Filósofos clericales invalidan la Biblia
LOS parroquianos han abandonado las iglesias en muchedumbres. A pesar de las largas listas de miembros sectarios, la concurrencia ha decaído constantemente y el apoyo popular de las funciones clericales ha menguado. La religión de la cristiandad parece estar en decadencia. ¿Por qué? Una razón evidente se ve en la filosofía vana que el clero ha expresado tontamente a cambio de su paga. Considere, por ejemplo, lo siguiente del Oregonian de Portland, Oregón, del 25 de marzo de 1952. Discutiendo una conferencia de clérigos en la ciudad, el diario aludió a la posición adoptada por el Dr. Ricardo Steiner de la Primera Iglesia Unitaria, quien reconoció que la religión a menudo conduce a la inestabilidad emocional, pero no condenó esto. Más bien dijo:
“Casi todo el progreso cultural ha sido hecho por personas que podrían ser clasificadas como neuróticas. Este asunto de esforzarse por estabilidad emocional puede ser peligroso. La persona absolutamente estable es semejante a la roca sobre la playa—no puede moverse y no quiere moverse. No creo que la madurez tenga valor. Cualquiera que es maduro está listo para morir.”
Como de costumbre, no hay ninguna explicación, prueba, lógica o evidencia del “progreso cultural” que sus neuróticos hayan producido, ninguna señal de peligro acechando detrás del deseo de ser estable. Con razón, porque tal razonamiento vacío choca de frente con la Biblia, la fuente de sabiduría y conocimiento divinos. ¿Qué tiene de malo la roca sobre la playa, tan firme que la turbulencia más ligera no puede hacerla desaparecer? ¿No es ésta una buena característica en el hombre? Jesús juzgó que era buena, diciendo: “Todo el que oye estos dichos míos y los hace será comparado a un hombre discreto, que edificó su casa sobre la masa de roca. Y la lluvia cayó y llegaron las inundaciones y los vientos soplaron y azotaron contra esa casa, pero no cedió, porque había sido fundada sobre la masa de roca.” Pero a los que pasaron por alto sus dichos él los comparó con un hombre que edificó su casa sobre la arena, una casa que fué barrida con la primera tormenta. (Mat. 7:24-27, NW) Los inestables y los inconstantes quizás son los ideales de Steiner, pero no son los de Dios, cuya Palabra dice: “El que duda es como una ola del mar impelida por el viento y echada de un lado a otro. De hecho, que no piense ese hombre que recibirá algo de Jehová; él es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.”—Sant. 1:6-8, NW.
“No creo que la madurez tenga valor,” anunció el Dr. Steiner. “Cualquiera que es maduro está listo para morir,” dijo él. ¿Se atrevería él a aplicar su principio a la fe cristiana? ¿Estaría anuente a competir en lógica con el apóstol Pablo, en cuya enérgica epístola a los hebreos su capítulo cinco concluye comparando a cristianos espiritualmente inmaturos con bebés literales que todavía se alimentan de leche? Esta no es una condición deseable en la cual permanecer, porque él añade: “Pero el alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas ejercitadas para discernir así lo bueno como lo malo. Por esta razón, ya que hemos dejado la doctrina elemental acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez, no poniendo un fundamento de nuevo.”—Heb. 5:11-14; 6:1, NW.
Lejos de decir que están muertos, el apóstol se refiere a las personas maduras como las que producen buenas cosas fructíferas, propósito para el cual se les dió el conocimiento. “La tierra que embebe la lluvia que a menudo viene sobre ella y que luego produce vegetación adecuada para aquellos para quienes también se cultiva, recibe a su vez una bendición de Dios. Pero si produce espinas y abrojos, se rechaza y está cerca de ser maldecida, y termina por ser quemada.”—Heb. 6:7, 8, NW.
Con esto como base Pablo amonestó fervientemente que tuvieran cuidado de no ser barridos por ‘diferentes enseñanzas extrañas’ y que hicieran el corazón firme por medio de la bondad inmerecida que Dios ha expresado. (Heb. 13:9, NW) Y en cuanto a los neuróticos de Steiner que esperan destacarse en el mundo, Santiago da este consejo que rebaja el orgullo: “Ahora, pues, ustedes que dicen, ‘Hoy o mañana iremos a dicha ciudad y pasaremos allí un año, y negociaremos y lograremos ganancias,’ siendo que ustedes no saben lo que será su vida mañana. Porque son una neblina que aparece por un corto tiempo y luego desaparece. . . . ahora ustedes se glorían en sus jactancias presuntuosas. Todo el gloriarse de esa manera es iniquidad.”—Sant. 4:13-16, NW.
Pablo predijo la escasez de sabiduría verdadera que ahora está oprimiendo al mundo: “Habrá un período de tiempo en que no aguantarán la enseñanza sana, sino que, de acuerdo con sus propios deseos, acumularán maestros para sí mismos para regalarse los oídos, y apartarán los oídos de la verdad, por cuanto serán desviados a cuentos falsos.” Por eso ¿qué debería hacer el cristiano? ¿Evitar la estabilidad como peligrosa y mortífera, desarrollar una neurosis y contribuir al “progreso” de esta vanidad regaladora de oídos? No conforme a Pablo: “Sin embargo mantén tu equilibrio en todas las cosas, sufre el mal, haz obra misionera, efectúa tu ministerio cabalmente.”—2 Tim. 4:3-5, NW.
¿Puede alguien negar que Satanás el Diablo, el querubín cubridor caído que desertó de su elevado puesto de confianza como superintendente de la tierra en el Edén, fué quien introdujo la calidad de inmaturo y la inestabilidad en el universo? (Eze. 28:13-16) ¿Dirán los falsos filósofos religiosos que Dios lo apoya en esto? ¿Dirán asimismo que el favor divino descansó sobre la presunción del asesino Caín, la rebelión de Coré, la codicia de Balaam por salario que le condujo a fijar un precio a sus bendiciones y maldiciones, la tradición maligna del vanidoso Absalón o la traición de Judas a Jesús? No, ellos no persistirán en su sofistería hasta tal extremo, no si han leído aunque sea un poco de la Palabra de Dios, no si han visto la amonestación de Judas: “Estos son las rocas escondidas bajo el agua en sus banquetes de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se alimentan a sí mismos sin preocuparse por otros; nubes sin agua llevadas por aquí y por allá por los vientos; árboles en tiempo de otoño, pero sin fruto, habiendo muerto dos veces, habiendo sido desarraigados; olas impetuosas del mar que espuman su propia vergüenza; estrellas sin rumbo fijo, para los cuales la negrura de la oscuridad permanece reservada para siempre.”—Judas 11-13, NW.
Otro clérigo presente en la conferencia mencionada anteriormente sugirió que se obtuviera un fundamento seguro “por medio de psiquiatría, o de alguna otra manera”. El dirigirse a la psiquiatría es su privilegio, así como el nuestro es dirigirnos a Jehová, “el manantial de la vida,” y a Su Palabra. (Sal. 36:9) Más y más personas de buena voluntad están haciendo exactamente eso, dejando a los filósofos clericales solos con su psiquiatría, su neurosis, su incertidumbre e inestabilidad que ellos profesan amar. Es mejor abandonarlos mientras la puerta está abierta, porque “guías ciegos es lo que son. Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”.—Mat. 15:14, NW.