecer el sacrificio quemado”.

13 Samuel le dijo a Saúl: “Lo que hiciste es una locura. No has obedecido el mandato que te dio Jehová tu Dios.+ Si lo hubieras hecho, Jehová habría afianzado tu reino en Israel para siempre. 14 Pero ahora tu reino no durará.+ Jehová encontrará un hombre que complazca a su corazón.+ Y Jehová lo hará líder de su pueblo,+ porque tú no hiciste lo que Jehová te mandó”.+

15 Entonces Samuel salió de Guilgal y subió a Guibeá de Benjamín. Y Saúl contó a los hombres; los que aún estaban con él eran unos 600.+ 16 Saúl, su hijo Jonatán y los hombres que todavía estaban con ellos se quedaron en Gueba+ de Benjamín. Los filisteos, por su parte, habían acampado en Micmash.+ 17 Y las tropas de asalto salían del campamento filisteo en tres grupos. Uno iba por el camino de Ofrá, en dirección a la tierra de Sual, 18 otro iba por el camino de Bet-Horón,+ y el tercero iba por el camino que va a la frontera desde donde se ve el valle de Zeboím, en dirección al desierto.

19 Ahora bien, no había ni un herrero en toda la tierra de Israel, porque los filisteos habían dicho: “No dejemos que los hebreos se hagan ni una espada ni una lanza”. 20 Y todos los israelitas tenían que bajar adonde estaban los filisteos para que les afilaran las rejas de arado, los picos, las hachas o las hoces. 21 Tenían que pagar un pim* por afilar las rejas de arado, los picos, los tridentes y las hachas, y también por arreglar las aguijadas. 22 Y, a la hora de pelear, los hombres que estaban con Saúl y Jonatán no tenían ni espada ni lanza.+ Solo Saúl y su hijo Jonatán tenían armas.

23 Y una tropa* de filisteos había ido al desfiladero de Micmash.+

14 Cierto día, Jonatán+ hijo de Saúl le dijo al ayudante que le llevaba las armas: “Vamos, crucemos al otro lado, adonde está el puesto de avanzada de los filisteos”. Pero no se lo contó a su padre. 2 Saúl se estaba quedando a las afueras de Guibeá,+ debajo del árbol de granadas que hay en Migrón, y unos 600 hombres estaban con él.+ 3 (Quien llevaba el efod+ era Ahíya hijo de Ahitub,+ hermano de Icabod,+ hijo de Finehás,+ hijo de Elí,+ el sacerdote de Jehová en Siló).+ Y los soldados no sabían que Jonatán se había ido. 4 Ahora bien, entre los desfiladeros que Jonatán intentaba cruzar para llegar adonde estaba el puesto de avanzada de los filisteos, había dos grandes salientes rocosos con forma de diente, uno a cada lado. Uno se llamaba Bozez y el otro Sené. 5 Uno de los salientes era como una columna y estaba situado al norte, frente a Micmash. El otro estaba al sur, frente a Gueba.+

6 Así que Jonatán le dijo a su escudero: “Vamos, crucemos adonde está el puesto de avanzada de esos hombres incircuncisos.+ Quizás Jehová haga algo por nosotros, porque a Jehová no hay nada que le impida salvar, ya sea valiéndose de muchos o de pocos”.+ 7 Entonces el escudero le dijo: “Haz lo que te diga tu corazón. Ve por donde quieras. Yo te seguiré vayas donde vayas”. 8 Entonces Jonatán dijo: “Cruzaremos adonde están esos hombres y dejaremos que nos descubran. 9 Si nos dicen ‘¡Alto, quédense ahí hasta que lleguemos!’, nos quedaremos ahí y no subiremos adonde están ellos. 10 Pero, si nos dicen ‘¡Suban a pelear contra nosotros!’, entonces subiremos. Esa será la señal de que Jehová los entregará en nuestras manos”.+

11 Entonces los dos dejaron que los filisteos del puesto de avanzada los descubrieran. Y los filisteos dijeron: “¡Miren! Los hebreos están saliendo de los agujeros donde se habían escondido”.+ 12 A continuación, los soldados del puesto de avanzada les dijeron a Jonatán y a su escudero: “¡Vengan, suban aquí, que les vamos a dar una lección!”.+ Al instante Jonatán le dijo a su escudero: “Sígueme, porque Jehová hará que caigan en manos de Israel”.+ 13 Entonces Jonatán se puso a trepar con manos y pies, y su escudero lo fue siguiendo. Jonatán iba delante atacando a los filisteos, y su escudero iba detrás rematándolos. 14 En este primer ataque, Jonatán y su escudero mataron a unos 20 hombres, y lo hicieron en una distancia muy corta.*

15 Entonces el miedo se apoderó del campamento y de todos los soldados del puesto de avanzada. Hasta las tropas de asalto+ estaban aterrorizadas. La tierra se puso a temblar y Dios sembró el pánico entre los filisteos. 16 Los centinelas de Saúl que estaban en Guibeá+ de Benjamín vieron que el alboroto se iba propagando por todo el campamento enemigo.+

17 Saúl les dijo a los hombres que estaban con él: “Hagan el favor de pasar lista para saber quién se ha ido”. Cuando pasaron lista, resultó que ni Jonatán ni su escudero estaban allí. 18 Saúl ahora le ordenó a Ahíya:+ “¡Trae el Arca del Dios verdadero!”. (En ese tiempo* el Arca del Dios verdadero estaba con los israelitas). 19 Mientras Saúl estaba hablando con el sacerdote, el campamento filisteo se alborotaba más y más. Y Saúl le dijo al sacerdote: “Déjalo, ya no hagas eso”.* 20 Entonces Saúl y todos sus hombres se reunieron y fueron a la batalla. Allí vieron que los filisteos se estaban atacando unos a otros con sus espadas. Era un auténtico caos. 21 Además, los hebreos que se habían pasado al bando de los filisteos y que habían subido con ellos al campamento se unieron a los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. 22 Y todos los israelitas que se habían escondido+ en la región montañosa de Efraín oyeron que los filisteos estaban huyendo. Así que también se unieron a la batalla y los persiguieron. 23 En aquel día Jehová salvó a Israel,+ y la batalla se extendió hasta Bet-Aven.+

24 Pero los hombres de Israel estaban agotados ese día, ya que Saúl les había impuesto este juramento: “¡Maldito el hombre que coma algo* antes del atardecer, antes de que yo me vengue de mis enemigos!”. Así que ninguno de ellos había probado bocado.+

25 Entonces, todos llegaron* al bosque, y había miel por el suelo. 26 Al entrar en el bosque, vieron la miel goteando. Pero, por miedo al juramento, nadie se atrevió a probarla. 27 Jonatán, sin embargo, no había escuchado el juramento que su padre les había impuesto a los soldados.+ Por eso extendió la vara que tenía en la mano y metió la punta en un panal de miel. Cuando la probó recuperó las fuerzas.* 28 Uno de los soldados entonces le dijo: “Tu padre nos impuso un juramento muy estricto. Dijo: ‘¡Maldito el hombre que coma algo hoy!’.+ Por eso están todos tan cansados”. 29 Pero Jonatán le respondió: “Mi padre le ha hecho mucho daño al país. Fíjense cómo he recuperado las fuerzas* con solo probar este poquito de miel. 30 ¡Imagínense si hoy el ejército hubiera comido con libertad+ del botín de sus enemigos! Habrían acabado con más filisteos todavía”.

31 Aquel día los soldados fueron derrotando a los filisteos desde Micmash hasta Ayalón,+ y terminaron desfallecidos. 32 Así que se lanzaron desesperados sobre el botín: agarraron ovejas, vacas y terneros, los mataron en el suelo y se comieron la carne con la sangre.+ 33 De modo que le informaron a Saúl: “Mira, los hombres están pecando contra Jehová: se están comiendo la carne con la sangre”.+ Y él dijo: “Ustedes han sido desleales. Rápido, hagan rodar hasta aquí una piedra grande”. 34 Entonces Saúl dijo: “Dispérsense entre los hombres y díganles: ‘Que cada uno traiga su toro y su oveja, y que los mate aquí; después puede comérselos. Pero no pequen contra Jehová comiéndose la carne con la sangre’”.+ Esa noche cada uno llevó su toro y lo mató allí. 35 Y Saúl le construyó un altar a Jehová.+ Ese fue el primer altar que le construyó a Jehová.

36 Más tarde, Saúl dijo: “Bajemos de noche para perseguir a los filisteos y para saquearlos hasta el amanecer. No dejaremos a ninguno con vida”. Sus hombres le contestaron: “Lo que te parezca bien”. El sacerdote entonces dijo: “Consultemos aquí al Dios verdadero”.+ 37 Y Saúl le consultó a Dios: “¿Debo bajar a perseguir a los filisteos?+ ¿Harás que caigan en manos de Israel?”. Pero Dios no le contestó aquel día. 38 Así que Saúl dijo: “Ustedes, los jefes del ejército, acérquense e investiguen qué pecado se ha cometido hoy. 39 Tan cierto como que vive Jehová, quien salvó a Israel, el culpable morirá, incluso si es mi hijo Jonatán”. Pero nadie le contestó. 40 Entonces Saúl les dijo a todos los israelitas: “Pónganse ustedes a un lado, y mi hijo Jonatán y yo nos pondremos al otro”. Y ellos le respondieron: “Lo que te parezca bien”.

41 Saúl entonces le dijo a Jehová: “¡Oh, Dios de Israel, responde con el Tumim!”.+ Y Jonatán y Saúl salieron elegidos; los demás quedaron libres. 42 Saúl ahora dijo: “Echen suertes+ para saber si soy yo o es mi hijo Jonatán”. Y salió que era Jonatán. 43 Entonces Saúl le dijo a Jonatán: “Dime, ¿qué es lo que has hecho?”. Y Jonatán le respondió: “Tan solo probé un poco de miel con la punta de la vara que llevo en la mano.+ ¡Aquí me tienes! ¡Estoy dispuesto a morir!”.

44 A lo que Saúl dijo: “Que Dios me castigue severamente si tú no mueres, Jonatán”.+ 45 Pero los hombres le dijeron a Saúl: “¿Tiene que morir Jonatán, el hombre que le ha dado esta gran victoria*+ a Israel? ¡De ninguna manera! Tan cierto como que Jehová vive, no se le tocará ni un pelo,* pues él contó con Dios en todo lo que hizo hoy”.+ Así fue como ellos rescataron* a Jonatán, y él no murió.

46 De modo que Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su territorio.

47 Saúl consolidó su reinado en Israel y guerreó contra todos los enemigos que tenía alrededor: los moabitas,+ los ammonitas,+ los edomitas,+ los reyes de Zobá+ y los filisteos.+ Fuera adonde fuera, los derrotaba. 48 Luchó con valentía y venció a los amalequitas.+ Libró a los israelitas de quienes los saqueaban.

49 Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isví y Malki-Súa.+ Y tuvo dos hijas. La mayor se llamaba Merab+ y la menor Mical.+ 50 La esposa de Saúl era Ahinoam hija de Ahimáaz. Y el jefe de su ejército era Abner+ hijo de Ner, tío de Saúl. 51 El padre de Saúl era Quis,+ y Ner,+ el padre de Abner, era hijo de Abiel.

52 Durante todo el reinado de Saúl, la guerra con los filisteos fue muy intensa.+ Por eso, cada vez que Saúl veía a algún hombre fuerte y valiente, lo reclutaba.+

15 Samuel le dijo a Saúl: “Jehová me envió para ungirte como rey de su pueblo Israel.+ Ahora escucha lo que Jehová tiene que decirte.+ 2 Lo que Jehová de los ejércitos dice es esto: ‘Les pediré cuentas a los amalequitas por lo que le hicieron a Israel, por enfrentarse a los israelitas cuando salían de Egipto.+ 3 Por eso, vete a luchar contra los amalequitas.+ Acaba con ellos+ y con* todo lo que tienen. No les perdones la vida.*+ Mata a hombres y mujeres, a niños y bebés, a toros y ovejas, a camellos y burros’”.+ 4 Así que Saúl reunió al ejército y contó a los hombres en Telaim. Había 200.000 soldados de a pie y 10.000 hombres de Judá.+

5 Saúl llegó hasta la ciudad de Amalec y tendió una emboscada junto al valle.* 6 Entonces Saúl les dijo a los quenitas:+ “Váyanse, aléjense de los amalequitas, para que no acabe con ustedes también.+ Porque ustedes trataron con amor leal a todos los israelitas+ cuando salieron de Egipto”. Así que los quenitas se apartaron de los amalequitas. 7 Después de eso, Saúl fue derrotando a los amalequitas+ desde Havilá+ hasta Sur,+ que está al lado de Egipto. 8 Mató* a toda la gente a espada, pero capturó vivo a Agag,+ el rey de Amalec.+ 9 Saúl y sus hombres dejaron con vida* a Agag, las mejores ovejas y vacas, los animales más gordos, y también los carneros, y conservaron todo lo que tenía valor.+ No quisieron acabar con* nada de eso. Pero todo lo que no servía y no les interesaba lo destruyeron.*

10 Entonces Samuel recibió este mensaje* de Jehová: 11 “Me pesa* haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha obedecido mis palabras”.+ Samuel se sintió muy angustiado y se pasó toda la noche suplicándole a Jehová.+ 12 Al día siguiente, Samuel madrugó para encontrarse con Saúl, pero le dijeron: “Saúl fue a Carmelo+ y allí se hizo un monumento en honor a sí mismo.+ Luego se fue y bajó a Guilgal”. 13 Cuando Samuel por fin se encontró con él, Saúl le dijo: “Que Jehová te bendiga. He obedecido las palabras de Jehová”. 14 Pero Samuel le preguntó: “Entonces, ¿cómo es que oigo ovejas y vacas?”.+ 15 A lo que Saúl contestó: “Eran de los amalequitas. Es que los hombres dejaron vivas* a las mejores ovejas y vacas para sacrificárselas a Jehová tu Dios. Pero todo lo demás lo hemos destruido”.* 16 Y Samuel le dijo a Saúl: “¡Basta! Te voy a decir lo que Jehová me comunicó anoche”.+ “Dime”, le contestó Saúl.

