¿Muere el alma?

ESA es una pregunta que posiblemente le haya surgido a quien leyese la revista Time del 30 de julio de 1990. En un comentario sobre el aumento del tráfico rodado en Alemania oriental antes de la unificación de las dos Alemanias el 3 de octubre de 1990, la revista mencionó en su artículo “Speeding Over the Bumps” (A toda velocidad sobre los baches): “Durante los primeros seis meses de 1990 las muertes en carretera han aumentado en un 60% en el Este, cobrándose 1.078 almas”.

Sin duda, el artículo se refería a que 1.078 personas habían perdido la vida en accidentes automovilísticos. Pero, ¿murieron 1.078 almas? ¿Estaba equivocada la revista Time al usar el término “almas” para referirse a personas de carne y hueso? ¿Qué es el alma en realidad?

A lo largo de la historia, ha habido diversos conceptos respecto al alma. Muchos pueblos antiguos creían que había un alma inmaterial que seguía viviendo después de la muerte, que era a su vez un paso hacia otra vida. Algunos gobernantes de la antigüedad hasta hicieron ejecutar a sus esclavos al momento de su muerte pues creían que sus almas continuarían sirviéndoles.

Aunque hoy día muchas personas creen también que el alma es una parte inmaterial o espiritual de la persona que sigue viviendo después de la muerte del cuerpo, la Biblia no enseña eso. De hecho, en Números 6:6 habla de “ninguna alma muerta”. Por lo tanto, el alma no es algo inmaterial que esté en su interior. Usted es un alma. De modo que el alma puede morir, como mencionó la revista Time.

The Jewish Encyclopedia (1910) comenta: “La creencia de que el alma continúa su existencia después de la disolución del cuerpo es un asunto de teorizar filosófico o teológico, más bien que de simple fe, y por ende no se enseña expresamente en ninguna parte de la Santa Escritura” (volumen 6, página 564).