¡La puerta todavía está abierta!
1 En nuestra última asamblea de distrito uno de los dramas nos recordó que, en los días de Noé, cuando la oportunidad para que otros obtuvieran salvación en el arca terminó Jehová lo puso de manifiesto. No fue Noé quien cerró la puerta. Después que Noé y su familia, junto con los especímenes de pájaros y animales, habían entrado en el arca al tiempo señalado, entonces, como dice la Biblia: “Jehová cerró tras él la puerta.”—Gén. 7:16.
2 ¿Qué hay en cuanto a nuestro día? Ahora el paraíso espiritual es el arca antitípica, la provisión de Jehová para sobrevivir. Aunque hubo un tiempo cuando la clase ungida no comprendía que una “grande muchedumbre” de personas que tendrían en mira la vida eterna en la Tierra serían recogidas a este lugar de seguridad, ese recogimiento se está efectuando ahora. (Isa. 55:5) Hasta este mismísimo tiempo grandes cantidades de tales personas están obteniendo entrada al paraíso espiritual. Tan solo durante el último año de servicio, 295.073 personas se bautizaron en símbolo de su dedicación a Jehová por medio de Jesucristo, el Noé Mayor. ¡Es obvio que la puerta todavía está abierta!
3 ¡Qué inadecuado sería el que uno de nosotros se esforzara de hecho por cerrar la puerta prematuramente aflojando el paso en la predicación de las buenas nuevas! La voluntad de Dios es que “hombres de toda clase sean salvos y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3, 4) El recogimiento de los últimos meses muestra que todavía queda obra por hacer. Somos bendecidos cuando trabajamos diligentemente y dependemos constantemente de Jehová, el Oidor de la oración. Y tenemos la oportunidad de hacer eso durante mayo ofreciendo en el servicio del campo un libro que considera en detalles el paraíso espiritual y cómo entrar en él. Éste es el nuevo libro ¡El hombre al umbral de ser salvo de la angustia mundial! Ofrezcámoslo a otros con entusiasmo.
4 Por supuesto, animamos a las personas interesadas a hacer más que sencillamente mirar al paraíso espiritual. Cierto, es deleitable leer acerca de él. Es refrescante asistir a las reuniones en el Salón del Reino, asociarse con personas que producen el fruto característico de ese paraíso. Pero para establecerse como residentes de ese paraíso espiritual, tienen que comprometerse, reconociendo que: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Rev. 7:10; vea también los Rev. 7 versículos 16, 17.) Esto envuelve la dedicación, el símbolo público de la inmersión en agua. ¿Se ha comprometido usted de esta manera? Este no es el tiempo de posponer esa dedicación a Jehová Dios.—Mat. 28:19, 20.
5 Una vez dentro, necesitamos estar seguros de que permaneceremos allí. Esto incluye el someternos al Rey del paraíso espiritual, Jesucristo, y trabajar en armonía genuina con otros que moran allí. La genuina cooperación altruista debe caracterizar todos los tratos que tengamos los unos con los otros. A diferencia del mundo, nuestro interés no debe ser el de buscar nuestro propio interés, sino promover de toda alma la edificación del paraíso espiritual. (1 Cor. 10:24; Fili. 2:1-4) Así nos sentimos cuando reconocemos que somos una sola congregación bajo Jesucristo.
6 Por medio de personalmente reflejar el fruto piadoso y también por nuestro celo al predicar y hacer discípulos, que todos ayudemos a tantos como sea posible a entrar en el arca antitípica mientras la oportunidad todavía está abierta.
Dependan constantemente del Oidor de la oración.