La familia en un mundo incrédulo
La Biblia tiene mucho que decir sobre la familia. Dice que ésta debe basarse en el amor y que envuelve el compromiso permanente que contraen entre sí y para con sus hijos dos personas (Mateo 19:4-6). Seis mil años de experiencia humana han demostrado el valor de la familia hasta en medio de sociedades que ni conocían la Biblia ni seguían sus principios.
No obstante, muchos jóvenes, al notar lo que aparece en los periódicos, los libros y la televisión, han llegado a dudar del valor del matrimonio hoy día. Algunos consideran que el matrimonio es restrictivo y piensan que el ser moralmente fiel a otra persona limita su “libertad”. Porque dudan de las normas morales de antaño, respaldan una “nueva” moralidad... que en realidad no es nada más que la vieja inmoralidad con un nuevo nombre. Viven con alguien sin verdaderamente comprometerse a edificar una vida de amor, confianza y unidad.
El tiempo pasa. Ellos envejecen. Entonces, cuando realmente necesitan la lealtad y el apoyo que debían haber desarrollado, a menudo se encuentran echados a un lado, solos y con el corazón destrozado. Solo entonces se dan cuenta de que la otra persona tampoco había hecho ningún compromiso ni tenía intención de corresponder a su amor, devoción y tiempo cuando éstos fueran realmente necesarios.
Dios sabe cómo estamos hechos. Conoce qué es lo mejor para nosotros. No se puede hacer caso omiso de Sus principios morales ni echarlos a un lado sin que se sufran serias consecuencias. Este es un hecho, prescindiendo de lo que diga un mundo incrédulo.