Una búsqueda de la verdad
✔ En el Japón los médicos le dijeron a un hombre que había estado enfermo por mucho tiempo que no podían hacer nada por él. Los amigos le aconsejaron que se uniera a la organización “PL” (Perfecta Libertad), asegurándole que esto le curaría sus males. Pero no pudo hallar satisfacción allí. Cuando le preguntó a uno de los maestros quién es Dios, se le dijo que la persona que se atreve a hacer semejante pregunta piensa demasiado profundamente. Desde entonces dejó de concurrir a esa organización.
Luego se dirigió a Tenrikyo (Enseñanzas sobre la Sabiduría de los Cielos). Tuvo que pagar una cuota de ingreso de 15,000 yen (42 dólares). Cada día estudió sus lecciones y aprendió a hacer su danza ceremonial. Aunque vivía en la casa matriz, no pudo recibir respuestas satisfactorias a la pregunta: ¿Quién es el Dios verdadero?
Abandonando esa organización, seguidamente se asoció con una de las iglesias de la cristiandad. Pensó que la Biblia era un libro maravilloso en comparación con otros libros religiosos, y quedó convencido que procedía de Dios. No tardó mucho, sin embargo, en comenzar a hallar contradicciones en la iglesia. No se le aclaró la pregunta concerniente al Dios verdadero. Siguió yendo a la iglesia, aunque no completamente satisfecho.
Un domingo por la mañana estuvo por casualidad en casa. Fue entonces que un testigo de Jehová lo visitó. Este Testigo le explicó cabalmente acerca del Dios verdadero, Jehová, y de sus propósitos. El hombre solicitó toda la literatura publicada por la Sociedad. Fue al Salón del Reino para conseguir esta literatura. Desde entonces no ha faltado a las reuniones.
Su esposa, que había sido tan obediente e ido a cualquier organización que él había elegido, esta vez estuvo inexplicablemente opuesta. Un día lo abandonó. Sin embargo, él le escribió una carta, diciéndole que había hallado la verdad y que quería servir al Dios verdadero. Después se le informó que su esposa había tratado de suicidarse. Corrió al hospital y le imploró que volviera a casa con él. Ella le dijo que regresaría solamente a condición que él no la hiciera unirse a su religión.
Un día algunas Testigos fueron a su hogar, y como iba a celebrarse una reunión esa noche en el Salón del Reino, estas mujeres bondadosamente animaron a la esposa a concurrir. Lo hizo. Desde entonces toda su familia ha estado concurriendo a las reuniones. Ahora todos ellos están dedicados al Dios verdadero, Jehová; y el esposo no solamente ha hallado las respuestas a sus preguntas, sino que recientemente llegó a ser el ministro presidente de una congregación local.