17 Samuel le dijo: “¿Recuerdas que te considerabas poca cosa+ cuando llegaste a ser líder* de las tribus de Israel y cuando Jehová te ungió como rey de Israel?+ 18 Luego Jehová te envió en una misión y te dijo: ‘Acaba con* esos pecadores amalequitas.+ Lucha contra ellos hasta exterminarlos’.+ 19 Entonces, ¿por qué no obedeciste la voz de Jehová? En vez de eso, ¡te lanzaste sobre el botín+ e hiciste lo que está mal a los ojos de Jehová!”.

20 Sin embargo, Saúl le dijo a Samuel: “¡Pero yo obedecí la voz de Jehová! Fui a cumplir la misión que Jehová me dio, acabé con* los amalequitas y traje a Agag, el rey de Amalec.+ 21 Pero los hombres tomaron del botín ovejas y vacas —lo mejor de lo entregado a la destrucción— para sacrificárselas a Jehová tu Dios en Guilgal”.+

22 En respuesta, Samuel le dijo: “¿Qué le agrada más a Jehová: las ofrendas quemadas y los sacrificios,+ o que se obedezca lo que Jehová dice?* Está claro: obedecer es mejor que ofrecer un sacrificio,+ y hacer caso es mejor que ofrecer la grasa+ de carneros. 23 Porque la rebeldía+ es tan grave como el pecado de la adivinación,+ y actuar con atrevimiento es lo mismo que usar poderes mágicos y adorar ídolos.* Tú rechazaste las palabras de Jehová,+ así que él te rechaza como rey”.+

24 Entonces Saúl le dijo a Samuel: “He pecado. Desobedecí la orden de Jehová y lo que tú dijiste porque tuve miedo de la gente y me dejé llevar por lo que ellos dijeron. 25 Y ahora, por favor, perdona mi pecado y regresa conmigo para que me incline ante Jehová”.+ 26 Pero Samuel le contestó a Saúl: “No regresaré contigo, porque rechazaste las palabras de Jehová y ahora Jehová rechaza que tú sigas siendo rey de Israel”.+ 27 Cuando Samuel dio media vuelta para irse, Saúl se agarró del borde de su túnica sin mangas, pero esta se desgarró. 28 Entonces Samuel le dijo: “Así te ha arrancado hoy Jehová el reino de Israel. Se lo dará a alguien que sea mejor que tú.+ 29 Además, Dios, que es la Excelencia de Israel,+ no dejará de cumplir su palabra+ ni cambiará de opinión,* porque él no cambia de opinión,* como lo hacen los seres humanos”.+

30 Y él le respondió: “Cierto, he pecado. Pero, por favor, hónrame delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel. Regresa conmigo, y me inclinaré ante Jehová tu Dios”.+ 31 Así que Samuel regresó detrás de Saúl, y Saúl se inclinó ante Jehová. 32 Y Samuel dijo: “Tráiganme a Agag, el rey de Amalec”. Entonces Agag se acercó a él a regañadientes,* pues había pensado: “Seguro que el peligro* de muerte ya pasó”. 33 Sin embargo, Samuel dijo: “Así como tu espada dejó a muchas mujeres sin hijos, tu madre se quedará sin hijos”. Con eso, Samuel despedazó a Agag delante de Jehová en Guilgal.+

34 Samuel entonces se fue a Ramá, y Saúl subió a su propia casa en Guibeá de Saúl. 35 Samuel no volvió a ver a Saúl en toda su vida,* pero estuvo muy triste por él.+ Y a Jehová le pesó haber hecho a Saúl rey de Israel.+

16 Con el tiempo, Jehová le dijo a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a estar triste por Saúl?+ ¿No ves que yo lo he rechazado como rey de Israel?+ Llena el cuerno de aceite+ y ponte en camino. Quiero que vayas a ver a Jesé+ el betlemita, porque yo mismo he elegido a uno de sus hijos para que sea rey”.+ 2 Pero Samuel le dijo: “¿Cómo voy a ir? Si Saúl se entera, me mata”.+ Y Jehová le contestó: “Llévate una ternera y di: ‘Vengo para ofrecerle un sacrificio a Jehová’. 3 Invita a Jesé al sacrificio, y entonces te diré qué hacer. Debes ungir para mí al que yo te diga”.+

4 Samuel hizo lo que Jehová le dijo. Cuando llegó a Belén+ y los ancianos de la ciudad lo vieron, se pusieron a temblar de miedo y le preguntaron: “¿Vienes en son de paz?”. 5 Él les respondió: “Vengo en son de paz. Vengo para ofrecerle un sacrificio a Jehová. Santifíquense y vengan conmigo al sacrificio”. Entonces, después de santificar a Jesé y a sus hijos, los reunió para el sacrificio. 6 Cuando ellos llegaron, Samuel vio a Eliab+ y dijo: “Seguro que Jehová ha elegido a este”.* 7 Pero Jehová le dijo a Samuel: “No te fijes en su apariencia ni en lo alto que es,+ porque lo he descartado. Dios no ve las cosas como las ve el hombre. El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón”.+ 8 Entonces Jesé llamó a Abinadab+ y lo presentó ante Samuel, pero él dijo: “Jehová tampoco ha escogido a este”. 9 A continuación, Jesé presentó a Samá,*+ pero él dijo: “Jehová tampoco ha escogido a este”. 10 Y así Jesé hizo que siete de sus hijos pasaran delante de Samuel, pero Samuel le dijo a Jesé: “Jehová no ha escogido a ninguno de estos”.

11 Finalmente, Samuel le preguntó a Jesé: “¿Estos son todos tus hijos?”. Él contestó: “Todavía falta el más pequeño.+ Está pastoreando las ovejas”.+ Samuel entonces le dijo a Jesé: “Manda llamarlo, porque no nos sentaremos a comer hasta que él venga”. 12 Así que él mandó buscarlo, y lo trajeron. Era un joven de piel sonrosada, hermosos ojos y buena presencia.+ Entonces Jehová dijo: “¡Este es! Levántate y úngelo”.+ 13 Así que Samuel tomó el cuerno de aceite+ y ungió a David delante de sus hermanos. A partir de aquel día, el espíritu de Jehová llenó de poder a David.+ Más tarde, Samuel se fue a Ramá.+

14 Ahora bien, el espíritu de Jehová se había apartado de Saúl+ y un mal espíritu de parte de Jehová lo aterrorizaba.+ 15 Y los siervos de Saúl le dijeron: “Está claro que te aterroriza un mal espíritu de parte de Dios. 16 Por favor, señor, pídeles a estos siervos tuyos que están aquí que busquen a un hombre que sepa tocar bien el arpa.+ Y, cada vez que un mal espíritu de parte de Dios venga sobre ti, él tocará el arpa y tú te sentirás mejor”. 17 De modo que Saúl les contestó a sus siervos: “Sí, hagan el favor de buscar a un hombre que toque bien y tráiganmelo”.

18 Uno de sus ayudantes le dijo: “Mira, he visto que un hijo de Jesé el betlemita toca muy bien y es un guerrero valiente y poderoso.+ Además, se sabe expresar y tiene buena presencia,+ y Jehová está con él”.+ 19 Entonces Saúl envió mensajeros a Jesé para decirle: “Envíame a tu hijo David, que está con el rebaño”.+ 20 Y Jesé puso pan, un odre de vino y un cabrito encima de un burro, y se lo mandó a Saúl con su hijo David. 21 Así que David fue adonde estaba Saúl y se puso a su servicio.+ Saúl le tomó mucho cariño, y David llegó a ser su escudero. 22 Saúl luego le mandó este mensaje a Jesé: “Por favor, deja que David continúe trabajando para mí, porque estoy muy contento con él”. 23 Y, cada vez que un mal espíritu de parte de Dios venía sobre Saúl, David buscaba el arpa y la tocaba. Saúl entonces encontraba alivio y se sentía mejor, y el mal espíritu se apartaba de él.+

17 Los filisteos+ reunieron sus tropas* para la guerra. Se reunieron en Socó,*+ que pertenece a Judá, y acamparon entre Socó* y Azecá,+ en Efes-Damim.+ 2 Entonces, Saúl y los hombres de Israel se reunieron y acamparon en el valle* de Elá,*+ y se colocaron en formación de batalla para enfrentarse a los filisteos. 3 A un lado estaban los filisteos, en una montaña, y al otro lado estaban los israelitas, en otra montaña. Los separaba el valle.

4 Y de los campamentos filisteos salió un campeón.* Se llamaba Goliat,+ era de Gat+ y medía seis codos y un palmo.* 5 Llevaba puesto un casco de cobre y una coraza de escamas de cobre. La coraza+ pesaba 5.000 siclos.* 6 Tenía espinilleras de cobre en las piernas y llevaba a la espalda una jabalina+ también de cobre. 7 El palo de su lanza era como el rodillo de un telar,+ y tan solo la punta de hierro pesaba 600 siclos.* Su escudero iba delante de él. 8 Goliat se plantó frente al ejército de Israel+ y le gritó: “¿Para qué se han colocado en formación de batalla? ¿No soy yo el filisteo y no son ustedes los siervos de Saúl? Entonces, elijan a un hombre que baje a pelear conmigo. 9 Si es capaz de pelear conmigo y me vence, nos haremos siervos de ustedes. Pero, si gano y lo venzo yo, ustedes serán siervos nuestros y nos servirán”. 10 Y el filisteo añadió: “¡Hoy desafío al* ejército de Israel!+ ¡Manden a un hombre para que luchemos!”.

11 Cuando Saúl y todo Israel oyeron estas palabras del filisteo, les dio muchísimo miedo. Estaban aterrorizados.

12 Ahora bien, David era hijo de aquel efrateo+ de Belén+ de Judá que se llamaba Jesé+ y que tenía ocho hijos.+ Jesé ya era viejo en los días de Saúl. 13 Los tres hijos mayores de Jesé habían ido con Saúl a la guerra.+ El mayor se llamaba Eliab,+ el segundo Abinadab+ y el tercero Samá.+ 14 David era el menor.+ Y los tres mayores se fueron con Saúl.

15 David, aunque servía a Saúl, iba y venía para cuidar a las ovejas+ de su padre en Belén. 16 Mientras tanto, el filisteo se acercaba y se plantaba delante de ellos cada mañana y cada atardecer. Así estuvo durante 40 días.

17 Cierto día, Jesé le dijo a su hijo David: “Por favor, toma este efá* de grano tostado y estos 10 panes. Llévalos pronto al campamento y dáselos a tus hermanos. 18 Y al jefe de mil llévale estos 10 quesos.* Averigua también cómo están tus hermanos y tráeme alguna prueba de que están bien”. 19 Ellos estaban con Saúl y con todos los demás hombres de Israel en el valle* de Elá+ para luchar contra los filisteos.+

20 Así que David se levantó muy temprano y dejó a alguien cuidando a las ovejas. Entonces tomó las cosas y se fue, como Jesé le había mandado. Cuando llegó al campamento, el ejército estaba saliendo a la línea de batalla dando un grito de guerra. 21 Israel y los filisteos se colocaron frente a frente en línea de batalla. 22 Enseguida, David dejó sus cosas con el que vigilaba las pertenencias y se fue corriendo a la línea de batalla. Al llegar allí, les preguntó a sus hermanos si estaban bien.+

23 Mientras hablaba con ellos, apareció el campeón Goliat,+ el filisteo de Gat. Salió de la línea de batalla de los filisteos y repitió su desafío.+ Y David lo oyó. 24 Cuando todos los hombres de Israel vieron a Goliat, retrocedieron aterrorizados.+ 25 Los hombres de Israel decían: “¿Han visto al hombre que está saliendo? Viene a desafiar a* Israel.+ A quien lo venza el rey le dará grandes riquezas y a su propia hija.+ Además, la familia de su padre quedará libre de obligaciones en Israel”.

