Ex pornógrafo habla sobre el mundo de la pornografía
ACTUALMENTE la pornografía es un negocio floreciente que envuelve la producción en masa de libros, revistas de apariencia vistosa, videocasetes, películas, programas de televisión por cable y hasta mensajes pornográficos por medio de marcar un número telefónico. Se calcula que en los Estados Unidos tal negocio devenga un ingreso de entre 7.000 millones y 8.000 millones de dólares al año.
Hace unos años Burton Wohl, ex pornógrafo, escribió para la revista Harper’s una vívida descripción de esta sórdida industria. Wohl dijo que el lugar donde trabajaba era una “fábrica de pornografía” y reveló que “ésta era verdaderamente una fábrica que todos los meses producía toneladas, carretadas del material”. Además dijo que “la fábrica era enorme, estaba extendiéndose, cubría una zona de muchas hectáreas y tenía muchos edificios; algunos de éstos eran contiguos y otros estaban esparcidos en un radio de un cuarto de milla; todos estaban ubicados en una zona industrial”.
¿Y qué clase de personas servían de modelos en esta “fábrica de pornografía”? Note cómo Wohl las describió: “La mayoría de las personas que aparecían en las revistas —que no era mi departamento— eran almas perdidas. No solo estaban bajo los efectos de una o más drogas, sino que eran de la clase de jóvenes ojerosos, engañados y despistados que uno solía ver —y todavía ve— vagando por California y dirigiéndose tan inexorablemente, muchísimos de ellos, hacia el mayor de los desconciertos”.
“La pornografía es asquerosidad —confesó él—, una mancha que no solo es casi imborrable, sino también irreducible tras” el disfraz del “arte, la antropología, la sociología, la religión, la sicología”. Como ex pornógrafo, Wohl admitió que la “pornografía, cual aguas residuales, mancha de sangre todo lo que toca. Mancha de sangre, sí, porque el derramar sangre, la violencia, es el resultado final de la pornografía, y ni siquiera el insaciable marqués [de Sade, a quien le deleitaba la violencia terrible] pudo haber ido más lejos. El poder depende de la violencia, el derramamiento de sangre. Y el poder es lo que la pornografía celebra y enfoca... sobre todo, sublima”.
Después de haber trabajado un año en este horrible tipo de negocio, el señor Wohl lo dejó porque, según informa: “Ya no soportaba. Opinaba que la pornografía era baja y asquerosa, que nuestras ganancias provenían de las debilidades, los males y hasta las tragedias de la humanidad”. Él concluyó: “Comprendí que el precio que yo estaba pagando por el salario que recibía era cada vez más alto. Gracias; pero no, gracias”.
Dicha descripción del negocio de la pornografía encaja muy bien con lo que se describe en la Santa Biblia en Romanos 1:24, 28 respecto a la degradación de las personas que rechazan las altas normas morales de Dios: “Por eso Dios los dejó caer en toda clase de pecado sexual, y hacer lo que les viniera en gana, aun los más viles y perversos actos los unos con los otros [...] Al dejar a un lado a Dios y no querer ni siquiera tenerlo en cuenta, Dios los abandonó a que hicieran lo que sus mentes corruptas pudieran concebir”. (La Biblia al Día.)