¿Estimamos las cosas sagradas?
1 Cuando se nos pregunta si estimamos las cosas sagradas, seguramente nos apresuramos a contestar que sí. ¿Cuáles son algunas de las provisiones sagradas de Dios que apreciamos?
2 Valoramos mucho la relación personal que podemos tener con nuestro Padre celestial, quien nos asegura que si nos ‘acercamos a él, él se acercará a nosotros’ (Sant. 4:8). Si no fuera por el sacrificio de rescate de Jesucristo, ningún hombre recibiría vida eterna (Juan 3:16). La sincera gratitud que sentimos nos mueve a expresar todos los días en oración nuestro profundo aprecio por este valioso don divino.
3 También consideramos sagrada la Palabra inspirada de Dios, la Santa Biblia, así como la organización terrestre de Jehová. Demostramos el aprecio debido por estas provisiones divinas cuando vivimos en conformidad con los principios bíblicos, fortalecemos los vínculos del amor fraternal, respetamos concienzudamente el orden teocrático y colaboramos con los que llevan la delantera (1 Ped. 1:22).
4 Mediante el esclavo fiel y discreto recibimos muchísimo alimento espiritual. Así será este año en la Asamblea de Distrito “Hacedores de la Palabra de Dios”. En ella se nos dará instrucción vital y disfrutaremos del afectuoso compañerismo que tan urgentemente necesitamos. ¿Cómo demostramos que estimamos de corazón esta provisión sagrada?
5 No descuidemos la casa de Jehová. Nehemías aconsejó a los que habían trabajado arduamente para reconstruir las murallas de Jerusalén que ‘no descuidaran la casa de su Dios’ (Neh. 10:39). Hoy día, la “casa” de Jehová es su provisión para la adoración, de la cual forman parte las asambleas de distrito. No descuidar esta provisión implica estar presente y prestar mucha atención, lo que indicará a Jehová que tenemos en gran estima sus provisiones (Heb. 10:24, 25). ¿Qué planes deberíamos hacer ahora a fin de demostrar que estimamos en su justa medida esta ocasión sagrada?
6 Asistamos los tres días. Todos deberíamos organizarnos para asistir los tres días de la asamblea. ¿Pensamos llegar temprano todos los días y quedarnos hasta la oración final del domingo? En tal caso, segaremos muchas bendiciones. No siempre es fácil asistir a las asambleas. Acomodar el horario de nuestro empleo seglar quizá exija que adoptemos una posición firme. Puede que no siempre dispongamos del transporte más adecuado. Pero no permitamos que por culpa de estos factores dejemos de ir a la asamblea.
7 Veamos un magnífico ejemplo. Un grupo de hermanos de un país africano donde hay disturbios civiles iban a la asamblea de distrito del año pasado, cuando se encontraron con unos soldados que les preguntaron: “¿Quiénes son, y adónde van?”. Los hermanos respondieron: “Somos testigos de Jehová, y nos dirigimos a la asamblea de distrito”. Un soldado dijo: “Ustedes, los testigos de Jehová, no le temen a nada. Vayan, y tendrán su asamblea sin problemas. Pero sepan que se van a encontrar con muchos soldados. Caminen siempre por el centro de la carretera. Si ven a mucha gente reunida, sigan por en medio de la carretera”. Así lo hicieron, y llegaron a salvo a la asamblea. Se recompensó a estos hermanos porque demostraron que estimaban las cosas sagradas.
8 También nosotros, al igual que los hermanos de África, afrontamos dificultades. Pero, indudablemente, podemos imitar su fe y resolvernos a asistir a todas las sesiones de la asamblea de distrito. Si tenemos que hacer algunos cambios, busquemos la guía de Jehová, con la seguridad de que bendecirá nuestros esfuerzos por asistir a todo el programa.
9 Segaremos bendiciones. Anhelamos leer la Palabra de Dios, pues sabemos que mediante ella podemos crecer a la salvación (1 Ped. 2:2). Asistir a la asamblea de distrito y escuchar el programa nos ayudará a fortalecer la fe en dicha Palabra y así resistir mejor los ataques de Satanás. Al hacerlo, demostraremos a Jehová y a todos los espectadores que estimamos profundamente las cosas sagradas y que “no somos de la clase que se retrae [...], sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma” (Heb. 10:39; 12:16; Pro. 27:11).
10 Podemos esperar que Jehová Dios abra las compuertas de los cielos y vacíe sobre nosotros una copiosa lluvia de bendiciones espirituales (Mal. 3:10). Pongámonos como objetivo estar en la Asamblea de Distrito “Hacedores de la Palabra de Dios” desde la apertura del programa, el viernes por la mañana, hasta el “amén” de la oración de conclusión del domingo por la tarde. Seremos felices si lo hacemos.