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  • La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo
La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo
2 Samuel

SEGUNDO LIBRO DE SAMUEL

1 Después de la muerte de Saúl, cuando David había vuelto de derrotar a los amalequitas, se quedó en Ziclag+ dos días. 2 Al tercer día, vino un hombre del campamento de Saúl con la ropa rasgada y tierra en la cabeza. Al acercarse a David, cayó al suelo y se postró.

3 David le preguntó: “¿De dónde vienes?”. Él le contestó: “Me escapé del campamento de Israel”. 4 Y David le dijo: “Dime, por favor, ¿qué pasó?”. Él respondió: “La gente ha huido de la batalla y muchos han caído y han muerto. Hasta Saúl y su hijo Jonatán han muerto”.+ 5 “¿Y cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?”, le preguntó David al joven que traía la noticia. 6 El joven dijo: “Por casualidad, yo estaba en el monte Guilboa+ y vi a Saúl apoyándose en su lanza, y los carros de guerra y los jinetes se le estaban acercando.+ 7 Cuando él se dio la vuelta y me vio, me llamó y yo le dije: ‘¡Aquí estoy!’. 8 Él me preguntó: ‘¿Quién eres?’. ‘Soy un amalequita’,+ le contesté. 9 Entonces dijo: ‘Por favor, ven aquí y mátame, porque estoy agonizando, pero todavía sigo vivo’.* 10 Así que fui hacia él y lo maté,+ porque sabía que estaba tan malherido que no iba a sobrevivir. Entonces le quité la corona* de la cabeza y el brazalete que llevaba en el brazo para traérselos aquí a mi señor”.

11 Ante esto, David se rasgó la ropa, y todos los hombres que estaban con él hicieron lo mismo. 12 Se pusieron a gritar y a llorar, y ayunaron+ hasta el atardecer por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel,+ porque habían caído a espada.

13 David entonces le preguntó al joven que le trajo la noticia: “¿De dónde eres?”. Él contestó: “Soy hijo de un residente extranjero, un amalequita”. 14 David le dijo: “¿Cómo te atreviste a ponerle la mano encima al ungido de Jehová y matarlo?”.+ 15 Con eso, David llamó a uno de sus hombres y dijo: “Ven y mátalo”. Así que él lo atacó y lo mató.+ 16 David le dijo al joven: “Eres responsable de tu propia muerte,* porque con tu propia boca te condenaste al decir ‘Yo mismo maté al ungido de Jehová’”.+

17 Entonces David cantó una canción de duelo* por Saúl y por su hijo Jonatán,+ 18 y dijo que había que enseñársela a la gente de Judá. Esta canción de duelo, llamada “El arco”, está escrita en el libro de Jasar+ y dice:

19 “¡Ay, Israel! La belleza está muerta sobre tus lugares altos.+

¡Cómo han caído los poderosos!

20 No lo cuenten en Gat;+

no lo anuncien en las calles de Asquelón,

para que las hijas de los filisteos no se alegren,

para que las hijas de los incircuncisos no lo celebren.

21 Oh, montañas de Guilboa,+

que no haya rocío ni lluvia sobre ustedes,

ni campos que produzcan ofrendas santas;+

porque allí el escudo de poderosos fue manchado,

el escudo de Saúl ya no está ungido con aceite.

22 Ante la sangre de los muertos y la grasa de poderosos,

el arco de Jonatán no retrocedía,+

y la espada de Saúl no volvía sin haber triunfado.+

23 Saúl y Jonatán,+ amados y queridos* en vida,

ni siquiera en la muerte fueron separados.+

Eran más veloces que las águilas,+

más fuertes que los leones.+

24 Oh, hijas de Israel, lloren por Saúl,

que las vistió de rojo escarlata y lujo,

y les puso adornos de oro en la ropa.

25 ¡Cómo han caído los poderosos en la batalla!

¡Jonatán está muerto sobre tus lugares altos!+

26 Estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán;

te quería tanto.+

Para mí, tu amor superaba al amor de las mujeres.+

27 ¡Cómo han caído los poderosos

y se han desvanecido las armas de guerra!”.

2 Después de eso, David le consultó a Jehová:+ “¿Debo subir a una de las ciudades de Judá?”. Jehová le dijo: “Sí, sube”. David entonces le preguntó: “¿Adónde voy?”. Él contestó: “A Hebrón”.+ 2 Así que David subió allá con sus dos esposas, Ahinoam+ de Jezreel y Abigaíl,+ la viuda de Nabal el carmelita. 3 David también se llevó a los hombres que estaban con él,+ a cada uno con los de su casa, y se quedaron a vivir en las ciudades que estaban por la zona de Hebrón. 4 Entonces los hombres de Judá vinieron y ungieron a David allí como rey de la casa de Judá.+

Y le dijeron a David: “Fueron los hombres de Jabés-Galaad los que enterraron a Saúl”. 5 Así que David envió mensajeros a los hombres de Jabés-Galaad para decirles: “Que Jehová los bendiga, porque le demostraron amor leal a su señor Saúl al enterrarlo.+ 6 Que Jehová les muestre amor leal y fidelidad. Yo también les mostraré bondad por lo que hicieron.+ 7 Ahora sean fuertes* y sean valientes, porque su señor Saúl está muerto y los de la casa de Judá me han ungido a mí como su rey”.

8 Pero Abner+ hijo de Ner, el jefe del ejército de Saúl, había llevado al hijo de Saúl, Is-Bóset,+ al otro lado del río, a Mahanaim.+ 9 Y lo había hecho rey sobre Galaad,+ los asuritas, Jezreel,+ Efraín,+ Benjamín y todo Israel. 10 Is-Bóset, hijo de Saúl, tenía 40 años cuando llegó a ser rey de Israel, y reinó dos años. Pero los de la casa de Judá apoyaron a David.+ 11 El tiempo* que David reinó en Hebrón sobre los de la casa de Judá fue de siete años y seis meses.+

12 Tiempo después, Abner hijo de Ner y los siervos de Is-Bóset, hijo de Saúl, salieron de Mahanaim+ hacia Gabaón.+ 13 Joab+ hijo de Zeruyá+ y los siervos de David también salieron y se encontraron con ellos en el estanque de Gabaón. Un grupo se sentó a un lado del estanque, y el otro grupo, al otro lado. 14 Entonces Abner le dijo a Joab: “Que los muchachos se levanten y luchen* delante de nosotros”. A lo que Joab dijo: “Que se levanten”. 15 Así que se levantaron y pasaron al frente. Eran iguales en número: 12 siervos de Benjamín y de Is-Bóset, hijo de Saúl, y 12 siervos de David. 16 Se agarraron unos a otros por la cabeza, cada uno clavó su espada en el costado del otro, y cayeron muertos todos juntos. Por eso se le llamó Helcat-Hazurim* a aquel lugar, que está en Gabaón.

17 Se desencadenó un combate muy violento ese día, y al final los siervos de David derrotaron a Abner y a los hombres de Israel. 18 Ahora bien, allí estaban los tres hijos de Zeruyá:+ Joab,+ Abisái+ y Asahel.+ Asahel podía correr tan rápido como una gacela en campo abierto. 19 Y Asahel se fue corriendo detrás de Abner. Lo persiguió sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. 20 Cuando Abner miró hacia atrás, preguntó: “¿Eres tú, Asahel?”. “Sí, soy yo”, le contestó. 21 Entonces Abner le dijo: “Vete a la derecha o a la izquierda, atrapa a uno de los muchachos y quédate con todo lo que le quites”. Pero Asahel no quiso dejar de perseguirlo. 22 Así que Abner volvió a decirle a Asahel: “Deja de perseguirme. ¿Por qué me obligas a matarte? ¿Cómo voy a mirar luego a tu hermano Joab a la cara?”. 23 Pero él no quiso parar, así que Abner lo hirió en el abdomen con la parte de atrás de su lanza,+ y la lanza le salió por la espalda. Allí mismo cayó y murió. Todos los que pasaban por donde Asahel había caído y muerto se detenían un momento.

24 Entonces Joab y Abisái se pusieron a perseguir a Abner. Al ponerse el sol, llegaron a la colina de Amá, que está frente a Guíah, en el camino al desierto de Gabaón. 25 Allí los benjaminitas se reunieron detrás de Abner, formaron una sola tropa y tomaron sus posiciones en la cima de cierta colina. 26 Abner entonces le gritó a Joab: “¿Es que nuestras espadas nunca se saciarán? ¿No te das cuenta de que esto solo nos traerá amargura? ¿Qué esperas para decirle a tu gente que deje de perseguir a sus hermanos?”. 27 Ante eso, Joab dijo: “Tan cierto como que vive el Dios verdadero, si no hubieras dicho nada, la gente habría seguido persiguiendo a sus hermanos hasta por la mañana”. 28 Así que Joab tocó el cuerno y sus hombres dejaron de perseguir a Israel, y la lucha terminó.

29 Abner y sus hombres caminaron por el Arabá+ toda aquella noche, cruzaron el Jordán, pasaron por todo el barranco* y finalmente llegaron a Mahanaim.+ 30 Después de que Joab dejó de perseguir a Abner, reunió a toda la gente. De los siervos de David, faltaban 19, además de Asahel. 31 Pero los siervos de David habían derrotado a los benjaminitas y a los hombres de Abner; habían muerto 360 de sus hombres. 32 Se llevaron a Asahel+ y lo enterraron en la tumba de su padre, que está en Belén.+ Luego Joab y sus hombres caminaron toda la noche y llegaron a Hebrón+ al amanecer.

3 La guerra entre la casa de Saúl y la casa de David continuó por un buen tiempo. Mientras que David se fue haciendo más y más fuerte,+ la casa de Saúl se fue haciendo cada vez más débil.+

2 Durante ese tiempo, David tuvo hijos en Hebrón.+ Su primogénito fue Amnón,+ hijo de Ahinoam+ de Jezreel. 3 El segundo fue Kileab, hijo de Abigaíl,+ la viuda de Nabal el carmelita, y el tercero fue Absalón,+ hijo de Maacá, hija de Talmái,+ el rey de Guesur. 4 El cuarto fue Adonías,+ hijo de Haguit, y el quinto fue Sefatías, hijo de Abital. 5 Y el sexto hijo de David fue Itream, de su esposa Eglá. Estos fueron los hijos que David tuvo en Hebrón.

6 Mientras la casa de Saúl seguía en guerra con la casa de David, Abner+ fue ganando más poder en la casa de Saúl. 7 Ahora bien, Saúl había tenido una concubina llamada Rizpá,+ hija de Ayá. Un día, Is-Bóset+ le dijo a Abner: “¿Por qué tuviste relaciones con la concubina de mi padre?”.+ 8 Abner se enojó mucho por las palabras de Is-Bóset y dijo: “¿Acaso soy un perro* de Judá? Hasta el día de hoy, he mostrado amor leal a la casa de tu padre Saúl, y a sus hermanos y amigos. No te he traicionado entregándote en manos de David. Y, aun así, ahora me pides cuentas por un error con una mujer. 9 Que Dios me* castigue severamente si no hago por David lo que Jehová le juró:+ 10 quitar el reino de la casa de Saúl y establecer el trono de David sobre Israel y Judá, desde Dan hasta Beer-Seba”.+ 11 Is-Bóset no pudo decirle ni una palabra más a Abner, porque le tenía miedo.+

12 Abner enseguida le envió mensajeros a David para decirle: “¿A quién le pertenece el país?”. Y también para decirle: “Haz un pacto conmigo y haré todo lo que pueda* para poner a todo Israel de tu parte”.+ 13 David respondió: “Muy bien. Haré un pacto contigo. Solo te pido una cosa, que cuando vengas a verme no te presentes ante mí sin haberme traído a Mical,+ la hija de Saúl”. 14 Entonces David le envió mensajeros a Is-Bóset,+ hijo de Saúl, para decirle: “Dame a mi esposa Mical, con quien me comprometí por 100 prepucios de filisteos”.+ 15 Así que Is-Bóset hizo que se la quitaran a su esposo, Paltiel+ hijo de Lais. 16 Pero su esposo fue caminando con ella, llorando mientras la seguía hasta Bahurim.+ Entonces Abner le dijo: “¡Anda, regresa!”. Y él regresó.

17 A todo esto, Abner les envió a los ancianos de Israel este mensaje: “Desde hace tiempo, ustedes quieren que David sea su rey. 18 Ahora actúen, porque Jehová le dijo a David: ‘Por medio de mi siervo David+ salvaré a mi pueblo Israel de las manos de los filisteos y de todos sus enemigos’”. 19 Entonces Abner habló con la gente de Benjamín.+ También fue a hablar en privado con David en Hebrón para comunicarle lo que Israel y todos los de la casa de Benjamín habían acordado.

20 Cuando Abner fue con 20 hombres a ver a David en Hebrón, David hizo un banquete para Abner y sus hombres. 21 Entonces Abner le dijo a David: “Déjame ir a reunir a todo Israel ante mi señor el rey para que hagan un pacto contigo y tú llegues a ser rey sobre todo lo que desees”. Así que David lo dejó ir y Abner se fue en paz.

22 Justo entonces, Joab y los siervos de David volvían de haber atacado un lugar y traían un gran botín. Abner ya no estaba con David en Hebrón porque David lo había dejado irse en paz. 23 Cuando Joab+ llegó con todo el ejército, le dijeron: “Abner+ hijo de Ner+ vino a ver al rey. David lo dejó ir y Abner se fue en paz”. 24 De modo que Joab entró adonde estaba el rey y le dijo: “¿Qué has hecho? Abner vino a verte y tú lo dejaste ir como si nada. ¿Por qué hiciste eso? 25 ¡Tú sabes cómo es Abner hijo de Ner! Ese vino aquí para engañarte, para enterarse de cada paso que das y averiguar todo lo que estás haciendo”.

26 Entonces Joab dejó a David, mandó mensajeros en busca de Abner y ellos lo trajeron de vuelta desde la cisterna de Sirá. Ahora bien, David no se enteró de nada de esto. 27 Cuando Abner volvió a Hebrón,+ Joab lo llevó aparte, dentro de la puerta de la ciudad, para hablar con él en privado. Pero, estando allí, lo apuñaló en el abdomen y Abner murió.+ Eso se lo hizo por haber matado a* su hermano Asahel.+ 28 Más tarde, cuando David se enteró de esto, dijo: “Delante de Jehová, yo y mi reino seremos para siempre inocentes de la sangre+ de Abner hijo de Ner. 29 Que la culpa recaiga sobre la cabeza de Joab+ y sobre toda la casa de su padre. ¡Que en la casa de Joab nunca falte algún hombre que padezca secreciones genitales,*+ o que tenga lepra,+ o que trabaje hilando con el huso,* o que muera a espada, o que pase hambre!”.+ 30 Así, Joab y su hermano Abisái+ mataron a Abner+ por haber matado a Asahel, el hermano de ellos, en la batalla+ de Gabaón.

31 Entonces David les dijo a Joab y a toda la gente que estaba con él: “Rásguense la ropa, pónganse tela de saco y lloren por Abner”. Hasta el rey David iba andando detrás de la camilla funeraria. 32 Enterraron a Abner en Hebrón. El rey se puso a llorar a gritos junto a la tumba de Abner, y todo el pueblo se echó a llorar. 33 El rey cantó esta canción sobre Abner:

“¿Tenía que morir Abner como un insensato?

34 Tus manos no estaban atadas

ni tus pies tenían grilletes.*

Caíste como quien cae ante criminales”.*+

En ese momento, todo el pueblo volvió a llorar por él.

