De odio a amor cristiano

JESUCRISTO dijo con relación a sus seguidores verdaderos: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) Aun personas que han llegado a ser cristianos genuinos se han odiado anteriormente. Solo Jehová Dios puede haberles ayudado a cambiar de actitud. La prueba de esto se hace patente en la siguiente experiencia que viene de una isla del Caribe:

“Yo estaba entre los líderes de cierto partido político interesado en ver un cambio de gobierno. Utilizábamos diversos medios para obtener el fin que buscábamos, y por eso llegué a enterarme de que se había asignado a un detective para que me siguiera y me prendiera. Puesto que me enteré de lo que estaba sucediendo, yo estaba listo y alerta por si aparecía esta persona. Si hubiera tenido que enfrentarme a él, no sé qué habría pasado, pero fácilmente pudiera haber ocurrido una tragedia. En mi corazón comencé a odiarlo como símbolo de aquello contra lo cual yo estaba. Sin embargo, fui a Nueva York y allí comencé a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Dejé mis asociaciones y afiliaciones anteriores con el partido político y cambié de vida para servir a Jehová.”

Con el tiempo, este hombre regresó a su país natal. Nos dice:

“Un día me hallaba trabajando en una asamblea [de los testigos de Jehová] y, puesto que era cocinero, estaba ayudando en la cocina. Alguien me preguntó: ‘Oiga, hermano B——, ¿cómo aprendió usted la verdad?’ Comencé a explicarle y le mencioné lo agradecido que estaba a Jehová por no haber conocido nunca al detective que me había estado siguiendo, porque algo terrible pudiera haber sucedido. En ese momento, otro hermano que había estado lavando ollas y sartenes vino apresurado adonde mí y me preguntó: ‘¿Es usted el hermano B——?’ ‘Sí,’ le contesté, y él dijo: ‘¿Sabe usted quién soy yo? Yo fui detective, y soy el que fue asignado a prenderlo.’

“¡Imagínese lo que pasó entonces! Nos dimos un apretón de manos, un abrazo y palmadas en la espalda. Lloramos de felicidad. Más que nunca antes la cocina se convirtió en un lugar de gozo y felicidad cuando todos los que se hallaban allí, dejando de trabajar, se unieron a la ocasión especial. Allí, en la cocina de la asamblea, había prueba viviente de que el odio puede convertirse en amor por el poder del espíritu de Jehová y Su bondad amorosa.”