Lo mejor es la sencillez
1 Los publicadores jóvenes suelen retener la atención de quienes los escuchan cuando conversan sobre el mensaje del Reino. ¿A qué se debe este hecho? Una razón es que se expresan con sencillez. Hay publicadores que creen necesaria una presentación elocuente para que el testimonio sea eficaz. La experiencia demuestra, en cambio, que lo mejor son las presentaciones claras y sencillas.
2 Jesús proclamó el Reino de Dios de forma sencilla, y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo (Mat. 4:17; 10:5-7; Luc. 10:1, 9). Las introducciones, preguntas e ilustraciones que utilizaba para captar la atención de sus oyentes y llegarles al corazón no eran complejas (Juan 4:7-14). Hacemos bien en imitar su ejemplo y preparar presentaciones fáciles de entender.
3 Las “buenas nuevas del reino” constituyen el mensaje que proclamamos (Mat. 24:14). El hecho de que nuestro tema central sea el Reino contribuirá a que las presentaciones sean sencillas. Hablemos de asuntos que preocupen a nuestro interlocutor. A las mujeres suele interesarles más la familia que las cuestiones políticas. Lo que más inquieta a los padres es su empleo y la seguridad de los suyos. A los jóvenes les atrae el tema del futuro, y a los de edad avanzada, tener mejor salud y seguridad. A las personas suele llamarles más la atención lo que ocurre en su país que lo que sucede en lugares lejanos. Tras conversar sobre asuntos de interés común, dirijamos la atención del oyente a las bendiciones de que disfrutará la humanidad bajo la administración del Reino de Dios. La mejor manera de despertar el interés de quien nos escucha es decir unas palabras sencillas y bien escogidas, junto con un texto bíblico.
4 Podríamos entablar una conversación diciendo lo siguiente:
◼ “Seguramente estará de acuerdo conmigo en que la humanidad está plagada de enfermedades incurables. ¿Sabía que Dios ha prometido eliminar pronto toda enfermedad y también la muerte?” Dejemos que conteste y leamos Revelación 21:3, 4.
5 Las presentaciones claras y sencillas posiblemente nos permitan llegar a la mente y el corazón de más personas del territorio, a las que ayudaremos a conocer a Jehová y la perspectiva de disfrutar de vida eterna (Juan 17:3).