Domingo 26 de octubre
Dios se opone a los arrogantes, pero les muestra bondad inmerecida a los humildes (Sant. 4:6).
La Biblia destaca el buen ejemplo de muchas mujeres que servían a Jehová y lo amaban. Eran “moderadas en sus hábitos y fieles en todas las cosas” (1 Tim. 3:11). Si eres una hermana joven, seguro que en tu congregación hay muchas hermanas maduras en sentido espiritual de las que puedes aprender muchas cosas. Piensa en algunas que sean un buen ejemplo para ti y ponte la meta de imitarlas. Para ello, fíjate en sus buenas cualidades y luego piensa en cómo podrías cultivarlas tú también. La mujer que es humilde disfruta de una buena amistad con Jehová y se lleva bien con los demás. Por ejemplo, como es humilde y ama a su Padre celestial, elige apoyar el principio de autoridad que él creó para establecer quién debe dirigir la congregación y la familia (1 Cor. 11:3). w23.12 52:3-5
Lunes 27 de octubre
Los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos (Efes. 5:28).
Jehová espera que el esposo ame a su esposa y atienda sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Tener la capacidad de pensar, respetar a las mujeres y ser confiable te preparará para ser un buen esposo. Si te casas, existe la posibilidad de que tengas hijos. El ejemplo de Jehová puede enseñarte lo que significa ser un buen padre (Efes. 6:4). Él no tuvo reparos en decirle a su Hijo, Jesús, que lo amaba y le daba su aprobación (Mar. 1:11). Si llegas a ser padre, es bueno que tengas la costumbre de asegurarles a tus hijos que los quieres y de felicitarlos cuando hagan cosas bien. Los padres que siguen el ejemplo de Jehová ayudan a sus hijos a hacerse cristianos maduros. ¿Cómo puedes prepararte desde ahora para ser un buen padre? Tratando con cariño a tu familia y a los hermanos de la congregación, y aprendiendo a decirles que los quieres y los valoras (Juan 15:9). w23.12 53:17, 18
Martes 28 de octubre
Jehová es la estabilidad de tus tiempos (Is. 33:6).
Al igual que todo el mundo, los siervos de Jehová sufrimos problemas y nos enfermamos. Además, tenemos que soportar la oposición o la persecución de quienes odian al pueblo de Dios. Claro, Jehová no evita que nos pasen cosas malas, pero ha prometido que nos ayudará (Is. 41:10). Con él a nuestro lado, podemos conservar la alegría, tomar buenas decisiones y permanecer leales incluso en las peores situaciones. Jehová promete darnos lo que la Biblia llama “la paz de Dios” (Filip. 4:6, 7). Esta paz es la calma y la tranquilidad que sentimos en nuestro interior gracias a que tenemos una valiosa amistad con Jehová. Es tan maravillosa “que está más allá de lo que ningún ser humano puede entender” o imaginar. ¿Alguna vez le ha hecho una oración muy intensa a Jehová y después se ha sorprendido al darse cuenta de que se sentía muy calmado? Pues esa sensación es “la paz de Dios”. w24.01 3:2, 4