“Recetas para la buena crianza de un niño feliz”
CON ese encabezamiento la revista Medical Aspects of Human Sexuality (Aspectos médicos de la sexualidad humana) publicó un artículo en que la Dra. Irene Jakab, catedrática de siquiatría, mencionó lo que ella creía necesario para criar a un niño que llegue a ser un adulto que tenga éxito en la vida. Entre los ingredientes de sus “recetas” estaba la necesidad de que los padres amen al niño, le orienten en cuanto a lo que es correcto y lo que es incorrecto y le enseñen a tomar decisiones. Creía categóricamente que entre las “recetas” no debería haber mal genio, perfeccionismo, angustia extrema ni permisividad por parte de los padres.
Hasta lo que abarcan, las “recetas” de la Dra. Jakab son bastante sanas. En realidad la Biblia dio consejo similar a los padres miles de años atrás. (Véase, por ejemplo, Proverbios 4:1; 13:24; 22:6; Colosenses 3:21.) Sin embargo, la Biblia incluye un ingrediente que la profesora Jakab omitió: la importancia vital de enseñar a los hijos a amar a su Creador y a familiarizarse con su Palabra. El apóstol Pablo escribió: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová”. (Efesios 6:4; Deuteronomio 6:4-7.)
Sin ese adiestramiento, bien puede ser que los niños crezcan sin ancla moral. El resultado pudiera ser desastroso en este mundo inmoral y corrupto.