“Que todas las cosas se efectúen decentemente”
1 El apóstol Pablo era una persona ordenada. Él quería ver que ‘todas las cosas se efectuaran decentemente [“con buena conducta,” Int.].’ (1 Cor. 14:40) Hoy día hacemos bien en seguir los principios envueltos en las palabras de Pablo en toda nuestra conducta.
2 Por ejemplo, ¿cómo se sienten los visitantes cuando entran al Salón del Reino? ¿Se les hace sentir bienvenidos, cómodos? ¿Suelen los primeros que vienen a saludarlos presentárselos a otros miembros de la congregación? O, ¿entran desapercibidos debido a que todo el mundo está conversando? A veces los publicadores se envuelven tanto en las conversaciones que entablan con otros que no notan cuando una persona nueva entra al Salón del Reino, ni saludan a los hermanos cuando éstos visitan. A este respecto, ¿pudiéramos arreglar de mejor manera nuestros asuntos?
3 Además, en algunos Salones del Reino se ha notado que los niños pudieran comportarse de manera más apropiada. Algunos se ponen a correr por el Salón del Reino. Otros se ponen a hablar en voz alta fuera del Salón del Reino y molestan a los vecinos. Por supuesto, los padres deben tomar la delantera y corregir tal conducta supervisando a sus hijos, comenzando su entrenamiento en el hogar. Pero los ancianos también tienen la responsabilidad de prestar ayuda a los que la necesitan.
4 A muchos niños se les permite hacer frecuentes viajes al excusado o al surtidor de agua durante las reuniones. La cuenta que una congregación hizo reveló que 40 de los 120 presentes dejaron la reunión para ir al excusado o al surtidor de agua. Además, algunos ancianos se ponen a andar por el Salón durante las reuniones. Tal vez pudiéramos evitar el dejar nuestros asientos innecesariamente aun durante los cánticos y oraciones puesto que éstos son parte de nuestra adoración a Jehová. Algunos pueden participar en recreación por tal vez una hora o más, y no sienten la necesidad de dejar tal actividad. ¿No es más importante apreciar los asuntos espirituales y las reuniones y permanecer en nuestros asientos mientras éstas se están efectuando?
5 En algunos Salones del Reino las sillas han sido dañadas. Algunas han sido marcadas con instrumentos de escribir. Los forros de otras han sido rasgados o cortados. Además, se ha dejado los excusados en una condición desordenada. ¿Sería posible dar a estos asuntos más atención de la que le estamos dando al presente? ¿Nos enorgullecemos de mostrar nuestro Salón del Reino a los visitantes y a las personas nuevas porque se le mantiene limpio y en buen estado de reparación, o vacilamos en hacerlo debido a su pobre condición?
6 Tal vez todos pudiéramos dar atención a estos asuntos. Es nuestra responsabilidad el ver que la casa de adoración a Jehová se mantenga limpia. Queremos que todos se sientan atraídos al Salón del Reino debido a su limpieza y buena condición, tanto en su interior como en su exterior, y también debido a la buena conducta que se manifiesta en su interior. A los testigos de Jehová se les ha notado por su buen decoro dondequiera que van en el mundo. Seguramente no queremos perder esa excelente reputación. Por lo tanto, que todos nos interesemos en nuestra conducta a fin de que ésta pueda traer gloria a nuestro Padre Celestial, Jehová.—1 Ped. 2:12.