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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1963
w63 1/10 págs. 605-608

Preguntas de los lectores

● ¿Cuál es el significado de Lucas 23:34, y por qué aparece en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras? ¿No es espuria una parte de ese texto?—J. W., EE.UU.

La parte de Lucas 23:34 que ha sido puesta en tela de juicio dice: “Pero Jesús decía: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.’” La razón por la cual estas palabras aparecen en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santos Escrituras es que se encuentran en los Manuscritos Sinaítico y Alejandrino, en el Códice Ephraemi rescriptus, en la Vulgata latina y en las Versiones Curetoniana y Peshitta siríaca. Este es un conjunto formidable de autoridad en favor de estas palabras.

Las palabras en cuestión, sin embargo, aparecen en paréntesis rectangular en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Esto se debe a que el texto griego de Westcott y Hort, en el cual se basa la Traducción del Nuevo Mundo, tiene estas palabras en doble paréntesis rectangular. Mediante el doble paréntesis rectangular estos doctos del griego desean indicar que el testimonio en favor de estas palabras no es inequívoco. Hay unos cuantos manuscritos muy excelentes que no las incluyen, entre los cuales están el famoso Manuscrito Vaticano núm. 1209, el Códice Bezae y el códice sinaítico de la traducción siríaca. Considerando un conjunto de autoridades contra el otro, el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo decidió a favor de los que tienen estas palabras cuando revisó su traducción—especialmente dado que no había provisión para notas al pie de las páginas en esta edición, y por lo tanto, era un caso de dejarlas en el texto o no incluirlas del todo.

En tiempos pasados estas palabras se consideraron espurias en gran medida por el hecho de que no aparecen en el famoso Manuscrito Vaticano núm. 1209. Sin embargo, no parece que este hecho solo debería contar tan excesivamente en contra de ellas, en vista de que se hallan en tantos otros manuscritos de gran autoridad. Este parece ser el acuerdo general de la erudición moderna, ya que estas palabras aparecen en el texto de la Versión Normal Revisada, Una Nueva Traducción de la Biblia por Jaime Moffatt, La Nueva Biblia Inglesa y El Nuevo Testamento en Inglés Moderno por J. B. Phillips.

En conexión con esto pudiera observarse que en lo que toca a autenticidad pudiera decirse que hay tres clases de textos. Primero, hay aquellos tocante a los cuales el testimonio es tan enfático y claro que no hay duda en cuanto a que pertenecen al texto; éstos comprenden más del 99 por ciento según Westcott y Hort. El segundo grupo consta de aquellos textos concerniente a los cuales no hay duda en cuanto a que no pertenecen en la Biblia, tales como la porción más grande de 1 Juan 5:7. Luego hay unos cuantos textos concerniente a los cuales el testimonio no es enteramente inequívoco o claro de una manera u otra y que necesitan el que se considere y se juzgue la evidencia a favor y en contra. Entre ellos se encuentra Lucas 23:34.

En cuanto a aquellos a quienes Jesús aludió cuando dijo las palabras en cuestión, el versículo anterior dice: “Y cuando llegaron al lugar llamado Cráneo, allí los fijaron en maderos a él y a los malhechores, uno a su derecha y uno a su izquierda.” Luego vienen las palabras de Jesús, después de las cuales el registro sigue diciendo: “Además, para repartir sus prendas de vestir, echaron suertes.” Obviamente Jesús no estaba pidiendo a Dios que perdonara a los malhechores que fueron fijados en el madero con él, porque los dos no le estaban haciendo nada a Jesús. Ni pudo Jesús haber tenido presentes a los principales sacerdotes que eran responsables de su muerte, porque ellos si sabían lo que estaban haciendo, habiendo entregado a Jesús con malicia a causa de envidia.—Mar. 15:10.

