Juntando las ovejas en la Birmania lejana
JESUCRISTO se refirió a sí mismo como el Pastor Propio y asemejó a sus seguidores a ovejas. Dijo que sus ovejas reconocerían su voz y vendrían a él. Hoy en día muchas personas de disposición de oveja verdaderamente están reconociendo su voz. Un ejemplo notable de esto se ve en el siguiente informe procedente de Birmania:
“Un aldeano birmano vino para vivir en la capital, la ciudad de Rangún. Después de unos pocos años llegó a conocer a los testigos de Jehová, con el resultado de que él mismo llegó a ser un testigo dedicado. Apreciando sus privilegios, comenzó a escribir cartas a sus parientes que vivían en su aldea natal contándoles todo lo que él había aprendido. Entonces un día uno de éstos vino a Rangún para visitarlo y aprender más, después de lo cual regresó para contar a otros acerca de estas cosas. Algunos de los aldeanos creyeron y cinco de ellos pronto comenzaron a hablar a todavía otros acerca de Jehová y su reino.
“Recientemente un representante especial de la Sociedad por casualidad visitó esta aldea en camino a su asignación y se sorprendió al hallar tantos interesados en Jehová. Escribió a la oficina sucursal de la Sociedad en Birmania relatando acerca de veinte personas de buena voluntad y pidiendo que se les enviara ayuda. Dentro de una semana dos de nosotros estábamos en camino a esta aldea. Aunque se hallaba a sólo 164 kilómetros, el viaje tomó veintiuna horas en lancha. Al anochecer tuvimos que desembarcar y hallar un lugar donde pasar la noche. Temprano por la mañana siguiente, después de habernos lavado en el río Irauadi, partimos en bicicleta, una que tenía cochecillo lateral de remolque. Con ésta viajamos los últimos catorce kilómetros en dos horas.
“La aldea hacia la cual nos dirigíamos no era fácilmente accesible, ya que no había caminos, ni luz eléctrica ni siquiera un mercado en esa área. Nos alegramos de llegar sin contratiempo y de hallar que los hermanos habían hecho buenos preparativos para nosotros.
“Después de almuerzo tomamos nuestras Biblias y nos sentamos bajo la sombra fresca, y dentro de media hora treinta aldeanos se habían reunido en derredor para una consideración bíblica. El resto del día lo pasamos hablando acerca de la Biblia en los varios hogares. La mañana siguiente participamos en el ministerio de casa en casa, uniéndose a nosotros ocho de los aldeanos, y la tarde la pasamos de nuevo en consideraciones bíblicas en los hogares de personas interesadas. Hasta el clérigo local vino, deseando saber él quiénes pueden y quiénes no pueden participar del pan y del vino en la cena del Señor. Parece que desde que había venido esta ‘nueva doctrina’ a su aldea ¡la mitad de su congregación se negaba a participar de los emblemas!
“Las primeras horas de las noches las pasamos alrededor de lámparas de kerosina en compañía de entre veinte y treinta personas de buena voluntad, todas con Biblias abiertas en las manos. Aun niños de ocho y nueve años de edad participaban, buscando textos. El conocimiento que tenían todos de sus Biblias era muy extraordinario, puesto que comenzaron a usar sus Biblias por primera vez cuando oyeron acerca de Jehová y su reino.
“El domingo por la mañana dieciocho participaron con nosotros en el ministerio del campo y por la tarde cincuenta y cinco asistieron a la conferencia, cuarenta y ocho de los cuales se quedaron para el estudio de La Atalaya. Seguimos con discusiones bíblicas hasta las 11 p.m., ya que teníamos que irnos el día siguiente. Se hicieron arreglos para que se celebraran reuniones regulares en cierto lugar y les impartimos instrucciones acerca de cómo conducir reuniones de congregación, cómo guardar registros y cómo hacer informes de sus actividades ministeriales, etc. Pidieron que se les enviara un ministro precursor para ayudarles y ya se ha accedido a esta solicitud; en realidad, dos representantes especiales de la sociedad Watch Tówer están enseñándoles ahora los justos requisitos de Dios.
“El día siguiente partimos para Rangún en una lancha llena de vacas, gallinas y gente. ¡Éramos una pareja fatigada al desembarcar la mañana siguiente! Fatigada, sí, pero muy feliz de haber tenido el privilegio de ayudar a regar la semilla que se había plantado allá en esa lejana aldea de la selva.”