35 Más tarde, toda la gente vino a convencer a David para que comiera* mientras aún era de día, pero David juró: “¡Que Dios me castigue severamente si como pan o cualquier otra cosa antes de ponerse el sol!”.+ 36 Todo el pueblo se fijó en esto y le pareció bien. Igual que todo lo que el rey hacía, esto le pareció bien al pueblo. 37 Así toda la gente y todo Israel supieron aquel día que el rey no era responsable de la muerte de Abner hijo de Ner.+ 38 Entonces el rey les dijo a sus siervos: “¿No saben que hoy ha caído en Israel un príncipe y un hombre importante?+ 39 Aunque yo he sido ungido como rey,+ hoy soy débil. Estos hombres, los hijos de Zeruyá,+ son demasiado crueles para mí.+ Que Jehová le dé su merecido a quien hace el mal”.+

4 Cuando Is-Bóset, hijo de Saúl,+ oyó que Abner había muerto en Hebrón,+ se acobardó,* y todos los israelitas se preocuparon mucho. 2 Había dos hombres al mando de las bandas de saqueadores que le pertenecían al hijo de Saúl: uno se llamaba Baaná* y el otro Recab. Eran hijos de Rimón el beerotita, de la tribu de Benjamín. (Y es que Beerot+ también era considerada parte de Benjamín. 3 Los beerotitas huyeron a Guitaim,+ y allí viven hasta el día de hoy como residentes extranjeros).

4 Ahora bien, Jonatán,+ hijo de Saúl, tenía un hijo llamado Mefibóset. Él estaba lisiado de los pies.*+ Resulta que, cuando tenía cinco años, llegó de Jezreel+ la noticia de que Saúl y Jonatán habían muerto. Su nodriza entonces lo tomó en brazos y huyó, pero, mientras huía desesperada, se le cayó y quedó lisiado.+

5 Los hijos de Rimón el beerotita —Recab y Baaná— fueron a la casa de Is-Bóset durante la hora más calurosa del día, mientras él dormía su siesta del mediodía. 6 Recab y su hermano Baaná+ entraron en la casa como si fueran a buscar trigo y apuñalaron a Is-Bóset en el abdomen. Luego salieron huyendo. 7 Cuando ellos entraron en la casa, él estaba en su cuarto acostado en la cama. Lo apuñalaron y lo mataron; después le cortaron la cabeza y se la llevaron. Caminaron toda la noche por el camino del Arabá. 8 Llegaron a Hebrón, le llevaron la cabeza de Is-Bóset+ al rey David y le dijeron: “Aquí está la cabeza de Is-Bóset hijo de Saúl, tu enemigo,+ el que quería quitarte la vida.+ Hoy Jehová le ha concedido a mi señor el rey la venganza contra Saúl y sus descendientes”.

9 Pero David les contestó a Recab y a su hermano Baaná, los hijos de Rimón el beerotita: “Tan cierto como que vive Jehová —quien me libró* de todas mis angustias—,+ 10 al hombre que vino a decirme ‘Saúl está muerto’+ creyendo que me traía buenas noticias, lo agarré y lo maté+ en Ziclag. ¡Esa fue la recompensa que yo le di por hacer de mensajero! 11 ¡Con más razón haré lo mismo con los malvados que mataron a un hombre inocente en su propia casa sobre su cama! ¿No debería pedirles cuentas a ustedes por la sangre de él+ y eliminarlos de la tierra?”. 12 David entonces les ordenó a sus hombres que los mataran.+ Les cortaron las manos y los pies, y los colgaron+ junto al estanque de Hebrón. En cambio, la cabeza de Is-Bóset se la llevaron y la enterraron en la sepultura de Abner, en Hebrón.

5 Tiempo después, todas las tribus de Israel vinieron a ver a David a Hebrón+ y le dijeron: “¡Aquí nos tienes! Somos de tu misma sangre.*+ 2 Ya desde antes, cuando Saúl era nuestro rey, tú eras el que dirigía a Israel en sus campañas militares.*+ Y Jehová te dijo: ‘Tú pastorearás a mi pueblo Israel y serás líder de Israel’”.+ 3 Así, todos los ancianos de Israel vinieron a ver al rey a Hebrón, y el rey David hizo un pacto con ellos+ en Hebrón delante de Jehová. Después ungieron a David como rey de Israel.+

4 David tenía 30 años cuando se convirtió en rey, y reinó por 40 años.+ 5 Desde Hebrón reinó sobre Judá por 7 años y 6 meses, y desde Jerusalén+ reinó sobre todo Israel y Judá por 33 años. 6 El rey y sus hombres fueron a Jerusalén a luchar contra los jebuseos+ que vivían en aquella región. Pero los jebuseos se burlaron de David diciéndole: “¡Nunca vas a entrar aquí! Hasta los ciegos y los cojos van a ahuyentarte”. Y es que pensaban: “David nunca entrará aquí”.+ 7 Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sion, que ahora es la Ciudad de David.+ 8 Aquel día, David dijo: “¡Los que ataquen a los jebuseos, que vayan por el túnel del agua para matar a ‘los cojos y los ciegos’, a quienes David odia!”. Por eso se dice: “Los ciegos y los cojos nunca entrarán en la casa”. 9 Entonces David se quedó a vivir en la fortaleza, a la que se llamó* Ciudad de David, y se puso a hacer construcciones por todos lados, desde el Montículo*+ hacia adentro.+ 10 Así David fue haciéndose cada vez más poderoso,+ y Jehová, el Dios de los ejércitos, estaba con él.+

11 El rey Hiram+ de Tiro le envió mensajeros a David. También mandó madera de cedro,+ así como carpinteros y albañiles para levantar muros, y se pusieron a construirle una casa* a David.+ 12 Y David comprendió que Jehová lo había consolidado como rey de Israel+ y que había enaltecido su reino+ a causa de su pueblo* Israel.+

13 Después de venir de Hebrón, David tomó más concubinas+ y esposas en Jerusalén, quienes le dieron más hijos e hijas.+ 14 Estos son los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán,+ Salomón,+ 15 Ibhar, Elisúa, Néfeg, Jafía, 16 Elisamá, Eliadá y Elifélet.

17 Cuando los filisteos oyeron que se había ungido a David como rey de Israel,+ todos subieron en busca de él.+ David se enteró y bajó al refugio.+ 18 Los filisteos entonces llegaron y se extendieron por el valle de Refaím.*+ 19 David le consultó a Jehová:+ “¿Subo a luchar contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?”. Jehová le contestó: “Sí, sube, porque sin falta entregaré a los filisteos en tus manos”.+ 20 Así que David fue a Baal-Perazim y allí los derrotó. Y dijo: “Jehová ha abierto delante de mí una brecha en el frente enemigo,+ como una brecha que abren las aguas”. Por eso llamó a aquel lugar Baal-Perazim.*+ 21 Los filisteos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres se los llevaron.

22 Más tarde, los filisteos volvieron a subir y se extendieron por el valle de Refaím.+ 23 David consultó a Jehová, pero él le contestó: “No subas a atacarlos de frente. En vez de eso, da un rodeo y atácalos por detrás, frente a los arbustos bacá.* 24 Y, cuando oigas salir un sonido de pasos de las copas de los arbustos bacá, entonces actúa con decisión, porque Jehová habrá salido ante ti para derrotar al ejército de los filisteos”. 25 Así que David hizo exactamente lo que Jehová le mandó, y derrotó a los filisteos+ desde Gueba+ hasta Guézer.+

6 David volvió a reunir a los mejores soldados de Israel: 30.000 hombres. 2 Entonces David y todos los hombres que estaban con él salieron hacia Baale-Judá para subir desde allí el Arca del Dios verdadero.+ Delante de ella la gente invoca el nombre de Jehová de los ejércitos,+ quien ocupa su trono sobre* los querubines.+ 3 Ahora bien, para transportar el Arca del Dios verdadero desde la casa de Abinadab+ —que estaba en la colina—, la pusieron en una carreta nueva.+ Y Uzá* y Ahió, hijos de Abinadab, llevaban la carreta nueva.

4 De modo que se llevaron el Arca del Dios verdadero de la casa de Abinadab, que estaba en la colina, y Ahió iba caminando delante del Arca. 5 David y todos los de la casa de Israel estaban celebrando la ocasión delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de enebro, arpas y otros instrumentos de cuerda,+ panderetas,+ sistros y címbalos.+ 6 Pero, cuando llegaron a la era de Nacón, Uzá* extendió la mano y agarró el Arca del Dios verdadero,+ porque los toros casi la vuelcan. 7 Entonces Jehová se enojó muchísimo con Uzá.* El Dios verdadero lo ejecutó+ allí mismo por esa falta de respeto,+ y él murió al lado del Arca del Dios verdadero. 8 Pero David se enojó* porque la furia de Jehová había estallado* contra Uzá,* y a aquel lugar se le llama Pérez-Uzá* hasta el día de hoy. 9 Y David sintió miedo de Jehová+ aquel día y dijo: “¿Cómo voy a traerme el Arca de Jehová?”.+ 10 David no quiso traerse el Arca de Jehová adonde él estaba en la Ciudad de David.+ En vez de eso, hizo que la llevaran a la casa de Obed-Edom+ el guitita.

11 El Arca de Jehová se quedó tres meses en la casa de Obed-Edom el guitita, y Jehová no dejaba de bendecir a Obed-Edom y a todos los de su casa.+ 12 Entonces le informaron al rey David: “Gracias al Arca del Dios verdadero, Jehová ha bendecido la casa de Obed-Edom y todo lo que tiene”. Así que David se fue muy alegre a buscar el Arca del Dios verdadero a la casa de Obed-Edom para subirla a la Ciudad de David.+ 13 Cuando los que iban cargando+ el Arca de Jehová avanzaron seis pasos, él sacrificó un toro y un animal engordado.

14 David bailaba dando vueltas con todas sus energías delante de Jehová y llevaba puesto* un efod de lino.+ 15 David y toda la casa de Israel venían subiendo el Arca+ de Jehová entre gritos de alegría+ y el sonido del cuerno.+ 16 Pero, cuando el Arca de Jehová entró en la Ciudad de David, Mical, hija de Saúl,+ miró hacia abajo por la ventana y, al ver al rey David saltando y bailando dando vueltas delante de Jehová, empezó a despreciarlo en su corazón.+ 17 David había preparado una tienda para el Arca de Jehová. Así que la metieron allí y la colocaron en su lugar.+ Entonces David presentó ofrendas quemadas+ y sacrificios de paz*+ delante de Jehová.+ 18 Cuando David terminó de presentar las ofrendas quemadas y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. 19 Además, le dio a todo el pueblo, a toda la multitud de Israel, a cada hombre y mujer, una rosca de pan, una torta de dátiles y una torta de pasas, y luego la gente se fue, cada uno a su casa.

20 Cuando David volvió para bendecir a los de su propia casa, Mical, hija de Saúl,+ salió a su encuentro y le dijo: “¡De cuánta gloria se ha cubierto hoy el rey de Israel! ¡Se mostró medio desnudo ante los ojos de las esclavas de sus siervos, como un cabeza hueca que se desnuda en público!”.+ 21 Entonces David le dijo a Mical: “Fue ante Jehová ante quien yo estaba celebrando la ocasión. Él me escogió a mí en vez de a tu padre y a los de su casa, y él me nombró a mí como líder del pueblo de Jehová, Israel.+ Así que lo celebraré delante de Jehová 22 y me humillaré todavía más que esto. Me rebajaré incluso a mi propia vista. Pero las esclavas que tú mencionaste me glorificarán”. 23 Y Mical, hija de Saúl,+ no tuvo hijos hasta el día de su muerte.

7 Cuando el rey estaba instalado en su propia casa*+ y Jehová le había dado descanso de todos los enemigos que lo rodeaban, 2 el rey le dijo al profeta Natán:+ “Aquí estoy yo viviendo en una casa de cedro+ mientras que el Arca del Dios verdadero está en medio de telas de tienda”.*+ 3 Natán le contestó al rey: “Anda, haz lo que te dicte tu corazón, porque Jehová está contigo”.+

4 Aquella misma noche, Natán recibió este mensaje* de Jehová: 5 “Ve y dile a mi siervo David: ‘Esto es lo que dice Jehová: “¿Por qué deberías tú construirme una casa para morar en ella?+ 6 Desde el día que saqué de Egipto al pueblo de Israel hasta hoy, yo no he morado en ninguna casa,+ sino que he estado andando de acá para allá en una tienda y en un tabernáculo.+ 7 En todo el tiempo que anduve con los israelitas,* ¿acaso le dije una sola palabra de esto a alguno de los líderes de las tribus de Israel a quienes nombré para que pastorearan a mi pueblo Israel? ¿Alguna vez les pregunté ‘¿Por qué no me han construido una casa de cedro?’?”’. 8 Ahora dile a mi siervo David: ‘Esto es lo que dice Jehová de los ejércitos: “Yo te saqué de los campos de pasto, donde andabas detrás del rebaño,+ para que llegaras a ser líder de mi pueblo Israel.+ 9 Y estaré contigo vayas donde vayas.+ Voy a eliminar a todos tus enemigos delante de ti.+ Y te haré un gran nombre+ como el de los grandes hombres de la tierra. 10 Voy a designar un lugar para mi pueblo Israel. Allí los estableceré y vivirán sin que nunca más los molesten. Los malvados no volverán a oprimirlos como en el pasado,+ 11 desde el día en que nombré jueces+ sobre mi pueblo Israel. Y te daré descanso de todos tus enemigos.+

”’”Además, Jehová te ha dicho que Jehová hará una casa* para ti.+ 12 Cuando tus días lleguen a su fin+ y descanses con tus antepasados, yo levantaré después de ti a tu descendencia,* a tu propio hijo,* y estableceré con firmeza su reino.+ 13 Él es el que construirá una casa para mi nombre,+ y yo estableceré con firmeza el trono de su reino para siempre.+ 14 Yo seré su padre y él será mi hijo.+ Cuando él haga algo malo, yo lo reprenderé con la vara de los hombres y con los golpes de los hijos de los hombres.*+ 15 No le retiraré mi amor leal, como sí se lo retiré a Saúl,+ a quien quité de delante de ti. 16 Tu casa y tu reino estarán firmes para siempre delante de ti; tu trono estará firmemente establecido para siempre”’”.+

17 Natán le transmitió a David todas estas palabras y toda esta visión.+

18 Ante eso, el rey David fue y se sentó delante de Jehová, y dijo: “Señor Soberano Jehová, ¿quién soy yo? ¿Qué es mi familia* para que me hayas traído hasta aquí?+ 19 Y, como si esto no fuera suficiente, oh, Señor Soberano Jehová, también dices que la casa de tu siervo durará hasta un futuro lejano; y esto es ley* para toda la humanidad, Señor Soberano Jehová. 20 ¿Qué más puedo decirte yo, tu siervo David, si tú me conoces perfectamente,+ Señor Soberano Jehová? 21 Por causa de tu palabra y de acuerdo con tu corazón* has hecho todas estas cosas tan grandes y se las has revelado a tu siervo.+ 22 Por eso eres realmente grande,+ Señor Soberano Jehová. No hay nadie como tú+ y no hay Dios aparte de ti;+ todo lo que hemos oído con nuestros propios oídos lo confirma. 23 ¿Y qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel?+ Dios mío, tú fuiste y los rescataste para que fueran tu pueblo;+ te hiciste un nombre+ al realizar cosas grandes e impresionantes por ellos.+ Por tu pueblo, al que rescataste de Egipto para que fuera tuyo, expulsaste a las naciones y sus dioses. 24 Estableciste a tu pueblo Israel como tu propio pueblo para siempre.+ Y tú, oh, Jehová, has llegado a ser su Dios.+

25 ”Ahora, Jehová Dios, mantén para siempre la promesa que hiciste sobre tu siervo y su casa, y cumple lo que has prometido.+ 26 Que tu nombre sea engrandecido para siempre+ y así la gente diga: ‘Jehová de los ejércitos es Dios de Israel’. Y que la casa de tu siervo David esté firmemente establecida delante de ti.+ 27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, le has hecho una revelación a tu siervo al decir: ‘Te construiré una casa’.*+ Por eso tu siervo tiene el valor de* hacerte esta oración. 28 Oh, Señor Soberano Jehová, tú eres el Dios verdadero y tus palabras son verdad.+ Y le has prometido estas cosas buenas a tu siervo. 29 Así que dígnate bendecir la casa de tu siervo, y que esta continúe para siempre delante de ti.+ Porque tú, Señor Soberano Jehová, lo has prometido. Y que la casa de tu siervo sea bendita para siempre con tu bendición”.+

8 Tiempo después, David derrotó y sometió a los filisteos,+ y les arrebató de las manos Meteg-Amá.

2 También derrotó a los moabitas.+ Hizo que se acostaran en el suelo y los midió con una cuerda: los que quedaran dentro de la medida de dos cuerdas tenían que morir, y los que quedaran dentro del largo de una cuerda seguirían con vida.+ Los moabitas se convirtieron en siervos de David y le pagaban tributo.+

3 David derrotó a Hadadézer hijo de Rehob, el rey de Zobá,+ mientras este se dirigía a recuperar su dominio en el río Éufrates.+ 4 David capturó a 1.700 de sus jinetes y a 20.000 de sus soldados de a pie. Luego dejó cojos* a los caballos de los carros, a todos excepto a 100.+

5 Cuando los sirios de Damasco+ vinieron a ayudar al rey Hadadézer de Zobá, David mató a 22.000 de ellos.+ 6 Entonces David puso tropas* en Siria de Damasco, y los sirios se convirtieron en sus siervos y le pagaban tributo. Jehová le daba la victoria* a David dondequiera que iba.+ 7 Además, David les quitó a los siervos de Hadadézer los escudos circulares de oro que tenían y se los llevó a Jerusalén.+ 8 Y el rey David se llevó grandes cantidades de cobre de Bétah y de Berotái, ciudades de Hadadézer.

