Demos buen uso a las hojas sueltas
1 Las hojas sueltas de la congregación son útiles para informar a la comunidad de la dirección del Salón del Reino y el horario de reuniones. Sería bueno dar una a toda persona con quien nos pongamos en contacto. Con ese fin, cada congregación debe mantener existencias suficientes. Las congregaciones que cambian anualmente los horarios, en enero, deben pedir hojas nuevas en el mes de octubre del año anterior, empleando para ello el formulario Pedido de hojas sueltas, de modo que siempre tengan a mano hojas con los horarios actuales. Una vez obtenidas, ¿cómo podemos sacar el mejor partido de ellas?
2 Muchos publicadores encuentran que dar una hoja suelta a una persona es un modo eficaz de presentarse y entablar conversaciones. Al mostrar el horario de reuniones o el mensaje que aparece al dorso, podemos preparar el terreno para hablar de nuestra obra y su propósito. Los padres pueden incluir a sus hijos pequeños en el ministerio haciendo que ofrezcan un ejemplar a las personas que abran la puerta. Los publicadores que dan testimonio por carta deben adjuntar una hoja suelta e invitar a la persona a asistir a las reuniones. También pueden meterse por debajo de la puerta en las casas donde no haya nadie, cuidando de que queden completamente fuera de la vista de los transeúntes.
3 Las hojas sueltas han desempeñado un papel decisivo en dirigir a las personas sinceras a la verdad. Gracias a una hoja suelta, una mujer pudo realizar su deseo de toda la vida de entender la Biblia. Tras haber pasado una noche orando a Dios, un matrimonio de Testigos llamó al timbre por la mañana. Ella los miró por la mirilla de la puerta, y dijo en voz alta que no podía abrir. Los Testigos introdujeron por debajo de la puerta una hoja que decía: “Conozca su Biblia”. Al verla, la mujer abrió la puerta. Se comenzó un estudio enseguida, y más tarde ella se bautizó. Nunca subestimemos el poder del espíritu de Dios, y demos siempre buen uso a las hojas sueltas al efectuar plenamente nuestro ministerio (véase también Nuestro Ministerio del Reino de febrero de 1994, página 1).