¡Los sordos también “oyen”!
● Un canadiense presentó un sermón a un sordomudo a la puerta de su casa, subrayando los textos en su Biblia y dejando que el sordomudo los leyera para sí mismo. Esto causó buena impresión en el sordomudo y éste pidió al testigo que volviera para ayudarlo a preparar un sermón que pudiera presentar en la escuela para sordomudos. Más tarde se consiguió que un testigo que sabe comunicarse por señas empezara un estudio bíblico regular con el sordomudo, y también le ayudara a preparar sermones para presentarlos en la escuela. Otros sordomudos matriculados en la escuela mostraron interés y empezaron a hacer preguntas, dando mayor oportunidad al sordomudo de ‘predicar’ y colocar literatura.—El Yearbook of Jehovah’s Witnesses para 1957.