9 Ahora bien, el rey Toi de Hamat+ oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadadézer.+ 10 Así que Toi envió a su hijo Joram al rey David para preguntarle cómo estaba y felicitarlo por luchar contra Hadadézer y derrotarlo (y es que Hadadézer había luchado muchas veces contra Toi). Joram le llevó a David objetos de plata, oro y cobre. 11 El rey David los santificó para Jehová, tal como había santificado la plata y el oro de todas las naciones que había sometido:+ 12 de Siria, de Moab,+ de los ammonitas, de los filisteos+ y de los amalequitas,+ así como del botín de Hadadézer+ hijo de Rehob, el rey de Zobá. 13 David también se hizo un gran nombre cuando volvió de matar a 18.000 edomitas en el valle de la Sal.+ 14 Y puso tropas en Edom. Por todo Edom colocó tropas, y todos los edomitas llegaron a ser siervos de David.+ Jehová le daba la victoria* a David dondequiera que iba.+

15 David siguió reinando sobre todo Israel+ e impartiendo justicia y rectitud+ a todo su pueblo.+ 16 Joab+ hijo de Zeruyá estaba al mando del ejército y Jehosafat+ hijo de Ahilud era registrador. 17 Sadoc+ hijo de Ahitub y Ahimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Seraya era secretario. 18 Benaya+ hijo de Jehoiadá estaba al mando de los keretitas y los peletitas,+ y los hijos de David llegaron a ser funcionarios principales.*

9 David dijo: “¿Queda alguien de la casa de Saúl a quien, por Jonatán, yo pueda mostrarle amor leal?”.+ 2 Resulta que había un siervo de la casa de Saúl llamado Zibá,+ así que lo mandaron llamar. El rey David le preguntó: “¿Eres Zibá?”. “Sí, soy tu siervo”, le contestó. 3 El rey continuó: “¿Queda alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda demostrarle el amor leal de Dios?”. Zibá le respondió al rey: “Todavía queda un hijo de Jonatán, que está lisiado* de los dos pies”.+ 4 El rey le preguntó: “¿Dónde está?”. Zibá le contestó: “Está en casa de Makir+ hijo de Amiel, en Lo-Debar”.

5 El rey David enseguida mandó traerlo de la casa de Makir hijo de Amiel, en Lo-Debar. 6 Entonces Mefibóset —hijo de Jonatán, hijo de Saúl— entró adonde estaba David. Al instante se inclinó rostro a tierra y se postró. David le dijo: “¡Mefibóset!”, y él respondió: “Aquí está tu siervo”. 7 “No tengas miedo —le dijo David—, porque sin falta te mostraré amor leal+ debido a tu padre Jonatán. Te devolveré todas las tierras de tu abuelo Saúl y comerás* siempre a mi mesa”.+

8 Entonces él se volvió a postrar y dijo: “¿Quién es este siervo tuyo para que te fijes en* mí, si soy un perro muerto?”.+ 9 A continuación, el rey mandó llamar a Zibá, el sirviente de Saúl, y le dijo: “Todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa se lo doy al nieto de tu amo.+ 10 Tú, tus hijos y tus siervos le cultivarán las tierras y cosecharán su producto para que las personas que tiene a su cargo el nieto de tu amo tengan alimento. Pero Mefibóset, el nieto de tu amo, comerá siempre a mi mesa”.+

Pues bien, Zibá tenía 15 hijos y 20 siervos.+ 11 Zibá luego le dijo al rey: “Tu siervo hará todo lo que mi señor el rey le mande”. A partir de entonces, Mefibóset comió a la mesa de David* como uno de los hijos del rey. 12 Mefibóset también tenía un hijo pequeño llamado Micá.+ Todos los que vivían en la casa de Zibá pasaron a ser siervos de Mefibóset. 13 Y Mefibóset, que estaba lisiado de los dos pies,+ vivía en Jerusalén porque siempre comía a la mesa del rey.+

10 Más tarde, el rey de los ammonitas+ murió y su hijo Hanún se convirtió en el nuevo rey.+ 2 Entonces David dijo: “Le mostraré amor leal a Hanún hijo de Nahás igual que su padre me mostró amor leal a mí”. Así que David envió a sus siervos para que lo consolaran por la pérdida de su padre. Pero, cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los ammonitas, 3 los príncipes de los ammonitas le dijeron a su señor Hanún: “¿Te crees que David ha mandado a sus siervos a consolarte porque quiere honrar a tu padre? ¿No será que los mandó a espiarnos y a inspeccionar la ciudad para derrotarla?”. 4 Así que Hanún agarró a los siervos de David, les afeitó la mitad de la barba,+ les cortó la ropa por la mitad, a la altura de las nalgas, y los mandó de vuelta. 5 El rey David fue informado de esto y, como habían sido tan humillados, enseguida envió unos hombres a su encuentro para decirles: “Quédense en Jericó+ hasta que les vuelva a crecer la barba, y después regresen”.

6 Con el tiempo, los ammonitas se dieron cuenta de que se habían ganado el odio de* David, así que enviaron mensajeros para contratar sirios de Bet-Rehob+ y de Zobá+ —20.000 soldados de a pie—, así como al rey de Maacá+ con 1.000 hombres y a 12.000 hombres de Istob.*+ 7 Cuando David se enteró, envió a Joab y a todo el ejército, incluidos sus soldados más poderosos.+ 8 Y los ammonitas fueron y se colocaron en formación de batalla a la entrada de la puerta de la ciudad mientras los sirios de Zobá y de Rehob, junto con Istob* y Maacá, estaban aparte, en campo abierto.

9 Cuando Joab vio que las fuerzas de ataque venían contra él por delante y por detrás, eligió a algunos de los mejores soldados de Israel y los colocó en formación de batalla para enfrentarse con los sirios.+ 10 Al resto de los hombres los puso bajo el mando* de su hermano Abisái+ para que se colocaran en formación de batalla y se enfrentaran con los ammonitas.+ 11 Entonces dijo: “Si los sirios son demasiado fuertes para mí, ven a rescatarme tú. Y, si los ammonitas son demasiado fuertes para ti, te rescato yo. 12 Tenemos que ser fuertes y valientes+ por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios, y Jehová hará lo que le parezca bien”.*+

13 Entonces Joab y sus hombres avanzaron para luchar contra los sirios, y estos salieron huyendo de él.+ 14 Cuando los ammonitas vieron que los sirios habían escapado, huyeron de Abisái y se metieron en la ciudad. Después de eso, Joab dejó a los ammonitas y volvió a Jerusalén.

15 Cuando los sirios vieron que Israel los había vencido, se juntaron otra vez.+ 16 Hadadézer+ convocó a los sirios que estaban en la región del Río,*+ y ellos vinieron a Helam liderados por Sobac, el jefe del ejército de Hadadézer.

17 Cuando se lo informaron a David, él inmediatamente reunió a todo el ejército de Israel, cruzó el Jordán y llegó a Helam. Los sirios entonces se colocaron en formación de batalla para enfrentarse con David y lucharon contra él.+ 18 Pero los sirios huyeron de Israel. David mató a 700 conductores de carros y a 40.000 jinetes sirios, y también hirió a Sobac, el jefe del ejército, quien murió allí.+ 19 Cuando todos los reyes, los siervos de Hadadézer, vieron que Israel los había vencido, enseguida acordaron la paz con Israel y se convirtieron en sus súbditos.+ Y los sirios ya no se atrevieron a ayudar a los ammonitas.

11 A principios de año,* cuando los reyes salen a hacer sus campañas militares, David envió a Joab, a sus siervos y a todo el ejército de Israel para acabar con los ammonitas. Ellos cercaron Rabá,+ mientras que David se quedó en Jerusalén.+

2 En cierta ocasión al anochecer,* David se levantó de la cama y se puso a caminar por la azotea* de la casa* real. Desde allí vio a una mujer bañándose, y ella era muy hermosa. 3 David mandó a alguien a averiguar quién era la mujer, y le dijeron: “Ella es Bat-Seba+ hija de Eliam+ y esposa de Urías+ el hitita”.+ 4 Entonces David mandó mensajeros para que la trajeran.+ Así que la mujer entró adonde estaba él, y él se acostó con ella.+ (Esto ocurrió mientras ella estaba purificándose de su impureza).*+ Después, ella regresó a su casa.

5 Y resulta que la mujer quedó embarazada y le mandó decir a David: “Estoy embarazada”. 6 Al saberlo, David le envió este mensaje a Joab: “Mándame a Urías el hitita”. De modo que Joab le mandó a Urías. 7 Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y los soldados, y cómo iba la guerra. 8 Luego David le dijo a Urías: “Baja a tu casa y descansa”.* Cuando Urías salió de la casa real, fueron detrás de él para darle el regalo del rey.* 9 Sin embargo, Urías durmió a la entrada de la casa del rey con todos los demás siervos de su señor, y no bajó a su casa. 10 Entonces le informaron a David: “Urías no bajó a su casa”. Así que David le preguntó a Urías: “¿No acabas de volver de un viaje? ¿Por qué no bajaste a tu casa?”. 11 Urías le respondió a David: “Tanto el Arca+ como Israel y Judá se están quedando en refugios temporales, y mi señor Joab y los siervos de mi señor están acampando en pleno campo. ¿Cómo voy a irme yo a mi casa a comer y beber y a acostarme con mi esposa?+ ¡Tan cierto como que tú vives,* yo no voy a hacer eso!”.

12 Entonces David le dijo a Urías: “Quédate aquí hoy también, y dejaré que te vayas mañana”. De modo que Urías se quedó en Jerusalén aquel día y el día siguiente. 13 Luego David lo mandó llamar para que viniera a comer y beber con él, y lo emborrachó. Pero, al anochecer, Urías no bajó a su casa, sino que se fue a dormir con los siervos de su señor. 14 Por la mañana, David le escribió una carta a Joab y se la envió mediante Urías. 15 En su carta escribió esto: “Pongan a Urías en las primeras líneas de batalla, donde la lucha es más violenta. Luego retírense y déjenlo solo para que lo ataquen y muera”.+

16 Joab había estado observando atentamente la ciudad, y colocó a Urías donde sabía que había guerreros poderosos en el bando enemigo. 17 Cuando los hombres de la ciudad salieron y pelearon contra Joab, algunos de los siervos de David acabaron muertos, entre ellos Urías el hitita.+ 18 Joab entonces le comunicó a David todo lo sucedido en la batalla. 19 Le dio estas instrucciones al mensajero: “Cuando acabes de contarle al rey todo lo sucedido en la batalla, 20 quizás el rey se enoje y te diga: ‘¿Por qué tuvieron que ir a pelear tan cerca de la ciudad? ¿No sabían que ellos dispararían desde lo alto de la muralla? 21 ¿Quién mató a Abimélec+ hijo de Jerubéset?+ ¿No fue una mujer que le arrojó una piedra de molino* desde lo alto de la muralla y así lo mató en Tebez? ¿Por qué tuvieron que acercarse tanto a la muralla?’. En ese caso, dile: ‘Tu siervo Urías el hitita también murió’”.

22 Así que el mensajero se fue y le contó a David todo lo que Joab le había mandado decir. 23 Luego el mensajero le dijo a David: “Sus hombres nos llevaban ventaja y salieron a pelear contra nosotros en el campo, pero nosotros los hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta de la ciudad. 24 Y, como los arqueros les disparaban a tus siervos desde lo alto de la muralla, algunos de los siervos del rey murieron. Tu siervo Urías el hitita también murió”.+ 25 Al oír esto, David le ordenó al mensajero: “Dile a Joab: ‘No dejes que eso te afecte, pues la espada puede devorar a cualquiera. Intensifica la batalla contra la ciudad y conquístala’.+ Y anímalo también”.

26 Cuando la esposa de Urías se enteró de que Urías había muerto, se puso de duelo por su esposo. 27 Tan pronto como el periodo de duelo terminó, David la mandó traer a su casa. Ella llegó a ser su esposa+ y le dio un hijo. Pero lo que David había hecho le desagradó mucho a* Jehová.+

12 Así que Jehová mandó a Natán+ a ver a David. Cuando se presentó ante David,+ Natán le dijo: “Había dos hombres en una ciudad. Uno era rico y el otro pobre. 2 El rico tenía muchísimas ovejas y vacas,+ 3 pero el hombre pobre no tenía más que una pequeña ovejita que había comprado.+ Él la cuidaba, y ella fue creciendo en compañía de él y sus hijos. Ella comía de lo poquito que él tenía, bebía de su vaso y dormía en sus brazos. Era como una hija para él. 4 Un día, el hombre rico recibió la visita de un viajero, pero no quiso usar ninguna de sus propias ovejas ni de sus vacas para prepararle una comida. En vez de eso, agarró la ovejita del hombre pobre y se la preparó al que había venido”.+

5 Al oír esto, David se enojó muchísimo con el hombre y le dijo a Natán: “¡Tan cierto como que Jehová vive,+ el hombre que hizo esto merece morir! 6 Y, por haber actuado así y no haber tenido compasión, debe pagar cuatro veces el valor de la ovejita”.+

7 Entonces Natán le dijo a David: “¡Tú eres ese hombre! Esto es lo que dice Jehová, el Dios de Israel: ‘Yo mismo te ungí como rey de Israel+ y te rescaté de las manos de Saúl.+ 8 Estuve dispuesto a darte la casa de tu amo+ y a entregarte a las esposas de tu amo+ en tus brazos. También te di la casa de Israel y de Judá.+ Y, por si eso no fuera suficiente, estaba dispuesto a hacer mucho más por ti.+ 9 ¿Por qué despreciaste las palabras de Jehová haciendo lo que está mal a sus ojos? ¡A Urías el hitita lo mataste a espada!+ Y luego, después de matarlo con la espada de los ammonitas,+ te quedaste con su esposa+ y te casaste con ella. 10 Ahora la espada nunca se apartará de tu casa,+ porque me despreciaste al quitarle la esposa a Urías el hitita y casarte con ella’. 11 Esto es lo que dice Jehová: ‘Ahora te mandaré calamidades que saldrán de tu propia casa.+ Y, delante de tus propios ojos, te quitaré a tus esposas y se las daré a otro,*+ y él se acostará con ellas a plena luz del día.*+ 12 Tú actuaste a escondidas,+ pero yo haré esto enfrente de todo Israel y a plena luz del día’”.*

13 David entonces le dijo a Natán: “He pecado contra Jehová”.+ Natán le respondió a David: “Jehová, por su parte, te perdona* tu pecado.+ No morirás.+ 14 Aun así, como has tratado a Jehová con tanta falta de respeto, el hijo que acabas de tener de seguro morirá”.

15 Después Natán se fue a su casa.

Y Jehová hizo que el niño que David tuvo con la esposa de Urías se enfermara. 16 David le suplicó a Dios por el niño. Se puso a hacer un ayuno estricto y a encerrarse, y se pasaba la noche acostado en el suelo.+ 17 Los ancianos de su casa se le acercaron y trataron de levantarlo del suelo, pero él no quiso y se negaba a comer con ellos. 18 Al séptimo día, el niño murió. Pero los siervos de David tenían miedo de decirle que el niño había muerto. Decían: “Cuando el niño estaba vivo, hablábamos con el rey y no quería escucharnos. ¿Cómo vamos a decirle ahora que el niño ha muerto? Podría cometer una barbaridad”.

