Viernes 29 de agosto
Les he dado a conocer tu nombre (Juan 17:26).
Jesús no solo le dijo a la gente que el nombre de Dios es Jehová. Eso los judíos ya lo sabían. Más bien, les explicó “cómo es él” (Juan 1:17, 18). Por ejemplo, las Escrituras Hebreas decían que Jehová es misericordioso y compasivo (Éx. 34:5-7). Pero Jesús logró que esta verdad cobrara vida cuando contó la parábola del hijo pródigo. Al leer que su padre alcanzó a verlo “cuando él todavía estaba lejos”, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo perdonó de verdad, vemos tan claro como el agua que Jehová es misericordioso y compasivo (Luc. 15:11-32). Sin duda, Jesús ayudó a la gente a entender cómo es Jehová. w24.02 6:8, 9
Sábado 30 de agosto
Consolemos con el consuelo que recibimos de Dios (2 Cor. 1:4).
Jehová calma y consuela el corazón de los que están sufriendo. ¿Qué nos ayudará a sentir compasión y consolar a los demás, tal como lo hace Jehová? Cultivar cualidades que tengan que ver con el consuelo. ¿Qué cualidades nos ayudarán a seguir amándonos y consolándonos día tras día? (1 Tes. 4:18). Algunas de ellas son la empatía, el cariño fraternal y la bondad (Col. 3:12; 1 Ped. 3:8). Cuando la compasión y otras cualidades parecidas llegan a formar parte de nuestra personalidad, nos nace consolar a los que están pasando por momentos difíciles. Jesús lo explicó así: “La boca habla de lo que abunda en el corazón. La persona buena saca cosas buenas de su tesoro de bondad” (Mat. 12:34, 35). Queda claro que consolar a nuestros hermanos es una manera importante de demostrarles nuestro amor. w23.11 47:10, 11
Domingo 31 de agosto
Solo los perspicaces entenderán (Dan. 12:10).
Para entender las profecías bíblicas, tenemos que pedir ayuda. Pensemos en el siguiente ejemplo. Imagine que está de visita en una ciudad en la que nunca ha estado, pero lo acompaña un amigo que conoce ese lugar como la palma de su mano. Su amigo sabe exactamente en qué punto de la ciudad se encuentran y adónde lleva cada calle. ¡Qué bueno que este amigo quiso acompañarlo! De manera parecida, Jehová sabe en qué punto de la historia nos encontramos y también lo que nos queda por delante. Así que, para entender las profecías de la Biblia, tenemos que pedirle humildemente que nos ayude (Dan. 2:28; 2 Ped. 1:19, 20). Como cualquier buen padre, Jehová quiere que a sus hijos les vaya bien en el futuro (Jer. 29:11). Pero, a diferencia de los padres humanos, Jehová tiene la capacidad de predecir el futuro hasta el más mínimo detalle. Quiso que en su Palabra se escribieran profecías para que podamos conocer con antelación los sucesos importantes que van a ocurrir (Is. 46:10). w23.08 34:3, 4