Martes 28 de octubre
Jehová es la estabilidad de tus tiempos (Is. 33:6).
Al igual que todo el mundo, los siervos de Jehová sufrimos problemas y nos enfermamos. Además, tenemos que soportar la oposición o la persecución de quienes odian al pueblo de Dios. Claro, Jehová no evita que nos pasen cosas malas, pero ha prometido que nos ayudará (Is. 41:10). Con él a nuestro lado, podemos conservar la alegría, tomar buenas decisiones y permanecer leales incluso en las peores situaciones. Jehová promete darnos lo que la Biblia llama “la paz de Dios” (Filip. 4:6, 7). Esta paz es la calma y la tranquilidad que sentimos en nuestro interior gracias a que tenemos una valiosa amistad con Jehová. Es tan maravillosa “que está más allá de lo que ningún ser humano puede entender” o imaginar. ¿Alguna vez le ha hecho una oración muy intensa a Jehová y después se ha sorprendido al darse cuenta de que se sentía muy calmado? Pues esa sensación es “la paz de Dios”. w24.01 3:2, 4
Miércoles 29 de octubre
Alaba a Jehová, alma mía; que todo lo que hay dentro de mí alabe su santo nombre (Sal. 103:1).
Quienes aman a Dios se sienten impulsados a alabar su nombre de todo corazón. El rey David entendía que alabar el nombre de Jehová es lo mismo que alabar a Jehová. Hablar de su nombre es hablar de su reputación, de sus bonitas cualidades y de sus obras maravillosas. David quería tratar el nombre de su Padre como santo y alabarlo. Dijo que quería hacerlo con todo lo que había dentro de él, es decir, con todo su ser. Los levitas también tomaron la iniciativa y alabaron a Jehová. Reconocieron con humildad que las palabras se quedaban cortas para expresar la alabanza que su santo nombre merece (Neh. 9:5). ¡Qué contento debió sentirse Jehová al escuchar aquellas alabanzas tan sentidas y sinceras! w24.02 6:6
Jueves 30 de octubre
Sin importar cuánto hayamos progresado, sigamos andando correctamente por ese mismo camino (Filip. 3:16).
Jehová no va a pensar que usted ha fracasado por no alcanzar una meta que estaba fuera de su alcance (2 Cor. 8:12). Vea los obstáculos como oportunidades para aprender. Tenga presente lo que ya ha logrado. La Biblia dice que “Dios no es injusto y no se olvida de las obras de ustedes” (Heb. 6:10). Así que no las olvide usted tampoco. Piense en las metas que ya ha alcanzado, como hacerse amigo de Jehová, predicar o bautizarse. Los objetivos espirituales que cumplió en el pasado demuestran que puede seguir progresando y lograr lo que se ha propuesto ahora. Con la ayuda de Jehová, usted puede alcanzar su meta. También puede disfrutar mientras avanza hacia su meta si se fija en cómo Jehová lo ayuda y lo bendice a lo largo del camino (2 Cor. 4:7). Si no se rinde, le esperan bendiciones aún más grandes (Gál. 6:9). w23.05 24:16-18