19 Cuando David vio que sus siervos estaban susurrando entre sí, dedujo que el niño había muerto. David les preguntó a sus siervos: “¿Se murió el niño?”. “Sí, murió”, le respondieron. 20 Entonces David se levantó del suelo. Se lavó, se untó con aceite,+ se cambió de ropa y se fue a la casa+ de Jehová para adorarlo. Después fue a su casa,* pidió que le trajeran algo de comer y comió. 21 Sus siervos le preguntaron: “¿Qué manera de actuar es esa? Cuando el niño vivía, estuviste ayunando y no dejabas de llorar. Pero, en cuanto el niño murió, te levantaste y comiste”. 22 Él contestó: “Mientras el niño vivía, ayuné+ y estuve llorando porque pensaba ‘¿Quién sabe? A lo mejor Jehová se compadece de mí y deja vivir al niño’.+ 23 Ahora que ha muerto, ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso puedo hacer que vuelva?+ Yo iré hacia él,+ pero él no volverá a mí”.+

24 Entonces David se puso a consolar a su esposa Bat-Seba.+ Fue y se acostó con ella, y con el tiempo ella dio a luz un hijo al que llamaron Salomón.*+ Y Jehová lo amaba.+ 25 Como Jehová lo amaba,* mandó por medio del profeta Natán+ que lo llamaran Jedidías.*

26 Joab continuó peleando contra Rabá+ de los ammonitas+ y conquistó la ciudad real.*+ 27 Así que Joab le envió mensajeros a David para decirle: “He peleado contra Rabá+ y he conquistado la ciudad de las aguas.* 28 Ahora, reúne al resto de los soldados, lucha* contra la ciudad y conquístala tú, para que no sea yo el que conquiste la ciudad y me lleve el mérito”.*

29 De modo que David reunió a todos los soldados y fue a Rabá, peleó contra ella y la conquistó. 30 Entonces quitó la corona de la cabeza de Malcam.* Esta corona, de un talento* de oro junto con piedras preciosas, se la pusieron a David en la cabeza. Él también se llevó un botín enorme+ de la ciudad.+ 31 Además, sacó a la gente de la ciudad para ponerla a trabajar aserrando piedras, manejando instrumentos cortantes de hierro y hachas de hierro, y fabricando ladrillos. Esto fue lo que hizo con todas las ciudades de los ammonitas. Finalmente, David y todos los soldados regresaron a Jerusalén.

13 Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy hermosa llamada Tamar.+ Y Amnón,+ otro hijo de David, se enamoró de ella. 2 Amnón estaba tan angustiado debido a su hermana Tamar que se puso enfermo. La razón es que ella era virgen y a Amnón le parecía imposible intentar algo con ella. 3 Ahora bien, Amnón tenía un amigo llamado Jehonadab,+ hijo de Simeá,*+ hermano de David. Y Jehonadab era un hombre muy astuto. 4 Así que le preguntó: “¿Por qué tú, que eres el hijo del rey, estás tan deprimido cada mañana? ¿Por qué no me cuentas qué te pasa?”. Amnón le contestó: “Es que estoy enamorado de Tamar, la hermana+ de mi hermano Absalón”. 5 Jehonadab entonces le dijo: “Acuéstate en la cama y finge estar enfermo. Cuando tu padre venga a verte, dile: ‘Por favor, que venga mi hermana Tamar y me traiga algo de comer. Si prepara delante de mí el alimento que se les sirve a los enfermos* y ella me lo da, yo lo comeré’”.

6 De modo que Amnón se acostó y fingió estar enfermo, y el rey vino a verlo. Entonces Amnón le dijo al rey: “Por favor, que venga mi hermana Tamar. Que haga delante de mí dos panes en forma de corazón y que me los dé para que yo coma”. 7 David le envió este mensaje a Tamar, que estaba en la casa: “Por favor, vete a la casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer”.* 8 Así que Tamar fue a la casa de su hermano Amnón, donde él estaba acostado. Entonces amasó la masa, hizo unos panes delante de él y los cocinó. 9 Después tomó la cacerola y le sirvió los panes, pero Amnón se negó a comer y dijo: “¡Que salgan todos!”. Y todos salieron de allí.

10 Amnón ahora le dijo a Tamar: “Trae la comida* al dormitorio, para que tú me des de comer”. Así que Tamar tomó los panes en forma de corazón que había hecho y se los llevó a su hermano Amnón al dormitorio. 11 Cuando se los acercó para que comiera, él la agarró y le dijo: “Ven, acuéstate conmigo, hermana mía”. 12 Pero ella le dijo: “¡No, hermano mío! No me humilles. Esto no se hace en Israel.+ No cometas esta locura tan despreciable.+ 13 ¿Cómo podría yo vivir con esa vergüenza? Y a ti te verían como un hombre despreciable en Israel. Por favor, habla con el rey, porque él no se opondrá a que yo sea tuya”. 14 Pero él no quiso escucharla. Como era más fuerte que ella, la violó y la humilló. 15 De pronto, Amnón empezó a sentir un odio muy intenso hacia ella, y ese odio llegó a ser más fuerte que el amor que le había tenido antes. Así que le dijo: “¡Levántate y lárgate!”. 16 Entonces ella le dijo: “¡No, hermano mío, ahora no me eches de aquí! ¡Eso sería peor que lo que ya me hiciste!”. Pero él no quiso escucharla.

17 Llamó al joven que lo atendía y le dijo: “Hazme el favor de sacar a esta persona de mi presencia y échale el cerrojo a la puerta”. 18 (Ella llevaba puesta una túnica especial,* porque así se vestían las hijas vírgenes del rey). El sirviente la sacó afuera y le echó el cerrojo a la puerta. 19 Entonces Tamar se echó cenizas en la cabeza,+ rasgó la túnica especial que llevaba puesta y se fue caminando y dando gritos con las manos sobre la cabeza.

20 Al verla, su hermano Absalón+ le preguntó: “¿Fue tu hermano Amnón el que te hizo esto? Hermana mía, guarda silencio. Él es tu hermano.+ No le des vueltas a este asunto en tu corazón”. Después de aquello, Tamar se quedó a vivir en la casa de su hermano Absalón, aislada de la gente. 21 Cuando el rey David se enteró de todo esto, se enojó mucho.+ Pero no quería herir los sentimientos de su hijo Amnón, porque era su primogénito y lo amaba. 22 Y Absalón no le dijo nada a Amnón, ni bueno ni malo, porque Absalón odiaba+ a Amnón por haber humillado a su hermana Tamar.+

23 Después de dos años completos, resulta que los esquiladores de Absalón estaban en Baal-Hazor, cerca de Efraín,+ así que Absalón invitó a todos los hijos del rey a un banquete.+ 24 Absalón fue a ver al rey y le dijo: “Estoy esquilando las ovejas. Por favor, que el rey y sus siervos vengan conmigo”. 25 Pero el rey le contestó: “No, mi hijo. Si vamos todos, seremos una carga para ti”. Aunque Absalón siguió insistiéndole, el rey no quiso ir, pero lo bendijo. 26 Absalón entonces le dijo: “Si no vienes tú, que venga con nosotros mi hermano Amnón, por favor”.+ El rey le preguntó: “¿Y por qué él?”. 27 Ahora bien, como Absalón le insistió, mandó a Amnón y a todos los hijos del rey con él.

28 Entonces Absalón les ordenó a sus sirvientes: “Estén pendientes. Tan pronto como el corazón de Amnón esté alegre por el vino, les diré ‘¡Ataquen a Amnón!’. Ahí es cuando ustedes tienen que matarlo. No tengan miedo, ¿acaso no soy yo el que les está dando la orden? Sean fuertes y valientes”. 29 Así que los sirvientes de Absalón hicieron con Amnón justo lo que Absalón les había mandado. En ese momento, todos los otros hijos del rey se levantaron, cada uno se subió a su mula y huyeron. 30 Mientras ellos iban en camino, David recibió la siguiente noticia: “Absalón ha matado a todos los hijos del rey; no sobrevivió ninguno”. 31 Al oír esto, el rey se levantó, se rasgó la ropa y se acostó en el suelo, y todos sus siervos se quedaron de pie a su lado con la ropa rasgada.

32 Pero Jehonadab+ hijo de Simeá,*+ hermano de David, dijo: “Que mi señor no se crea que han matado a todos los jóvenes hijos del rey, porque el único que murió es Amnón.+ Fue por orden de Absalón, quien lo tenía decidido+ desde el día en que Amnón humilló a su hermana+ Tamar.+ 33 Que mi señor el rey no le haga caso a* la noticia de que todos los hijos del rey han muerto, porque solo murió Amnón”.

34 Mientras tanto, Absalón huyó.+ Más tarde, el centinela levantó la vista y vio a mucha gente viniendo por el camino que había detrás de él, junto a la montaña. 35 Entonces Jehonadab+ le dijo al rey: “¡Mira! Los hijos del rey han vuelto. Tu siervo tenía razón”. 36 Tan pronto como acabó de hablar, los hijos del rey entraron llorando desconsoladamente. Y el rey y todos sus siervos también lloraron con muchísimo dolor. 37 En cuanto a Absalón, él huyó adonde estaba Talmái+ hijo de Amihud, el rey de Guesur. David estuvo muchos días de duelo por su hijo. 38 Después de huir a Guesur,+ Absalón se quedó allí tres años.

39 Finalmente, el rey David llegó a aceptar* la muerte de Amnón y ahora anhelaba ir a ver a Absalón.

14 Ahora bien, Joab hijo de Zeruyá+ se enteró de que el corazón del rey añoraba a Absalón.+ 2 Entonces Joab mandó buscar en Tecoa+ a una mujer astuta y le dijo: “Quiero que actúes como si estuvieras de duelo. Ponte ropa de luto y no te untes con aceite.+ Compórtate como una mujer que lleva mucho tiempo llorando la muerte de alguien. 3 Luego ve ante el rey y cuéntale lo que voy a decirte”. Y Joab le indicó lo que debía decir.*

4 La mujer tecoíta fue ante el rey, cayó rostro a tierra, se postró y suplicó: “¡Ayúdame, oh, rey!”. 5 El rey le contestó: “¿Qué te pasa?”. Ella dijo: “¡Pobre de mí! Soy viuda. Mi esposo está muerto. 6 Y yo, tu sierva, tenía dos hijos. Estando en el campo, se pelearon entre ellos y, como no había nadie que los separara, uno hirió al otro y lo mató. 7 Ahora toda la familia se ha vuelto en contra de tu sierva y andan diciendo: ‘¡Entrega al que asesinó a su hermano, para que lo matemos y así pague por la vida del hermano que asesinó!+ No importa que eso implique acabar con el heredero’. Me apagarán la última brasa encendida que me queda,* y dejarán a mi esposo sin nombre ni descendiente* sobre la superficie de la tierra”.

8 Entonces el rey le dijo a la mujer: “Vete a tu casa. Yo mandaré que se atienda este asunto”. 9 Y la tecoíta le dijo al rey: “Oh, mi señor el rey, que la culpa recaiga sobre mí y la casa de mi padre. Pero que el rey y su trono queden libres de culpa”. 10 Luego el rey le dijo: “Si alguien vuelve a decirte algo, tráemelo y nunca más te molestará”. 11 Pero ella añadió: “Por favor, que el rey se acuerde de Jehová tu Dios para que el vengador de la sangre+ no aumente el daño y mate a mi hijo”. Y él respondió: “Tan cierto como que Jehová vive,+ a tu hijo no se le tocará ni un pelo”.* 12 Entonces la mujer dijo: “Por favor, permite que tu sierva le comente algo a mi señor el rey”. “Habla”, le contestó él.

13 Ella le dijo: “¿Por qué has decidido entonces hacer algo así contra el pueblo de Dios?+ Con lo que el rey acaba de decir, se está haciendo culpable, pues el rey no trae de vuelta a su propio hijo desterrado.+ 14 Sin falta moriremos y seremos como agua derramada en el suelo, que no se puede recuperar. Pero Dios no quitaría una vida,* y él toma en cuenta las razones por las que el desterrado no debe seguir apartado de él para siempre. 15 Yo he venido a decirle esto a mi señor el rey porque la gente me metió miedo. Así que tu sierva dijo: ‘Por favor, déjenme hablar con el rey. Quizás el rey atienda la petición de su esclava. 16 Quizás el rey escuche a su esclava y la rescate de las manos del hombre que quiere arrancarnos a mí y a mi único hijo de la herencia que Dios nos dio’.+ 17 Entonces tu sierva dijo: ‘Que las palabras de mi señor el rey me tranquilicen, por favor’. Porque mi señor el rey distingue lo bueno de lo malo como un ángel del Dios verdadero. Que Jehová tu Dios esté contigo”.

18 El rey ahora le contestó a la mujer: “Te voy a preguntar algo y te pido que no me escondas nada”. Ella le respondió: “Hable mi señor el rey, por favor”. 19 El rey entonces le preguntó: “¿Fue Joab quien te metió en todo esto?”.+ La mujer respondió: “Tan cierto como que tú vives, oh, mi señor el rey, es tal como* dice mi señor el rey, pues fue tu siervo Joab quien me dio instrucciones y le indicó a esta sierva tuya todo lo que debía decir. 20 Tu siervo Joab ha hecho esto para darle otra perspectiva al asunto, pero mi señor es tan sabio como el ángel del Dios verdadero y sabe todo lo que está pasando en el país”.

21 Luego, el rey le dijo a Joab: “Está bien, lo haré.+ Ve y trae de regreso al joven Absalón”.+ 22 Joab enseguida cayó rostro a tierra, se postró y se puso a alabar al rey. Y Joab le dijo: “Ahora tu siervo sabe que cuenta con tu favor, oh, mi señor el rey, porque el rey ha atendido la petición de este siervo suyo”. 23 Entonces Joab se levantó, fue a Guesur+ y trajo a Absalón a Jerusalén. 24 Sin embargo, el rey dijo: “Que regrese a su casa, pero no puede venir a verme”. De modo que Absalón volvió a su casa y no fue a ver al rey.

25 Pues bien, en todo Israel no había ningún hombre tan alabado por su belleza como Absalón. Desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza, no había ningún defecto en él. 26 Tenía que cortarse el cabello al final de cada año por lo mucho que le pesaba. Cuando se lo cortaba, pesaba 200 siclos,* según el peso real de piedra.* 27 Absalón tuvo tres hijos+ y una hija llamada Tamar, que era una mujer preciosa.

28 Y Absalón siguió viviendo en Jerusalén dos años completos, pero no fue a ver al rey.+ 29 De modo que Absalón mandó llamar a Joab para enviarlo al rey, pero Joab no quiso venir. Lo llamó por segunda vez, pero siguió negándose. 30 Al final les dijo a sus siervos: “El terreno de Joab está al lado del mío, y tiene allí algo de cebada. Vayan y préndanle fuego”. Así que los siervos de Absalón le prendieron fuego al terreno. 31 Ante esto, Joab fue a la casa de Absalón y le dijo: “¿Por qué tus siervos le prendieron fuego a mi terreno?”. 32 Absalón le contestó a Joab: “Mira, yo te mandé este mensaje: ‘Ven acá y deja que te envíe al rey para que le preguntes de mi parte: “¿Para qué me vine de Guesur?+ Habría sido mejor quedarme allí. Que ahora el rey me deje ir a verlo y, si soy culpable de algo, que me mate”’”.

33 Así que Joab se presentó ante el rey y se lo dijo. Entonces el rey llamó a Absalón, que vino y se postró ante él rostro a tierra. Luego el rey besó a Absalón.+

15 Después de todo esto, Absalón se consiguió un carruaje, caballos y 50 hombres para que fueran corriendo delante de él.+ 2 Y Absalón se levantaba temprano y se plantaba al lado del camino que iba a la puerta de la ciudad.+ Cuando algún hombre tenía que llevar un caso legal ante el rey para pedir justicia,+ Absalón lo llamaba y le preguntaba: “¿De qué ciudad eres tú?”. El hombre le respondía: “Tu siervo es de una de las tribus de Israel”. 3 Y Absalón le decía: “Mira, lo que pides es justo y razonable. Pero no hay nadie de parte del rey que atienda tu caso”. 4 Entonces Absalón añadía: “¡Si tan solo me nombraran juez en el país! Así todo el que tuviera un caso legal o una disputa podría venir a verme y yo me encargaría de que se le hiciera justicia”.