26 David empezó a preguntarles a los hombres que estaban cerca de él: “¿Qué recompensa se le dará al hombre que venza a este filisteo y acabe con esta humillación para Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso para desafiar al* ejército del Dios vivo?”.+ 27 Ellos le dijeron lo mismo y añadieron: “Así se recompensará al hombre que lo venza”. 28 Cuando Eliab,+ el hermano mayor, escuchó a David hablando con los hombres, se enojó con él y le dijo: “¿Para qué viniste? ¿Con quién dejaste esas pocas ovejas en el desierto?+ Te conozco, eres un insolente y tienes malas intenciones en tu corazón. Solo has bajado aquí para ver la batalla”. 29 David le respondió: “¿Y ahora qué he hecho? ¡Solo era una pregunta!”. 30 Entonces lo dejó y se fue a preguntarles lo mismo a otros,+ que le dieron la misma respuesta.+

31 Algunos oyeron lo que David había estado diciendo y se lo contaron a Saúl. Así que Saúl lo mandó llamar. 32 Y David le dijo a Saúl: “Que nadie se acobarde* por culpa de ese filisteo. Yo, tu siervo, saldré a pelear con él”.+ 33 Pero Saúl le respondió a David: “Tú no puedes ir a luchar contra ese filisteo. Eres solo un muchacho+ y él ha sido guerrero desde joven”. 34 David entonces le dijo a Saúl: “Mi señor, soy pastor del rebaño de mi padre. Una vez vino un león+ y otra vez un oso, y cada uno se llevó una oveja del rebaño. 35 Yo los perseguí y los derribé, y rescaté a las ovejas de su boca. Cuando me atacaron, los agarré del pelaje,* los derribé y los maté. 36 Tu siervo ya mató a un león y a un oso, y ese filisteo incircunciso va a acabar igual que ellos porque ha desafiado al* ejército del Dios vivo”.+ 37 Y David añadió: “Jehová me libró de las garras del león y del oso, y también me librará de las manos de ese filisteo”.+ Saúl entonces le dijo a David: “Ve, y que Jehová esté contigo”.

38 Saúl ahora vistió a David con su propia ropa de combate. Le puso un casco de cobre y luego una coraza. 39 Después David se ató la espada encima de la ropa y trató de caminar. Pero no pudo, porque no estaba acostumbrado a llevar todo eso. Entonces David le dijo a Saúl: “Yo no me puedo mover con estas cosas, porque no estoy acostumbrado a usarlas”. Así que se las quitó de encima. 40 Luego tomó su bastón, fue a elegir cinco piedras lisas del riachuelo* y las metió en el bolsillo de su bolsa de pastor. Entonces, con su honda+ en la mano, se fue acercando al filisteo.

41 Por otro lado, el filisteo fue acercándose más y más a David, y su escudero iba delante. 42 Cuando el filisteo vio que David no era más que un muchacho guapo y de piel sonrosada,+ empezó a burlarse de él con desprecio. 43 Le dijo a David: “¿Acaso soy un perro+ para que vengas a atacarme con un palo?”. Y el filisteo lo maldijo invocando a sus dioses. 44 Además, el filisteo le dijo a David: “Acércate y verás. Voy a echarles tu carne a las aves del cielo y a los animales del campo”.

45 Y David le contestó al filisteo: “Tú vienes a pelear conmigo con una espada, una lanza y una jabalina,+ pero yo voy a pelear contigo en el nombre de Jehová de los ejércitos,+ el Dios de las tropas de Israel, a quien tú has desafiado.*+ 46 Hoy mismo Jehová te entregará en mis manos,+ y yo te venceré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo dejaré los cadáveres del ejército filisteo para las aves del cielo y para las fieras de la tierra. Y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel.+ 47 Todos los que están aquí sabrán* que Jehová no necesita ni espadas ni lanzas para salvarnos.+ La batalla es de Jehová,+ y él los entregará a todos ustedes en nuestras manos”.+

48 Entonces, el filisteo fue acercándose cada vez más a David para enfrentarse con él, y David fue corriendo a su encuentro, hacia la línea de batalla. 49 David metió la mano en la bolsa, sacó una piedra, la lanzó con la honda y le dio al filisteo en plena frente. La piedra se le clavó en la frente, y él cayó bocabajo.+ 50 Así que David venció al filisteo con una honda y una piedra. Derribó al filisteo y lo mató, y eso que no llevaba espada.+ 51 David siguió corriendo y se plantó sobre él. Agarró la espada del filisteo,+ la sacó de su vaina y le cortó la cabeza para asegurarse de que muriera. En cuanto los filisteos vieron que su héroe había muerto, salieron huyendo.+

52 Al ver esto, los hombres de Israel y de Judá se pusieron a gritar y persiguieron a los filisteos desde el valle+ hasta las puertas de Ecrón,+ y los cadáveres de los filisteos fueron quedando por el camino de Saaraim,+ hasta Gat y hasta Ecrón. 53 Después de perseguir intensamente a los filisteos, los israelitas regresaron y saquearon sus campamentos.

54 Entonces David llevó la cabeza del filisteo a Jerusalén, pero las armas del filisteo las guardó en su propia tienda de campaña.+

55 Ahora bien, en cuanto Saúl vio que David salía a enfrentarse con el filisteo, le preguntó a Abner,+ el jefe del ejército: “Abner, ¿quién es el padre de ese muchacho?”.+ Y Abner le respondió: “Oh, rey, te juro que* no lo sé”. 56 El rey le dijo: “Averigua quién es el padre de ese joven”. 57 Así que, tan pronto como David regresó de vencer al filisteo, Abner lo llevó delante de Saúl. David llevaba la cabeza del filisteo+ en la mano. 58 Saúl ahora le preguntó: “¿Quién es tu padre, muchacho?”. David le respondió: “Soy hijo de tu siervo Jesé+ el betlemita”.+

18 En cuanto David terminó de conversar con Saúl, surgió una gran amistad entre Jonatán+ y David,* y Jonatán empezó a quererlo como a sí mismo.+ 2 Desde aquel día, Saúl hizo que David se quedara con él y no lo dejó volver a la casa de su padre.+ 3 Jonatán quería a David como a sí mismo,+ así que él y David hicieron un pacto.+ 4 Además, Jonatán se quitó la túnica sin mangas que llevaba puesta y se la dio a David, y también le dio su ropa de combate, su espada, su arco y su cinturón. 5 David empezó a salir a combatir y, sin importar adonde lo enviara Saúl, siempre tenía éxito.*+ Así que Saúl lo puso al mando de los hombres de guerra.+ Y esto les pareció bien a los siervos de Saúl y a todo el pueblo.

6 Cuando David y los soldados regresaban de derrotar a los filisteos, las mujeres salían de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl. Iban cantando+ y bailando con alegría, con panderetas+ y laúdes. 7 Las mujeres que celebraban la victoria cantaban:

“Saúl ha derrotado a miles,

y David, a decenas de miles”.+

8 Saúl acabó enojándose muchísimo.+ La canción no le gustaba nada. Dijo: “De David dicen decenas de miles, pero de mí... solo miles. ¡Ahora solo falta que lo hagan rey!”.+ 9 Desde ese día, Saúl siempre miró a David con desconfianza.

10 Al día siguiente, un mal espíritu de parte de Dios se apoderó de Saúl,+ y él empezó a comportarse de una manera extraña* en la casa. Esto ocurrió mientras David tocaba el arpa,+ como en otras ocasiones. Entonces Saúl, que tenía una lanza en la mano,+ 11 se la arrojó a David.+ Se dijo: “¡Lo voy a clavar en la pared!”. Esto pasó dos veces, y las dos David consiguió escapar de él. 12 Saúl entonces tuvo miedo de David, porque Jehová estaba con David+ pero se había apartado de Saúl.+ 13 Por eso, Saúl lo alejó de su lado y lo hizo jefe de mil. David era quien dirigía al ejército en las batallas.*+ 14 A David todo le salía bien,*+ y Jehová estaba con él.+ 15 Como Saúl veía que a David le iba tan bien, empezó a tenerle miedo. 16 Pero todo Israel y Judá amaban a David porque él los dirigía en las batallas.

17 Saúl luego le dijo a David: “Te voy a dar a Merab,+ mi hija mayor, para que te cases con ella.+ Solo te pido que me sigas sirviendo con valentía y pelees las guerras de Jehová”.+ Y es que Saúl pensaba: “No lo mataré con mis propias manos. Que muera a manos de los filisteos”.+ 18 Pero David le preguntó a Saúl: “¿Quién soy yo y quiénes son mis parientes, la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?”.+ 19 Sin embargo, cuando llegó el momento de que Merab, la hija de Saúl, le fuera entregada a David, resultó que ya la habían casado con Adriel+ el meholatita.

20 Ahora bien, Mical,+ la otra hija de Saúl, estaba enamorada de David. Cuando se lo contaron a Saúl, le agradó la noticia. 21 Saúl pensó: “Se la ofreceré, y así ella servirá de trampa para que él caiga en manos de los filisteos”.+ Así que, por segunda vez, Saúl le dijo a David: “Hoy te convertirás en mi yerno”.* 22 Además, Saúl les ordenó a sus siervos: “Díganle a David en secreto: ‘El rey está muy contento contigo, y todos sus siervos te tienen cariño. Así que hazte yerno del rey’”. 23 Cuando los siervos de Saúl le dijeron esto a David, él les contestó: “¿Se creen que es tan fácil que un hombre como yo, pobre e insignificante, se convierta en yerno del rey?”.+ 24 Entonces los siervos de Saúl le contaron lo que David había dicho.

25 Pero Saúl les ordenó: “Díganle esto a David: ‘Lo único que el rey quiere como dote* por su hija+ son 100 prepucios+ de filisteos, para vengarse de sus enemigos’”. Y es que Saúl estaba planeando que David muriera a manos de los filisteos. 26 Sus siervos le llevaron el mensaje a David, y a él le agradó la idea de convertirse en yerno del rey.+ Antes de que se cumpliera el plazo, 27 David salió con sus hombres, mató a 200 filisteos y le trajo al rey los prepucios de todos ellos para poder convertirse en su yerno. Por lo tanto, Saúl le entregó por esposa a su hija Mical.+ 28 Saúl se dio cuenta de que Jehová estaba con David+ y de que su hija Mical lo amaba.+ 29 Esto hizo que Saúl le tuviera aún más miedo a David. Y Saúl se convirtió en enemigo de David para el resto de su vida.+

30 Cada vez que los príncipes de los filisteos salían a la batalla, David tenía más éxito* que todos los demás siervos de Saúl,+ y su nombre era muy respetado.+

19 Más adelante, Saúl les dijo a su hijo Jonatán y a todos sus siervos que planeaba matar a David.+ 2 Pero Jonatán, que quería mucho a David,+ se lo contó. Le dijo: “Mi padre Saúl quiere matarte. Por favor, ten mucho cuidado mañana por la mañana. Busca un lugar donde esconderte y quédate ahí. 3 Yo saldré con mi padre al campo, cerca de donde vas a estar tú. Le hablaré de ti y, si me entero de algo, te lo diré sin falta”.+

4 Así que Jonatán le habló bien de David+ a su padre Saúl. Le dijo: “El rey no debe pecar contra su siervo David. Él no ha pecado contra ti. Todo lo que ha hecho ha sido para tu bien. 5 Se jugó la vida* para matar al filisteo+ y, gracias a eso, Jehová le dio una gran victoria* a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste muchísimo. Así que ¿por qué vas a pecar y derramar sangre inocente matando a David sin ningún motivo?”.+ 6 Saúl le hizo caso a Jonatán y juró: “Tan cierto como que Jehová vive, no lo mataré”. 7 Después Jonatán llamó a David y se lo contó todo. Luego lo llevó adonde estaba Saúl, y David siguió sirviéndole igual que antes.+

8 Con el tiempo volvió a estallar la guerra, y David salió a pelear contra los filisteos y mató a muchísimos. Y los filisteos salieron huyendo de él.

9 Un día, un mal espíritu de parte de Jehová vino sobre Saúl+ mientras él estaba sentado en su casa con la lanza en la mano y David estaba tocando el arpa.+ 10 Saúl intentó clavar a David en la pared con la lanza, pero este lo esquivó y la lanza se clavó en la pared. David salió huyendo y escapó esa misma noche. 11 Más tarde, Saúl envió a unos hombres a vigilar la casa de David y a matarlo por la mañana.+ Pero Mical, la esposa de David, le advirtió: “Si no te escapas* esta noche, mañana serás hombre muerto”. 12 Enseguida Mical ayudó a David a bajar por la ventana para que pudiera escapar. 13 Entonces Mical tomó el ídolo doméstico,* lo puso en la cama, colocó una red de pelo de cabra donde va la cabeza y lo tapó con un manto.

