Da fruto una ayuda bíblica echada al olvido
Un joven agricultor de El Salvador, aunque nunca había asistido a la escuela, acostumbraba acomodarse libros a la cintura e instruirse a sí mismo al mediodía mientras sus bueyes descansaban de arar. Veía el maravilloso potencial en los verdes campos y bosques y no podía entender por qué tal potencial habría de ser destruido. Y el clero no podía darle una explicación que le fuera satisfactoria.
Su mente curiosa siguió buscando las respuestas a estas preguntas y a otras que lo tenían perplejo. Consiguió las respuestas de una manera algo rara la noche de las bodas de su hermana. En medio de la fiesta un invitado trató de besar a la novia. Surgió un duelo a pistolas entre el novio y el convidado, y la multitud se escurrió por puertas y ventanas. Las luces se apagaron. Cuando cesaron los disparos nuestro amigo salió de debajo del banco donde se había escondido y sacó con él un libro verde intitulado “Sea Dios Veraz” que halló allí echado al olvido. En este libro y en algunas otras publicaciones que obtuvo más tarde halló las respuestas a sus preguntas. Ahora es un ministro que dedica todo su tiempo a predicar las buenas nuevas del Reino a sus vecinos, vadeando arroyos, haciéndole frente a tormentas y pasando las noches al campo raso para que más personas de su gente humilde del bosque también puedan conseguir las respuestas a sus preguntas.