Nos beneficiamos de las asambleas “Andemos en el camino de Dios”
1 Hace apenas unos meses que estábamos preparándonos para asistir a las asambleas de distrito e internacionales “Andemos en el camino de Dios”, de 1998, y ahora son hitos memorables en la historia teocrática de la organización. Disfrutamos plenamente del rico alimento espiritual que se nos suministró en estas reuniones notables.
2 El carácter internacional de las asambleas de este año fue verdaderamente emocionante. Prescindiendo de que haya habido o no misioneros y representantes extranjeros presentes en la asamblea a la que asistimos, todos escuchamos las magníficas experiencias que se relataron el viernes por la tarde en el discurso titulado “Servicio en el campo misional”. Las “Noticias sobre la marcha de la siega” que se dieron a diario procedentes de diversas partes del mundo fueron muy alentadoras.
3 Salen a la luz excelentes publicaciones: El último discurso del viernes contestó una pregunta que formulan muchas personas que no conocen la verdad, a saber: “¿Hay vida después de la muerte?”. Este interesantísimo discurso concluyó con la presentación del nuevo folleto ¿Qué nos sucede cuando morimos? Seguramente ya lo habremos leído y habremos visto lo valioso que será para ayudar a la gente a entender la verdad sobre la condición de los muertos, así como para consolar con la esperanza de la resurrección a quienes han perdido a un ser querido.
4 El programa del sábado por la tarde finalizó con el discurso “La personalidad y los caminos del Creador”, el cual nos llevó de forma lógica a concluir que debe haber un Creador. A fin de ayudar a otros a comprender este hecho, se presentó el libro ¿Existe un Creador que se interese por nosotros? Si bien esta obra acrecienta nuestra fe en Jehová y nuestro aprecio por su personalidad y sus caminos, va dirigida especialmente a aquellas personas que, a pesar de ser instruidas, no creen en Dios.
5 Una resolución sincera: El discurso final de la asamblea destacó la necesidad de ‘seguir andando en el camino de Jehová’. ¡Qué apropiado fue que dejáramos constancia en una resolución de nuestra determinación personal de seguir, defender y promover siempre la superioridad de los caminos de Dios! (Isa. 30:21.) Ahora debemos resolvernos a vivir en conformidad con dicha resolución. Asistir a la asamblea “Andemos en el camino de Dios” nos edificó muchísimo en sentido espiritual.