JACINTO
(gr. hy·á·kin·thos).
Aunque el término griego básicamente hacía referencia a la flor del mismo nombre, y probablemente al lirio de color azul oscuro, también aplicaba a una piedra preciosa de color azul oscuro. En el capítulo 21 de Revelación se describe a la Nueva Jerusalén tal como la vio el apóstol Juan en visión. La undécima de sus piedras de fundamento se dice que es el jacinto. (Vs. 20.)
El azul jacinto (jacintino) es uno de los colores que tenían las corazas de los ejércitos de caballería celestiales descritos en Revelación 9:16, 17. Las corazas de las que aquí se habla eran probablemente las que llevaban los jinetes. Los otros dos colores que se mencionan son el rojo fuego y el azufre. En vista de la declaración posterior, que de las bocas de los caballos salía fuego, humo y azufre, el azul jacinto quizás represente la oscuridad del humo, el cual, junto con el fuego y el azufre, puede ser destructivo para la vida.