Preguntas de los lectores
● Hebreos 2:14 (Mod), hablando acerca del Diablo, dice que él tiene el “imperio de la muerte.” Si éste es un poder absoluto, ¿por qué no destruye él a todos los que sirven a Jehová? ¿Hasta qué grado tiene Satanás el “imperio de la muerte”?—E. D., Estados Unidos.
En cuanto al “imperio de la muerte” que Satanás posee, sírvase notar cómo se traduce Hebreos 2:14 en la Traducción del Nuevo Mundo. Hablando acerca de Jesús, dice: “Para que por medio de su muerte pudiera destruir al que tiene los medios para causar la muerte, es decir, al Diablo.” El Diablo tiene “los medios para causar la muerte.” Desde el mismísimo principio de la carrera de decepción de Satanás, sus mentiras y la guía que ha suministrado han causado muerte entre los del género humano, tanto debido al pecado adámico como debido a los siervos diabólicos terrenales de Satanás que a veces persiguen hasta la muerte a los verdaderos adoradores, así como lo hicieron en el caso de Cristo Jesús. Sin embargo, no se desprende de esto que hemos de concluir que Satanás pueda extender la mano y matar a cualquier persona que se le antoje matar. Jehová protege a los que le pertenecen, no permitiendo él que Satanás borre de sobre la tierra a los adoradores verdaderos, aunque Dios permite que les sobrevenga a todos ellos la persecución y que algunos de ellos mueran, como resultado de los asaltos venenosos de Satanás. Especialmente está limitado el poder de Satanás desde la entronización de Cristo como Rey en los cielos en 1914 y desde que fué arrojado Satanás del cielo. Hoy en día Cristo Jesús tiene el poder para causar la muerte tanto a Satanás como a su organización y él ejercerá ese poder cuando llegue el debido tiempo de Jehová para que él lo haga.
● ¿Por qué cuentan los testigos de Jehová el tiempo profético a veces sobre la base de un “año por cada día,” mientras que otras veces se interpretan los días literalmente?—W. A., Estados Unidos.
El hecho de que la regla, “un día por cada año” exista, según se registra en Ezequiel 4:6 (Mod), no quiere decir que podamos aplicar esa regla arbitrariamente cada vez que se menciona “año” a través de la Biblia. No debemos confundir un cuadro o profecía bíblico con otro. El contexto en cada caso indica si el período de tiempo es figurativo o literal. Por ejemplo, el contexto del capítulo 4 de Daniel respecto a los “siete tiempos” o “siete años” muestra que en su cumplimiento cabal todas las cosas predichas no habían de suceder en 2,520 días literales. Al fin de ese número de días literales Jehová Dios no estableció sobre los reinos de los hombres a Aquel a quien él había escogido, Cristo Jesús. En este caso, entonces, debe aplicar una medida de tiempo más larga. La regla que está registrada en Ezequiel 4:6 suministra esa medida más larga, y los 2,520 días vienen a ser 2,520 años, los cuales terminaron en 1914 d. de J.C. No obstante, en Apocalipsis 11:1-4 cuando se habla de 1,260 días es evidente que este período no podría ser de 1,260 años, porque lo que allí se menciona tiene que suceder todo dentro del limitado “tiempo del fin.” De modo que se entiende que los días, o los cuarenta y dos meses de treinta días cada uno, son días literales. Sírvase ver el libro Luz I, páginas 190-200.
● ¿Es correcto referirse a la sociedad del nuevo mundo como la ciudad de refugio del día moderno?—A. P., Estados Unidos.
Si usted repasa La Atalaya del 15 de junio de 1956 hallará que ella no usa la expresión sociedad del nuevo mundo como sinónimo de ciudad de refugio. Declara que la ciudad de refugio ha de ser identificada como la provisión que Jehová ha hecho para protegernos de la muerte que viene por violar el pacto divino concerniente a lo sagrado de la sangre por medio de llegar a estar y permanecer nosotros bajo los beneficios del servicio activo de Cristo Jesús, Sumo Sacerdote de Jehová. Dicha provisión se halla con la organización teocrática de Jehová dentro de la sociedad del nuevo mundo y se identifica específicamente como la cubierta propiciatoria que proporciona el sacrificio de Cristo. Sírvase ver La Atalaya antes mencionada, página 368, párrafo 10; página 371, párrafo 18 y página 373, párrafo 3.