Atendamos las necesidades especiales de los sordos
1 Se está atrayendo al Pastor Excelente un número creciente de personas sordas que alcanzan una relación de siervos dedicados de Jehová Dios. (Juan 10:3, 11.) Los demás miembros de la congregación, especialmente los ancianos, deben estar alerta a las necesidades de los hermanos sordos.
2 Necesidades de los sordos: Cuando hay disponibles intérpretes cualificados, estos interpretan las reuniones en lenguaje por señas. Si nadie de la congregación conoce este lenguaje, se puede dirigir a los sordos a una congregación cercana que ofrezca este servicio. Si no hay ninguna en la zona, se puede designar a varios publicadores para que se sienten por turnos con estas personas y compartan con ellas notas sobre los puntos principales que se tratan en la reunión.
3 En el circuito y en la congregación: El superintendente de circuito es responsable de la coordinación del servicio de interpretación en lenguaje por señas de las asambleas de circuito y los días especiales de asamblea. Se puede escoger a un anciano o a un siervo ministerial como coordinador. Pueden asignarse hermanos y hermanas capacitados de conducta ejemplar para participar en la interpretación del programa de la asamblea. El mismo principio puede seguirse en la congregación para atender apropiadamente las necesidades de los sordos.
4 Es preferible que los sordos se sienten, tanto en la congregación como en las asambleas de circuito, en un lugar desde donde puedan ver a la vez al intérprete y la plataforma. En las reuniones de la congregación es preferible que el intérprete esté sentado, si el número de sordos es pequeño. Los ancianos pueden consultar a un hermano sordo maduro para que les recomiende cómo puede sentarse el grupo.
5 Si hay algún anciano o siervo ministerial que sea un buen intérprete y suficientes hermanos sordos, pueden celebrarse algunas reuniones en lenguaje por señas. Se puede empezar por el Estudio de Libro. Si la congregación quiere celebrar cualquiera de las otras reuniones semanales en lenguaje por señas (o en cualquier otro idioma que no sea el español), los ancianos deben informarlo a la Sociedad. (En este país la mayoría de los sordos prefieren el lenguaje por señas americano.)
6 Aunque la comunicación entre los sordos y los que oyen requiere esfuerzo por ambas partes, todos los miembros de la congregación deben hacer todo lo posible por familiarizarse unos con otros de modo que pueda producirse un verdadero intercambio de estímulo. (Heb. 10:24.) Este espíritu entre los hermanos hará que todos los nuevos se sientan bienvenidos.