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En el caso de la mayoría de las personas, la cuestión “¿a qué religión pertenece usted?” ya ha sido decidida por sucesos que acontecieron en el pasado. Hace siglos, la intriga política, las guerras religiosas y el colonialismo trazaron las actuales fronteras religiosas del mundo.

Pero, ¿debería la decisión de un conquistador, un príncipe o un emperador que vivió hace cientos de años determinar la religión que usted profesa? ¿Deberían ser meros caprichos de la historia o su lugar de nacimiento los que determinen sus creencias religiosas?