5 Cuando se acercaba un hombre para inclinarse ante él, Absalón extendía la mano, lo levantaba y lo besaba.+ 6 Absalón hacía esto con todos los israelitas que venían a ver al rey para pedir justicia. De esta manera, Absalón se fue robando el corazón de los hombres de Israel.+

7 Al cabo de cuatro* años, Absalón le dijo al rey: “Por favor, déjame ir a Hebrón+ a cumplir el voto que le hice a Jehová. 8 Es que cuando estaba viviendo en Guesur,+ en Siria, tu siervo hizo este voto solemne:+ ‘Si Jehová me trae de vuelta a Jerusalén, le presentaré una ofrenda* a Jehová’”. 9 Así que el rey le dijo: “Vete en paz”. Y él se fue a Hebrón.

10 Absalón ahora envió espías por todas las tribus de Israel con estas instrucciones: “En cuanto oigan el sonido del cuerno, anuncien esto: ‘¡Absalón se ha convertido en rey en Hebrón!’”.+ 11 Y resulta que 200 hombres de Jerusalén habían ido allí con Absalón. Los invitaron y ellos fueron sin sospechar nada porque no sabían lo que estaba pasando. 12 Además, cuando ofreció los sacrificios, Absalón mandó llamar a Ahitofel+ el guilonita, que era consejero de David+ y estaba en Guiló,+ su ciudad. La conspiración siguió ganando fuerza y cada vez había más gente apoyando a Absalón.+

13 Tiempo después, vino un informante y le dijo a David: “Los hombres de Israel se han puesto de parte de Absalón”. 14 Enseguida David les dijo a todos los siervos suyos que estaban con él en Jerusalén: “¡Vamos, huyamos de aquí+ o ninguno de nosotros podrá escapar de Absalón! ¡Rápido, para que no nos sorprenda y cause un desastre y mate a espada a toda la ciudad!”.+ 15 Los siervos del rey le respondieron: “Tus siervos están dispuestos a hacer todo lo que mi señor el rey decida”.+ 16 Así que el rey salió y todos los de su casa lo siguieron. Pero el rey dejó a 10 concubinas+ para que cuidaran la casa.* 17 El rey fue saliendo con toda la gente detrás de él y se detuvieron en Bet-Merhac.

18 Todos los siervos que iban con él* y todos los keretitas, los peletitas+ y los guititas+ —600 hombres que lo habían seguido desde Gat—+ iban desfilando mientras el rey les pasaba revista.* 19 Entonces el rey le dijo a Ittái+ el guitita: “¿Por qué vas a venir tú también? Vuelve y quédate con el nuevo rey, porque eres extranjero y estás desterrado de tu lugar de origen. 20 Apenas llegaste ayer, ¿cómo voy a obligarte ahora a andar de un lado para otro con nosotros y acompañarme cada vez que yo me vaya? ¡Vuelve y llévate a tus hermanos, y que Jehová te muestre amor leal y fidelidad!”.+ 21 Pero Ittái le contestó al rey: “¡Tan cierto como que viven Jehová y mi señor el rey, dondequiera que esté mi señor el rey, allí estará tu siervo, sea para vivir o para morir!”.+ 22 Entonces David le dijo a Ittái:+ “Pues anda y pasa”. Así que Ittái el guitita pasó junto con todos sus hombres y sus hijos.

23 Los habitantes de por allí lloraban a gritos mientras toda aquella gente iba cruzando. El rey estaba parado junto al valle de Cedrón+ y toda su gente iba cruzando el valle hacia el camino que lleva al desierto. 24 Sadoc+ también estaba allí, y todos los levitas+ iban con él llevando el arca+ del pacto del Dios verdadero.+ Ellos se detuvieron y pusieron el Arca del Dios verdadero en el suelo. Y Abiatar+ llegó mientras la gente terminaba de cruzar el valle desde la ciudad. 25 Pero el rey le dijo a Sadoc: “Vuelve a llevar el Arca del Dios verdadero a la ciudad.+ Si tengo la aprobación* de Jehová, él me traerá de vuelta y me dejará verla y ver su morada.+ 26 Pero, si él dice ‘No estoy contento contigo’, entonces que haga conmigo lo que a él le parezca bien”.* 27 El rey le dijo al sacerdote Sadoc: “¿No eres un vidente?+ Vuelvan a la ciudad en paz y llévense a sus dos hijos: a tu hijo Ahimáaz y a Jonatán+ hijo de Abiatar. 28 Miren, yo esperaré junto a los lugares de paso* del desierto hasta que reciba noticias de ustedes”.+ 29 Así que Sadoc y Abiatar volvieron a llevar el Arca del Dios verdadero a Jerusalén y se quedaron allí.

30 David lloraba mientras subía por el monte* de los Olivos;+ iba descalzo y con la cabeza cubierta. Y toda la gente que estaba con él también se cubrió la cabeza y lloraba mientras subía. 31 Entonces le dijeron a David: “Ahitofel es uno de los que están conspirando+ con Absalón”.+ Al oír esto, David dijo: “¡Ay, Jehová, te ruego que los consejos de Ahitofel se vuelvan como los de un tonto!”.+

32 Cuando David llegó a la cima del monte, donde la gente solía adorar a* Dios, Husái+ el arkita+ estaba allí esperándolo, con su túnica rasgada y con tierra en la cabeza. 33 Sin embargo, David le dijo: “Si te vienes conmigo, serás una carga para mí. 34 En cambio, puedes ayudarme a frustrar los consejos de Ahitofel+ si vuelves a la ciudad y le dices a Absalón ‘Soy tu siervo, oh, rey. Aunque antes servía a tu padre, ahora soy siervo tuyo’.+ 35 ¿No están allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Todo lo que oigas de la casa del rey se lo tienes que informar a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.+ 36 Y, mira, como allí con ellos están sus dos hijos —Ahimáaz+ hijo de Sadoc y Jonatán+ hijo de Abiatar—, comuníquenme a través de ellos todo lo que ustedes oigan”. 37 Así que Husái, que era amigo* de David,+ se metió en la ciudad cuando Absalón iba entrando a Jerusalén.

16 Cuando David pasó un poco más allá de la cima del monte,+ allí estaba esperándolo Zibá,+ el sirviente de Mefibóset,+ con un par de burros ensillados y cargados con 200 panes, 100 tortas de pasas, 100 tortas de fruta de verano* y una jarra grande de vino.+ 2 El rey le preguntó a Zibá: “¿Por qué has traído estas cosas?”. Zibá contestó: “Los burros son para que monten en ellos los de la casa del rey, el pan y la fruta de verano son para que coman los hombres, y el vino es para quienes se agoten en el desierto”.+ 3 El rey entonces le preguntó: “¿Y dónde está el nieto* de tu amo?”.+ Zibá le respondió al rey: “Se quedó en Jerusalén, porque dijo: ‘La casa de Israel me devolverá ahora el reino de mi abuelo’”.*+ 4 El rey le dijo a Zibá: “Pues, mira, todo lo que tiene Mefibóset es tuyo”.+ Y Zibá le dijo: “Me inclino ante ti. Espero tener tu favor, mi señor el rey”.+

5 Cuando el rey David llegó a Bahurim, salió un hombre de la familia de la casa de Saúl que se llamaba Simeí,+ hijo de Guerá, y fue hacia él gritando maldiciones.+ 6 Les estuvo tirando piedras a David y a todos sus siervos, así como a todos los demás, incluidos los guerreros poderosos que el rey David tenía a su derecha y a su izquierda. 7 Simeí lo maldecía diciendo: “¡Fuera, fuera de aquí! ¡Sanguinario,* inútil! 8 Jehová te ha hecho pagar por toda la sangre que derramaste en la casa de Saúl, a quien le quitaste el trono. Por eso Jehová ha puesto el reino en manos de tu hijo Absalón. ¡Ahora la desgracia te persigue, porque eres un asesino!”.*+

9 Entonces Abisái hijo de Zeruyá+ le dijo al rey: “¿Por qué debería ese perro muerto+ maldecir a mi señor el rey?+ Por favor, déjame ir y cortarle la cabeza”.+ 10 Pero el rey le contestó: “¿Qué tiene que ver esto con ustedes, hijos de Zeruyá?+ Déjenlo que me maldiga,+ porque fue Jehová quien le dijo:+ ‘¡Maldice a David!’. Así que ¿cómo va alguien a preguntarle por qué lo hace?”. 11 David entonces les dijo a Abisái y a todos sus siervos: “Miren, si mi propio hijo, que salió de mí, quiere quitarme la vida,+ ¡con más razón un benjaminita!+ ¡Déjenlo! ¡Que me maldiga, porque Jehová le dijo que lo hiciera! 12 Quizás Jehová vea mi sufrimiento+ y Jehová me dé bendiciones en lugar de las maldiciones que me están lanzando hoy”.+ 13 Tras esto, David y sus hombres siguieron por el camino mientras Simeí iba por al lado de la montaña, paralelo a él, maldiciéndolo+ y tirándole piedras y mucho polvo.

14 Por fin, el rey y toda la gente que estaba con él llegaron a su destino. Estaban agotados, así que se refrescaron.

15 Mientras tanto, Absalón llegó a Jerusalén con todos los hombres de Israel. Y Ahitofel+ estaba con él. 16 Cuando Husái+ el arkita,+ el amigo* de David, entró adonde estaba Absalón, se puso a decirle: “¡Viva el rey!+ ¡Viva el rey!”. 17 Ante esto, Absalón le preguntó a Husái: “¿Así le demuestras amor leal a tu amigo? ¿Por qué no te fuiste con tu amigo?”. 18 Husái le contestó a Absalón: “No. Yo estoy de parte del que han elegido tanto Jehová como estos hombres y todos los demás hombres de Israel. Y me quedaré con él. 19 Insisto, ¿a quién voy a servir? ¿No debería servir al hijo de mi amigo? Igual que serví a tu padre, así te serviré a ti”.+

20 Absalón luego le dijo a Ahitofel: “Aconséjame,+ ¿qué hacemos?”. 21 Ahitofel le contestó a Absalón: “Ten relaciones con las concubinas de tu padre,+ las que él dejó para que cuidaran la casa.*+ Así todo Israel sabrá que te has ganado el odio de* tu padre, y los que te apoyan se fortalecerán”. 22 De modo que montaron una tienda para Absalón en la azotea,+ y él tuvo relaciones con las concubinas de su padre+ ante los ojos de todo Israel.+

23 En aquellos días, los consejos de Ahitofel+ se consideraban como* las palabras del Dios verdadero. Así es como David y Absalón veían todos los consejos de Ahitofel.

17 Ahitofel entonces le dijo a Absalón: “Por favor, déjame escoger a 12.000 hombres y perseguir a David esta noche. 2 Lo sorprenderé cuando esté cansado y débil,*+ y haré que le dé pánico. Entonces toda la gente que está con él huirá y mataré solo al rey.+ 3 Luego te traeré de vuelta a toda la gente. Dependiendo de lo que le pase al hombre que estás buscando, toda la gente podrá regresar. Así todo el pueblo estará en paz”. 4 La propuesta les pareció muy bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel.

5 Pero Absalón dijo: “Hagan el favor de llamar también a Husái+ el arkita, y oigamos lo que él tenga que decir”. 6 Así que Husái se presentó ante Absalón, y Absalón le dijo: “Esto es lo que nos aconsejó Ahitofel. ¿Deberíamos seguir su consejo? Si no, dinos tú qué hacer”. 7 Husái le dijo a Absalón: “Esta vez, el consejo de Ahitofel no es bueno”.+

8 Husái continuó: “Tú sabes bien lo poderosos que son tu padre y sus hombres.+ Y ellos están desesperados,* como una osa que ha perdido a sus cachorros en el campo.+ Además, tu padre es un guerrero+ y no pasará la noche entre la gente. 9 Ahora mismo estará escondido en una de las cuevas* o en algún otro lugar.+ Y, si él ataca primero, quienes oigan la noticia dirán: ‘¡Los que apoyan a Absalón fueron derrotados!’. 10 Hasta el hombre más valiente, el que tiene un corazón como de león,+ se derretirá de miedo. Porque todo Israel sabe que tu padre es poderoso+ y que sus hombres son valientes. 11 Este es mi consejo: que se reúnan todos los hombres de Israel, desde Dan hasta Beer-Seba,+ tantos como los granos de arena que hay junto al mar,+ y tú debes dirigirlos a la batalla. 12 Lo atacaremos dondequiera que esté, y le caeremos encima como el rocío que cae sobre el suelo. Ninguno de ellos sobrevivirá, ni él ni ninguno de sus hombres. 13 Y, si se refugia en alguna ciudad, todo Israel llevará sogas, y arrastraremos la ciudad al valle hasta que no quede ni una piedrecita”.

14 Entonces Absalón y todos los hombres de Israel dijeron: “¡El consejo de Husái el arkita es mejor+ que el de Ahitofel!”. Y es que Jehová había decidido* frustrar el acertado consejo de Ahitofel.+ Así Jehová llevaría a Absalón al desastre.+

15 Más tarde, Husái les dijo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar:+ “Esto fue lo que Ahitofel les aconsejó a Absalón y a los ancianos de Israel. Pero esto fue lo que les aconsejé yo. 16 Y, ahora, envíenle rápido a David esta advertencia: ‘No te quedes esta noche en los lugares de paso* del desierto. Tienes que cruzar el río. Si no, el rey y toda la gente que está con él podrían ser exterminados’”.*+

17 Jonatán+ y Ahimáaz+ se estaban quedando en En-Roguel.+ Como no querían arriesgarse a que los vieran entrar en la ciudad, una sierva fue y les dio el mensaje, y ellos fueron a avisar al rey David. 18 Pero un joven los vio y se lo contó a Absalón. Así que los dos se fueron rápido y llegaron a Bahurim,+ a la casa de un hombre que tenía un pozo en el patio. Se escondieron dentro de él, 19 y la esposa del hombre tapó el pozo con una tela y le echó encima grano triturado. Nadie se dio cuenta. 20 Los siervos de Absalón llegaron a la casa de la mujer y le preguntaron: “¿Dónde están Ahimáaz y Jonatán?”. La mujer respondió: “Se fueron hacia las aguas”.+ Los hombres los buscaron, pero no los encontraron, así que regresaron a Jerusalén.

21 Después de que los hombres se fueron, ellos salieron del pozo y fueron a decirle al rey David: “Ahitofel aconsejó esto y aquello en contra de ustedes. Así que crucen rápidamente el río”.+ 22 De inmediato, David y toda la gente que estaba con él fueron y cruzaron el Jordán. Al amanecer, ya no quedaba nadie por cruzar el Jordán.

23 Cuando Ahitofel vio que no habían seguido su consejo, ensilló un burro y se fue a su casa, a su pueblo.+ Después de darles instrucciones a los de su casa,+ se ahorcó* y así murió.+ Fue enterrado en la sepultura de sus antepasados.

