“Hogar dulce hogar”... en tiempos críticos
EL HOGAR es el refugio o abrigo donde la familia vive, reposa y trabaja junta con contentamiento. La familia feliz que tiene un espíritu gozoso hace que el “hogar” sea un lugar deleitable. Con el transcurso de los años hay experiencias familiares inolvidables, incidentes jocosos y actividades efectuadas en unión que se acumulan en memorias acariciadas del “hogar.” Cierta es la expresión de antaño —la expresión lírica de días en que las cosas marchaban a paso más lento— intitulada “Hogar, dulce hogar.” Rítmicamente la expresión lírica dice: “Placer palaciego pudiera halagar, mas aunque modesto, no hay como el hogar.”
Sí, “el hogar” es lo que lo hacemos. ¿Tiene usted recuerdos acariciados del hogar de su juventud? ¿Contribuyó usted en los días del pasado a lo placentero del hogar y su espíritu de felicidad? ¿Es su hogar un hogar feliz hoy? ¿Qué está haciendo usted hoy para que su hogar sea un lugar de paz y unidad? ¿O es su contribución, por otra parte, una que produce división, hasta alboroto y desintegración?
La Biblia muestra que toda familia en la Tierra debe su nombre al magnífico Creador de las familias, Jehová Dios. A él, apropiadamente, se doblan las rodillas en reverencia y oración. (Efe. 3:14, 15) Es el proceder de la sabiduría el seguir la senda que marca la Biblia hacia mantener unida nuestra familia en estos ‘días críticos.’ La Biblia señala claramente cómo hacer del “hogar” un lugar feliz donde todos los miembros cooperen en unidad con un espíritu sano, saludable. Esto contribuye al gozo familiar. Las familias felices y unidas atribuyen gloria y fortaleza a Jehová su Dios.—Sal. 96:7.
Una familia es en realidad un círculo de amigos unido por lazos de parentesco. El padre y la madre son las personas nombradas por Dios para la dirección de este círculo, en el cual están incluidos menores, los hijos. El círculo de la familia hoy está bajo ataque, un asalto o acometimiento intenso. Es un blanco al que se dispara como en el tiro de arcos, en el cual las flechas vuelan en tiro concentrado para dar en el mismo centro del blanco. Al asalto de él vienen el relumbre del materialismo y el deseo de comprar cosas nuevas cuya obtención está más allá de lo que permite el presupuesto familiar. Papá quisiera comprar un auto nuevo y brillante. Mamá quiere los aparatos más adelantados para la casa. Los niños desean controlar la televisión y pasan largas horas viendo nuevos programas de TV, con la alegación de que estos espectáculos no son perjudiciales. Dicen que sus amigos han visto los programas y que los padres de éstos los han aprobado. Los hijos exigen libertades peligrosas y se descuidan en cuanto a con quiénes se asocian.—1 Cor. 15:33.
Además, las malas interpretaciones o desavenencias entre los padres destrozan también la paz doméstica. Las esposas se quejan de que sus esposos no les hablan suficientemente y que se van por su propio camino. A los esposos les parece que las esposas son demasiado agresivas, de modo que a veces parece que están usurpando la jefatura del cabeza. En algunos casos los esposos hasta han abdicado su posición de cabeza. (1 Cor. 11:3) A los hijos les parece que se les regaña con demasiada frecuencia. (Pro. 22:15) El círculo familiar se atiranta con tensiones que finalmente causan rompimientos.
Esta es la clase de bombardeo constante que puede continuar día y noche contra la familia moderna en este mundo inestable. Habiendo llegado las familias al punto de rompimiento, de disolución, nuevos problemas surgen que amenazan toda la estructura social humana. ¿Ha llegado la situación a tal punto que sea imposible el funcionamiento de una familia unida? ¿Es demasiado difícil crear y mantener el saludable espíritu de familia, la actitud de lealtad y unión familiar? ¡De ninguna manera!