Preguntas de los lectores
● ¿Es incorrecto que un animal doméstico sea operado para impedir que tenga prole?—R. M., EE. UU.
La ley de Moisés prohibía específicamente a los israelitas el ofrecer como sacrificio cualquier animal que hubiera sido operado de esta manera: “Un toro o una oveja . . . que tenga los testículos exprimidos o aplastados o arrancados o amputados no deben presentarlo a Jehová, y en su tierra no deberían darlos.” Aunque esa ley no prohibía enteramente a los israelitas que efectuaran tal operación en sus animales domésticos, la voz de la tradición judía indica que esta ley fue interpretada así. Y bien puede ser eso, porque el hecho de que tal animal no podía ofrecerse como sacrificio pudiera servir como cosa que disuadiera. Interesantemente, en conexión con esto, cuando algunas traducciones de la Biblia aluden al buey como animal para sacrificio, es una traducción errónea, puesto que el buey es un animal castrado. La traducción correcta es “toro.”—Lev. 22:23, 24; 7:23, 25; 27:26; Deu. 18:3.
Sin embargo, lo que hicieron los israelitas no es obligatorio necesariamente a los cristianos, puesto que los cristianos no están bajo la ley sino bajo bondad inmerecida. (Rom. 6:14) El hombre tiene dominio sobre los animales inferiores y, aunque no debe abusar de ese dominio, ya sea matándolos por deporte o haciéndolos sufrir innecesariamente, queda de él determinar exactamente cómo pueden servirle de la mejor manera, muertos o vivos, con sus facultades reproductivas o sin ellas.—Gén. 1:28.