24 Mientras tanto, David fue a Mahanaim,+ y Absalón cruzó el Jordán con todos los hombres de Israel. 25 Absalón puso a Amasá+ al mando del ejército en sustitución de Joab.+ Amasá era hijo de un hombre llamado Itrá el israelita, quien tuvo relaciones con Abigaíl+ hija de Nahás, hermana de Zeruyá, la madre de Joab. 26 Absalón y los hombres de Israel acamparon en la tierra de Galaad.+

27 David llegó a Mahanaim, y enseguida Sobí hijo de Nahás, de Rabá+ de los ammonitas, junto con Makir+ hijo de Amiel, de Lo-Debar, y Barzilái+ el galaadita, de Roguelim, 28 trajeron camas, recipientes, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, semillas tostadas, 29 miel, mantequilla, ovejas y queso.* Todo esto se lo trajeron a David y a la gente que estaba con él para que comieran,+ pues decían: “Esta gente que está en el desierto tiene hambre y sed, y está cansada”.+

18 Entonces David contó a los hombres que estaban con él y los puso bajo el mando de jefes de mil y jefes de cien.+ 2 Y David puso un tercio de los hombres bajo el mando* de Joab,+ un tercio bajo el mando de Abisái+ hijo de Zeruyá+ —el hermano de Joab— y el otro tercio bajo el mando de Ittái+ el guitita. Luego el rey les dijo a los hombres: “Yo también iré con ustedes”. 3 Pero ellos le dijeron: “No vengas,+ porque si nosotros huyéramos no les importaría,* y si la mitad de nosotros muriéramos tampoco les importaría, porque tú vales por 10.000 de nosotros.+ Así que es mejor que nos mandes ayuda desde la ciudad”. 4 El rey les dijo: “Haré lo que les parezca mejor a ustedes”. De modo que el rey se quedó junto a la puerta de la ciudad, y todos los hombres salieron en grupos de cien y de mil. 5 Luego el rey les dio a Joab, a Abisái y a Ittái esta orden: “Traten con consideración al joven Absalón. Háganlo por mí”.+ Todos los hombres oyeron al rey cuando les dio a los jefes esta orden sobre Absalón.

6 Los hombres salieron al campo para encontrarse con Israel, y la batalla se peleó en el bosque de Efraín.+ 7 Los siervos de David derrotaron allí a los hombres de Israel,+ y aquel día hubo una gran matanza: murieron 20.000 hombres. 8 La batalla se extendió por toda la región. Además, aquel día el bosque devoró a más gente que la espada.

9 Absalón acabó encontrándose de frente con los siervos de David. Resulta que él iba montado en una mula, y la mula se metió bajo las espesas ramas de un gran árbol y a Absalón se le enredó la cabeza en el árbol. Como la mula siguió adelante, él se quedó colgando en el aire.* 10 Entonces alguien lo vio y fue a decirle a Joab:+ “¡Oye! Acabo de ver a Absalón colgando de un gran árbol”. 11 Joab le contestó al hombre que se lo dijo: “Pues, si lo viste, ¿por qué no lo mataste allí mismo? Con mucho gusto yo te habría dado 10 piezas de plata y un cinturón”. 12 Pero el hombre le dijo a Joab: “Ni aunque me dieran* 1.000 piezas de plata le pondría la mano encima al hijo del rey. Porque oímos al rey darte a ti, a Abisái y a Ittái esta orden: ‘Asegúrense de que nadie le haga daño al joven Absalón’.+ 13 Si hubiera desobedecido y le hubiera quitado la vida,* habría sido imposible ocultárselo al rey y tú no me habrías protegido”. 14 Al oír esto, Joab dijo: “¡No voy a perder el tiempo contigo!”. Así que agarró tres palos puntiagudos* y se los clavó a Absalón en el corazón mientras este seguía vivo entre las ramas del gran árbol. 15 Entonces llegaron 10 ayudantes que llevaban las armas de Joab y golpearon a Absalón hasta matarlo.+ 16 Joab tocó el cuerno y los hombres dejaron de perseguir a Israel; así fue como Joab los detuvo. 17 Agarraron el cuerpo de Absalón, lo arrojaron a un gran hoyo en el bosque y le pusieron encima un enorme montón de piedras.+ Y todos los hombres de Israel huyeron a sus casas.

18 Ahora bien, cuando Absalón vivía, se había erigido una columna en el valle* del Rey,+ porque decía: “No tengo ningún hijo que conserve el recuerdo de mi nombre”.+ Así que le puso su nombre a la columna, y hasta el día de hoy la llaman Monumento de Absalón.

19 Ahimáaz+ hijo de Sadoc dijo: “Por favor, déjame ir corriendo a darle la noticia al rey, porque Jehová le ha hecho justicia librándolo de sus enemigos”.+ 20 Pero Joab le dijo: “Hoy no vas a dar ninguna noticia. Podrás ir a dar noticias otro día, pero hoy no, porque el propio hijo del rey ha muerto”.+ 21 Entonces Joab le dijo a un cusita:+ “Anda, cuéntale al rey lo que has visto”. El cusita se inclinó ante Joab y salió corriendo. 22 Ahimáaz hijo de Sadoc le dijo otra vez a Joab: “Por favor, sin importar lo que pase, déjame correr detrás del cusita”. Pero Joab le dijo: “¿Para qué vas a ir tú también, hijo mío, si ya no tienes ninguna noticia que dar?”. 23 Aun así, él insistió: “No importa lo que pase, déjame ir”. Así que Joab le dijo: “¡Anda, corre!”. Y Ahimáaz salió corriendo por el camino del distrito del Jordán* y consiguió adelantar al cusita.

24 David estaba sentado entre las dos puertas de la ciudad.+ El centinela+ subió a la azotea que había encima de la puerta, junto a la muralla, y, cuando levantó la vista, vio a un hombre que venía corriendo solo. 25 Así que el centinela gritó para avisarle al rey. Y el rey dijo: “Si está solo, es que trae noticias”. Mientras se iba acercando, 26 el centinela vio a otro hombre corriendo y le gritó al portero: “¡Mira! ¡Otro hombre que va corriendo solo!”. El rey dijo: “Este también trae noticias”. 27 Y el centinela dijo: “El primero corre como Ahimáaz+ hijo de Sadoc”. Así que el rey dijo: “Es un hombre bueno. Seguro que trae buenas noticias”. 28 Entonces Ahimáaz le gritó al rey: “¡Todo va bien!”. Luego se inclinó rostro a tierra ante el rey y dijo: “¡Alabado sea Jehová tu Dios, quien le ha entregado a mi señor el rey los hombres que se rebelaron* en su contra!”.+

29 Sin embargo, el rey preguntó: “¿Está bien el joven Absalón?”. Ahimáaz respondió: “Vi que había un gran alboroto cuando Joab nos envió a mí y al otro siervo del rey, pero no supe de qué se trataba”.+ 30 El rey le dijo: “Hazte a un lado y ponte aquí”. Así que se puso a un lado y se quedó ahí.

31 Entonces llegó el cusita,+ que dijo: “Traigo noticias para mi señor el rey: hoy Jehová te ha hecho justicia librándote de las manos de todos los que se rebelaron contra ti”.+ 32 Pero el rey le dijo al cusita: “¿Está bien el joven Absalón?”. El cusita le contestó: “¡Que todos los enemigos de mi señor el rey y todos los que se rebelaron contra ti para hacerte daño acaben como el joven!”.+

33 Esto sacudió al rey, quien subió a la habitación de la azotea que había encima de la puerta y se puso a llorar. Mientras caminaba, decía: “¡Hijo mío, Absalón! ¡Hijo mío! ¡Absalón, hijo mío! ¡Ojalá hubiera muerto yo en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!”.+

19 A Joab le informaron: “El rey está llorando y está de duelo por Absalón”.+ 2 Así que la victoria* de aquel día se convirtió en una ocasión de duelo para todos los soldados, porque oyeron que el rey estaba muy triste por su hijo. 3 Los soldados regresaron en silencio a la ciudad,+ como los que se avergüenzan de haber huido de la batalla. 4 El rey se cubrió el rostro y gritaba con voz fuerte: “¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!”.+

5 Entonces Joab entró en la casa donde estaba el rey y le dijo: “Hoy has avergonzado a todos tus siervos, los que hoy mismo te salvaron la vida a ti, a tus hijos,+ a tus hijas,+ a tus esposas y a tus concubinas.+ 6 Tú amas a los que te odian y odias a los que te aman. Ahora has dejado claro que tus jefes y tus siervos no significan nada para ti, porque estoy seguro de que, si hoy viviera Absalón y todos los demás estuviéramos muertos, tú estarías contento. 7 Ahora levántate y sal a animar a* tus siervos. Si no lo haces, te juro por Jehová que esta noche no quedará ni un solo hombre contigo. Y eso será peor que todos los males que has sufrido desde joven”. 8 Así que el rey se levantó y se sentó a la puerta de la ciudad. Y le informaron a todo el pueblo: “El rey está sentado a la puerta”. Entonces toda la gente se presentó ante el rey.

Pero los hombres de Israel habían huido, cada uno a su hogar.+ 9 Por todas las tribus de Israel la gente discutía y decía: “El rey nos libró de nuestros enemigos+ y nos rescató de los filisteos. Pero ahora resulta que salió del país huyendo de Absalón.+ 10 Y Absalón, a quien ungimos para que nos gobernara,+ ha muerto en la batalla.+ Entonces, ¿por qué no están haciendo nada para traer de vuelta al rey?”.

11 El rey David les envió a los sacerdotes Sadoc+ y Abiatar+ este mensaje: “Hablen con los ancianos de Judá+ y díganles: ‘Los comentarios de todo Israel han llegado hasta la casa donde está el rey. ¿Por qué tienen que ser ustedes los últimos en hacer que el rey vuelva a su propia casa? 12 Ustedes son mis hermanos, somos de la misma sangre.* ¿Por qué tienen que ser ustedes los últimos en hacer que el rey vuelva?’. 13 Y díganle a Amasá:+ ‘¿No somos de la misma sangre?* Que Dios me castigue severamente si no te nombro jefe del ejército a partir de hoy en lugar de Joab’”.+

14 Así, el rey se ganó* el corazón de todos los hombres de Judá sin excepción, y ellos le mandaron decir: “Vuelve, tú y todos tus siervos”.

15 Cuando el rey emprendió su regreso y llegó al Jordán, los hombres de Judá vinieron a Guilgal+ para encontrarse con él y escoltarlo a través del Jordán. 16 Simeí+ hijo de Guerá, el benjaminita de Bahurim, bajó rápidamente con los hombres de Judá para encontrarse con el rey David, 17 y lo acompañaban 1.000 hombres de Benjamín. También Zibá,+ el sirviente de la casa de Saúl, junto con sus 15 hijos y 20 siervos, bajó deprisa al Jordán antes que el rey. 18 Atravesó* el lugar de paso del río para ayudar a los de la casa del rey a cruzarlo y para hacer todo lo que el rey quisiera. Ahora bien, cuando el rey estaba a punto de cruzar el Jordán, Simeí hijo de Guerá cayó a sus pies. 19 Y le dijo al rey: “Que mi señor no me culpe ni recuerde el mal que tu siervo cometió+ el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén. Que el rey no lo tome a pecho, 20 pues este siervo tuyo sabe perfectamente que pecó. Por eso he sido el primero de toda la casa de José en bajar hoy al encuentro de mi señor el rey”.

21 Al instante, Abisái+ hijo de Zeruyá+ dijo: “¿No habría que matar a Simeí por eso, por haber maldecido al ungido de Jehová?”.+ 22 Pero David dijo: “¿Qué tiene que ver esto con ustedes, hijos de Zeruyá?+ ¿Por qué me llevan la contraria? ¿Acaso no vuelvo a ser hoy rey de Israel? Entonces, ¿por qué debería hoy matarse a alguien en Israel?”. 23 El rey luego le dijo a Simeí: “No morirás”, y se lo garantizó con un juramento.+

24 Mefibóset,+ el nieto de Saúl, también bajó a recibir al rey. No se había aseado los pies ni se había recortado el bigote ni había lavado su ropa desde el día en que el rey se fue hasta el día en que volvió en paz. 25 Cuando llegó a* Jerusalén para recibir al rey, el rey le preguntó: “¿Por qué no fuiste conmigo, Mefibóset?”. 26 Él le contestó: “Mi señor el rey, es que mi siervo+ me engañó. Como estoy lisiado,+ yo había dicho: ‘Déjame preparar mi burro para montarlo y acompañar al rey’. 27 Pero él le contó calumnias a mi señor el rey sobre este siervo tuyo.+ Sin embargo, mi señor el rey es como un ángel del Dios verdadero, así que haz lo que te parezca bien. 28 Mi señor el rey pudo haber condenado a muerte a todos los de la casa de mi padre, pero en vez de eso pusiste a tu siervo entre los que comen a tu mesa.+ ¿Qué derecho tengo yo de reclamarle algo más al rey?”.

29 Sin embargo, el rey le dijo: “No hay nada más que hablar. He decidido que tú y Zibá compartan las tierras”.+ 30 Entonces Mefibóset le dijo al rey: “Que se lo quede todo él, ya que mi señor el rey ha llegado a su casa en paz”.

31 Luego Barzilái+ el galaadita bajó de Roguelim al Jordán para escoltar al rey hasta el Jordán. 32 Barzilái era muy mayor, tenía 80 años. Durante el tiempo que el rey se estuvo quedando en Mahanaim, Barzilái le proporcionó víveres,+ pues era un hombre muy rico. 33 Así que el rey le dijo a Barzilái: “Ven y cruza conmigo, que en Jerusalén yo me encargaré de que tengas alimento”.+ 34 Pero Barzilái le dijo al rey: “¿Cuántos años* de vida me quedan ya? ¿Para qué voy a subir con el rey a Jerusalén? 35 Yo ya tengo 80 años.+ ¿Acaso puedo distinguir entre las cosas buenas y las malas? ¿Puede este siervo tuyo saborear lo que come y bebe? ¿Soy capaz todavía de escuchar la voz de cantores y cantoras?+ ¿Qué sentido tiene que este siervo tuyo se convierta en una carga más para mi señor el rey? 36 Yo ya me doy por satisfecho con haber podido acompañar al rey hasta el Jordán. ¿Por qué debería el rey darle a su siervo semejante recompensa? 37 Por favor, deja que tu siervo regrese. Déjame morir en mi ciudad, cerca de la sepultura de mi padre y mi madre.+ Pero, mira, aquí tienes a tu siervo Kimham.+ Que él vaya y cruce con mi señor el rey. Haz por él lo que te parezca bien”.

38 Así que el rey dijo: “Kimham cruzará conmigo, y yo haré por él lo que a ti te parezca bien. Todo lo que me pidas lo haré por ti”. 39 Toda la gente entonces empezó a cruzar el Jordán. Y el rey, cuando ya iba a cruzar él también, besó a Barzilái+ y lo bendijo. Y Barzilái regresó a su casa. 40 Cuando el rey cruzó hacia Guilgal,+ Kimham fue con él. Toda la gente de Judá y la mitad de la gente de Israel acompañaron al rey al otro lado.+

41 Entonces, todos los hombres de Israel le preguntaron al rey: “¿Por qué nuestros hermanos, los hombres de Judá, se han traído al rey a escondidas y lo han hecho cruzar el Jordán con los de su casa y con todos los hombres de David?”.+ 42 Todos los hombres de Judá les contestaron a los hombres de Israel: “Porque el rey es familia nuestra.+ ¿Y por qué se enojan? ¿Acaso hemos comido algo a costa del rey o hemos recibido algún regalo?”.

43 Pero los hombres de Israel les dijeron a los de Judá: “Nosotros tenemos 10 partes en el reino, así que tenemos más derechos que ustedes sobre David. ¿Por qué nos trataron con desprecio? ¿No deberíamos haber sido nosotros los primeros en traer de vuelta al rey?”. Sin embargo, las palabras de los hombres de Judá pudieron más* que las de los hombres de Israel.

20 Ahora bien, había allí un alborotador llamado Seba+ hijo de Bicrí, un benjaminita. Tocó el cuerno+ y dijo: “Nosotros no tenemos nada que ver con David; no tenemos ninguna herencia con el hijo de Jesé.+ ¡Vamos, Israel! ¡Que cada uno vuelva con sus dioses!”.*+ 2 Ante eso, todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David para seguir a Seba hijo de Bicrí.+ Pero los hombres de Judá, desde el Jordán hasta Jerusalén, no abandonaron a su rey.+

3 Cuando el rey David llegó a su casa* en Jerusalén,+ puso en una casa bajo guardia a las 10 concubinas que había dejado para cuidar la casa.+ Se encargaba de que tuvieran comida, pero no volvió a tener relaciones con ellas.+ Estuvieron recluidas allí hasta el día de su muerte, viviendo como viudas aunque su esposo estaba vivo.