14 Cuando llegaron los hombres que Saúl mandó para atrapar a David, ella les dijo: “Está enfermo”. 15 Entonces Saúl los volvió a mandar para ver a David y les dijo: “Tráiganmelo con cama y todo, para matarlo”.+ 16 Cuando los hombres entraron, se encontraron con que en la cama había un ídolo doméstico* y una red de pelo de cabra donde tendría que estar la cabeza de David. 17 Saúl le preguntó a Mical: “¿Por qué me engañaste? ¿Por qué dejaste escapar a mi enemigo?”.+ Mical le respondió: “Es que él me dijo ‘¡O me dejas ir o te mato!’”.

18 David, que había salido huyendo, fue a ver a Samuel en Ramá+ y le contó todo lo que Saúl le había hecho. Luego los dos fueron a Nayot y se quedaron allí.+ 19 Tiempo después, le informaron a Saúl: “David está en Nayot de Ramá”. 20 Enseguida Saúl mandó a unos hombres a capturar a David. Cuando llegaron y vieron a los profetas de más edad profetizando y a Samuel de pie dirigiéndolos, el espíritu de Dios vino sobre ellos y también empezaron a comportarse como profetas.

21 En cuanto Saúl se enteró, mandó a otros hombres, y estos también empezaron a comportarse como profetas. Así que Saúl mandó a un tercer grupo de hombres, y también empezaron a comportarse como profetas. 22 Finalmente, él mismo fue a Ramá. Cuando llegó a la cisterna grande que está en Secú, preguntó: “¿Dónde están Samuel y David?”. Le respondieron: “Allí, en Nayot+ de Ramá”. 23 Mientras iba camino a Nayot de Ramá, el espíritu de Dios vino sobre él también. Y se comportó como un profeta todo el camino hasta que llegó a Nayot de Ramá. 24 Él también se quitó la ropa y se comportó como un profeta delante de Samuel. Y estuvo allí tendido desnudo* todo ese día y toda esa noche. De ahí que se diga “¿Acaso también Saúl es profeta?”.+

20 David entonces salió huyendo de Nayot de Ramá. Fue a ver a Jonatán y le preguntó: “¿Qué he hecho?+ ¿Cuál es mi delito? ¿Qué pecado he cometido contra tu padre para que quiera quitarme la vida?”. 2 Jonatán le respondió: “¡Tú no vas a morir! ¡Eso ni pensarlo!+ Mira, mi padre no va a hacer nada sin contármelo antes, sea lo que sea. ¿Por qué me iba a ocultar este asunto? No, eso no va a pasar”. 3 Pero David le insistió con un juramento. Le dijo: “Tu padre sabe perfectamente que me tienes cariño+ y pensará: ‘Es mejor que Jonatán no se entere para que no sufra’. ¡Te juro que, tan cierto como que Jehová y tú viven, yo estoy a un solo paso de la muerte!”.+

4 Y Jonatán le dijo a David: “Haré por ti lo que tú me pidas”. 5 Entonces David le dijo a Jonatán: “Mañana es luna nueva,+ y se espera que me siente a comer con el rey. Este es el plan: tú dejarás que me vaya y yo me quedaré escondido en el campo hasta pasado mañana al atardecer. 6 Si tu padre se da cuenta de que no estoy, entonces dile: ‘David me suplicó que le diera permiso para ir rápido a su ciudad, a Belén,+ porque allí se va a ofrecer un sacrificio anual para toda su familia’.+ 7 Si dice ‘Está bien’, significa que no corro peligro.* Pero, si se enoja, ten la seguridad de que está decidido a hacerme daño. 8 Muéstrame amor leal,+ porque hiciste un pacto conmigo, tu siervo, delante de Jehová.+ Ahora bien, si soy culpable de algo,+ mátame tú mismo. ¿Para qué me vas a entregar a tu padre?”.

9 A lo que Jonatán dijo: “¡Cómo se te ocurre decir eso! Si me enterara de que mi padre ha decidido hacerte daño, ¿no crees que te lo diría?”.+ 10 Entonces David le preguntó a Jonatán: “Pero ¿quién me avisará si tu padre reacciona de mala manera?”. 11 Jonatán le respondió a David: “Ven, salgamos al campo...”. Así que los dos salieron al campo, 12 y Jonatán le dijo a David: “Pongo por testigo a Jehová, el Dios de Israel, de que mañana o pasado mañana, más o menos a esta hora, intentaré averiguar qué piensa mi padre. Si veo que su actitud hacia ti* es buena, enviaré a alguien a avisarte. 13 Que Jehová me* castigue severamente si me entero de que mi padre quiere hacerte daño y no te aviso para que te pongas a salvo. Que Jehová esté contigo+ igual que estuvo con mi padre.+ 14 ¿Acaso tú no me mostrarás el amor leal de Jehová mientras yo viva y aun después de mi muerte?+ 15 Nunca dejes de mostrarles amor leal a los de mi casa,+ ni siquiera cuando Jehová elimine de la faz de la tierra a todos tus enemigos”.* 16 Así Jonatán hizo un pacto con la casa de David. También dijo: “Jehová les pedirá cuentas a los enemigos de David”. 17 Y Jonatán hizo que David volviera a jurar por el cariño que le tenía, porque lo quería como a sí mismo.+

18 Jonatán entonces le dijo: “Mañana es luna nueva+ y se notará que no estás, porque tu asiento estará vacío. 19 Y pasado mañana se notará todavía más que no estás. Entonces tienes que venir al lugar donde te escondiste el otro día* y ponerte cerca de esta piedra. 20 Yo dispararé tres flechas a un lado de ella como si estuviera apuntando a algo. 21 Cuando mande al sirviente, le diré: ‘Vete a buscar las flechas’. Si me escuchas decirle ‘¡Mira! Las flechas están más para acá, recógelas’, entonces es que puedes volver porque, tan cierto como que Jehová vive, eso significa que todo está bien y no corres peligro. 22 Pero, si me escuchas decirle al muchacho ‘¡Mira! Las flechas están más para allá’, entonces vete, porque Jehová quiere que te vayas. 23 Que Jehová sea testigo para siempre+ de la promesa que tú y yo nos hemos hecho”.+

24 Así que David se escondió en el campo. Y, cuando llegó la luna nueva, el rey se sentó a la mesa a comer.+ 25 El rey estaba sentado en su asiento de siempre, junto a la pared. Enfrente de Saúl estaba sentado Jonatán, y al lado de Saúl estaba sentado Abner.+ Pero el asiento de David estaba vacío. 26 Aquel día Saúl no dijo nada porque pensaba: “Algo le habrá pasado y estará impuro.+ Eso debe ser, todavía no se habrá purificado”. 27 Pero, como el día después de la luna nueva —el segundo día— el asiento de David seguía vacío, Saúl le preguntó a su hijo Jonatán: “¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jesé+ ni ayer ni hoy?”. 28 Jonatán le respondió a Saúl: “David me suplicó que le diera permiso para ir a Belén.+ 29 Me dijo: ‘Déjame ir, por favor, porque mi familia va a ofrecer un sacrificio en la ciudad, y mi propio hermano me pidió que fuera. Así que, si tú lo ves bien, te ruego que me permitas ausentarme para ver a mis hermanos’. Esa es la razón por la que no ha venido a la mesa del rey”. 30 Entonces Saúl se enfureció con Jonatán y le dijo: “¡Hijo de una rebelde! ¿Te crees que no sé que estás de parte del hijo de Jesé? ¡Eres una vergüenza para ti y para tu madre!* 31 Mientras el hijo de Jesé siga vivo aquí en la tierra, tú y tu reino no estarán seguros.+ Así que manda a alguien a buscarlo, porque tiene que morir”.*+

32 Pero Jonatán le respondió a su padre Saúl: “¿Por qué tiene que morir?+ ¿Qué es lo que ha hecho?”. 33 Entonces Saúl le arrojó la lanza para matarlo,+ y a Jonatán le quedó claro que su padre estaba decidido a matar a David.+ 34 Al instante, Jonatán se levantó furioso de la mesa. Y en ese segundo día de la luna nueva no probó bocado. Se sentía muy mal por David+ y porque su propio padre lo había humillado.

35 Por la mañana, Jonatán salió al campo, tal como había acordado con David, y se llevó con él a un joven sirviente.+ 36 Allí le dijo al sirviente: “Corre y busca las flechas que yo dispare”. El sirviente salió corriendo, y Jonatán disparó una flecha más allá de él. 37 Cuando el sirviente llegó adonde estaba la flecha que Jonatán había disparado, Jonatán se puso a gritarle: “¿No está la flecha más para allá?”. 38 Y Jonatán también le gritó: “¡Apúrate! ¡Corre! ¡No pierdas tiempo!”. El sirviente recogió las flechas y volvió con su señor. 39 Pero el sirviente no sospechó nada; solo Jonatán y David sabían qué significaba todo aquello. 40 Luego Jonatán le dio sus armas al sirviente y le dijo: “Vete, llévalas a la ciudad”.

41 Cuando el sirviente se fue, David salió del lugar donde estaba escondido, allí cerca, hacia el sur. Entonces cayó rostro a tierra y se inclinó tres veces. Luego se besaron y lloraron el uno por el otro, pero David fue el que más lloró. 42 Jonatán le dijo a David: “Vete en paz, porque los dos ya juramos+ por el nombre de Jehová. Dijimos: ‘Que Jehová sea testigo para siempre entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos’”.+

Después David se fue y Jonatán volvió a la ciudad.

21 Más tarde, David fue a Nob,+ donde estaba el sacerdote Ahimélec. Cuando Ahimélec lo vio, se puso a temblar de miedo y le preguntó: “¿Por qué estás solo? ¿Cómo es que no hay nadie contigo?”.+ 2 David le respondió al sacerdote Ahimélec: “El rey me encargó hacer algo, pero me dijo: ‘Que nadie se entere de la misión que te he encargado ni de las instrucciones que te he dado’. Yo he citado a mis hombres para encontrarme con ellos en cierto lugar. 3 Y ahora, si tienes cinco panes, te pido que me los des, o que me des lo que tengas”. 4 Pero el sacerdote le respondió a David: “No tengo pan común, solo pan santo.+ Te puedo dar de ese siempre y cuando tus hombres no hayan estado con mujeres”.*+ 5 David le contestó al sacerdote: “Te aseguro que, igual que en otras ocasiones en que he salido a combatir, no hemos estado con ninguna mujer.+ Si en misiones normales los hombres han mantenido sus cuerpos santos, ¡ahora con mucha más razón!”. 6 Así que el sacerdote le dio el pan santo,+ que era el único que tenía. Este pan de la presencia ya no estaba en el tabernáculo delante de Jehová, pues lo habían reemplazado por pan fresco el día en que se hacía el cambio.

7 Ahora bien, uno de los siervos de Saúl —el jefe de sus pastores— estaba allí aquel día porque había tenido que quedarse delante de Jehová. Se llamaba Doeg+ el edomita.+

8 David entonces le dijo a Ahimélec: “¿No tendrás a la mano una lanza o una espada? Es que, como la misión del rey era tan urgente, no me traje ni mi espada ni mis armas”. 9 El sacerdote le respondió: “Tengo la espada de Goliat+ el filisteo, el que mataste en el valle* de Elá.+ Está envuelta en un paño detrás del efod.+ Es la única que te puedo ofrecer. Si quieres usarla, llévatela”. David le dijo: “Sí, dámela. No hay otra igual a esa”.

10 Ese día, David salió de allí y siguió huyendo+ de Saúl. Más tarde, llegó adonde estaba el rey Akís de Gat.+ 11 Y los siervos de Akís le dijeron a su rey: “¿No es este David, el rey de su país? ¿No se referían a él quienes, mientras iban bailando, cantaban:

‘Saúl ha derrotado a miles,

y David, a decenas de miles’?”.+

12 Esas palabras hicieron pensar a David, y sintió mucho miedo+ del rey Akís de Gat. 13 Así que fingió haber perdido el juicio+ y se hizo pasar por loco en medio de ellos.* Se puso a hacer garabatos en las puertas de la entrada de la ciudad y dejó que la baba le cayera por la barba. 14 Por fin Akís les dijo a sus siervos: “¡Este hombre está loco! ¿Para qué me lo traen? 15 ¿Es que no tengo ya bastantes locos para que me traigan a este a hacer locuras delante de mí? ¿Esperan acaso que lo deje entrar en mi casa?”.

