Carta de la Sucursal
Estimados publicadores:
Aquí en Betel ciertamente hemos disfrutado de asistir a una de las 20 Asambleas Internacionales “Fe Victoriosa” que se han celebrado por todos los Estados Unidos. Nos animó mucho el estar presentes en diversas asambleas con muchos de ustedes, amigos, tanto viejos como nuevos, de lugares lejanos y cercanos. Les alegrará saber que en los Estados Unidos continentales hubo una concurrencia máxima de 785.051 personas y que 5.539 personas se bautizaron.
Las asambleas nos suministraron mucho en lo cual pensar, ¿no es cierto? La mañana del servicio del campo del viernes también fue un deleite. De hecho, “al que pusieron a cargo de mucho, le exigirán más de lo acostumbrado,” y por eso fue sumamente apropiado el que los discursos durante las sesiones de la mañana y la tarde de un día entero se dedicaran a considerar las necesidades de los ancianos, los cuales ascienden a unos 45.000 en este país.—Luc. 12:48.
Los ancianos especialmente apreciaron la bondadosa admonición de seguir examinándose a sí mismos en cuanto a su actitud para con su asignación, su espiritualidad y el ejemplo que dan en su obra de evangelización, asuntos de moralidad y firmeza por los principios rectos. Uno de ellos dijo: “El programa del miércoles fue para mí. Ahora puedo ver cómo efectuar todos mis deberes y ser equilibrado como persona y cabeza de familia.”
¿Le animó a usted el enterarse de que durante el año pasado casi 28.000 personas se bautizaron en los Estados Unidos y que se condujeron 273.000 estudios cada mes? Nos alegramos de tener a estos nuevos en medio de nosotros. Aunque se nos recordó que todos podemos tener una parte en ayudarlos, fácilmente podemos ver la gran responsabilidad que los ancianos tienen en esta zona en la que pueden mostrar su cuidado e interés genuino por el rebaño.
Nos emocionó oír que 60 por ciento de una congregación de Colorado y 59 personas de una congregación de Illinois sirvieron de precursores auxiliares como resultado de la excelente dirección que los ancianos dieron en la obra de evangelizar. Esto nos recordó que los ancianos deben usar su “habilidad para enseñar” para ayudar a sus compañeros cristianos a participar eficazmente en la obra de evangelizar. Que todos meditemos en este consejo excelente y nos hagamos “hacedores de la palabra.”—Sant. 1:22-25.
Sus hermanos,
LA OFICINA DE SUCURSAL DE BROOKLYN