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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
w80 15/6 págs. 30-31

Preguntas de los lectores

● Antes de que yo estudiara la Biblia, mi esposa y yo nos habíamos divorciado, no debido a inmoralidad sino porque no nos llevábamos bien. Ahora soy cristiano. ¿Estoy libre, bíblicamente, para casarme de nuevo?

El que una persona en la situación que usted describe esté libre en sentido bíblico para volver a casarse depende de si el matrimonio ha llegado a su fin a los ojos de Dios.

Antes que usted llegara a ser cristiano, su matrimonio terminó legalmente, quizás sobre una base legal como la de incompatibilidad. Eso terminó el matrimonio desde el punto de vista del gobierno. Pero, apropiadamente, usted está interesado en si el Legislador Universal todavía ve a usted y a su anterior esposa como “una sola carne.”—Gén. 2:22-24.

Jesús dijo algo que nos ayuda a ver claramente la situación. Después de reconocer que se habían obtenido divorcios con diferentes razones como base para ello, él añadió: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación [griego, porneía], y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9; 5:32) Por eso, la única base bíblica para el divorcio que dejaría a la persona libre para volver a casarse es la de “fornicación” o porneía, la cual incluye adulterio u otra crasa inmoralidad sexual.

Por eso, si su esposa hubiera sido culpable de adulterio, usted habría tenido base bíblica para divorciarse. Si entonces usted se hubiera divorciado, fuera por motivo de adulterio o por algún otro motivo legal verdadero, usted y ella ya no hubieran sido “una sola carne.” Por el contrario, si usted hubiera cometido adulterio y su esposa hubiera optado por no perdonarle y hubiera obtenido un divorcio, ambos estarían libres en sentido bíblico.

Sin embargo, usted dice que no se había incurrido en inmoralidad antes del divorcio. Por lo tanto, en vista de lo que Jesús dijo, ¿qué razón habría para creer que el divorcio hubiera disuelto automáticamente el matrimonio a la vista de Dios? Aunque al abrazar el cristianismo la persona puede pedir el perdón de Dios por los pecados que haya cometido en el pasado, eso no quiere decir que las obligaciones y compromisos que la persona hubiera contraído en el pasado quedarían cancelados. (1 Juan 1:7; 1 Cor. 6:9-11) Por ejemplo: Usted quizás haya tomado dinero prestado de un amigo, y haya concordado en hacerle pagos regulares. Luego usted llega a ser cristiano. ¿Cancelaría eso la deuda? Difícilmente. Después de aprender el punto de vista de Dios sobre el pagar las deudas, usted probablemente se sentiría aún más obligado a pagarlas. (Sal. 37:21; 15:4; 112:5) De modo similar puede ser respecto al matrimonio. Cuando usted se casó, Dios comenzó a ver a usted y a su cónyuge como “una sola carne.” Por eso, pregúntese: ¿Hay base alguna para que Dios haya dejado de vernos de ese modo?

Quizás la haya. Puede que desde que ustedes se divorciaron haya ocurrido algo que pueda haber terminado el matrimonio a los ojos de Dios. Podemos comprender por qué eso es así al considerar el asunto a la luz de lo que Jesús dijo, según se registra en Mateo 19:9. Aunque usted no hubiera cometido inmoralidad entonces, si su esposa se divorció de usted y luego usted sí cometió “fornicación,” el matrimonio puede considerarse terminado. Ella lo rechazó a usted, y luego surgió la base bíblica para que ya no fueran “una sola carne.” Por otro lado, quizás ella haya sido la culpable de cometer “fornicación” después del divorcio. Como reconoció Jesús, en medio de esas circunstancias el matrimonio puede verse como terminado a la vista de Dios, pues hay un divorcio y ahora usted, el cónyuge inocente, ha suministrado prueba de que ella ha sido inmoral.

Por consiguiente, en un caso como el que usted nos presenta, lo que haya sucedido o lo que no haya sucedido desde el divorcio puede ser el factor determinante en asegurar si a la vista de Dios ustedes dos son todavía “una sola carne.”

Si usted determina que desde el punto de vista de Dios no está bíblicamente libre para volver a casarse, ¿qué puede hacer? Una posibilidad pudiera ser la de tratar de compartir las verdades bíblicas que usted sabe con su cónyuge de quien se ha divorciado. Quizás usted pueda ayudarla a ver que la Biblia puede transformar personalidades y traer felicidad a personas que antes han experimentado problemas en la vida. Pero si ustedes deciden reconciliarse, sería apropiado que se casaran legalmente para que su unión sea honorable a la vista de todos.—Heb. 13:4.

Si en la actualidad ella no está dispuesta a reconciliarse, continúe viviendo una vida moralmente casta, como evidentemente lo ha estado haciendo. (Sant. 3:17; 1 Tes. 4:3-5) El apóstol Pablo explicó que los que viven sin cónyuge están en condiciones de usar su tiempo y libertad de manera excelente por medio de ocuparse en la adoración verdadera.a (1 Cor. 7:29-35) El estar continuamente asociado con la congregación cristiana y mantenerse ocupado en la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios proporciona mucha satisfacción y muchas bendiciones.

● ¿Cuál fue el “galardón” de que disfrutó el apóstol Pablo por proclamar las “buenas nuevas” voluntariamente?

El apóstol declaró: “Si hago esto de buena voluntad, tengo galardón; mas si lo hago contrario a mi voluntad, de todos modos tengo encomendada a mí una mayordomía.” (1 Cor. 9:17) Un examen del contenido aclara lo que Pablo tenía presente.

En todo el capítulo 9 de 1 Corintios el apóstol recalcó el hecho de que él no se había aprovechado del derecho que tenía de abstenerse de hacer trabajo seglar y ‘vivir de las buenas nuevas.’ (1Co 9 Vs. 14) Basándose en las realidades de la vida diaria, la ley mosaica y lo que Jesucristo mismo ordenó, el apóstol aclaró que era apropiado recibir sostén material por la obra para el adelanto de las “buenas nuevas.”

Puesto que Pablo, de su propia voluntad, renunció a aquel derecho y optó por encargarse de su propio sostén material, el galardón que recibía era el gozo y la satisfacción que provenían de seguir este proceder. Su conciencia limpia le permitía señalar al ejemplo de altruismo que daba mientras trabajaba por el bien espiritual de otros. Nadie podía acusarlo de haber obtenido ganancia material para sí por medio de las “buenas nuevas.” Como persona a quien se había encomendado una comisión sagrada, una mayordomía, no había abusado de su autoridad. Por eso podía decir: “¿Cuál, pues, es mi galardón? Que al declarar las buenas nuevas proporcione las buenas nuevas sin costo, a fin de no abusar de mi autoridad en las buenas nuevas.”—1 Cor. 9:18.

[Nota a pie de página]

a Vea ¡Despertad! del 8 de marzo de 1973, págs. 5-8 y La Atalaya del 15 de septiembre de 1977, págs. 552-557.

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