4 El rey entonces le dijo a Amasá:+ “Llama a los hombres de Judá para que dentro de tres días se presenten aquí, y ven tú también”. 5 Así que Amasá se fue para convocar a Judá, pero tardó en venir más tiempo del que se le había dicho. 6 Entonces David le dijo a Abisái:+ “Seba+ hijo de Bicrí podría hacernos más daño que Absalón.+ Llévate a los siervos de tu señor y persíguelo, no sea que encuentre ciudades fortificadas y se nos escape”. 7 Así que los hombres de Joab,+ los keretitas, los peletitas+ y todos los hombres poderosos salieron detrás de él; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba hijo de Bicrí. 8 Cuando llegaron cerca de la gran piedra que hay en Gabaón,+ Amasá+ vino a su encuentro. Joab tenía puesta su ropa de combate y llevaba una espada a la cintura. Pero, al acercarse, la espada se salió de su vaina y cayó.

9 Joab le dijo a Amasá: “¿Va todo bien, hermano mío?”. Entonces agarró con su mano derecha la barba de Amasá, como si fuera a darle un beso. 10 Amasá no le prestó atención a la espada que Joab tenía en la mano. Joab se la clavó en el abdomen+ y los intestinos se le salieron y cayeron al suelo. No tuvo que clavársela de nuevo; una vez fue suficiente para matarlo. Después de esto, Joab y su hermano Abisái se fueron a perseguir a Seba hijo de Bicrí.

11 Uno de los hombres de Joab se paró junto al cuerpo de Amasá y se puso a decir: “¡El que esté de parte de Joab y apoye a David, que siga a Joab!”. 12 Mientras tanto, Amasá estaba revolcándose en su sangre en medio del camino. Cuando aquel hombre vio que todo el mundo se paraba allí, apartó a Amasá del camino y lo dejó en el campo. Además, lo cubrió con una prenda de vestir porque vio que todos los que pasaban junto a él se detenían. 13 Una vez que lo apartó del camino, todos los hombres siguieron a Joab para perseguir a Seba+ hijo de Bicrí.

14 Seba fue pasando por todas las tribus de Israel hasta llegar a Abel de Bet-Maacá.+ Y los bicritas se reunieron y también entraron en la ciudad detrás de él.

15 Joab y sus hombres* llegaron, cercaron Abel de Bet-Maacá y levantaron una rampa* para atacar la ciudad, porque estaba situada dentro de una fortificación. Y los hombres de Joab se pusieron a excavar bajo la muralla para derribarla. 16 Entonces una mujer sabia se puso a gritar desde la ciudad: “¡Escuchen, escuchen! Por favor, díganle a Joab que venga, que quiero hablar con él”. 17 Así que él se acercó, y la mujer le preguntó: “¿Eres Joab?”. Él respondió: “Sí, soy yo”. Entonces ella le dijo: “Escucha las palabras de tu sierva”. “Te escucho”, le dijo él. 18 Ella continuó: “En el pasado siempre se decía ‘Que pregunten en Abel, y caso resuelto’. 19 Yo represento a los pacíficos y fieles de Israel. Tú quieres destruir una ciudad que es como una madre en Israel. ¿Por qué vas a acabar con* la herencia de Jehová?”.+ 20 Joab le contestó: “Jamás se me ocurriría acabar con ella o destruirla. 21 No, no se trata de eso. Lo que pasa es que un hombre de la región montañosa de Efraín+ llamado Seba+ hijo de Bicrí se ha rebelado* contra el rey David. Tan solo entréguenme a ese hombre y me retiraré de la ciudad”. Entonces la mujer le dijo a Joab: “¡Te lanzaremos su cabeza por encima de la muralla!”.

22 Enseguida la mujer sabia fue a hablar con todo el pueblo y ellos le cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicrí y se la lanzaron a Joab. Entonces él tocó el cuerno y los hombres se retiraron de la ciudad, cada uno a su hogar.+ Y Joab regresó a Jerusalén, adonde estaba el rey.

23 Ahora Joab estaba al mando de todo el ejército de Israel,+ y Benaya+ hijo de Jehoiadá+ estaba al mando de los keretitas y los peletitas.+ 24 Adoram+ estaba al mando de los reclutados para trabajo obligatorio, y Jehosafat+ hijo de Ahilud era el registrador. 25 Sevá era el secretario, y Sadoc+ y Abiatar+ eran sacerdotes. 26 Irá el jairita también llegó a ser un funcionario principal* de David.

21 Ahora bien, en los días de David hubo una época de hambre+ que duró tres años seguidos. Así que David consultó a Jehová, y Jehová contestó: “Saúl y los de su casa son culpables de derramar sangre, porque él mató a los gabaonitas”.+ 2 (Por cierto, los gabaonitas+ no eran de los israelitas, sino de los amorreos+ que quedaban. Los israelitas habían jurado dejarlos con vida,+ pero Saúl intentó acabar con ellos por el fervor que sentía por el pueblo de Israel y Judá). De modo que el rey llamó a los gabaonitas para hablar con ellos. 3 David les dijo a los gabaonitas: “¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Cómo puedo compensarlos por nuestro pecado,* para que ustedes bendigan la herencia de Jehová?”. 4 Los gabaonitas le contestaron: “Ni la plata ni el oro pueden compensar+ lo que nos hicieron Saúl y los de su casa. Y tampoco podemos matar a nadie en Israel”. A lo que él dijo: “Pídanme lo que quieran, que yo lo haré”. 5 Ellos le dijeron al rey: “Aquel hombre exterminó a los nuestros y planeó eliminarnos por completo del territorio de Israel,+ 6 así que queremos que nos den a siete de sus hijos. Colgaremos sus cadáveres*+ delante de Jehová en Guibeá*+ de Saúl, el escogido de Jehová”.+ El rey dijo: “Yo se los entregaré”.

7 Pero el rey le tuvo compasión a Mefibóset+ —hijo de Jonatán, hijo de Saúl— debido al juramento que David y Jonatán,+ el hijo de Saúl, se habían hecho delante de Jehová. 8 El rey eligió a Armoní y Mefibóset, los dos hijos de Rizpá+ hija de Ayá, que ella había tenido con Saúl, y a los cinco hijos de Mical*+ hija de Saúl, que ella había tenido con Adriel+ hijo de Barzilái el meholatita. 9 Luego se los entregó a los gabaonitas, y ellos colgaron sus cadáveres en la montaña delante de Jehová.+ Los siete murieron juntos. Los mataron en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la cosecha de la cebada. 10 Después Rizpá+ hija de Ayá tomó tela de saco y la extendió sobre la roca. Se quedó allí desde el comienzo de la cosecha hasta que desde los cielos cayó lluvia sobre los cuerpos; no permitió que las aves del cielo se posaran sobre ellos de día ni que los animales salvajes del campo se les acercaran de noche.

11 A David le contaron lo que había hecho la concubina de Saúl, Rizpá hija de Ayá. 12 Así que David fue a buscar los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán. Los tenían los líderes* de Jabés-Galaad,+ quienes los habían robado de la plaza de Bet-San, donde los filisteos los habían colgado el día en que los filisteos derrotaron a Saúl en Guilboa.+ 13 Él se trajo de allí los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán, y también recogieron los huesos de los hombres que fueron ejecutados.*+ 14 Entonces enterraron los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán en la tierra de Benjamín, en Zelá,+ en la tumba de su padre Quis.+ Tan pronto como hicieron todo lo que el rey había mandado, Dios escuchó las súplicas de ellos a favor del país.+

15 Una vez más, estalló la guerra entre los filisteos e Israel.+ Así que David bajó con sus siervos y peleó contra los filisteos, pero empezó a sentirse muy cansado. 16 Uno de los descendientes de los refaím,+ llamado Isbí-Benob, que tenía una lanza de cobre que pesaba 300 siclos*+ y una espada nueva, quiso matar a David. 17 Enseguida Abisái+ hijo de Zeruyá vino a salvarlo.+ Atacó al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron al rey: “¡Ya no saldrás más a la batalla con nosotros,+ para que no apagues la lámpara de Israel!”.+

18 Después de esto, volvió a estallar la guerra con los filisteos,+ en Gob. En esa ocasión, Sibecái+ el husatita mató a Saf, descendiente de los refaím.+

19 Otra vez estalló la guerra con los filisteos+ en Gob. Y Elhanán hijo de Jaaré-Oreguim el betlemita mató a Goliat el guitita, que tenía una lanza cuyo palo era como el rodillo de un telar.+

20 Y de nuevo estalló una guerra. Estalló en Gat, donde había un hombre de tamaño extraordinario, con 6 dedos en cada mano y 6 dedos en cada pie, 24 en total. Este también era descendiente de los refaím.+ 21 Como no dejaba de desafiar a Israel,+ Jonatán hijo de Simeí,+ hermano de David, lo mató.

22 Estos cuatro eran descendientes de los refaím en Gat y murieron a manos de David y sus siervos.+

22 Y David le dirigió a Jehová las palabras de esta canción+ el día en que Jehová lo rescató de las manos de todos sus enemigos+ y de Saúl.+ 2 Él dijo:

“Jehová es mi peñasco, mi fortaleza,*+ mi libertador.*+

 3 Mi Dios es mi roca,+ en quien yo me refugio,

mi escudo,+ mi poderoso salvador,* mi refugio seguro*+

y mi lugar adonde huir,+ mi salvador;+ tú eres el que me salva de la violencia.

 4 Yo llamo a Jehová, quien merece alabanza,

y seré salvado de mis enemigos.

 5 Las olas de la muerte rompían a mi alrededor;+

una inundación repentina de hombres despreciables me aterraba.+

 6 Las sogas de la Tumba* me rodeaban;+

las trampas de la muerte me amenazaban.+

 7 En mi angustia llamé a Jehová,+

seguí llamando a mi Dios.

Entonces desde su templo oyó mi voz,

mis gritos de auxilio llegaron a sus oídos.+

 8 La tierra empezó a sacudirse y a tambalearse;+

los cimientos de los cielos temblaron+

y se sacudieron porque él se había enfurecido.+

 9 De su nariz subía humo

y de su boca salía un fuego voraz;+

de él salían brasas encendidas.

10 Hizo que los cielos se inclinaran mientras él descendía,+

y había oscuros nubarrones bajo sus pies.+

11 Vino volando, montado en un querubín.+

Apareció sobre las alas de un espíritu.*+

12 Entonces, como un refugio, puso oscuridad a su alrededor,+

aguas oscuras y nubes espesas.

13 Del resplandor que había ante él salieron brasas ardientes.

14 Entonces Jehová empezó a tronar desde el cielo;+

el Altísimo hizo que se oyera su voz.+

15 Disparó sus flechas+ y así los dispersó;

también rayos, y sembró el caos entre ellos.+

16 El fondo del mar quedó a la vista;+

los cimientos de la tierra quedaron al descubierto por la reprensión de Jehová,

por el resoplido de su nariz.+

17 Él extendió la mano desde lo alto;

me agarró y me sacó de aguas profundas.+

18 Me rescató de mi poderoso enemigo,+

de los que me odiaban, que eran más fuertes que yo.

19 Ellos me atacaron en el día de mi desgracia,+

pero Jehová fue mi apoyo.

20 Me sacó a un lugar seguro;*+

me rescató porque estaba contento conmigo.+

21 Jehová me recompensa de acuerdo con mi rectitud;+

me paga de acuerdo con la inocencia* de mis manos.+

22 Porque he seguido los caminos de Jehová

y no he cometido el mal de abandonar a mi Dios.

23 Tengo presentes todas sus decisiones judiciales;+

no me desviaré de sus estatutos.+

24 Seguiré siendo intachable+ delante de él,

me cuidaré de cometer cualquier error.+

25 Que Jehová me pague de acuerdo con mi rectitud,+

de acuerdo con mi inocencia delante de él.+

26 Al que es leal tú le demuestras lealtad;+

al hombre* intachable lo tratas de forma intachable;+

27 con quien es puro tú te muestras puro,+

pero con el retorcido te muestras astuto.*+

28 Porque salvas a los humildes,+

pero tu mirada desaprueba a los arrogantes, y los rebajas.+

29 Porque tú eres mi lámpara, oh, Jehová;+

es Jehová quien alumbra mi oscuridad.+

30 Con tu ayuda puedo atacar a una banda de saqueadores;

con el poder de Dios puedo escalar una muralla.+

31 El camino del Dios verdadero es perfecto;+

las palabras de Jehová son puras.*+

Él es un escudo para todos los que se refugian en él.+

32 Porque ¿quién es Dios aparte de Jehová?+

¿Quién es una roca aparte de nuestro Dios?+

33 El Dios verdadero es mi sólida fortaleza,+

y él hará perfecto mi camino.+

34 Él hace que mis pies sean como los de un ciervo;*

me mantiene firme en las alturas.+

35 Él entrena mis manos para la guerra;

mis brazos pueden tensar un arco de cobre.

36 Tú me das tu escudo de salvación,

y tu humildad me hace grande.+

37 Ensanchas el camino ante mis pasos;

mis pies* no resbalarán.+

38 Perseguiré a mis enemigos y los destruiré;

no volveré hasta que sean eliminados.

39 Los eliminaré y los aplastaré, para que no se levanten;+

caerán bajo mis pies.

40 Tú me equiparás con fuerzas para la batalla;+

harás que mis opositores se desplomen ante mí.+

41 Harás que mis enemigos huyan de mí en retirada;*+

acabaré con* los que me odian.+

42 Ellos claman por ayuda, pero no hay nadie que los salve;

incluso claman a Jehová, pero él no les contesta.+

43 Los moleré hasta dejarlos tan finos como el polvo del suelo;

los pulverizaré y los pisotearé como el lodo de las calles.

44 Tú me salvarás de las críticas de mi pueblo.+

Me protegerás para que sea cabeza de naciones;+

un pueblo que no he conocido me servirá.+

45 Extranjeros vendrán arrastrándose ante mí;+

lo que oigan sobre mí hará que me obedezcan.*

46 Los extranjeros perderán el valor;*

vendrán temblando desde sus fortalezas.

47 ¡Jehová vive! ¡Alabada sea mi Roca!+

¡Que sea enaltecido mi Dios, la roca de mi salvación!+

48 El Dios verdadero sale a vengarme;+

pone a los pueblos bajo mi dominio;+

49 me rescata de mis enemigos.

Tú me elevas+ por encima de los que me atacan;

tú me salvas del hombre violento.+

50 Por eso te daré las gracias entre las naciones, oh, Jehová,+

y le cantaré alabanzas a* tu nombre:+

51 él realiza grandes actos de salvación* a favor de su rey;+

le muestra amor leal a su ungido,

a David y su descendencia para siempre”.+

23 Estas son las últimas palabras de David:+

“Las palabras de David hijo de Jesé,+

las palabras del hombre que fue enaltecido,+

el ungido+ del Dios de Jacob

y el agradable cantor* de las canciones+ de Israel.

 2 El espíritu de Jehová habló por medio de mí;+

sus palabras estuvieron en mi lengua.+

 3 El Dios de Israel habló,

la Roca de Israel me dijo:+

‘Cuando el que gobierna a la humanidad es justo+

y gobierna con temor de Dios,+

 4 eso es como la luz de la mañana cuando brilla el sol,+

como una mañana sin nubes.

Es como el resplandor después de la lluvia,

que hace brotar hierba de la tierra’.+

 5 ¿No es así mi casa ante Dios?

Porque él ha hecho conmigo un pacto eterno,+

bien detallado y seguro.

Ese pacto significa mi salvación total y todo mi placer,

¿no es por eso por lo que él la hace florecer?+

 6 Pero las personas despreciables son desechadas+ como las zarzas,

que no se pueden agarrar con la mano.

 7 Para que un hombre las toque,

debe estar equipado con un arma de hierro y el palo de una lanza,

y deben quemarse por completo con fuego allí donde estén”.

8 Estos son los nombres de los guerreros poderosos de David:+ Joseb-Basébet, un tahkemonita, el líder de los tres.+ En una ocasión, mató a 800 hombres con su lanza. 9 Después de él estaba Eleazar,+ hijo de Dodó,+ hijo de Ahohí. Él también era uno de los tres guerreros poderosos que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos. Los filisteos se habían reunido allí para la batalla y, cuando los hombres de Israel se retiraron, 10 él se mantuvo en su posición y mató filisteos hasta que se le cansó el brazo y se le quedó la mano rígida de tanto agarrar la espada.+ Jehová les dio una gran victoria* aquel día;+ y los soldados iban detrás de él para quitarles a los muertos las cosas de valor.