22 Así que David se fue de allí+ y se refugió en la cueva de Adulam.+ Cuando sus hermanos y todos los de la casa de su padre se enteraron, bajaron adonde él estaba. 2 Además, se le unieron todos los que tenían problemas o deudas, así como los que estaban descontentos,* y David se convirtió en su líder. Había unos 400 hombres con él.

3 Más tarde, David fue de allí a Mizpé de Moab y le dijo al rey de Moab:+ “Por favor, deja que mi padre y mi madre se queden aquí con ustedes hasta que sepa lo que Dios hará por mí”. 4 Así que los dejó con el rey de Moab, y ellos se quedaron allí todo el tiempo que David estuvo en el refugio.+

5 Más adelante, el profeta Gad+ le dijo a David: “No te quedes en el refugio. Vete a la tierra de Judá”.+ Por eso David se fue de allí y entró en el bosque de Héret.

6 Saúl se enteró de que habían encontrado a David y a los hombres que estaban con él. Le llegó la noticia mientras estaba sentado debajo del tamarisco en el lugar alto de Guibeá.+ Tenía su lanza en la mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él. 7 Entonces Saúl les dijo a los siervos que estaban a su alrededor: “Hagan el favor de escucharme, hombres de Benjamín. ¿Se creen que también el hijo de Jesé+ les dará campos y viñas a todos ustedes? ¿Se creen que él los hará jefes de mil y jefes de cien?+ 8 ¡Todos ustedes se han unido en contra de mí! ¡Ninguno me contó que mi propio hijo hizo un pacto con el hijo de Jesé!+ Nadie se compadece de mí ni me avisa de que mi propio hijo ha hecho que mi siervo me tienda una emboscada, como está pasando ahora”.

9 Entonces Doeg+ el edomita, que estaba al mando de los siervos de Saúl, contestó:+ “Vi al hijo de Jesé llegar a Nob para ver a Ahimélec hijo de Ahitub.+ 10 Y Ahimélec consultó a Jehová en nombre de él y le dio provisiones. Hasta le dio la espada de Goliat el filisteo”.+ 11 Enseguida el rey mandó llamar a Ahimélec hijo de Ahitub el sacerdote y a todos los sacerdotes de la casa de su padre, que estaban en Nob. Y todos fueron adonde estaba el rey.

12 Ahora Saúl dijo: “¡Escúchame, hijo de Ahitub!”. Él respondió: “Aquí estoy, mi señor”. 13 Saúl le dijo: “¿Por qué tú y el hijo de Jesé se han unido contra mí? ¿Cómo es que le diste pan y una espada, y consultaste a Dios en nombre de él? Es mi enemigo y me quiere tender una emboscada, y eso es lo que está pasando ahora”. 14 Al oír esto, Ahimélec le contestó al rey: “¿Acaso tienes algún siervo que sea tan confiable* como David?+ Es yerno del rey,+ jefe de tu guardia personal y alguien respetado en tu casa.+ 15 Esta no es la primera vez que consulto a Dios en su nombre,+ ¿verdad? ¡Yo jamás haría lo que estás diciendo! Mi señor, no me culpes ni a mí ni a nadie de la casa de mi padre. No tenía ni idea de este asunto”.+

16 Pero el rey le dijo: “¡Vas a morir,+ Ahimélec! Tú y todos los de la casa de tu padre”.+ 17 Con eso, el rey les dijo a los guardias* que estaban a su alrededor: “¡Vamos, maten a los sacerdotes de Jehová! ¡Ellos se han puesto de parte de David! ¡Sabían que era un fugitivo, y no me dijeron nada!”. Pero los guardias del rey no quisieron ponerles la mano encima a los sacerdotes de Jehová. 18 El rey entonces le ordenó a Doeg+ el edomita:+ “¡Ve y atácalos tú!”. Al instante, Doeg atacó a los sacerdotes él mismo. Ese día mató a 85 hombres que llevaban puesto el efod de lino.+ 19 También atacó a la gente de Nob,+ la ciudad de los sacerdotes. Mató a espada a hombres y mujeres, a niños y bebés, así como toros, burros y ovejas.

20 Sin embargo, un hijo de Ahimélec hijo de Ahitub que se llamaba Abiatar+ logró escapar y huyó para unirse a David. 21 Abiatar le dijo a David: “Saúl ha matado a los sacerdotes de Jehová”. 22 Al oír esto, David le dijo a Abiatar: “Lo sabía.+ Aquel día, cuando vi allí a Doeg el edomita, supe que se lo contaría a Saúl. Yo soy responsable de la muerte de todos los* de la casa de tu padre. 23 Quédate conmigo. No tengas miedo, porque, si alguien intenta quitarte la vida a ti, será como si me la quisiera quitar a mí. Tendrás mi protección”.+

23 Con el tiempo le dijeron a David: “Los filisteos están atacando Queilá+ y están robando el grano de las eras”. 2 Y David le consultó a Jehová:+ “¿Debo ir a luchar contra esos filisteos?”. Jehová le respondió: “Sí, ve a luchar contra los filisteos y salva a Queilá”. 3 Pero los hombres de David le dijeron: “Si ya tenemos miedo estando aquí en Judá,+ ¡imagínate si vamos a Queilá para luchar contra el ejército filisteo!”.+ 4 Entonces David volvió a consultar a Jehová,+ y esta vez Jehová le contestó: “Ponte en camino. Baja a Queilá, porque voy a entregar a los filisteos en tus manos”.+ 5 De modo que David fue con sus hombres a Queilá y luchó contra los filisteos. Mató a muchísimos y se llevó su ganado. Así fue como David salvó a los habitantes de Queilá.+

6 Ahora bien, cuando Abiatar+ hijo de Ahimélec huyó a Queilá para unirse a David, llevaba con él un efod. 7 Entonces le avisaron a Saúl: “David está en Queilá”. Y Saúl dijo: “Dios me lo ha entregado,*+ porque él mismo se ha metido en una ciudad con puertas y barras, y ahora no puede escapar”. 8 De modo que Saúl reunió a todos sus soldados para combatir, para bajar a Queilá y cercar a David y sus hombres. 9 Cuando David se enteró de lo que Saúl tramaba contra él, le dijo al sacerdote Abiatar: “Trae aquí el efod”.+ 10 Entonces David dijo: “Oh, Jehová, Dios de Israel, he oído que Saúl quiere venir a Queilá y destruir la ciudad por mi causa.+ 11 ¿Me van a entregar los líderes* de Queilá en manos de él? ¿Es cierto que Saúl va a bajar, como ha oído este siervo tuyo? Oh, Jehová, Dios de Israel, díselo a tu siervo, por favor”. Jehová le contestó: “Sí, va a bajar”. 12 Y David le preguntó: “¿Nos entregarán los líderes de Queilá a mí y a mis hombres en manos de Saúl?”. Jehová le respondió: “Sí, los entregarán”.

13 Enseguida David salió de Queilá con sus hombres —alrededor de 600—+ y anduvieron de un lugar para otro. Cuando Saúl se enteró de que David había escapado de Queilá, decidió no ir tras él. 14 David se refugió en lugares de difícil acceso del desierto, en la región montañosa del desierto de Zif.+ Saúl siguió buscándolo y buscándolo,+ pero Jehová no lo entregó en sus manos. 15 Mientras David estaba en el desierto de Zif, en Hores, sabía que* Saúl había salido para quitarle la vida.

16 Jonatán hijo de Saúl fue a Hores para ver a David y lo ayudó a fortalecer su confianza* en Jehová.+ 17 Le dijo: “No tengas miedo, porque mi padre Saúl no te encontrará. Tú vas a ser rey de Israel,+ y yo voy a ser el segundo después de ti. Y mi padre Saúl lo sabe muy bien”.+ 18 Entonces los dos hicieron un pacto+ delante de Jehová. Luego Jonatán se fue a su casa y David se quedó en Hores.

19 Más adelante, los hombres de Zif subieron a Guibeá,+ donde estaba Saúl, y le dijeron: “David está escondido cerca de nosotros,+ en los lugares de difícil acceso de Hores,+ en la colina de Hakilá,+ que está al sur* de Jesimón.*+ 20 Oh, rey, cuando desees bajar, baja. Nosotros lo entregaremos en manos del rey”.+ 21 Saúl les contestó: “Que Jehová los bendiga, porque me han tenido compasión. 22 Vayan, por favor, y traten de descubrir dónde está exactamente y quién lo vio allí, porque según me han dicho es muy astuto. 23 Averigüen bien en qué lugares se esconde y tráiganme alguna prueba. Entonces iré con ustedes y, si está en el país, lo buscaré entre todos los clanes* de Judá”.

24 Así que ellos se adelantaron a Saúl y fueron a Zif.+ Mientras tanto, David y sus hombres estaban en el desierto de Maón,+ en el Arabá,+ al sur de Jesimón. 25 Después llegó Saúl con sus hombres para buscarlo.+ En cuanto David lo supo, bajó hacia el peñasco+ y se quedó en el desierto de Maón. Cuando Saúl se enteró, se puso a perseguirlo por el desierto de Maón. 26 David estaba con sus hombres a un lado de la montaña cuando Saúl llegó al otro lado. David se apresuró para escapar,+ pero Saúl y sus hombres ya estaban a punto de alcanzarlos para capturarlos.+ 27 Sin embargo, vino un mensajero y le dijo a Saúl: “¡Rápido! ¡Tienes que volver! ¡Los filisteos están atacando el país!”. 28 Así que Saúl dejó de perseguir a David+ y fue a luchar contra los filisteos. Por eso se llamó a aquel lugar el Peñasco de las Divisiones.

29 Luego David subió de allí y se refugió en los lugares de difícil acceso de En-Guedí.+

24 En cuanto Saúl volvió de haber perseguido a los filisteos, le dieron esta noticia: “David está en el desierto de En-Guedí”.+

2 Así que Saúl se llevó a 3.000 de los mejores soldados de todo Israel y fue a buscar a David y sus hombres por los precipicios rocosos de las cabras monteses. 3 Entonces Saúl llegó a los corrales de ovejas hechos de piedra que estaban junto al camino. Allí había una cueva, y él entró en ella para hacer sus necesidades.* Y resulta que David y sus hombres estaban sentados al fondo de la cueva.+ 4 Los hombres de David le dijeron: “Este es el día en que Jehová te está diciendo: ‘Mira, aquí te entrego a tu enemigo en tus manos.+ Puedes hacer con él lo que te parezca bien’”. Así que David se levantó y, sin hacer ruido, cortó el borde de la túnica sin mangas de Saúl. 5 Pero después David sintió que su corazón* lo condenaba+ por haberle cortado a Saúl el borde de su túnica sin mangas. 6 Les dijo a sus hombres: “No puedo hacerle esto a mi señor, porque es el ungido de Jehová. Sabiendo cómo ve Jehová las cosas, jamás se me ocurriría ponerle la mano encima al ungido de Jehová”.+ 7 Con estas palabras, David detuvo* a sus hombres y no los dejó atacar a Saúl. Saúl, por su parte, salió de la cueva y siguió su camino.

8 Entonces David se levantó, salió de la cueva y le gritó a Saúl: “¡Mi señor el rey!”.+ Cuando Saúl miró atrás, David se inclinó rostro a tierra y se postró. 9 David le preguntó a Saúl: “¿Por qué escuchas a quienes dicen ‘David quiere hacerte daño’?+ 10 Hoy puedes ver con tus propios ojos que Jehová te entregó en mis manos en la cueva. Me dijeron que te matara,+ pero sentí compasión por ti y me dije: ‘No le pondré la mano encima a mi señor, porque es el ungido de Jehová’.+ 11 Y mira, padre mío, mira el borde de tu túnica sin mangas que tengo en la mano. Cuando lo corté, pude haberte matado, y no lo hice. Ahora puedes ver y darte cuenta de que no tengo ninguna intención de hacerte daño ni de rebelarme. Yo no he pecado contra ti.+ En cambio, tú me andas buscando para quitarme la vida.+ 12 Que Jehová haga de juez entre tú y yo.+ Que sea Jehová quien me vengue de ti.+ Pero yo, yo no pienso ponerte la mano encima.+ 13 Como bien dice el antiguo proverbio, ‘De los malos sale maldad’. Por eso yo no voy a ponerte la mano encima. 14 ¿A quién quiere atrapar el rey de Israel? ¿A quién estás persiguiendo? ¿A mí, que soy un perro muerto, una simple pulga?+ 15 Que Jehová sea el juez y juzgue entre tú y yo. Él se fijará en este asunto y me defenderá.+ Me hará justicia y me librará de tus manos”.

