¿Es edificante su habla?
1 ¿Por qué nos sentimos más atraídos a algunas personas que a otras? A menudo se debe a que los pensamientos y la conversación de tales personas son edificantes y por eso son personas alegres que dan ánimo. Entonces, ¿cómo podemos aprovechar bien en nuestro ministerio tal observación? Una manera es por medio de asegurarnos de que nuestras conversaciones en las puertas tengan el rasgo distintivo de ser edificantes. La clase de conversación que es edificante y enfatiza los aspectos positivos de la verdad contribuirá más a atraer a otras personas que la clase de conversación que es negativa.
2 Cierto, es necesario exponer o desenmascarar las doctrinas religiosas falsas y señalar las malas acciones del mundo. Además, los juicios de Jehová tienen que darse a conocer y tenemos que dar advertencia en cuanto a la destrucción del Armagedón. Pero no es necesario extenderse en estas cosas hasta el punto de llegar a eclipsar las bendiciones del nuevo orden de Dios, acerca de las cuales anhelan escuchar los amadores de la justicia.
3 De modo que, ¿por qué no tratar siempre de ser verdaderamente edificantes en nuestro ministerio del campo? Tengamos presente la comisión que se halla en Isaías 61. Ahí, entre otras cosas, se nos dice que ‘vendemos a los quebrantados de corazón’ y ‘consolemos a todos los que están de duelo.’ Esto se hace por medio de hablar con alegría sobre las muchas cosas buenas que Dios ha prometido para los que lo aman. Hablemos sobre la felicidad que se puede adquirir ahora al conocer y hacer la voluntad divina, y sobre los gozos eternos que han de experimentarse después del Armagedón. Éstas son las cosas que debemos hacer resaltar.
4 Para lograr esto necesitamos tener buen equilibrio. Por ejemplo, al hablar sobre el Armagedón y sus resultados destructivos, podemos entrelazar hábilmente una explicación de cómo el Reino hará que venga un nuevo orden de cosas. En nuestro tema de conversación quizás hablemos sobre los tiempos críticos en que vivimos. Al hacerlo, podemos hablar brevemente sobre la maldad, pero a la misma vez podemos dar énfasis a cómo es ésta una señal de que estamos en los últimos días y cumple profecía. El cumplimiento de la profecía, a su vez, prueba que el reino de Dios está cerca. Así, las nuevas que traemos son buenas nuevas.
5 No solo debemos compartir material edificante con la gente del territorio, sino que debemos ser entusiastas y positivos al presentarlo. En Hechos 4:31 se nos dice que los cristianos primitivos “hablaban la palabra de Dios con denuedo.” Tenían la verdad y lo sabían, así que hablaron con convicción. Nosotros también debemos hacerlo.
6 El tener presente estas ideas en todo momento nos dará la seguridad de que nuestra habla es edificante, no solo en el ministerio del campo, sino en todas nuestras conversaciones.—Col 4:6.