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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
w72 1/6 págs. 351-352

Preguntas de los lectores

● Puesto que la ley de Dios prohíbe el comer sangre, ¿hay alguna objeción al uso de vitaminas que contienen médula o tuétano rojo del hueso, hígado desecado y derivados orgánicos similares?—EE. UU.

La ley de Dios sobre la sangre, según fue dada a Noé y su familia, requería que un animal fuera desangrado adecuadamente antes de ser usado como alimento. (Gén. 9:3, 4) Ese requisito también aplica a los cristianos, como se muestra en Hechos 21:25.

A los judíos, bajo el pacto de la Ley, se les dieron detalles adicionales, a saber: “Cuando quiera que tu alma lo desee con vehemencia podrás degollar, y tendrás que comer carne . . . Solo que la sangre no deben comerla ustedes. Sobre la tierra debes derramarla como agua.” También: “No deben comer grasa alguna ni sangre alguna.” (Deu. 12:15, 16; Lev. 3:17) Ninguna restricción en cuanto a comer grasa se le expresó a Noé, y en el primer siglo E.C., cuando el cuerpo gobernante cristiano volvió a declarar la prohibición contra el comer sangre, no se incluyó la restricción en cuanto a grasa. De modo que eso aplicó únicamente a Israel. Sin embargo, la prohibición contra el comer sangre sí aplica a los cristianos, y los detalles suministrados en la Ley nos ayudan a comprender su aplicación.

Por supuesto, aun el desangrar adecuadamente no remueve por completo todo vestigio de sangre de los músculos y órganos de los animales. Pero mientras un animal haya sido desangrado adecuadamente, cualquier parte de él puede usarse como alimento o de otras maneras.

Aunque el tuétano rojo del hueso desempeña un papel vital en la formación de la sangre, esto no hace que el tuétano o médula sea cosa incorrecta como alimento. Es digno de notarse que el profeta Isaías hace referencia a “platos con mucho aceite llenos de médula” en conexión con un “banquete” que Jehová mismo suministra para su pueblo.—Isa. 25:6.

Esto aclara que no hay objeción al uso de productos animales con tal que la ley de Dios tocante a la sangre se haya obedecido. Si una persona tiene dudas en cuanto a si ciertas vitaminas y otros productos se producen de animales que no han sido sangrados adecuadamente, sería bueno investigar el asunto personalmente escribiendo al fabricante de los artículos en cuestión.

● Juan 21:18, 19 dice respecto al apóstol Pedro: “‘Cuando eras más joven, tú mismo te ceñías y andabas por donde querías. Mas cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y te cargará a donde no desees.’ Esto lo dijo [Jesús] para significar con qué clase de muerte [Pedro] glorificaría a Dios.” ¿Se refieren estas palabras específicamente a una muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero?—EE. UU.

El historiador religioso de la antigüedad Eusebio informa que Pedro “fue crucificado con la cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido sufrir así.” Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de Pedro no fue tan específica. A Catholic Commentary on Holy Scripture admite lo siguiente: “Puesto que se coloca la extensión de las manos antes de ser ceñido y llevado, es difícil discernir cómo debe concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el prisionero fue atado al patibulum antes de ser ceñido y llevado a la ejecución.”

Por eso, si no fuera por la tradición que registró Eusebio, la declaración de Jesús en sí no señalaría a una muerte por crucifixión o por fijarlo en un madero. Considerando las palabras de Juan 21:18, 19 aparte de la tradición, llegaríamos a la siguiente conclusión: En los años cuando Pedro era más joven podía ceñirse a gusto para cualquier deber que quería desempeñar. Tenía la libertad de ir a donde quisiera ir. Pero en la vida posterior esto cambiaría. Tendría que extender las manos, quizás en sumisión a otra persona. Otro hombre lo controlaría, ciñendo a Pedro (ya sea atándolo o preparándolo para lo que habría de venir) y cargándolo a un lugar adonde no querría ir, evidentemente al lugar de ejecución. Así la profecía de Jesús respecto a Pedro realmente indicó que el apóstol moriría una muerte de mártir; pero no necesariamente denota la manera en que se le daría esta muerte.

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