Presentando las buenas nuevas... por medio de desarrollar conversaciones con buen tacto
1 ¿Qué podríamos tener en mente que nos ayude a desarrollar conversaciones con buen tacto? Nuestra propia actitud es muy importante. Algunas personas pueden comenzar una conversación hablando de los propósitos de Dios y entonces haciendo una pausa para que el amo de casa se exprese. Otros encuentran que cuando hacen esto el amo de casa quizás escuche cortésmente, pero tienen dificultad en envolverlo en la conversación. Si usted se halla en esta última categoría, ¿por qué no hace algunas preguntas discretas para estimular al amo de casa a participar?
2 Por supuesto, al hacer una pregunta usted no sabe lo que el amo de casa responderá y por eso debe estar listo para adaptar su tema en armonía con la respuesta. Cuando los comentarios que usted hace al responder muestran que reconoce el punto de vista del amo de casa, quizás esté en camino a disfrutar de una conversación animada. Trate de mantenerla por medio de introducir más información bíblica que trate de los intereses de él, o por medio de hacer más preguntas consideradas.
3 Comience su conversación con cosas que cree que le serán de interés al amo de casa, mostrando brevemente el problema y mostrando la solución bíblica. Cuando él haga alguna observación, comente sobre lo que él diga para que sepa que usted está escuchando. Su interés en los pensamientos de él y en las razones por las cuales piensa de esa manera lo animarán a continuar conversando con usted. Esfuércese por hallar puntos en común y enfatícelos. Recuerde, en la mayoría de los casos solo tendrá pocos minutos para hablar. Así que, aunque usted quizás no pueda estar de acuerdo con todo lo que él dice, usualmente no es bueno estar pronto a criticar su punto de vista. Más bien, mantenga positiva la conversación por medio de dar énfasis a las bendiciones del Reino de Dios como la solución que la Biblia ofrece a los problemas del hombre.
4 Cuando surja un punto de vista en que difieran, puede considerarlo como un asunto de interés mutuo. Hasta puede decir que se alegra de que él haya mencionado el asunto. Considérelo como la clave para continuar la conversación. Si el amo de casa está dispuesto a razonar, hasta pudiera preguntar, “¿Ha pensado alguna vez en ello desde este punto de vista?” Entonces, pudiera compartir un texto bíblico que muestre lo que la Palabra de Dios dice sobre el asunto. Si ve que no puede hacerle entender o que la persona es irrazonable, no insista en que él o ella acepte lo que usted ha dicho. Más bien, sería mejor concluir con uno o dos comentarios amigables, y así, preparar el terreno para volver a presentarle las buenas nuevas en el futuro.—Pro. 12:8, 18.
5 Al iniciar una conversación trate de hacer de ello una experiencia placentera para el amo de casa. En lo que dependa de usted, esfuércese por dejar con la persona una impresión favorable, y si es posible, lograr que su actitud para con Dios, su Palabra y sus siervos sea más favorable que la que tenía antes de que usted lo visitara. De esta manera aun si inicialmente no tiene éxito en tocar su corazón, puede que la próxima vez sea más receptivo.