Hay vidas en juego
1 La Biblia muestra claramente que la voluntad de Jehová “es que hombres de toda clase se salven”. Sin embargo, también es cierto que las perspectivas de vida de los miles de millones de habitantes de la Tierra dependen de su actitud para con Jehová Dios y su Reino en manos de Jesucristo. La actitud apropiada solo puede basarse en “un conocimiento exacto de la verdad” (1 Tim. 2:3, 4). Nuestra comisión no se limita a anunciar que Dios limpiará pronto la Tierra de toda maldad para dar paso a su nuevo mundo de justicia; también se nos ha encargado una obra vital de salvación (Mat. 24:14; 28:19, 20; Rom. 10:13-15).
2 ¿Por qué tanta urgencia? Jesús advirtió sobre una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo” (Mat. 24:21). Esta alcanzará su punto culminante en Armagedón (Rev. 16:16). Entre las multitudes que se enfrentarán a la aniquilación si no responden a las buenas nuevas están nuestros parientes, vecinos, compañeros de trabajo o escuela y conocidos no creyentes. Sin embargo, nos preocupamos por llegar a “toda clase de hombres” en imitación de Dios, que manifestó su amor por el mundo de la humanidad al dar a su Hijo, Jesucristo, como rescate por todos (Juan 3:16). Debemos afanarnos con celo en invitar a todas las personas a huir al lugar de refugio divino. Una participación plena en la predicación nos libra de cualquier culpa de sangre (Eze. 33:1-7; 1 Cor. 9:16).
3 ¿Cuál es nuestro objetivo? En toda la Palabra de Dios se recalca la importancia de la predicación. Como lo expresó el apóstol Pablo, “el amor que el Cristo tiene nos obliga” a vivir en armonía con los caminos divinos (2 Cor. 5:14). Además, La Atalaya subraya con frecuencia la obligación que tenemos de predicar. Nuestro Ministerio del Reino continuamente nos da instrucciones para llevar a cabo esta obra. Los ancianos organizan la actividad de la predicación y nos animan a tomar parte en ella. Otros publicadores nos invitan a salir con ellos al ministerio. Recibimos numerosos consejos tocante a la preparación de las presentaciones, la distribución de revistas u otras publicaciones, las revisitas y los estudios bíblicos, así como en cuanto a aprovechar toda oportunidad para dar testimonio. Todas estas provisiones nos ayudan a lograr nuestro objetivo: salvar vidas (1 Cor. 9:22, 23; Efe. 1:13).