“¡Ahí dentro hay millones!”
¿DENTRO de qué? De la montaña Crown, de Georgia, donde se había encontrado oro. Según cuenta la historia, el grito: “¡Ahí dentro hay millones!”, que se oyó en las escaleras del palacio de justicia de Dahlonega (Georgia, E.U.A.) en 1849, provino del doctor Stephenson, ensayador de la Casa de la Moneda. ¿Qué lo motivó? Cuando comenzó la fiebre del oro californiana en 1849, los trabajadores de las minas de oro de Dahlonega y del pueblo cercano de Auraria empezaron a marcharse hacia el oeste en busca de oro en mayores cantidades. Sin embargo, el doctor Stephenson creía que aún quedaba oro en el norte de Georgia. Al fin y al cabo, tal como indica una placa histórica, “entre 1829 y 1839 se extrajo oro por valor de 20 millones de dólares en el territorio cheroqui de Georgia”. Pese a todo, el oeste resultó demasiado atractivo; lo único que queda hoy del viejo Auraria son restos dispersos de un antiguo pueblo minero.
Un destino similar tuvo la mina aurífera Empire, de Grass Valley, en California. Se cerró en 1957 porque ya no era rentable, aunque se habían cavado 591 kilómetros de túneles y se había penetrado 1,6 kilómetros en el subsuelo. Hoy esta mina se ha convertido en un parque histórico del Estado.
El oro ha atraído al hombre por miles de años. Sin embargo, su valor es tanto artificial como subjetivo y cambia a capricho de la bolsa y del mercado internacional del oro. No obstante, existe un tipo de “oro” que jamás pierde su valor y es fácilmente asequible a todos los que lo buscan con sinceridad. ¿Cuál es? “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener la plata como ganancia; y el tenerla como producto, que el oro mismo.” (Proverbios 3:13, 14.) Así es, el valor que tienen la sabiduría y el discernimiento, basados en el conocimiento del Dios verdadero y de su propósito para la Tierra, es más permanente que el oro. Si usted desea saber más acerca del Dios de la Biblia y del nuevo mundo que ha prometido para los que le obedezcan, póngase en comunicación con los testigos de Jehová de algún Salón del Reino cercano a su domicilio o escriba a los publicadores de esta revista. (Consulte las direcciones de la página 5.)
[Fotografía en la página 32]
Hotel abandonado en Auraria, pueblo antiguo dedicado a la extracción del oro