Criando a los hijos de modo piadoso
HOY muchísimos padres están acongojados debido a lo que resultan ser sus hijos al crecer. Preguntan: “¿En qué fallamos?”
Pero también hay padres para los cuales sus hijos son una fuente de gozo. Entre estas personas está la madre que recientemente escribió a la Sociedad Watch Tower diciendo que sus hijos estaban dando testimonio sobre el nombre y el reino de Dios. Concluyó diciendo: “Nuestros hijos son un verdadero placer para nosotros.”
¿En qué consiste la diferencia? Sin duda los hijos que causan gozo a sus padres son los que han sido criados cuidadosamente “en la disciplina y regulación mental de Jehová.” (Efe. 6:4) Lo que pudiera decirse que es un caso digno de atención de un padre que hizo esto es el de un testigo de Jehová de Alabama que crió dieciocho hijos, doce de su primera esposa y seis de su segunda esposa. Hoy estos hijos cuentan de catorce a cuarenta y dos años de edad y cada uno es un celoso siervo dedicado de Jehová Dios. Entre éstos hay varios superintendentes, misioneros y otros predicadores de tiempo cabal. ¿Cómo logró criarlos “en la disciplina y regulación mental de Jehová”?
Entre otras cosas, fomentó un ambiente afectuoso y amoroso en el hogar. Los que se separaban durante el día se preguntaban a la hora de cenar: “¿Qué hiciste hoy?” Si tenían una experiencia interesante o divertida la contaban con gusto a los demás. Si alguno llegaba tarde a casa y nadie le preguntaba: “¿Qué hiciste hoy?” por lo general preguntaba: “Bueno, ¿nadie me va a preguntar qué hice hoy?” A cada uno se le hacía sentir que el resto de la familia estaba interesado en él.
Este padre también se encargó de que la familia disfrutara junta de recreación. Tanto él como su esposa formaban parte de los equipos de pelota de la familia, aunque las muchachas corrían las bases en vez de su madre. Él y su esposa no estaban demasiado ocupados para tales cosas. Y llevaban consigo a todos sus hijos cuando visitaban lugares como el Gran Cañón y el Parque Nacional de Yosemite en sus vacaciones.
Amoroso y cariñoso como era el padre, también podía ser firme cuando se necesitaba. Cuando las muchachas crecieron, el padre estableció una regla rígida para sus hijas. Siempre que algún muchacho invitaba a salir a una de ellas, otra hermana tenía que acompañarlos. Esto no siempre agradaba a los jóvenes, pero las hijas respetaban las instrucciones y deseos de su padre en esto como en todo lo demás. Apreciaban su interés sabio y amoroso en ellas.
En particular el padre enseñaba y ejemplificaba el poner en primer lugar los intereses del reino de Dios. (Mat. 6:33) Se encargaba de que la familia estudiara junta la Biblia y orara junta y estimulaba a sus hijos a efectuar estudio bíblico personal. Las palabras bíblicas estuvieron entre las primeras expresiones que aprendieron. Él hizo una regla inflexible de jamás desatender las reuniones de la congregación cristiana. Aunque parientes que no eran Testigos vinieran a visitarlos, toda su familia, hasta catorce miembros, iban a las reuniones. Sus invitados preguntaban: “¿Van todos ustedes?” Sí, todos iban, y así esto dejaba a los invitados con la selección de quedarse solos en casa o acompañar a la familia a sus reuniones. ¡Para sorpresa de ellos, estos invitados descubrían que disfrutaban y sacaban provecho de la experiencia de asistir a una reunión de los Testigos!
No solo el padre y la madre ponían un buen ejemplo por participar con regularidad en el ministerio del campo cristiano, sino que toda la familia a menudo pasaba de uno a tres meses durante el verano predicando en partes del país que comúnmente no llegaban a oír las buenas nuevas del reino de Dios. Al ir de puerta en puerta los padres llevaban consigo a sus chiquitines, de modo que a medida que crecían éstos espontáneamente participaban en la predicación de casa en casa.
Útil también en dar a esos hijos el beneficio de “la disciplina y regulación mental de Jehová” era la costumbre del padre de invitar a su casa a los que servían de representantes viajantes de la Sociedad Watch Tower. A éstos se les hacía sentir que estaban en su propia casa y por eso siempre les agradaba venir. Ejercían una influencia excelente en los hijos y les daban algo a lo cual aspirar.
¡Dieciocho hijos, y todos ellos manteniéndose firmes en la adoración pura de Jehová en predicación y en conducta! Sí, se puede hacer cuando se sigue el consejo apostólico de criar a los hijos en “la disciplina y regulación mental de Jehová.”