La tensión destruye a muchos hombres
Hace poco Jim Sanderson, cuyos artículos se publican simultáneamente en varios periódicos, comentó sobre las disposiciones mentales y las exigencias que contribuyen a la tensión que muchos hombres padecen.
“Datos tocantes a la salud pública en los Estados Unidos revelan que el número de consultas con médicos y dentistas en el caso de los varones es veinticinco por ciento menos que en el caso de las mujeres. A menudo, cuando los hombres por fin admiten que necesitan ayuda el mal tal vez haya progresado hasta un grado peligroso.”
Esta disposición mental de “hacerse el fuerte,” junto con los efectos de la tensión, tal vez expliquen el siguiente cambio espantoso. En los años veinte, los hombres tenían, como promedio, un año menos de edad que las mujeres al tiempo de morir. Ahora tienen como promedio 7,7 años menos. Sanderson pasa a decir:
“Por más duro que haya estado trabajando, al hombre no le parece que tiene derecho a quedarse más tiempo que el acostumbrado en cama. El hombre debería estar en pie, haciendo algo útil. . . . Además, muchos hombres piensan que el pedir ayuda es una característica ‘femenina’ . . . El caer enfermo significa que uno tiene que depender de otros. El mandar a hacerse un reconocimiento médico anual quiere decir que uno es hipocondriaco.
“Nadie sabe cuántos males físicos varoniles son el resultado de la tensión: el empujarse y esforzarse constantemente por lograr metas que siempre parecen estar fuera del alcance del hombre. Cuando la mujer siente que las tensiones van aumentando, parece que ella sabe mejor cómo desahogarse [mediante el llorar, por ejemplo]. Pero en el caso del hombre, el ceder a la ‘emoción’ es indicio de haber perdido el dominio de sí mismo.”
Es interesante que este artículo que apareció en el diario The Seattle Times llevaba el título “El ser macho es suicidio.”