La caja de preguntas
● ¿Podría el imitar las modas extremas de vestir y asearse resultar en la restricción o negación de privilegios de servicio?
Sí. La Biblia muestra que los que disfrutan de privilegios como siervos —y los mismos principios aplican a los precursores— deben ser de conducta ejemplar, “moderados en los hábitos” y “libres de acusación.” A los ancianos y a los jóvenes se les exhorta a ser “de juicio sano” y “reverentes en su comportamiento” “para que no se hable injuriosamente” de la Palabra de Dios. A las mujeres cristianas se les exhorta a que “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio.”—1 Tim. 3:2, 10; 2:9, 10; Tito 2:1-5.
Todos los cristianos fieles saben que la limpieza, la pulcritud y la moderación le dan realce al mensaje que llevan. Por lo tanto, manifiestan ser razonables al vestir en armonía con lo que afirman ser: ministros de Dios. ¿Acaso desearían éstos deslustrar la reputación inmaculada de Jehová imitando modas extremas de vestirse o peinarse que caracterizan a los elementos rebeldes de la sociedad? Al contrario, deben vestir moderada e inconspicuamente para que, por su apariencia no llamen atención especial a sí mismos en vez de a las buenas nuevas que predican, subrayando innecesariamente el sexo o haciendo que otros se sientan incómodos. Lo prudente es no hacerse figuras de controversia y, comprensiblemente, hacer tropezar a algunos. Vea “La Atalaya” del 15 de marzo de 1967, página 190; 1 de septiembre de 1968, página 543.
En vista de lo susodicho, se puede comprender que los que imitan a los mundanos en modas extremas de vestir y asearse no manifiestan la madurez cristiana que se requiere para privilegios de servicio especiales. Aunque la manera de vestir y asearse uno son asuntos personales, la organización tiene que decidir, en armonía con los principios bíblicos, quiénes la representarán como siervos en la plataforma y como precursores. El comité de la congregación tiene la responsabilidad de tratar estos asuntos y, cuando sea necesario, de informar a la Sociedad. Por supuesto, los del comité deben mantener un punto de vista equilibrado, guiados por la posición moderada de la Biblia, más bien que por gustos personales o normas austeras. Ellos también deben tener en cuenta lo que se considera respetable en la comunidad en cuanto a vestido y aseo. Por no ser apresurados en su manera de obrar, darán consejo amoroso, explicando por qué se recomiendan cambios razonables, o por qué pudieran imponerse restricciones por ahora. Vea el libro “Lámpara,” páginas 115, 116, 119, 195, 196.
Especialmente los siervos y precursores deben ser hermanos y hermanas que cuadran con las normas moderadas de la Biblia, que tienen reputaciones que no son simplemente tolerables, sino ejemplares. Los que son ejemplares dejan buenas impresiones, atrayendo a otros de la comunidad a las “buenas nuevas,” y demuestran que satisfacen los requisitos para privilegios de servicio especiales.