Nota
a Según explica un especialista, en aquel entonces estaba en vigor un decreto imperial que prohibía hacer “predicciones de la llegada de un nuevo rey o reino, particularmente si se afirmaba que iba a suplantar o juzgar al emperador existente”. De modo que aquellos judíos bien pudieron haber distorsionado las palabras de Pablo para que pareciera que estaba violando ese decreto (vea el recuadro “Los césares y el libro de Hechos”).