“Dio el mensaje del Reino”
◆ Uno no debe pasar por alto las oportunidades de testificar incidentalmente, según lo muestra la siguiente experiencia del Líbano: La persona que estaba sentada al lado de un testigo de Jehová en un ómnibus empezó a quejarse de las dificultades de la vida durante su conversación, y el Testigo naturalmente le habló acerca de la verdad, mostrándole por qué suceden estas cosas y cómo el reino de Dios las resolverá. El hombre era musulmán, pero quedó muy impresionado con lo que este cristiano le decía. Para cuando llegaron al lugar adonde iban había aprendido muchas cosas. Tomó nota de la dirección del Testigo, y prometió ir a verlo. Más tarde lo hizo y, cuando se estableció en un pueblo pequeño, se le puso en comunicación con la congregación local. Para ese tiempo ya había estado testificando a sus parientes. Algunos dijeron que se había vuelto loco, mientras que otros lo llamaron blasfemador y lo amenazaron con violencia. Sin embargo, esto no lo desanimó; y se hicieron arreglos para que el superintendente local estudiara con él el libro Paraíso. El interesado viajaba una distancia de cuarenta kilómetros para estar presente en este estudio cada semana. Después de cuatro estudios comenzó a asistir a todas las reuniones de congregación también. En pocos meses comenzó a predicar de casa en casa y en toda otra oportunidad. ¡Qué sorprendida estaba la gente cuando el que anteriormente había sido musulmán les predicaba acerca de Cristo! Al testificar a sus compañeros del trabajo en cierta ocasión citó las palabras de Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz . . . y ellas me siguen.” (Juan 10:27) Desde entonces lo llaman “Señor Oveja,” un título que no le preocupa. Ahora es siervo dedicado de Jehová y pasa de sesenta a setenta y cinco horas cada mes en la predicación, y tiene como meta el servicio de precursor de tiempo cabal. Todo esto sucedió porque el testigo de Jehová que se sentó al lado de él en un ómnibus le dio el mensaje del Reino.—Yearbook of Jehováh’s Witnesses para 1969.