Presentando las buenas nuevas... como maestro y hacedor de discípulos
1 La manera principal de ayudar a la gente a obtener conocimiento exacto de la verdad es conduciendo estudios bíblicos. No todos nuestros esfuerzos a este respecto serán eficaces, tal como no todos los corazones responden a la verdad, como Jesús explicó en la parábola del sembrador. Sin embargo, mientras mayor sea el esfuerzo que hacemos, mayores los resultados que se obtendrán.—Mat. 13:18-23; Ecl. 11:6.
2 Si a usted le gustaría conducir un estudio bíblico, pregúntese: ¿Cuándo fue la última vez que me ofrecí para estudiar con alguien? ¿Cuántas veces lo he sugerido durante el mes pasado? Si usted sugirió un estudio bíblico, ¿trató de empezarlo en ese mismo momento, o dijo que lo demostraría en otra oportunidad? Mientras más hablamos acerca de la posibilidad y tratamos de demostrarlo AHORA, más probable es que tengamos el gozo de comenzar un estudio bíblico.
3 Puesto que algunos de nosotros quizás presentemos el libro La verdad durante este mes y puesto que muchas personas ya lo tienen, considere cómo usted pudiera comenzar un estudio usando esta publicación. La mayoría de las personas se complacen en hablar acerca de un tema que les interese. ¿Es “Edificando una vida de familia feliz”? Entonces el capítulo 20 suministraría excelente material y textos bíblicos que se pueden considerar. Si están interesados en las expectativas para el futuro, usted pudiera usar el capítulo 1, “¡Se acercan grandiosas bendiciones procedentes de Dios!” O quizás se interesen en la pregunta del capítulo 8, “¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad hasta nuestro día?” Sea lo que sea, consideremos lo que les interese a ellos, animándoles a usar su Biblia a medida que lo hacemos.
4 Algunos hallan que los amos de casa no aceptan la oferta de un “estudio” bíblico con la misma facilidad con que aceptan la oferta de demostrarles lo muy interesante que puede ser una “consideración bíblica” del tema que ellos escojan. Entonces les dejan elegir el tema que más les interese a ellos. Usted pudiera preguntar qué entienden ellos acerca del tema, con las mismas palabras de Jesús: “¿Qué les parece?” Puede invitarlos a usar su propia Biblia para que vean lo que las Escrituras dicen en cuanto al tema, pasando a considerar el material en el capítulo, buscando los textos bíblicos con ellos y ayudándoles a hallar las respuestas a las preguntas. ¿Por qué no lo practica con alguien de su familia y ve cuán fácil puede ser?
5 Al conducir un estudio, sea paciente. Trate de lograr que el estudiante exprese el entendimiento correcto por medio de considerar las Escrituras en vez de decirle cuál es la respuesta. Trate de razonar con él a fin de que declare el punto en sus propias palabras en vez de sencillamente hallar la respuesta en el párrafo. No se preocupe por tratar de abarcar cierta cantidad de material en una hora. No todos toman el mismo tiempo en aprender. El primer paso es entender el material, pero el hacer que éste penetre en el corazón es esencial y esto a menudo toma un poco más de tiempo.—Mat. 22:37.
6 Algunos hermanos informan que muchas personas que han estudiado y que están deseosas de bautizarse todavía tienen que aprender mucho acerca de la verdad. Quizás han estudiado el libro La verdad sin verdaderamente entender muy bien algunas cosas en él. La paciencia, la repetición y el repaso serán útiles. Es posible que agradezcan el que usted continúe estudiando con ellos aún después de su bautismo.
7 La necesidad de aprender bien la verdad aplica también a los que asisten a los estudios de familia. Nuestros hijos pueden llegar a ser maestros y hacedores de discípulos. ¿Anima usted a sus hijos a decir lo que aprenden en sus propias palabras, ayudándoles a pensar sobre ello y hablar acerca de ellos? ¿O se contenta usted con que ellos puedan hallar una línea o dos que contesten la pregunta? ¿Repasa usted con ellos las cosas que han estudiado antes? ¿Pueden decirle la respuesta al final del estudio sin buscarla en el material? En este caso también, la paciencia, la repetición y el repaso son útiles.
8 Un estudio bien conducido incluye preparación para el servicio. Ayude a la persona a ver cómo puede compartir las cosas que está aprendiendo con sus amigos, vecinos y parientes, y anímela a hacerlo. Considere la necesidad de ponerse firmemente a favor de lo que cree aunque otros no respondan favorablemente. (Mat. 10:36, 37) Haga planes para llevarla consigo en la obra de hacer discípulos cuando crea que esté lista para ello. Al hacer todas estas cosas mostraremos que verdaderamente somos maestros y hacedores de discípulos, y Jehová bendecirá nuestros esfuerzos por ayudar a otros.—1 Cor. 3:7.