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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
w72 1/7 págs. 415-416

Preguntas de los lectores

● ¿Qué significa Gálatas 3:24 cuando dice que la “Ley ha venido a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo”?—EE. UU.

La palabra griega que se vierte tutor (paidagogós) literalmente significa ‘conducción de niño.’ Designaba al hombre que acompañaba a un niño a la escuela y de regreso. El tutor o pedagogo entregaba el niño al instructor. Su deber consistía en proteger al niño de daño físico y moral. El pedagogo también tenía autoridad para disciplinar al niño e instruirlo en asuntos de conducta. A veces su disciplina podía ser muy severa.

La Ley dada a Israel se asemejaba mucho al tutor que hacía esto. Servía para controlar la conducta de los israelitas y, si le prestaban atención, los protegía de daño físico y moral. Como dijo Moisés al pueblo: “Si escuchas los mandamientos de Jehová tu Dios, que te estoy mandando hoy, para amar a Jehová tu Dios, andar en sus caminos y guardar sus mandamientos y sus estatutos y sus decisiones judiciales, entonces de seguro te mantendrás vivo y te multiplicarás, y Jehová tu Dios tendrá que bendecirte en la tierra a la cual estás yendo para tomar posesión de ella.” (Deu. 30:16) Además, la Ley mantenía juntos a los israelitas como pueblo a pesar de conquista y dominación extranjera. Preservó las condiciones que fueron necesarias para la aparición del Mesías, salvaguardó la Palabra de verdad de Dios e impidió que la adoración verdadera fuera totalmente eclipsada y se perdiera de vista.

Pero debido a la imperfección de los israelitas, la Ley ponía de manifiesto sus transgresiones y demostró a las claras que estaban bajo condenación. Los sacrificios que tenían que ofrecer bajo la Ley eran un recordatorio constante de su pecaminosidad. (Gál. 3:10, 11, 19; Heb. 10:14) Al señalar así los males de los israelitas, la Ley realmente estaba disciplinándolos y mostrándoles la necesidad de ser liberados de la esclavitud al pecado. Los que sacaron provecho de esta disciplina pudieron identificar a Jesús como el Mesías o Cristo prometido. De esta manera la Ley, de hecho, ‘entregó’ a los israelitas adecuadamente disciplinados a Jesucristo, el verdadero Instructor.

La Ley, como declara Hebreos 10:1, “tiene una sombra de las buenas cosas por venir.” Por lo tanto tenía que ceder a la realidad que “pertenece al Cristo.” (Col. 2:16, 17) Teniendo una sombra, la Ley daba una idea de la forma o diseño general de la realidad, pues Jesús puso las cosas prefiguradas por la Ley en el dominio de la verdad efectiva. Es por eso que Juan 1:17 declara: “La Ley fue dada por medio de Moisés, la bondad inmerecida y la verdad vinieron a ser por medio de Jesucristo.”

Por lo tanto, estos hechos muestran que sería sumamente inadecuado el que alguien insistiera en que los cristianos están bajo la ley mosaica. Como tutor, ésta sirvió bien su propósito. “Mas ahora que ha llegado la fe [es decir, fe hacia Jesucristo], ya no estamos bajo tutor.” (Gál. 3:25) El Instructor, Jesucristo, nombrado por Dios, se ha hecho cargo.

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