16 En cuanto David acabó de decirle estas palabras, Saúl preguntó: “David, hijo mío, ¿es esa tu voz?”.+ Saúl entonces empezó a llorar muy fuerte. 17 Y le dijo a David: “Tú eres más justo que yo, porque tú has sido bueno conmigo y yo te lo he pagado tratándote muy mal.+ 18 Me has contado ahora el bien que me hiciste, porque Jehová me entregó en tus manos pero no me mataste.+ 19 ¿Quién encuentra a su enemigo y lo deja irse sin hacerle nada? Jehová te recompensará+ por lo que hoy has hecho por mí. 20 Mira, ahora sé muy bien que tú vas a ser rey+ y que el reino de Israel permanecerá en tus manos. 21 Y, ahora, júrame por Jehová+ que no acabarás con mis descendientes cuando yo ya no esté. Júrame que no borrarás mi nombre de la familia de mi padre”.+ 22 Así que David se lo juró a Saúl. Después de eso, Saúl se fue a su casa+ y David subió con sus hombres al refugio.+

25 Con el tiempo, Samuel+ murió. Todo Israel se reunió para llorar su muerte, y lo enterraron en Ramá,+ donde estaba su casa. David entonces bajó al desierto de Parán.

2 Ahora bien, había un hombre muy rico en Maón+ que tenía su ganado en Carmelo.*+ Era dueño de 3.000 ovejas y 1.000 cabras. Y resulta que estaba esquilando sus ovejas en Carmelo. 3 El hombre, que era calebita,+ se llamaba Nabal,+ y su esposa, Abigaíl.+ Ella era una mujer sensata y hermosa, pero su esposo era áspero y hacía cosas malas.+ 4 Estando en el desierto, David se enteró de que Nabal estaba esquilando sus ovejas. 5 Así que David les dijo a 10 de sus hombres: “Suban a Carmelo, busquen a Nabal y pregúntenle de mi parte cómo está. 6 Díganle: ‘Que vivas muchos años, que te vaya bien a ti* y que les vaya bien a los de tu casa y a todo lo que te pertenece. 7 He oído que ahora estás esquilando las ovejas. Pues bien, cuando tus pastores estaban con nosotros, no los molestamos,+ y nadie les quitó nada durante todo el tiempo que estuvieron en Carmelo. 8 Pregúntales a tus hombres y ellos te lo dirán. Por eso te ruego que recibas bien a los míos, porque hemos llegado en una época de mucha alegría.* Por favor, dales a tus siervos y a tu hijo David cualquier cosa que puedas darnos’”.+

9 Así que los hombres de David subieron y le dieron a Nabal este mensaje de David. Cuando terminaron, 10 Nabal les dijo a los siervos de David: “¿Y quién es ese David? ¿Qué se cree el hijo de Jesé? Hoy en día hay muchos siervos que se escapan de sus amos.+ 11 ¿Por qué iba yo a darles mi pan y mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores a unos hombres que vienen de quién sabe dónde?”.

12 Los hombres de David regresaron y le contaron todo lo que Nabal había dicho. 13 Al instante, David les ordenó a sus hombres: “¡Que cada uno tome su espada!”.+ Así que todos se colocaron su espada, y David también. Unos 400 hombres subieron con él, y unos 200 se quedaron vigilando las pertenencias.

14 Mientras tanto, uno de los siervos le avisó a Abigaíl, la esposa de Nabal. Le dijo: “Mira, David envió unos mensajeros desde el desierto para desearle todo lo mejor a nuestro amo, pero él les gritó y los insultó.+ 15 Esos hombres fueron muy buenos con nosotros. Nunca nos molestaron, y nadie nos quitó nada durante todo el tiempo que estuvimos con ellos en los campos.+ 16 Fueron como una muralla para nosotros, tanto de día como de noche. Nos protegieron todo el tiempo que estuvimos con ellos pastoreando el rebaño. 17 Ahora decide qué vas a hacer. Porque esto va a acabar muy mal para el amo y para todos los de su casa.+ Y es que él es un hombre tan despreciable*+ que no se puede hablar con él”.

18 Enseguida Abigaíl+ tomó 200 panes, 2 jarras grandes de vino, 5 ovejas ya preparadas, 5 seas* de grano tostado, 100 tortas de pasas y 200 tortas de higos comprimidos, y lo cargó todo sobre unos burros.+ 19 Entonces les dijo a sus siervos: “Vayan yendo, que yo los sigo”. Pero no le dijo nada a su esposo Nabal.

20 Mientras ella bajaba en burro por una parte oculta de la montaña, David y sus hombres iban bajando en dirección a ella, de modo que se la encontraron. 21 David había estado diciendo: “Yo protegí todo lo que este individuo tenía en el desierto, pero no ha servido para nada. Nadie le quitó nada,+ y aun así él me devuelve mal por bien.+ 22 Si antes de la mañana yo no he acabado con todos sus hombres,* que Dios castigue severamente a los enemigos de David”.*

23 Cuando Abigaíl vio a David, enseguida se bajó del burro y se lanzó al suelo rostro a tierra delante de David. 24 Entonces se tiró a sus pies y le dijo: “Señor mío, échame la culpa a mí. Te ruego que me permitas hablarte. Escucha las palabras de tu sierva. 25 Por favor, mi señor, no le hagas caso a Nabal.+ Es un hombre despreciable que hace honor a su nombre. Se llama Nabal* y es un insensato. Pero yo, tu sierva, no vi a los hombres que mi señor envió. 26 Y ahora, señor mío, tan cierto como que Jehová y tú viven, es Jehová quien te está frenando+ para que no te tomes la justicia* por tu mano y te hagas culpable de derramar sangre.+ Que tus enemigos y los que quieren hacerte daño se vuelvan como Nabal. 27 Y ahora, mi señor, deja que los hombres que te acompañan+ reciban este regalo*+ que tu sierva te ha traído. 28 Perdona, por favor, si tu sierva te ha ofendido. Yo sé que Jehová sin falta hará que tu casa* sea duradera,+ mi señor. Porque tú peleas las guerras de Jehová+ y en toda tu vida no se ha encontrado nada malo en ti.+ 29 Mi señor, cuando alguien te persiga y trate de quitarte la vida, Jehová tu Dios tendrá tu vida bien guardada en la bolsa de la vida. Pero la vida de tus enemigos la lanzará lejos, como se lanza una piedra con la honda.* 30 Y, cuando Jehová haya cumplido todas las cosas buenas que te ha prometido y te haga líder de Israel,+ 31 no tendrás que lamentarte ni arrepentirte* en tu corazón por haberte tomado la justicia* por tu mano+ y haber derramado sangre sin motivo. Mi señor, cuando Jehová te bendiga, acuérdate de tu sierva”.

32 Ante esto, David le dijo a Abigaíl: “¡Alabado sea Jehová, el Dios de Israel, que te ha enviado este día a mi encuentro! 33 ¡Bendita sea tu sensatez! Que Dios te bendiga por haberme librado de tomarme la justicia* por mi mano y de hacerme culpable de derramar sangre.+ 34 Tan cierto como que vive Jehová, el Dios de Israel —quien ha evitado que te haga daño—,+ si no hubieras venido enseguida a hablar conmigo,+ ni un solo hombre* de Nabal habría quedado vivo al amanecer”.+ 35 Entonces David aceptó lo que ella le había traído y le dijo: “Sube en paz a tu casa. He escuchado lo que has dicho y voy a hacer lo que me pides”.

36 Más tarde, Abigaíl volvió con Nabal, que estaba en su casa dándose un festín de rey. Nabal* estaba muy alegre, borracho a más no poder. Así que ella no le dijo nada hasta que amaneció. 37 Pero por la mañana, cuando a Nabal ya se le había pasado la borrachera, su esposa se lo contó todo. Entonces su corazón se quedó como el de un muerto, y él se quedó tieso como una piedra. 38 Unos 10 días después, Jehová hizo que Nabal muriera.

39 Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, dijo: “¡Alabado sea Jehová! Nabal me humilló,+ pero Jehová ha defendido mi caso.+ Evitó que hiciera algo malo+ e hizo que la maldad de Nabal se volviera contra él”.* Luego David le mandó un mensaje a Abigaíl para pedirle que se casara con él. 40 Los siervos de David llegaron a Carmelo y le dijeron a Abigaíl: “David nos mandó buscarte porque quiere casarse contigo”. 41 De inmediato, ella se inclinó rostro a tierra y dijo: “Aquí estoy, dispuesta a ser su esclava, su sierva, para lavar los pies+ de los siervos de mi señor”. 42 Abigaíl+ rápidamente se levantó, se montó en su burro y, con cinco sirvientas siguiéndola a pie, acompañó a los mensajeros de David y se convirtió en su esposa.

43 David también se había casado con Ahinoam,+ que era de Jezreel.+ Así que las dos fueron sus esposas.+

44 Ahora bien, Saúl había casado a su hija Mical+ —la esposa de David— con Paltí+ hijo de Lais, que era de Galim.

26 Tiempo después, los hombres de Zif+ fueron a Guibeá+ y le dijeron a Saúl: “David está escondido en la colina de Hakilá, frente a Jesimón”.*+ 2 Así que Saúl bajó al desierto de Zif con 3.000 de los mejores soldados de Israel para buscar allí a David.+ 3 Saúl acampó junto al camino, en la colina de Hakilá, que está frente a Jesimón. Y David, que estaba viviendo en el desierto, oyó que Saúl había venido a buscarlo. 4 Así que David envió unos espías para ver si era verdad que Saúl estaba por allí. 5 Luego David fue hasta el lugar donde estaba acampado Saúl y vio dónde estaban durmiendo Saúl y el jefe de su ejército, Abner+ hijo de Ner. Saúl estaba acostado en medio del campamento, con sus soldados acampados a su alrededor. 6 David entonces les preguntó a Ahimélec el hitita+ y a Abisái+ hijo de Zeruyá,+ el hermano de Joab: “¿Quién baja conmigo al campamento de Saúl?”. Abisái contestó: “Yo voy contigo”. 7 En la oscuridad de la noche, David y Abisái consiguieron entrar en el campamento, y encontraron a Saúl dormido con su lanza clavada en la tierra junto a su cabeza. Abner y los soldados estaban acostados alrededor de él.

8 Abisái le dijo a David: “Hoy Dios te está entregando a tu enemigo en tus manos.+ Por favor, déjame clavarlo al suelo con la lanza. Un solo golpe bastará, no tendré que darle otro”. 9 Pero David le dijo a Abisái: “No le hagas daño. ¿Quién puede ponerle la mano encima al ungido de Jehová+ sin hacerse culpable?”.+ 10 Y David agregó: “Tan cierto como que Jehová vive, Jehová mismo lo matará+ o algún día morirá+ como morimos todos o irá a luchar y perderá la vida en la batalla.+ 11 Sabiendo cómo ve Jehová las cosas, ¡jamás se me ocurriría ponerle la mano encima al ungido de Jehová!+ Por eso, toma la lanza que está junto a su cabeza y la jarra de agua, y vámonos”. 12 A continuación, David agarró la lanza y la jarra de agua que estaban junto a la cabeza de Saúl, y se fueron de allí. Nadie los vio+ ni se enteró de nada. Todos estaban dormidos. No se despertaron porque Jehová los había hecho caer en un sueño profundo. 13 Entonces David cruzó al otro lado del valle y se detuvo en la cima de una montaña, bastante lejos de ellos.

14 Y David les gritó a los soldados y a Abner+ hijo de Ner: “¡Abner! ¡Contéstame!”. Abner le respondió: “¿Quién eres tú, que andas gritándole al rey?”. 15 David le dijo a Abner: “Tú eres un hombre valiente, ¿no? En Israel no hay nadie como tú. Entonces, ¿cómo es que no estuviste pendiente de tu señor el rey? Porque un soldado entró en el campamento para matarlo.+ 16 No cumpliste con tu deber. Tan cierto como que Jehová vive, ustedes merecen morir, porque no han estado pendientes de su señor, el ungido de Jehová.+ ¡Echa un vistazo! ¿Dónde están la lanza del rey y la jarra de agua+ que estaban junto a su cabeza?”.

17 Saúl entonces reconoció la voz de David y le dijo: “David, hijo mío, ¿es esa tu voz?”.+ Y David le respondió: “Sí, es mi voz, mi señor el rey”. 18 Y añadió: “Mi señor, ¿por qué persigues a este siervo tuyo?+ ¿Qué es lo que he hecho? ¿De qué se me culpa?+ 19 Mi señor el rey, por favor, escucha a tu siervo. Si es Jehová quien te ha puesto en mi contra, le presentaré una ofrenda de grano y que él la acepte.* Pero, si son hombres quienes lo han hecho,+ malditos sean delante de Jehová. Porque me han echado, me han apartado de la herencia de Jehová.+ Es como si me dijeran ‘¡Vete, adora a otros dioses!’. 20 Ahora te ruego que mi sangre no caiga al suelo lejos de la presencia de Jehová. El rey de Israel ha salido a buscar una simple pulga+ como si estuviera cazando una perdiz por las montañas”.

