La Palabra de Dios tiene poder
La Biblia puede tener vigoroso efecto en la vida de uno. Lo tuvo en el caso de Dionisio, quien vive en la parte central de Panamá.
En 1973, Dionisio oyó que algunas personas estaban predicando la Biblia en las cercanías de donde él vivía y fue en busca de ellas. Encontró a un grupo de testigos de Jehová que pertenecían a una congregación cuyo centro de actividades estaba a varios kilómetros de distancia. De estos proclamadores del Reino obtuvo varias publicaciones, incluso el pequeño folleto “Bosquejos para sermones.”
Mientras más usaba Dionisio este folleto y buscaba los textos alistados en éste, más se interesaba en el mensaje de la Biblia. De hecho, comenzó a usar el folleto para pronunciar “sermones” a miembros de su familia y vecinos. Pronto estuvo conduciendo un estudio bíblico con un vecino y la familia de éste, usando tan solo las Escrituras y el “Bosquejos para sermones.”
En cierta ocasión, un predicador de la localidad invitó a Dionisio a acompañarle cuando el predicador fue a visitar y “sanar” a un enfermo. Primero, el predicador derramó aceite sobre la persona enferma. Luego le pidió a Dionisio que pronunciara un discurso, lo cual Dionisio hizo con la ayuda del “Bosquejos para sermones.” Por supuesto, el enfermo no se curó instantáneamente, y esto hizo que Dionisio considerara seriamente la diferencia que hay entre las enseñanzas sectarias y la Biblia.
Desde aquel momento en adelante, Dionisio fue progresando espiritualmente, y los Testigos le daban ayuda cada vez que volvían a aquella zona. Cuando Dionisio se casó con la que había sido su compañera sin los beneficios del matrimonio, ella comenzó a estudiar la Biblia con él. Con el tiempo, ella estuvo preparándose para bautizarse en símbolo de su dedicación a Jehová Dios. ¿Y qué hay de Dionisio? La Palabra de Dios ciertamente ha tenido poder en su vida, y Dionisio ahora sirve a Jehová felizmente junto con otros Testigos en la pequeña congregación de su localidad.