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  • Verdaderamente fuera de este mundo en Barotseland
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
w55 15/5 pág. 315

Verdaderamente fuera de este mundo en Barotseland

Por un misionero de la Watch Tówer en Rhodesia del Norte

VERDADERAMENTE fuera de este mundo fué una reciente asamblea de los testigos de Jehová que se celebró en la región de Mankoya en la provincia Barotse de Rhodesia del Norte en el África Central. Las mil personas que vivieron en habitaciones temporáneas durante la asamblea componían por mucho la más grande aldea de toda la provincia Barotse. Sin embargo no tenían jefe, no tenían líder en la aldea, no tenían ningún policía para mantener el orden. Vivieron pacíficamente y con un solo propósito como representante de la sociedad del Nuevo Mundo de Jehová.

Con excepción de un administrador europeo local y su esposa, que vivían a unas diez millas de distancia, y una misión aislada, el centro europeo más cerca de la asamblea estaba a más de 120 millas. No obstante, congregaciones africanas de cincuenta, sesenta y setenta personas anduvieron por un día, dos, tres y aun cuatro días para llegar desde sus hogares hasta el lugar de la asamblea. Tantas como 500 personas estaban presentes cuatro días antes de que empezara la asamblea; así que la asamblea realmente comenzó antes del programa que se había planeado.

Primero, 385 pequeñas chozas redondas y nítidas de paja proveyeron dormitorios para todos los que habían venido. Cada una de las catorce congregaciones presentes fué asignada a una de las líneas de chozas que se extendían como los rayos de una rueda gigantesca desde el salón en el centro. El mantener juntos los miembros de las diferentes congregaciones resultó en excelente organización e hizo fácil el hallar a cualquier persona con quien se deseara hablar.

El campamento despertaba poco después del amanecer, y al toque de una especie de corneta cada hombre, mujer y niño se congregaba delante de la plataforma para la consideración del texto del día. Se animaba a los niños a recordar los textos y comentarios, y por la tarde sus padres les hacían preguntas sobre el tema. Entonces se asignaba obra de construcción para la asamblea a hombres capaces. Se construyeron asientos para mil personas, techos para protección del sol y nuevas chozas para dormir.

Al acercarse el calor del mediodía el trabajo al aire libre menguaba y la gente se retiraba al abrigo de las chozas de paja, pero no para dormir o amodorrarse y quedar inactivos. Se traían Biblias y copias de la revista La Atalaya en el dialecto local, silozi, y éstas se leían y se estudiaban cuidadosamente. Los siervos de congregación se reunieron para considerar diversos asuntos con el ministro superintendente europeo que les visitaba. Se dió consideración a la obra de sus congregaciones. ¿A cuántas personas se les había enseñado a leer y escribir? ¿Cuántos nuevos hermanos habían adelantado hasta el grado de ser predicadores del Nuevo Mundo, predicando a la gente en las aldeas vecinas? ¿Qué arreglos tenían para entrenar a los nuevos en la obra de predicación?

Pronto caía sobre la asamblea el breve crepúsculo africano. Los asambleístas se retiraban para tomar su baño diario y para cenar. Por todas partes ardían fogatas de campamento en una obscuridad que descendía rápidamente. Desde varias direcciones se levantaban cánticos de alabanza al nombre de Jehová. Entonces todos pronto se acomodaban en el salón casi completado para una sesión de preguntas y respuestas sobre la Biblia. Terminaba el día a las 9 con gracias a Jehová.

El ministro europeo que visitaba al grupo reunido también halló fuera de su mundo normal el dormir en una choza de paja sobre una cama de pasto cubierto de frazadas de pieles de animales. Pero la unidad cristiana mantenida en estos días que antecedieron a la asamblea suministró una vista singular del espíritu del modo de vivir del Nuevo Mundo. No hubo nada del jugar, beber y bailar sensualmente, lo cual forma tan gran parte del mundo del africano. Pero no hubo nada que lamentar en cuando a la pérdida de estas cosas. De todas partes del campamento provenían carcajadas. Una nota alegre distinguía el cantar y por doquier había caras sonrientes.

Se completaron los preparativos y los tres días de la asamblea formal siguieron el procedimiento general de la serie mundial de más de 80 asambleas de distrito que los testigos de Jehová celebraron durante el año pasado. Las conferencias contenían exhortación directa para estas personas que han salido de las religiones paganas del África. Ya no siguen las costumbres no cristianas de sus antepasados. Han rechazado la superstición y hechicería y las tradiciones africanas de poligamia, y han entrado en el sistema de cosas del justo Nuevo Mundo. ¡Y aquí se proponen quedar!

¡Verdaderamente fué una asamblea extraordinaria, prueba de que aun en tales lugares aislados como el África Central los verdaderos cristianos realmente no son de este viejo mundo sino del nuevo mundo de Dios!—Juan 17:16.

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