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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 250-251

CALLE

Antiguamente, en los pueblos y las ciudades de las tierras bíblicas parece ser que la mayoría de las calles estaban sin pavimentar. (Sal. 18:42; Isa. 10:6; Lam. 2:21.) En Jericó y Guézer se han descubierto canales para drenar el agua de las calles.

Aunque las calles generalmente eran estrechas y tortuosas, también había “caminos anchos”. (Luc. 14:21; compárese con Revelación 21:21.) Por ejemplo, en Nínive las calles eran lo suficientemente anchas como para que circulasen carros (Nah. 2:4), y en Babilonia y Damasco había anchas avenidas o caminos procesionales, y hasta a algunas de ellas se les dio nombre. Durante el período romano, “la calle llamada Recta”, en Damasco, era una vía pública de tres carriles y unos treinta metros de ancho. (Hech. 9:11.)

Cerca de una de las puertas de la ciudad, solía haber una zona despejada, la plaza pública, donde la gente efectuaba transacciones comerciales o se reunía para ser enseñada. (Gén. 23:10-18; Neh. 8:1-3; Jer. 5:1.) Allí también jugaban los niños. (Zac. 8:4, 5.) En las calles acostumbraba a haber mucho ruido y movimiento. (Job 18:17; Jer. 33:10, 11; contrástese con Isaías 15:3; 24:11.) Había en ellas establecimientos comerciales, y a veces en una calle se agrupaban tiendas del mismo ramo, como por ejemplo: la “calle de los panaderos” en Jerusalén. (Jer. 37:21.) Ben-hadad le ofreció a Acab asignarse “calles” en Damasco, probablemente para que estableciese en ellas bazares o mercados con el fin de fomentar su comercio en la capital siria. (1 Rey. 20:34.) Parece ser que en algunas ciudades las calles estaban vigiladas por la noche por guardias. (Cant. de Cant. 3:1-3.)

Las calles también eran lugares donde solían anunciarse las noticias (2 Sam. 1:20; Jer. 11:6), y en ellas Jesucristo enseñó y curó a los enfermos, aunque no intentó llamar la atención riñendo o levantando la voz en los caminos anchos con el fin de magnificar su propio nombre y desviar la atención de Jehová Dios y de las buenas nuevas del Reino. (Luc. 8:1; Mat. 12:13-19; Isa. 42:1, 2.) Por lo tanto, Jesús no fue como los hipócritas a quienes él condenó por orar “en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres”. (Mat. 6:5.)

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