Preguntas de los lectores
● ¿Indica Hebreos 4:15, al decir que Jesús fue “probado,” que Dios no estuviera seguro de que su Hijo hubiera de resultar fiel?
No, pues nada en las Escrituras señala a ningún otro punto de vista sino al de que Jehová estaba seguro de que su Hijo mantendría integridad. En Hebreos 4:15 el punto que se procura comunicar es un asunto muy diferente; el texto dice: “Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado.”
Jehová había predicho que, en calidad de Mesías, su Hijo mantendría integridad a pesar de tener que experimentar sufrimiento. (Sal. 118:22; Isa. 53:3-7, 10-12) Dios tenía buenas razones para confiar en que su Hijo unigénito, aunque permanecería con libre albedrío, sería fiel bajo la prueba que se le impusiera.
Por milenios de asociación y experiencia con su Hijo, Jehová había llegado a conocerlo como nadie más lo conocía. (Mat. 11:27; Juan 10:14, 15) Dios estaba completamente familiarizado con la actitud mental y condición de corazón de su Hijo. (Rom. 15:5) Por ejemplo, aunque la Palabra era el preeminente entre los seres creados, no trató de lograr que lo adoraran, como hizo la criatura de espíritu que se convirtió en Satanás. (Fili. 2:5, 6) A diferencia de los ángeles desaforados que se rebelaron antes del Diluvio, el Hijo siempre procura agradar a su Padre. Por lo tanto, el apóstol Pablo aplica al Hijo las palabras del salmista, y dice: “Dios es tu trono para siempre, y cetro de rectitud es el cetro de tu reino. Amaste la justicia, y odiaste el desafuero.” (Heb. 1:8, 9; Sal. 45:6, 7) Además, él siempre se ha interesado en los seres humanos para el bien de éstos. (Pro. 8:30, 31) Y repetidas veces manifestó que confiaba en el Padre, y que tenía intensos deseos de hacer la voluntad de él. (Judas 9; compare con Juan 12:27, 28.) Así que, aun antes de que Jesús naciera como ser humano, Jehová podía estar seguro de que resultaría íntegro para con él.
Hay quienes han preguntado: “¿Qué hay si Jesús hubiese pecado?” Pero en realidad eso es especulación que no sirve de provecho alguno. Es contrario a los hechos. La realidad es que no pecó. La confianza de Jehová en él, confianza que reflejaba el conocimiento perfecto y la sabiduría de Dios, estuvo justificada.
Hebreos 4:15 enfoca nuestra atención en el hecho de que Jesús califica como Sumo Sacerdote celestial. Al haber llegado a ser un hombre perfecto igual a Adán y haber demostrado su fidelidad hasta la muerte, Jesús sirvió de rescate. (Heb. 2:9) Pero como ser humano también experimentó pruebas y frustraciones de la clase que experimentan los humanos que se esfuerzan por ser fieles, incluso los que serán llevados al cielo como “hermanos” y compañeros de Jesús en la gobernación. (Heb. 2:14-17) Él supo por experiencia lo que son el cansancio natural y los desengaños. Más todavía, se enfrentó a las pruebas del sufrimiento y las penalidades. Apropiadamente Pablo pudo decir que Cristo es “uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros.” De ese modo Jesús fue perfeccionado o capacitado para cumplir con la asignación de ser un Sumo Sacerdote que puede “condolerse de nuestras debilidades.” Aunque otros sumos sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios por sus propios pecados. Cristo como Sumo Sacerdote está “sin pecado.” No obstante, por medio de llegar a ser carne y sangre como nosotros, ‘puede tratarnos con moderación.’—Heb. 4:15, 16; 5:1, 2, 8; 7:28.
Consecuentemente, Hebreos 4:15 debería estimularnos. En vez de sugerir que Dios no tuviera confianza en su Hijo, debería edificar nuestra confianza en que los humanos pueden ser fieles a Jehová. Y debe darnos confianza en que al acercarnos a Jehová tenemos un Sumo Sacerdote compasivo y comprensivo que sirve en beneficio nuestro.