21 Saúl le respondió: “He pecado.+ Vuelve, hijo mío, David, que no voy a hacerte más daño, pues hoy has considerado que mi vida es valiosa.+ Yo me he portado como un tonto. He cometido un grave error”. 22 David le respondió: “Aquí está la lanza del rey. Que uno de tus hombres venga a buscarla. 23 Ya Jehová le pagará a cada uno según su propia justicia+ y su propia fidelidad. Porque, aunque Jehová te entregó hoy en mis manos, yo no quise ponerle la mano encima al ungido de Jehová.+ 24 Que mi vida sea valiosa a los ojos de Jehová tal como hoy tu vida fue valiosa para mí. Que él me libre de toda angustia”.+ 25 Saúl le respondió: “Que Dios te bendiga, hijo mío, David. Tú harás cosas grandes, y lo que hagas te saldrá bien”.+ Entonces David siguió su camino y Saúl regresó a su casa.+

27 Pero David dijo en su corazón: “Algún día moriré a manos de Saúl. Lo mejor que puedo hacer es irme+ a la tierra de los filisteos. Así Saúl dejará de buscarme por todo el territorio de Israel+ y me libraré de caer en sus manos”. 2 Así que David y los 600 hombres+ que iban con él fueron adonde estaba Akís+ hijo de Maoc, el rey de Gat. 3 David y sus hombres se quedaron en Gat con Akís, cada uno con los de su casa. A David lo acompañaban sus dos esposas: Ahinoam+ de Jezreel y Abigaíl+ la carmelita, la viuda de Nabal. 4 Cuando le dijeron a Saúl que David había huido a Gat, dejó de buscarlo.+

5 Entonces David le dijo a Akís: “Si te parece bien, desearía recibir un lugar donde vivir en una de las ciudades de la zona rural. Pues ¿por qué debería tu siervo vivir contigo en la ciudad real?”. 6 Y aquel día Akís le dio Ziclag.+ Por eso Ziclag pertenece a los reyes de Judá hasta el día de hoy.

7 El tiempo* que David vivió en la zona rural de los filisteos fue un año y cuatro meses.+ 8 Y David subía con sus hombres a atacar a los guesuritas,+ los guirzitas y los amalequitas,+ pues vivían en la región que iba de Telam a Sur+ y hasta la tierra de Egipto. 9 Cuando David atacaba la región, no dejaba vivo ni hombre ni mujer.+ Pero se llevaba los rebaños, las vacas, los burros y los camellos, y también la ropa. Luego regresaba adonde estaba Akís. 10 Entonces Akís le preguntaba: “¿Qué lugares atacaste hoy?”. Y David le respondía: “El sur* de Judá”,+ o “El sur del territorio de los jerahmeelitas”,+ o “El sur del territorio de los quenitas”.+ 11 David mataba a todo hombre y mujer para que ninguno fuera llevado a Gat, porque decía: “No vaya a ser que nos delaten y digan ‘David hizo esto y lo otro’”. (Esta fue su táctica todo el tiempo que vivió en la zona rural de los filisteos). 12 Akís le creía a David y pensaba: “Seguro que su pueblo Israel ahora lo detesta,* así que siempre será mi siervo”.

28 Por aquellos días, los filisteos reunieron sus tropas para combatir contra Israel.+ Así que Akís le dijo a David: “Como tú bien sabes, tú y tus hombres van a ir conmigo a la batalla”.+ 2 Al oír esto, David le respondió: “Sabes perfectamente lo que tu siervo va a hacer”. Y Akís le dijo: “Por eso te haré mi guardaespaldas permanente”.*+

3 Ahora bien, Samuel había muerto, y todo Israel se había puesto de duelo por él y lo había enterrado en Ramá, su ciudad.+ Y Saúl había quitado del país a los médiums y a los adivinos.+

4 Los filisteos se juntaron, fueron a Sunem+ y acamparon allí. Así que Saúl juntó a los soldados de Israel y acamparon en Guilboa.+ 5 Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, le entró miedo y el corazón se le agitó muchísimo.+ 6 Aunque Saúl consultaba a Jehová,+ Jehová nunca le respondió, ni por sueños, ni por el Urim,+ ni por los profetas. 7 Al final, Saúl les ordenó a sus siervos: “Búsquenme una médium,+ que quiero ir a consultarle algo”. Sus siervos le dijeron: “Hay una médium en En-Dor”.+

8 Así que Saúl se disfrazó poniéndose otra ropa y, acompañado de dos de sus hombres, fue de noche a ver a la médium. Le dijo: “Por favor, adivíname el futuro invocando a los espíritus.+ Llámame al que yo te diga”. 9 Pero la mujer le respondió: “Tú tienes que saber lo que hizo Saúl, que quitó del país a los médiums y a los adivinos.+ Entonces, ¿por qué me haces esto? ¿Quieres tenderme una trampa para que me maten?”.+ 10 Saúl entonces le juró por Jehová: “¡Tan cierto como que Jehová vive, no se te acusará de nada en este asunto!”. 11 Al oír esto, la mujer le preguntó: “¿A quién quieres que te llame?”. Él respondió: “Llama a Samuel”. 12 Cuando la mujer vio a “Samuel”,*+ pegó un grito y le dijo a Saúl: “¿Por qué me has engañado? ¡Eres Saúl!”. 13 El rey Saúl le dijo: “No tengas miedo. Pero, dime, ¿qué estás viendo?”. La mujer le respondió: “Veo a alguien subiendo de la tierra. Parece un dios”. 14 Enseguida él le preguntó: “¿Cómo es?”. Ella le respondió: “El que sube es un anciano y lleva puesta una túnica sin mangas”.+ Al darse cuenta de que se trataba de “Samuel”, Saúl se inclinó rostro a tierra y se postró.

15 “Samuel” entonces le preguntó a Saúl: “¿Por qué me has molestado haciéndome subir?”. Saúl le respondió: “Estoy en una situación desesperada. Los filisteos están atacándome, y Dios se ha apartado de mí y ya no me contesta, ni por los profetas ni por sueños.+ Por eso te he llamado, para que me digas qué tengo que hacer”.+

16 Pero “Samuel” le dijo: “¿Y por qué me preguntas a mí si Jehová ya se ha apartado de ti+ y ahora es tu enemigo? 17 Jehová hará lo que predijo por medio de mí: Jehová arrancará de tus manos el reino y se lo dará a otro, a David.+ 18 Tú no obedeciste la voz de Jehová y no acabaste con los amalequitas,+ quienes lo habían enfurecido. Por eso Jehová te está haciendo esto hoy. 19 Además, Jehová hará que Israel y tú caigan en manos de los filisteos.+ Mañana tú+ y tus hijos+ estarán conmigo. Y Jehová también hará que el ejército de Israel caiga en manos de los filisteos”.+

20 Al instante, Saúl se desplomó y quedó tendido en el suelo. Le entró mucho miedo debido a las palabras de “Samuel”. Además, no tenía fuerzas, ya que no había comido nada en todo el día y en toda la noche. 21 Cuando la mujer se acercó a Saúl y lo vio tan afectado, le dijo: “Mi señor, obedecí lo que me ordenaste, arriesgué mi vida*+ para hacer lo que me dijiste. 22 Ahora, mi señor, hazme caso tú a mí, por favor. Deja que te sirva un pedazo de pan para que recuperes las fuerzas y puedas seguir tu camino”. 23 Pero él no quiso y dijo: “No voy a comer nada”. Sin embargo, como sus siervos y la mujer le insistieron, acabó haciéndoles caso. Se levantó del suelo y se sentó en la cama. 24 La mujer tenía en la casa un ternero engordado, así que rápido lo mató.* También tomó harina, la amasó y preparó pan sin levadura. 25 Entonces les sirvió la comida a Saúl y a sus siervos, y ellos se pusieron a comer. Después, se levantaron y se fueron durante la noche.+

29 Los filisteos+ reunieron a todas sus tropas en Afec, mientras que los israelitas estaban acampados junto al manantial de Jezreel.+ 2 Los gobernantes de los filisteos avanzaban con sus soldados en grupos de cien y de mil. Y David y sus hombres marchaban detrás con Akís.+ 3 Pero los príncipes de los filisteos preguntaron: “¿Qué hacen aquí estos hebreos?”. Akís les respondió: “Él es David, el siervo del rey Saúl de Israel. Lleva conmigo un año o más.+ Y, desde el día en que desertó y se unió a mí, no he visto nada malo en él”. 4 Pero los príncipes de los filisteos se indignaron con él y le dijeron: “Dile a ese hombre que se vaya.+ Que regrese al lugar que le asignaste. No lo dejes ir a combatir con nosotros, no sea que se vuelva en nuestra contra en la batalla.+ Porque ¿qué mejor manera tendría de ganarse a su señor que llevándole las cabezas de nuestros hombres? 5 ¿No se referían a este David quienes, mientras iban bailando, cantaban:

‘Saúl ha derrotado a miles,

y David, a decenas de miles’?”.+

6 Así que Akís+ llamó a David y le dijo: “Tan cierto como que Jehová vive, tú eres para mí un hombre recto y estoy contento de que vayas con mi ejército a la batalla,+ pues yo no he visto nada malo en ti desde el día en que viniste a mi lado.+ Pero los demás gobernantes desconfían de ti.+ 7 Así que regresa en paz y no hagas nada que pueda molestar a los gobernantes de los filisteos”. 8 Sin embargo, David le dijo a Akís: “Pero ¿yo qué he hecho? Desde el día en que me uní a ti, ¿has encontrado alguna falta en este siervo tuyo? Mi señor el rey, ¿por qué no puedo ir contigo a luchar contra tus enemigos?”. 9 Akís le contestó a David: “Para mí, tú has sido tan bueno como un ángel de Dios.+ Pero los príncipes de los filisteos han dicho ‘No lo dejes ir a combatir con nosotros’. 10 Así que levántense mañana temprano, tú y los siervos de tu señor que vinieron contigo, y váyanse con las primeras luces del día”.

11 De modo que David y sus hombres madrugaron para regresar a la tierra de los filisteos, y los filisteos subieron a Jezreel.+

30 Cuando al tercer día David y sus hombres llegaron a Ziclag,+ los amalequitas+ habían invadido el sur* y Ziclag, y a Ziclag la habían atacado y quemado. 2 Se habían llevado a las mujeres+ y a todos los que estaban en la ciudad, del menor al mayor. No mataron a nadie, pero se los llevaron con ellos. 3 Al llegar, David y sus hombres se encontraron con que le habían prendido fuego a la ciudad y se habían llevado cautivas a sus esposas, sus hijos y sus hijas. 4 Y David y sus hombres se echaron a llorar desconsoladamente. Lloraron hasta quedarse sin fuerzas para llorar más. 5 A las dos esposas de David —Ahinoam de Jezreel y Abigaíl, la viuda de Nabal el carmelita— también se las habían llevado.+ 6 David estaba muy angustiado, y es que los hombres hablaban de apedrearlo, porque todos estaban muy amargados por haber perdido a sus hijos e hijas. Pero David recurrió a Jehová su Dios para fortalecerse.+

7 Entonces David le dijo al sacerdote Abiatar,+ hijo de Ahimélec: “Por favor, tráeme el efod”.+ Así que Abiatar le trajo el efod. 8 Y David le consultó a Jehová:+ “¿Voy detrás de esta banda de saqueadores? ¿Los alcanzaré?”. Él le respondió: “Sí, persíguelos, porque los vas a alcanzar y lo recuperarás todo”.+

9 Inmediatamente, David y los 600 hombres+ que estaban con él se pusieron en marcha y llegaron al torrente* de Besor, donde algunos de los hombres se quedaron. 10 David siguió adelante con 400 de sus hombres, pero 200 se quedaron atrás porque estaban demasiado cansados para cruzar el torrente de Besor.+

11 Sus hombres encontraron por el campo a un egipcio y se lo llevaron a David. Le dieron comida y agua, 12 además de dos tortas de pasas y un pedazo de torta de higos comprimidos. En cuanto comió, recuperó las fuerzas,* porque no había comido ni bebido agua en tres días y tres noches. 13 David entonces le preguntó: “¿De dónde eres? ¿Quién es tu amo?”. Él le respondió: “Soy un sirviente egipcio, esclavo de un amalequita. Mi amo me abandonó porque hace tres días me enfermé. 14 Nosotros invadimos el sur del territorio de los keretitas,+ el territorio de Judá y el sur del territorio de Caleb,+ y le prendimos fuego a Ziclag”. 15 Al oír esto, David le preguntó: “¿Me llevas adonde está esa banda de saqueadores?”. Y él le respondió: “Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, yo te llevo adonde están los saqueadores”.