Las palabras de Jesús, por lo tanto, solo pudieran aludir a los soldados romanos a quienes se les había encomendado la tarea desagradable de fijar en el madero a Jesús después de despojarlo de sus prendas de vestir; eran ellos los que estaban haciéndole algo a Jesús en esa ocasión y que no sabían ni comprendían lo que estaban haciendo. No sabían que estaban fijando en el madero al Hijo de Dios. Solo estaban obedeciendo las órdenes del gobernador romano Poncio Pilato, que había cedido a la insistencia de la chusma judía por medio de entregar a Jesús a sus fuerzas de ejecución para que fuera fijado en el madero. En consecuencia, deben haber sido estos soldados ejecutores romanos los que necesitaban ser perdonados y para quienes Jesús pidió perdón de parte de su Padre celestial.

● En Hechos 11:8 leemos donde Pedro dijo: “De ninguna manera, Señor, porque ninguna cosa contaminada o inmunda ha entrado jamás en mi boca.” ¿Hemos de entender por esto que Pedro en ese tiempo todavía se adhería a la ley mosaica en este asunto?—R. M., EE.UU.

El hecho de que la ley de Moisés, la cual designaba a ciertos animales limpios o inmundos, fue hecha inválida mediante la muerte de Jesucristo lo muestran claramente las Escrituras: “[Jehová] bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas y borró el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento.”—Col. 2:13, 14.

Puesto que el suprimir la Ley efectuaría cambios tremendos en las vidas de los seguidores de Cristo, no sorprende el que les tomara algún tiempo el apreciar este hecho; por eso, aunque habían pasado más de tres años desde que Cristo había muerto, aparentemente Pedro no había comido ningún alimento ceremonialmente inmundo. El vivir en una comunidad judía sin duda tuvo relación con esto, y si él hubiera tratado abiertamente con desprecio las restricciones de la Ley en estos asuntos es muy probable que hubiera causado un alboroto, así como estalló un alboroto cuando ciertos judíos pensaron que Pablo había violado la santidad del templo por medio de introducir allí a una persona incircuncisa.—Hech. 21:27-32.

Sin embargo, con la lección que Jehová le dio a Pedro en aquel tiempo concerniente a que los gentiles estaban siendo aceptados para un lugar en el cuerpo espiritual de Cristo, sin duda Pedro también dedujo que ya no había tampoco tales cosas como alimentos inmundos, hablando religiosamente, por supuesto. La manera gradual en que estas verdades le fueron recalcadas a la congregación cristiana primitiva se subraya por los acontecimientos registrados en el capítulo 15 de Hechos, donde leemos que los apóstoles y hombres de mayor edad se reunieron en Jerusalén para examinar y decidir sobre tales temas como la circuncisión y el comer carnes ofrecidas a los ídolos. Y tal vez no esté de más notar que, puesto que la voluntad de Dios para sus siervos solo fue aclarada gradualmente en un tiempo en que los apóstoles inspirados estaban presentes en la congregación cristiana, cuánto más deberíamos esperar que en nuestro día la voluntad de Dios solo fuese gradualmente aclarada a sus siervos sobre la Tierra, la clase del “esclavo fiel y discreto” y sus compañeros de las “otras ovejas.”—Mat. 24:45-47; Juan 10:16; Pro. 4:18.

● ¿Por qué la Traducción del Nuevo Mundo habla de los hombres que vinieron de Oriente para ver al niño Jesús como astrólogos? (Mat. 2:1) Según el diccionario de Strong de palabras griegas, la palabra aquí es magos y significa ‘un mago, i.e., científico oriental, por deducción un prestidigitador, un hechicero.’—R. A., EE. UU.

Porque magos significa Mago, varias versiones de la Biblia tienen “magos” en una nota marginal o al pie de la página en Mateo 2:1, tales como la Biblia de Estudio Newberry y la Versión Americana Normal. Por otra parte, algunas traducciones tienen la palabra “magos” precisamente en el texto. Entre tales están la Moderna, Weymouth y la Confraternidad Católica. Ahora bien, ¿quiénes fueron estos magos y qué los hacía famosos?

