Los testigos de Jehová en Santa Elena
El mensaje del Reino fué por primera vez llevado a Santa Elena por dos precursores de Capetown en 1933. Su estadía fué breve, pero en una semana distribuyeron 800 libros y folletos entre los 4,000 habitantes de la isla. Alguna de la semilla cayó en buen terreno. A pesar de las amenazas y esfuerzos por parte de los “pájaros” para arrancarla y llevársela, varias familias aceptaron la verdad y se han mantenido en contacto con la oficina de Capetown desde entonces, rindiendo informes regularmente.
A principios de julio se envió a un precursor especial desde la Unión para que ayudara a los hermanos en la isla a organizarse más efectivamente. Encontró a 26 que estaban listos para bautizarse. Ya para el fin de julio el número de publicadores había aumentado a 26. La celebración del servicio de bautismo no se hizo sin alguna dificultad. Primeramente se solicitó el uso de la única piscina de natación en la isla. Esto se negó por la razón de que no podía usarse para servicios sacramentales. Se pensó en una bahía, pero el agua estaba muy violenta y hubiera sido muy difícil para algunos de los publicadores de edad llegar allí. Se hizo entonces un esfuerzo para comprar un terreno para construir una piscina, pero esto también fué en vano. Se hizo una solicitud al predicador bautista para el uso de su iglesia. Esto se les negó.
Finalmente, uno de los hermanos que vivían en el campo ofreció un terreno dónde construir la piscina. Después que terminaban su faena diaria, los hermanos pasaron unos días recogiendo piedras y arena. Se amarraron ‘sillas de montar’ de tipo especial sobre unos asnos y se ataron dos fardos a esta silla de montar, uno a cada lado del asno. Estos fardos llevaban la carga. Después que todo el material necesario se hubo traído al lugar preciso, algunos hermanos, ayudados por personas de buena voluntad, se tomaron un día libre para ayudar a construir la piscina. Esta se encuentra en un valle, y un grupo de 44 personas interesadas en la verdad oyeron el discurso sobre “El bautismo”. La ocasión fué un espectáculo para hombres y ángeles. Muchos espectadores, un ministro inclusive, estuvieron allí de pie en el lado de una colina de los alrededores que da a la piscina. Ese fué un día memorable para Santa Elena, porque, hasta dónde los hermanos saben, nunca antes en la isla habían sido bautizadas tantas personas como 26 al mismo tiempo por organización religiosa alguna.
De los 4,700 habitantes de la isla ahora, más de la mitad son niños. La Iglesia Anglicana ha sido la dominante en religión y ha tenido éxito en mantener a la mayoría en cautiverio por medio del temor. Se le dice a la gente que a menos que vengan a la iglesia por lo menos dos veces al mes no tendrán ningún sitio dónde ser enterrados ni nadie que los entierre cuando mueran. La misma espantosa suerte le espera a todo niño que no haya sido bautizado.
Ahora hay reuniones de servicio y escuela en ministerio teocrático bien organizadas con 40 asociados, y los hermanos aprecian la tan necesaria instrucción y procuran aplicarla en su trabajo en el campo.
Ciertamente que ahora hay una “conmoción” entre la gente, y es a esta clase de “conmoción” a la que la religión falsa teme tanto. Mientras ellos puedan mantener a la gente dormida mantendrán sus dehesas sin asolamiento. Pero ya es tiempo de que los cautivos retornen y tiempo para un gran aumento en el número de los que alaban a Jehová. Los hermanos en Santa Elena están determinados a despertar del sueño a los sinceros y animarlos a las obras rectas. Miran a Jehová para guía y protección.—Del 1952 Yearbook of Jehovah’s Witnesses.
Y como iba sembrando, parte de la semilla cayó a lo largo del camino; y vinieron las aves, y se la comieron. Cuando alguno oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el Maligno, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es aquel que fué sembrado a lo largo del camino. Pero el que fué sembrado en tierra buena, es aquel que oye y entiende la palabra, el que también da fruto.—Mat. 13:4, 11, 23.