16 Así que lo llevó, y allí estaban, desparramados por todo el campo, comiendo y bebiendo. Estaban celebrando haberse llevado un botín tan grande de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17 Y David los atacó y estuvo peleando con ellos desde la madrugada hasta el siguiente anochecer. No escapó nadie;+ solo se salvaron 400 hombres, que salieron huyendo montados en camellos. 18 David recuperó todo lo que los amalequitas se habían llevado+ y rescató a sus dos esposas. 19 No faltaba nada, y estaban todos: del menor al mayor. Recuperaron a sus hijos y a sus hijas, y también sus pertenencias.+ David recuperó todo lo que se habían llevado. 20 Además, David se quedó con todas las ovejas y las vacas. Y sus hombres las llevaron delante de su propio ganado. Decían: “Este es el botín de David”.

21 Entonces David fue adonde estaban los 200 hombres que habían estado demasiado cansados para acompañarlo y se habían quedado atrás en el torrente de Besor.+ Y ellos salieron al encuentro de David y de los que iban con él. Al acercarse, David les preguntó cómo estaban. 22 Pero, entre los que habían ido con David, había algunos hombres malos y despreciables que se pusieron a decir: “Ellos no vinieron con nosotros, así que no les daremos nada de lo que recuperamos, solo le daremos a cada uno su esposa y sus hijos. Que se los lleven y se vayan”. 23 Pero David les dijo: “No, hermanos míos, no deben hacer eso con lo que Jehová nos ha dado. Él nos protegió y entregó en nuestras manos a esa banda de saqueadores que nos atacó.+ 24 ¿Creen que alguien podría estar de acuerdo con ustedes? Todos recibirán lo mismo: el que bajó a la batalla y el que se quedó vigilando las pertenencias.+ Todo se repartirá por igual”.+ 25 Desde aquel día, David hizo que esto fuera la norma, y llegó a ser ley en Israel. Y así es hasta el día de hoy.

26 Cuando David regresó a Ziclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá que eran sus amigos. Les mandó decir: “Esto es un regalo* para ustedes del botín que les quitamos a los enemigos de Jehová”. 27 Él se lo envió a los de Betel,+ a los de Ramot del Négueb,* a los de Jatir,+ 28 a los de Aroer, a los de Sifmot, a los de Estemoa,+ 29 a los de Racal, a los de las ciudades de los jerahmeelitas,+ a los de las ciudades de los quenitas,+ 30 a los de Hormá,+ a los de Borasán, a los de Atac, 31 a los de Hebrón+ y a todos los lugares por donde David y sus hombres habían estado.

31 Ahora bien, los filisteos estaban peleando contra Israel.+ Y resulta que los hombres de Israel huyeron de los filisteos y muchos murieron en el monte Guilboa.+ 2 Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y a sus hijos, y lograron matar a Jonatán,+ a Abinadab y a Malki-Súa, hijos de Saúl.+ 3 La lucha contra Saúl se intensificó. Los arqueros lo descubrieron y lo hirieron gravemente.+ 4 Entonces Saúl le dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella. No quiero que esos incircuncisos+ vengan y lo hagan ellos, ni que me traten con crueldad”.* Pero su escudero no quiso hacerlo porque tenía mucho miedo. Así que Saúl mismo agarró la espada y se dejó caer sobre ella.+ 5 Cuando su escudero vio que Saúl había muerto,+ también se dejó caer sobre su propia espada y murió con él. 6 Así fue como Saúl, sus tres hijos, su escudero y todos sus hombres murieron juntos aquel día.+ 7 Cuando los israelitas que estaban en la región del valle* y en la región del Jordán vieron que los hombres de Israel habían huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron.+ Después de eso, los filisteos vinieron y las ocuparon.

8 Al día siguiente, cuando los filisteos fueron a quitarles las cosas de valor a los muertos, se encontraron los cadáveres de Saúl y sus tres hijos en el monte Guilboa.+ 9 Le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura, y enviaron un mensaje por toda la tierra de los filisteos para dar a conocer la noticia+ entre el pueblo y en los templos de sus ídolos.+ 10 Entonces pusieron su armadura en el templo de las imágenes de Astoret y fijaron su cadáver en la muralla de Bet-San.+ 11 Cuando los habitantes de Jabés-Galaad+ se enteraron de lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, 12 todos los guerreros viajaron la noche entera y quitaron los cadáveres de Saúl y sus hijos de la muralla de Bet-San. Regresaron a Jabés y allí los quemaron. 13 Luego enterraron sus huesos+ bajo el tamarisco de Jabés+ y ayunaron siete días.

O “de Ramá, un zufita”.

O “inclinarse ante”.

Lit. “Jehová había cerrado su matriz”.

O “se siente mal tu corazón”.

O “jamba de la puerta”.

Es decir, el tabernáculo.

O “amargada de alma”.

Lit. “en su corazón”.

O “soy una mujer oprimida de espíritu”.

O “derramando mi alma”.

O quizás “a su debido tiempo”.

Que significa ‘nombre de Dios’.

Lit. “lo que sea bueno a tus ojos”.

Unos 22 L (20 dry qt). Ver apén. B14.

O “por la vida de tu alma”.

Lit. “presto”.

O “un préstamo a”.

Al parecer, Elcaná.

Lit. “mi cuerno se alza en Jehová”. Ver glosario, cuerno.

O “un Dios de conocimiento”.

O “van tropezando”.

Lit. “se ha marchitado”.

O “conserva”.

O “Seol”. Es decir, el lugar simbólico donde descansan los muertos. Ver glosario.

O quizás “alza del basurero”.

O quizás “Los que luchan contra Jehová quedarán aterrorizados”.

Lit. “Alzará el cuerno de”. Ver glosario, cuerno.

O “se convirtió en un ministro de”.

Lit. “ceñido”.

O quizás “Dios le hará de árbitro”.

Lit. “casa”.

O quizás “para hacer ascender el humo de los sacrificios”.

Lit. “hijos de Israel”.

Lit. “patean”.

Lit. “andarían delante de mí”.

Lit. “cortaré tu brazo y el brazo”.

O “hará que tu alma desfallezca”.

O “lo que hay en mi corazón y en mi alma”.

Se refiere a una línea de sacerdotes.

Lit. “andará delante”.

Es decir, el tabernáculo.

O “la palabra”.

Lit. “los oídos le zumbarán”.

Lit. “casa”.

O “lo que sea bueno a sus ojos”.

Lit. “que cayera a tierra”.

Lit. “Por qué nos ha derrotado Jehová”.

O quizás “entre”.

O “ni puso su corazón en eso”.

Que significa ‘¿dónde está la gloria?’.

Lit. “a la casa”.

Lit. “Solo Dagón”.

O “llanura baja”.

Lit. “70 hombres, 50.000 hombres”.

O “lamentarse delante de”.

Que significa ‘piedra de ayuda’.

Lit. “fue malo a los ojos de Samuel”.

O “perfumes”.

Lit. “las burras”.

Un siclo equivalía a 11,4 g (0,367 oz tr). Ver apén. B14.

Lit. “destapado el oído”.

O “mantendrá dentro de límites”.

Lit. “todo lo que hay en tu corazón”.

O “terraza”.

O “la palabra”.

Lit. “herencia”.

O “guarnición”.

O “de comunión”.

O “proverbio”.

O “grupos familiares”. Lit. “millares”.

O “Guibeah”. Aquí y en el resto del libro. Ver apén. A2.

Lit. “como alguien mudo”.

O “trato”.

O “todos con el mismo objetivo”.

Más o menos de 2 de la madrugada a 6 de la mañana.

Lit. “Escuché su voz en cuanto a”.

Lit. “que anda delante de ustedes”.

Lit. “no han encontrado nada en mi mano”.

O “todos los actos justos”.

Lit. “vendió”.

O “irreales”.

O “con verdad”.

El número no aparece en el texto hebreo.

Lit. “sus tiendas”.

O “Israel se ha hecho apestoso para los filisteos”.

O “sótanos”.

Lit. “bendecirlo”.

O “no he ablandado el rostro”.

Antigua medida de peso que equivalía aproximadamente a 0,67 siclos. Ver apén. B14.

O “un puesto de avanzada”.

Lit. “la mitad de un surco de una yunta de un campo”. Es decir, la mitad del terreno que una yunta de toros puede arar en un día.

Lit. “día”.

Lit. “Retira tu mano”.

Lit. “pan”.

Lit. “toda la tierra llegó”.

Lit. “le brillaron los ojos”.

Lit. “me brillaron los ojos”.

O “salvación”.

O “ni un solo cabello de su cabeza caerá al suelo”.

Lit. “redimieron”.

O “Entrégalos a la destrucción junto con”.

O “No les tengas compasión”.

O “wadi”.

O “Entregó a la destrucción”.

O “les tuvieron compasión”.

O “entregar a la destrucción”.

O “entregaron a la destrucción”.

O “la palabra”.

O “Me entristece”.

O “les tuvieron compasión”.

O “entregado a la destrucción”.

Lit. “cabeza”.

O “Entrega a la destrucción a”.

O “entregué a la destrucción a”.

Lit. “la voz de Jehová”.

Lit. “terafim”, es decir, dioses domésticos.

O “ni sentirá pesar”.

O “no siente pesar”.

O quizás “confiado”.

Lit. “la amargura”.

Lit. “hasta el día de su muerte”.

Lit. “su ungido está delante de Jehová”.

O “Samah”. Aquí y en el resto del libro. Ver apén. A2.

Lit. “campamentos”.

O “Socoh”. Ver apén. A2.

O “Socoh”. Ver apén. A2.

O “la llanura baja”.

O “Elah”. Aquí y en el resto del libro. Ver apén. A2.

O “héroe guerrero”.

Medía unos 2,9 m (9 ft 5,75 in). Ver apén. B14.

Unos 57 kg (125 lb). Ver apén. B14.

Unos 6,84 kg (15 lb). Ver apén. B14.

O “me burlo del”.

Unos 22 L (20 dry qt). Ver apén. B14.

Lit. “estas 10 porciones de leche”.

O “la llanura baja”.

O “burlarse de”.

O “burlarse del”.

O “descorazone”.

O “de la quijada”. Lit. “por su barba”.

O “se ha burlado del”.

O “wadi”.

O “de quien tú te has burlado”.

Lit. “Toda esta congregación sabrá”.

O “tan cierto como que vives”.

O “el alma de Jonatán quedó ligada al alma de David”.

O “actuaba con sabiduría”.

O “se portó como profeta”.

Lit. “salía y entraba delante del pueblo”.

O “David actuaba con sabiduría en todo lo que hacía”.

O “formarás una alianza matrimonial conmigo”.

O “precio”.

O “actuaba con más sabiduría”.

O “Puso su alma en su mano”.

O “salvación”.

O “Si no dejas que tu alma escape”.

O “dios doméstico”. Lit. “terafim”.

O “dios doméstico”. Lit. “terafim”.

O “con poca ropa”.

O “significa paz para tu siervo”.

Lit. “David”.

Lit. “a Jonatán”.

Lit. “los enemigos de David”.

Lit. “el día de trabajo”.

Lit. “la desnudez de tu madre”.

Lit. “porque él es un hijo de la muerte”.

O “se hayan abstenido de tener relaciones sexuales”.

O “la llanura baja”.

Lit. “en sus manos”.

O “amargados de alma”.

O “fiel”.

Lit. “corredores”.

O “todas las almas”.

Lit. “lo ha vendido en mi mano”.

O quizás “terratenientes”.

O quizás “tenía miedo porque”.

Lit. “mano”.

Lit. “a la derecha”.

O quizás “del desierto”.

O “grupos familiares”. Lit. “millares”.

Lit. “cubrir sus pies”.

O “conciencia”.

O quizás “dispersó”.

Una ciudad de Judá; no debe confundirse con el monte Carmelo.

O “que tengas paz”.

Lit. “en un buen día”.

O “inútil”.

Un sea equivalía a 7,33 L (6,66 dry qt). Ver apén. B14.

Lit. “los que orinan contra la pared”. Expresión hebrea despectiva para referirse a los varones.

O quizás “a David”.

Que significa ‘insensato’ o ‘estúpido’.

O “no te salves”.

Lit. “esta bendición”.

Se refiere a una dinastía real.

O “como desde el hueco de la honda”.

Lit. “tambaleo ni tropiezo”.

O “haberte salvado”.

O “salvarme”.

Lit. “ni uno que orina contra la pared”. Expresión hebrea despectiva para referirse a los varones.

Lit. “El corazón de Nabal”.

Lit. “sobre su propia cabeza”.

O quizás “al desierto”.

Lit. “huela”.

Lit. “número de días”.

O “El Négueb”.

O “lo considera apestoso”.

Lit. “guardián de mi cabeza todos los días”.

O “lo que parecía ser Samuel”.

O “puse mi alma en mi mano”.

O “sacrificó”.

O “el Négueb”.

O “wadi”.

Lit. “su espíritu volvió a él”.

Lit. “una bendición”.

O “del sur”.

O “abusivamente”.

O “de la llanura baja”.

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