Muchos diccionarios hablan de los magos como siendo una casta sacerdotal de las antiguas Media y Persia. El Imperial Bible Dictionary da información considerable en cuanto a los antecedentes de los magos:

“Según Heródoto los magos eran una tribu de los medos, que alegaban interpretar sueños, y tenían el encargo oficial de los ritos sagrados; eran, en suma, la clase docta y sacerdotal, y teniendo, como se suponía, la habilidad de sacar de los libros y la observación de las estrellas una perspicacia sobrenatural en cuanto a los acontecimientos venideros, llegaron a poseer grande influencia, y jamás dejaban de ser consultados en todas las grandes ocasiones. Sea que hubiera o no entre los babilonios una clase nativa que practicara la misma erudición y artes, o que la tribu meda se naturalizara allí también, no puede haber duda de que una clase que llevaba el nombre de magos, y que ocupaba casi la misma posición como entre los persas, existió en Babilonia. Más aun, tanto parecieron sentirse en casa allí, que la palabra caldeo casi vino a ser sinónimo de mago entre los griegos y romanos, y también se alude en la Escritura al gran relato que se hacía entre los babilonios de esa clase de saber místico y habilidad sobrenatural asumida, por lo cual los magos eran famosos. Realmente, las investigaciones posteriores propenden más bien a hacer de Babilonia en vez de Media y Persia el centro de los magos en flor. ‘Originalmente, los sacerdotes medos no se llamaban magos. . . . Sin embargo, de los caldeos recibieron el nombre de magos por su casta sacerdotal, y así se nos explica que Heródoto dice que los magos eran una tribu meda.’”

Es cierto que la palabra magos puede significar “científico oriental,” pero ¿por qué clase de ciencia eran famosos los magos? ¿Fue ciencia como se entiende hoy día? Difícilmente. Más bien, parece haber estado compuesta en gran manera de magia y astrología. El profeta Isaías dijo concerniente a Babilonia y sus magos: “Deténte, ahora, con tus encantos y con la abundancia de tus hechizos, en los cuales te has afanado desde tu juventud; para que tal vez puedas sacar provecho, para que tal vez hieras de pavor a la gente. Te has cansado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan en pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que reparten conocimiento en los novilunios respecto a las cosas que te sobrevendrán.”—Isa 47:12, 13.

Correctamente, entonces, la palabra magos en Mateo 2:1 fue tomada por los antiguos lectores de Mateo para referirse a astrólogos. Entre ellos están Justino, Orígenes y Tertuliano. Escribió Tertuliano, por ejemplo: “Conocemos la alianza mutua de la magia y la astrología. Los intérpretes de las estrellas, entonces fueron los primeros . . . en presentarle a E [Jesús] ‘dones.’” (The Ante-Nicene Fathers, tomo III, pág. 65) El nombre “magos” llegó a ser común “como un vocablo genérico para los astrólogos en Oriente.”—The New Funk & Wagnalls Encyclopedia, tomo 22, pág. 8076.

De modo que es muy probable que estos “magos” o “sabios” particulares de Mateo 2:1 fueran astrólogos, pues, ¿no estaban siendo guiados por luces en el cielo, por lo que parecía ser una estrella que mudaba de lugar? (Mat. 2:2) Esta es fuerte evidencia circunstancial de que estos magos eran astrólogos. Por eso, El Nuevo Testamento por Carlos B. Williams dice “contempladores de estrellas,” en Mateo 2:1, con una nota al pie de la página como explicación: “Es decir, estudiantes de las estrellas en relación con acontecimientos sobre la Tierra.” Aptamente, entonces, no solo la Traducción del Nuevo Mundo, sino también otras tres traducciones en inglés modernas, Una Traducción Americana, La Nueva Biblia Inglesa y El Nuevo Testamento en Inglés Moderno, por J. B. Phillips, todas dicen, en Mateo 2:1, “astrólogos.”

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