11 Después de él estaba Samá* hijo de Agué el hararita. Cuando los filisteos se reunieron en Lehí, donde había un terreno sembrado de lentejas, los soldados huyeron de los filisteos. 12 Pero él mantuvo su posición en medio del campo y lo defendió matando a los filisteos, y así Jehová consiguió una gran victoria.*+

13 Tres de los 30 jefes bajaron durante la época de la cosecha a ver a David en la cueva de Adulam.+ Una tropa* de filisteos estaba acampada en el valle de Refaím.+ 14 David estaba en el refugio+ y había un puesto de avanzada de los filisteos en Belén. 15 Entonces David expresó este deseo: “¡Si tan solo pudiera beber un poco de agua de la cisterna que está junto a la puerta de Belén!”. 16 Ante esto, los tres guerreros poderosos entraron por la fuerza en el campamento de los filisteos, sacaron agua de la cisterna junto a la puerta de Belén y se la llevaron a David. Pero él se negó a beberla y la derramó para Jehová.+ 17 Dijo: “¡Oh, Jehová, yo jamás haría esto! ¿Cómo podría beber la sangre+ de estos hombres, que fueron y arriesgaron sus vidas?”. Así que se negó a beberla. Estas son las cosas que hicieron sus tres guerreros poderosos.

18 Abisái+ hermano de Joab hijo de Zeruyá+ era el líder de otros tres. Él mató a 300 hombres con su lanza, y su fama era como la de los tres.+ 19 De estos otros tres, él destacaba más y era el jefe, pero no llegó al nivel de los tres primeros.

20 Benaya+ hijo de Jehoiadá era un hombre valiente* que hizo muchas hazañas en Cabzeel.+ Mató a los dos hijos de Ariel de Moab, y en un día de nieve se metió en una cisterna y mató a un león.+ 21 También mató a un egipcio de tamaño extraordinario. Él solo llevaba un palo, mientras que el egipcio tenía una lanza en la mano. A pesar de eso, se enfrentó al egipcio, le arrebató su lanza y con ella lo mató. 22 Estas son las cosas que hizo Benaya hijo de Jehoiadá, y su fama era como la de los tres guerreros poderosos. 23 Ahora bien, aunque él destacaba todavía más que los treinta, no llegó al nivel de los tres. Sin embargo, David lo puso al mando de su guardia personal.

24 Asahel,+ hermano de Joab, era uno de los treinta, al igual que Elhanán hijo de Dodó de Belén,+ 25 Samá el harodita, Elicá el harodita, 26 Hélez+ el paltita, Irá+ hijo de Iqués el tecoíta, 27 Abí-Ézer+ el anatotita,+ Mebunái el husatita, 28 Zalmón el ahohíta, Maharái+ el netofatita, 29 Héleb hijo de Baaná el netofatita, Ittái hijo de Ribái de Guibeá* de los benjaminitas, 30 Benaya+ —un piratonita—, Hidái de los torrentes* de Gaas,+ 31 Abí-Albón el arbatita, Azmávet el bar-humita, 32 Eliahbá el saalbonita, los hijos de Jasén, Jonatán, 33 Samá el hararita, Ahiam hijo de Sarar el hararita, 34 Elifélet —hijo de Ahasbái, hijo del maacatita—, Eliam hijo de Ahitofel+ el guilonita, 35 Hezró el carmelita, Paarái el arbita, 36 Igal hijo de Natán de Zobá, Baní el gadita, 37 Zélec el ammonita, Naharái el beerotita, el escudero de Joab hijo de Zeruyá, 38 Irá el itrita, Gareb el itrita+ 39 y Urías+ el hitita; 37 en total.

24 Jehová volvió a enfurecerse con los israelitas+ cuando alguien hizo que David actuara* en contra de ellos diciéndole: “Anda, haz un censo+ de Israel y Judá”.+ 2 Así que el rey le dijo a Joab,+ el jefe del ejército, que estaba allí con él: “Hazme el favor de ir por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beer-Seba,+ y registra al pueblo, para que yo sepa cuánta gente hay”. 3 Pero Joab le dijo al rey: “Que Jehová tu Dios multiplique al pueblo por 100 y que mi señor el rey lo vea con sus propios ojos, pero ¿para qué quiere mi señor el rey hacer algo así?”.

4 Sin embargo, las palabras del rey pudieron más que las de Joab y los jefes del ejército. Así que Joab y los jefes del ejército salieron de la presencia del rey para registrar al pueblo de Israel.+ 5 Cruzaron el Jordán y acamparon en Aroer,+ a la derecha* de la ciudad que está en medio del valle,* y fueron en dirección a la tierra de los gaditas y luego a Jazer.+ 6 Después fueron a Galaad+ y a la tierra de Tahtim-Hodsí, siguieron hasta Dan-Jaán y giraron hacia Sidón.+ 7 Entonces fueron a la fortaleza de Tiro+ y a todas las ciudades de los heveos+ y de los cananeos, y finalmente acabaron en el Négueb+ de Judá, en Beer-Seba.+ 8 Así recorrieron todo el país, y llegaron a Jerusalén al cabo de 9 meses y 20 días. 9 Joab entonces le dio al rey el número de los que fueron registrados. Israel tenía 800.000 guerreros armados con espadas y Judá contaba con 500.000 hombres.+

10 Pero, después de haber contado al pueblo, David sintió que su corazón* lo condenaba,+ y le dijo a Jehová: “He pecado+ muchísimo haciendo esto. Ahora, por favor, Jehová, perdona el error de tu siervo,+ porque me he portado como un estúpido”.+ 11 Cuando David se levantó por la mañana, el profeta Gad,+ el hombre de visiones de David, recibió este mensaje* de Jehová: 12 “Ve y dile a David: ‘Esto es lo que dice Jehová: “Te doy tres opciones. Elige lo que prefieras que te haga”’”.+ 13 Así que Gad se presentó ante David y le dijo: “¿Qué prefieres? ¿Siete años de hambre en el país?+ ¿Tres meses huyendo de tus enemigos mientras te persiguen?+ ¿O tres días de epidemia en el país?+ Ahora piénsalo bien y dime qué debo contestarle al que me envió”. 14 David le respondió a Gad: “Esto es muy duro para mí. Prefiero que caigamos en manos de Jehová,+ porque su misericordia es grande.+ Pero no quiero caer en manos de ningún hombre”.+

15 Entonces Jehová mandó una epidemia+ a Israel, que duró desde la mañana hasta el tiempo fijado, y murieron 70.000 personas+ desde Dan hasta Beer-Seba.+ 16 Cuando el ángel extendió la mano hacia Jerusalén para destruirla, Jehová sintió pesar* por aquella calamidad+ y le dijo al ángel que estaba destruyendo al pueblo: “¡Basta! Baja ya la mano”. El ángel de Jehová estaba cerca de la era de Arauna+ el jebuseo.+

17 Cuando David vio al ángel que estaba hiriendo al pueblo, le dijo a Jehová: “Soy yo el que ha pecado, soy yo el que cometió el error. Pero estas ovejas,+ ¿qué han hecho ellas? Por favor, haz que tu mano me castigue a mí y a la casa de mi padre”.+

18 Así que aquel día Gad fue a ver a David y le dijo: “Sube y hazle un altar a Jehová en la era de Arauna el jebuseo”.+ 19 Y David subió, tal como le dijo Gad y tal como le había ordenado Jehová. 20 Cuando Arauna miró hacia abajo y vio venir al rey y a sus siervos, enseguida salió y se inclinó rostro a tierra ante el rey. 21 Arauna preguntó: “¿Por qué ha venido mi señor el rey a ver a su siervo?”. David le respondió: “He venido a comprarte la era para construirle un altar a Jehová y que así se detenga el azote contra el pueblo”.+ 22 Pero Arauna le dijo a David: “Que mi señor el rey se la quede y que ofrezca lo que quiera.* Aquí tienes las reses para la ofrenda quemada y el trillo y los aparejos de las reses para que te sirvan de leña. 23 Yo te doy* todo esto, oh, rey”. Y Arauna también le dijo: “Que Jehová tu Dios te bendiga”.

24 Sin embargo, el rey le contestó a Arauna: “No, yo tengo que pagarte por ella. No voy a ofrecerle a Jehová mi Dios sacrificios quemados que no me han costado nada”. Así que David compró la era y las reses por 50 siclos* de plata.+ 25 Y David le construyó allí un altar+ a Jehová y le ofreció sacrificios quemados y sacrificios de paz. Entonces Jehová escuchó los ruegos por el país,+ y el azote contra Israel se detuvo.

O “todavía está en mí toda mi alma”.

O “diadema”.

Lit. “Tu sangre sobre tu cabeza”.

O “una endecha”.

O “agradables”.

O “que sus manos se fortalezcan”.

Lit. “número de días”.

O “compitan”.

Que significa ‘campo de cuchillos de pedernal’.

O quizás “por todo Bitrón”.

Lit. “cabeza de perro”.

Lit. “a Abner”.

Lit. “y, ¡mira!, mi mano está contigo”.

Lit. “por la sangre de”.

O “flujo”.

Quizás se refiera a un hombre lisiado que tenía que hacer trabajo de mujer.

Lit. “cobre”.

Lit. “los hijos de la injusticia”.

O “a darle a David pan para consolación (duelo)”.

Lit. “sus manos se debilitaron”.

O “Baanah”. Aquí y en el resto del libro. Ver apén. A2.

O “cojo”.

O “redimió mi alma”.

Lit. “tu hueso y tu carne”.

Lit. “el que hacía salir y el que hacía entrar a Israel”.

O quizás “él llamó”.

O “Miló”. Un término hebreo que significa ‘relleno’.

O “un palacio”.

Es decir, el de Jehová.

O “la llanura baja de Refaím”.

Que significa ‘amo de las brechas’.

O “bekja”.

O quizás “entre”.

O “Uzah”. Ver apén. A2.

O “Uzah”. Ver apén. A2.

O “Uzah”. Ver apén. A2.

O “se sintió mal”.

Lit. “había roto una brecha”.

O “Uzah”. Ver apén. A2.

Que significa ‘brecha de Uzá’.

Lit. “ceñido”.

O “de comunión”.

O “propio palacio”.

O “carpa”.

O “la palabra”.

Lit. “hijos de Israel”.

O “dinastía”.

Lit. “simiente”.

Lit. “uno que saldrá de tus entrañas”.

O quizás “de Adán”.

Lit. “casa”.

O “instrucción”.

O “voluntad”.

O “dinastía”.

Lit. “ha hallado su corazón para”.

O “desjarretó”.

O “guarniciones”.

O “salvación”.

O “salvación”.

Lit. “sacerdotes”.

O “cojo”.

Lit. “comerás pan”.

Lit. “hayas vuelto tu rostro a”.

O quizás “a mi mesa”.

O “hecho apestosos para”.

O “de los hombres de Tob”.

O “los hombres de Tob”.

Lit. “en mano”.

O “lo que sea bueno a sus ojos”.

Es decir, el río Éufrates.

Es decir, en la primavera.

O “al final de la tarde”.

O “terraza”.

O “del palacio”.

Posiblemente su impureza menstrual.

Lit. “lávate los pies”.

O “la porción del rey”, probablemente la comida que el anfitrión le enviaba a un invitado de honor.

O “como que vives tú y vive tu alma”.

Es decir, la piedra superior de un molino de mano.

Lit. “fue malo a los ojos de”.

O “a tu semejante”.

Lit. “ante los ojos de este sol”.

Lit. “delante del sol”.

O “deja pasar”.

O “palacio”.

Viene de una palabra hebrea que significa ‘paz’.

O “Por causa de Jehová”.

Que significa ‘amado de Jah’.

O “ciudad del reino”.

Posiblemente se refiere a los recursos de agua de la ciudad.

O “acampa”.

Lit. “y mi nombre sea llamado sobre ella”.

Ver glosario.

Un talento equivalía a 34,2 kg (1.101 oz tr). Ver apén. B14.

O “Simeah”. Ver apén. A2.

O “el pan de la consolación”.

O “el pan de la consolación”.

O “el pan de la consolación”.

O “con adornos”.

O “Simeah”. Ver apén. A2.

Lit. “no ponga en su corazón”.

O “encontró consuelo tras”.

Lit. “le puso las palabras en la boca”. También en el versículo 19.

Es decir, la última esperanza de tener descendientes.

Lit. “resto”.

O “ni un solo cabello de tu hijo caerá al suelo”.

O “un alma”.

O “nadie puede ir a la izquierda ni a la derecha de lo que”.

Unos 2,3 kg (5 lb). Ver apén. B14.

Pudo haber sido un peso estándar guardado en el palacio real o un siclo “real” diferente del siclo común.

O quizás “40”.

O “adoraré”. Lit. “daré servicio”.

O “el palacio”.

O “cruzaban a su lado”.

O “iban cruzando delante del rostro del rey”.

O “Si hallo favor a los ojos”.

O “lo que sea bueno a sus ojos”.

O “los vados”.

O “la cuesta”.

O “inclinarse ante”.

O “confidente”.

En especial higos y quizás también dátiles.

Lit. “hijo”.

Lit. “padre”.

O “Culpable de derramar sangre”.

O “culpable de derramar sangre”.

O “confidente”.

O “el palacio”.

O “hecho apestoso para”.

O “eran como si alguien consultara”.

O “débil de ambas manos”.

O “amargados de alma”.

O “uno de los hoyos”, “uno de los desfiladeros”.

O “mandado”.

O “los vados”. O quizás “las llanuras áridas”.

Lit. “tragados”.

O “se estranguló”.

Lit. “requesones de vaca”.

Lit. “la mano”.

Lit. “no pondrían el corazón en nosotros”.

Lit. “entre los cielos y la tierra”.

Lit. “yo estuviera pesando sobre las palmas de mis manos”.

O “Si hubiera obrado traidoramente contra su alma”.

O quizás “dardos”, “lanzas”. Lit. “varas”.

O “la llanura baja”.

Lit. “del distrito”.

Lit. “alzaron su mano”.

O “salvación”.

Lit. “hablar al corazón de”.

Lit. “son mi hueso y mi carne”.

Lit. “¿No eres mi hueso y mi carne?”.

Lit. “inclinó”.

O quizás “Atravesaron”.

O quizás “de”.

Lit. “días de años”.

O “fueron más severas”.

O quizás “a sus tiendas”.

O “palacio”.

Lit. “Ellos”.

O “un cerco de sitiar”.

Lit. “tragarte”.

Lit. “ha alzado su mano”.

Lit. “un sacerdote”.

O “hacer expiación”.

Lit. “Los expondremos”, es decir, con los brazos y las piernas quebrados.

O “Guibeah”. Ver apén. A2.

O quizás “Merab”.

O quizás “terratenientes”.

Lit. “expuestos”.

Unos 3,42 kg (7,5 lb). Ver apén. B14.

Es decir, un castillo o fortificación.

O “rescatador”.

Lit. “cuerno de salvación”. Ver glosario.

O “altura segura”.

O “Seol”. Es decir, el lugar simbólico donde descansan los muertos. Ver glosario.

O “del viento”.

O “espacioso”.

Lit. “pureza”.

Lit. “hombre poderoso”.

O quizás “te comportas como si fueras tonto”.

O “refinadas por fuego”.

O “venado”.

O “tobillos”.

O “Me entregarás las espaldas de mis enemigos”.

Lit. “silenciaré a”.

Lit. “al escuchar del oído, me obedecerán”.

O “se desvanecerán”.

O “tocaré música para”.

O “consigue grandes victorias”.

O “el agradable”.

O “salvación”.

O “Samah”. Aquí y en el resto del capítulo. Ver apén. A2.

O “salvación”.

O “aldea de tiendas”.

Lit. “el hijo de un hombre de valor”.

O “Guibeah”. Ver apén. A2.

O “wadis”.

O “cuando David fue incitado”.

O “al sur”.

O “wadi”.

O “conciencia”.

O “la palabra”.

O “tristeza”.

Lit. “lo que sea bueno a sus ojos”.

Lit. “Arauna da”.

Un siclo equivalía a 11,4 g (0,367 oz tr). Ver apén. B14.

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