Preguntas de los lectores
● Trabajo en una compañía grande que anualmente da aguinaldos a todos sus empleados. ¿Deberíamos nosotros como testigos de Jehová aceptar tales regalos?—R. K., EE. UU.
No sería bíblicamente incorrecto el que un cristiano aceptara un regalo o aguinaldo que le diera su patrón durante la Navidad. Algunas empresas comerciales dan un regalo anual a todos sus empleados (no a los que no son empleados en general) y simplemente escogen esta ocasión del año para hacerlo. Por eso, el aceptar no significaría que el recipiente estuviera celebrando la Navidad, porque este regalo es lo que se le paga a un empleado además de su paga regular. Es un reconocimiento de que ha estado empleado por su patrón a través de cierto período de tiempo, y con provecho para el patrón. Por supuesto, si la conciencia de alguien se perturba al pensar en aceptar el aguinaldo, bondadosa y prudentemente esa persona puede rehusar y así mantener una conciencia tranquila.—1 Ped. 3:16.
A los cristianos se les requiere bíblicamente que conmemoren, no el nacimiento del bebé Jesús, sino solo la muerte de Cristo. (Luc. 22:19, 20) Puesto que la Cena del Señor es la única observancia anual que les es bíblicamente obligatoria, los que se adhieren estrechamente a la Biblia no celebran la Navidad ni otros días de fiesta. (Gál. 4:9-11) No asisten a fiestas conmemorativas ni envían tarjetas ni regalos en festividades mundanas. Por consiguiente, si un testigo de Jehová acepta un aguinaldo o regalo durante tal época, sin duda querría desasociar de la festividad misma toda expresión de gracias. También, cuando sea apropiado hacerlo, quizás pueda aclarar prudentemente su posición bíblica tocante a la Navidad u otras festividades para provecho de su patrón.
● En Revelación 3:15, 16 se mencionan caliente y frío. No obstante, Cristo indicó que vomitaría únicamente a las personas que fueran tibias. ¿Por qué?—M. S., EE. UU.
Jesucristo estaba expresando descontento cuando “al ángel de la congregación que está en Laodicea” le dijo: “Conozco tus hechos, que no eres ni frío ni caliente. Quisiera que fueras frío o si no caliente. Así, por cuanto eres tibio y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca.” (Rev. 3:14-16) Miembros de la congregación cristiana en Laodicea no eran refrescadoramente espirituales en actitud. Eran tibios, indiferentes o apáticos. Pensaban que eran ricos espiritualmente y que no necesitaban nada. Sin embargo, en la estimación del Señor eran ‘desdichados y lastimosos y pobres y ciegos y desnudos.’ Apropiadamente, entonces, los instó a arrepentirse.—Rev. 3:17-19.
Al principio uno pudiera asumir que la condición caliente que se menciona en Revelación 3:15, 16 se refiere a ser caliente con celo o amor, mientras que la condición fría se refiere a la falta de tales cualidades, indicando que se habían enfriado. Mas Cristo dijo: “Por cuanto eres tibio y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi boca.” Ni los fríos ni los calientes serían vomitados. Si el frío que se menciona se refería a frialdad en amor o celo, ciertamente tales personas habrían sido vomitadas. Para el Señor, los fríos eran tan aceptos como los calientes; solo vomitaría lo que estuviese tibio. Por eso, en Revelación 3:15, 16 “frío” no está en contraste con “caliente.”
Es evidente que en este caso se escogió un lenguaje figurado que tenía como propósito asestar un golpe a la indiferencia que manifestaban los laodicenses. Y ciertamente podrían comprender la declaración del “testigo fiel y verdadero.” Cerca de Laodicea había fuentes termales y frías. También, se acostumbraba servir bebidas frías y calientes en las fiestas, nada de bebidas tibias.
En un día frío un líquido caliente, como una sopa caliente, es agradable y estimulante. Cuando sube la temperatura, una bebida fría, como limonada fría, es refrescante. Un líquido tibio no sería muy agradable en cualquier caso.
Muy aparentemente, por sus palabras registradas en Revelación 3:14-19, el Señor Jesucristo estaba indicando que la condición espiritual tibia de los cristianos en Laodicea le era crasamente inaceptable. Necesitaban dar pasos positivos, obrando para disipar la apatía y aumentar su espiritualidad.
● De lo que se dice en Isaías 14:22, ¿hemos de entender que cada babilonio individual fue destruido finalmente?—E. K., EE. UU.
Isaías 14:22 dice: “‘Y me levantaré contra ellos,’ es la declaración de Jehová de los ejércitos. ‘Y cortaré de Babilonia nombre y resto y progenie y posteridad,’ es la declaración de Jehová.” Esto ciertamente significó aniquilación para Babilonia. Pero no necesitamos adoptar el punto de vista de que esto requería destrucción personal de cada babilonio individual.
La dinastía babilónica, simbolizada en la Biblia por el “rey de Babilonia,” ya no gobierna. (Isa. 14:4) Pereció hace siglos. Y como pueblo los caldeos y los babilonios ya no existen. Por algunos medios, que podrían incluir matrimonio con otras razas y la pérdida de registros genealógicos, han sido exterminados. Por supuesto, sin duda muchos babilonios y caldeos fueron muertos cuando los medos y los persas derrocaron a Babilonia en 539 a. de la E.C. Sin embargo, después del período de dominación medopersa, ejércitos griegos bajo Alejandro Magno ocuparon a Babilonia, durando tal control hasta 323 a. de la E.C. Luego vinieron los seleucidas, los partos, la dinastía de los sasánidas y los árabes musulmanes, en sucesión. Por consiguiente, la tierra de la antigua Babilonia estuvo sujeta a los efectos de dominación extranjera, y los que residían en ella estaban sujetos a la posibilidad de ser asimilados por otros pueblos. En cualquier caso, nadie vivo ahora puede decir con certeza que es un babilonio o caldeo puro.
Hoy en día Babilonia misma solo es un lugar de ruinas, visitado por turistas, pero sin habitantes nativos. Esa gran ciudad, sus reyes y todos los caldeos y babilonios que en otro tiempo residieron en ella se han desvanecido con el transcurso del tiempo. Jehová de veras ha ‘cortado de Babilonia nombre y resto y progenie y posteridad.’ Su declaración formal registrada en Isaías 14:22 se ha cumplido verdaderamente. Esta solo es una de las muchas evidencias que prueban que “el espíritu santo” de Jehová “habló . . . por medio de Isaías el profeta” y que Jehová Dios no miente.—Hech. 28:25; Heb. 6:18.